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Unruly - por Arameo

El anciano encontró la llave en aquel aparatoso velero de madera con ganchos metálicos incrustados que había servido, durante muchos años, para colgar cosas de relativa importancia. Se lo había regalado su esposa en su quinto aniversario.

—Nuestras bodas de madera. —Le dijo con voz melosa aquel domingo hacía veintisiete años, mientras alzaba sus delgados brazos hacia él para rodear su cuello y darle un beso en sus gruesos y lisos labios. Él sostenía el velero que acababa de recibir, forzando una sonrisa nerviosa de sorpresa.

Ahora toda su cara no era mas que un mar de pliegues cavernosos que apenas y podía gesticular. El velero había navegado junto a él los mismos años, a decir de su pintura roída y su metal oxidado. Ella ya no estaba ahí para ver si lo utilizaba, pero él ya se había acostumbrado a darle gusto durante tantos años como para dejarlo de tajo.

La llave estaba ahí. En su momento lo estuvieron también las llaves del viejo Marquis negro que compraron justo después de casarse, el amasijo de llaves de la casa que les había servido de hogar, así como las bufandas y sombreros ridículos que él solía usar a petición de ella. Sin embargo, desde hacía una semanas, el velero portaba aquella única llave. Una gran llave de cobre, ribeteada y llamativa que aùn colgaba de un listón rojo sobre uno de sus ganchos metálicos desgastados.

—Tendrás que descubrir lo que abre. —Le había dicho ella cuando se la dio, por su aniversario número treinta y dos—. Aunque sé que no te facinan mucho mis sorpresas, esta te encantará. Hará que no puedas sacarme de tu cabeza.

Murió en un accidente de carretera ese mismo día. Él recibió la llamada durante una junta. No pudo contestar. Cuando por fin pudieron contactarlo, ella ya había muerto en el hospital. No pudo volver a sonreír después de eso, ni siquiera forzar una sonrisa nerviosa. Renunció a su trabajo. Y se encerró en su casa. Ni siquiera podía recordar lo último que le había dicho.

Tal vez fue gracias Julie, celebraremos cuando regrese y ya me darás algunas pistas. ¿Cómo recordarlo?

Ahora solo tenía aquella llave, que posiblemente habría la más maravillosa sorpresa que jamás conocería. Un último regalo de la mujer con la que había compartido los sinsabores y dulzuras de la vida. Un recordatorio del amor que ella profesaba por él. Algo que seguía posiblemente ahí esperando.

Aquella mañana tras verse al espejo, y desconocer en él a un anciano sin vida, mientras acomodaba nuevamente el florero de cristal en la mesa debajo de este, tomó la llave del velero y salió por la puerta principal. Aquel ramo de rosas marchitas que acababa de tirar tendría que ser una broma a comparación de lo que su esposa había preparado para él. Aquello que seguía esperando a ser encontrado, y eso era en lo único en lo que podía pensar.

Condujo su viejo Marquis negro durante varios minutos, rumbo a la bahía oeste. Aparcó a un lado de la carretera, junto a un gran roble tan frondoso que apenas y dejaba pasar rastros del sol veraniego. Se bajó del auto y se dirigió al cruce principal que acababa de pasar. Aún podía ver las marcas de las llantas que el camión de carga dejó antes de impactar la parte trasera del taxi donde viajaba su esposa.

Respiró profundamente mientras cerraba los ojos. Pronunció las últimas palabras que desearía haberle dedicado a su esposa y regresó al brillo del verano. Dio media vuelta y emprendió el camino de regreso a su Marquis negro. Más allá se precipitaban los sonidos de las olas y los muelles comenzaban a aparecer en el horizonte.

Permaneció parado junto al auto observando el océano. Del lado más cercano, la hilera de muelles retenían los botes que danzaban a la luz del sol. Eran fascinantes, él siempre había deseado poseer uno. Era un pequeño deseo que mantuvo trabajando con Julie por muchos años. Nunca pudieron permitirse uno.

De pronto sus ojos se posaron en uno de aquellos botes. Parecía nuevo. Era el más hermoso de todos. Sujetó la llave mientras una sonrisa le iluminaba el rostro.

U.S.S Unruly Julie

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5 comentarios

  1. 1. Arameo dice:

    Hola a todos, disculpen las faltas ortográficas y el final brusco. Apenas y pude darle una segunda revisión… lo subí casi a segundos de que cerrara la convocatoria. Aun así agradecere de antemano su lectura y comentarios! Saludos!

    Escrito el 17 junio 2016 a las 17:11
  2. 2. Yoli dice:

    Hola Arameo.
    No te preocupes, en general se lee muy bien. Me ha gustado tu relato, a sido tierno la relación entre los personajes y me ha gustado el final, con el regalo de su mujer y sobretodo con esa sonrisa del personaje. Saludos.

    Escrito el 18 junio 2016 a las 10:16
  3. 3. Antonia castro Delgado dice:

    Hola Arameo, muy bonito tu relato, una preciosa relación mantenida a lo largo de loa años, la relación y la sorpresa.
    El final si, que me ha parecido muy precipitado, pero en lineas generales se lee muy bien, muy fluido y armonioso

    Enhorabuena por ello

    Escrito el 20 junio 2016 a las 16:22
  4. 4. Jose Luis dice:

    Hola
    Gracias por tu visita a mi relato
    Detallo algunos errores que he visto a nivel formal:
    —Nuestras bodas de madera. —Le dijo (…) ————————————- —Nuestras bodas de madera —le dijo
    su cara no era mas que un mar ——— su cara no era más que un mar
    que apenas y podía gesticular ———— que apenas si podía gesticular
    no te facinan ———- no te fascinan
    Tal vez fue gracias Julie, celebraremos (…) —————————– Tal vez fue: “Gracias Julie, celebraremos…”
    que posiblemente habría la más maravillosa sorpresa ——————— que posiblemente sería la más maravillosa sorpresa

    En cuanto al contenido del relato, me parece un gran cuento, bien narrado, tierno y nostálgico, descriptivo de los sentimientos y sensaciones que puede evocar el recuerdo de las personas queridas pero fallecidas.
    Un saludo

    Escrito el 22 junio 2016 a las 19:41
  5. 5. Laura dice:

    Hola Arameo.
    Ya José Luis ha detectado los detalles.
    Al margen de ellos es un hermoso relato.
    Sigue escribiendo

    Escrito el 27 junio 2016 a las 11:03

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