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El chef - por Danii López

Siempre estaba inclinado sobre un cuaderno de notas. Siempre escribía algo, pero nadie sabía qué. Nadie buscaba su compañía; me daba lástima. Me acerqué y apoyé mi mano sobre su hombro. En vez de corresponderme, cerró bruscamente el cuaderno. Vi la portada y entendí que era un recetario. Se levantó de su pupitre y me dirigió una mirada hosca.
—Tú tienes la culpa de todo —dijo — ¡Déjame en paz!
El reloj marcaba las cuatro de la mañana. Mis sienes estaban húmedas y mis labios resecos.
—Sólo fue un mal sueño —pensé.
El muchacho del sueño… lo conocía. Milton Radovancich. Había sido mi compañero en los primeros años de la secundaria. Yo era la única que se le acercaba. Eso era motivo de burlas que sólo contribuían a que Milton se alejara aún más.
Todos, en especial los varones, lo insultaban sin motivo alguno. Lo seguían camino a casa, acosándolo. Y hasta lo habían golpeado.
Nadie hacía nada. Todos parecían estar de acuerdo. Y Milton no mostraba resentimiento alguno. No buscaba la forma de vengarse. Sólo escribía en su cuaderno de recetas.
Un día, sus padres se enteraron de todo. Hubo un revuelo en la dirección. Y se llevaron a Milton muy lejos. No hubo despedida; nadie lo iba a extrañar. Excepto yo.
Luis, mi novio, dormía a mi lado. No se había dado cuenta. Fui por un vaso de agua y luego volví a acostarme.

Al mediodía, fui a un restaurante mexicano. Luis me había pedido que lo esperara allí para almorzar. Ocupé la mesa del fondo. El lugar era muy alegre. No estaba apurada. Así que, mientras esperaba que algún camarero notara mi presencia, recorrí el local con la vista. Había muchas parejas. Algunas estaban muy cariñosas, otras ni se miraban.
Mi celular vibró. Era un mensaje de Luis:
Lo siento, nena. No podré ir. El jefe me necesita.
Fruncí lo labios.
—Siempre lo mismo —pensé, molesta.
Cuando levanté la vista, el que parecía ser el chef, estaba parado frente a mí. Además de su traje blanco, su pelo también lo era. Era muy joven para tener canas. Sin saber por qué, su rostro me resultaba familiar.
Inclinó levemente su cabeza.
—Señorita.
Salí de mi ensimismamiento. Busqué el menú e hice mi pedido.
Mientras comía, sentía que alguien me miraba con insistencia.
Cuando terminé, pagué la cuenta y me fui.
Por la noche, volví a tener el mismo sueño. Sólo que esta vez, no era Milton, sino el chef del restaurante mexicano.
Desperté con un grito. Mi novio se limitó a seguir roncando. Volví a acostarme. Sin embargo, el sueño no llegó tan rápido esta vez.

Era Milton, estaba segura. Sólo debía preguntar.
Volví al restaurante mexicano para almorzar. Esta vez, un camarero tomó mi pedido. Estaba desilusionada. Sin embargo, pedí verlo.
—Señorita.
Sí, era él. El color de pelo confundía a cualquiera.
—¿Milton? —dije poniéndome de pie.
Me observó durante unos segundos, sin responder.
—Sí ¿Malena, no?
Sonreí.
—¿Estás muy ocupado? ¿Quieres sentarte?
Le hizo una seña al camarero que estaba detrás del mostrador. El otro asintió y desapareció.
Hablamos de todo. No era el Milton que yo conocía. Ahora era más seguro, confiado. Fue reservado al principio, pero después reía con facilidad.
Cuando terminamos, me preguntó con fingido desinterés:
—¿Tu novio no come con vos?
—Luis tenía mucho trabajo.
Una sombra cruzó por su rostro. No lo advertí.
—¿Luis Herrera?
Asentí mientras buscaba mi billetera.
—¿Y dónde trabaja? —preguntó.
Le di un lujo de detalles innecesarios.
No quiso cobrarme. Y nos despedimos, para siempre.

No paraba de llorar. El jefe de la policía esperó a que yo terminara de desahogarme.
—Luis —susurré — ¿Por qué a Luis?
—Tendría que saberlo. Su novio, junto a otros, acosaba a Milton en la secundaria. Fue una venganza. Usted le dio lo que necesitaba.
Yo negaba con la cabeza, sin poder creerlo.
—Un compañero de su novio, que también perseguía a Milton, murió hace un mes. Se pasó de copas nada más. Y le aseguro, aunque no tengo suficientes pruebas, que Milton tuvo algo que ver.
No podía hablar, solo lloraba.
—Como le dije, Radovancich se entregó. Y confesó.
Me puse de pie.
—Si necesita algo, estoy a su disposición —dijo el policía.
Asentí y salí de la comisaría.
Un joven, rechazado por muchos y querido por pocos, había provocado mucho daño. Recordé su cuaderno de recetas. Sentí frío. Había esperado el momento. Él, mejor que nadie, había entendido que la venganza es un plato que se sirve frío.

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7 comentarios

  1. 1. Christian Joseph White dice:

    Los pensamientos de los personajes deberían ir entre «». Por ejemplo, en el caso de: “—Siempre lo mismo —pensé, molesta.” …quedaría algo así: “«Siempre lo mismo», pensé molesta.”
    Al final, la palabra frío se repite muy cerca una de otra. Quizá sea mejor sustituirla por algún sinónimo. Hay otras cosillas que alguien más experimentado podría corregirte de manera más precisa. Es un buen relato el que has escrito, sólo que el final es muy predecible. Tal vez un desenlace un poco más radical hubiese dado un resultado distindo. Un gusto leerte, saludos 😉

    Escrito el 17 octubre 2016 a las 21:26
  2. 2. Amanda Quintana dice:

    Hola Danii, escalofriante, me gustó la manera de contar la historia de forma fraccionaria, siempre quise escribir algo así pero no puedo, empiezo a contar una parte y me voy por las ramas jaja.
    Gracias por compartir.

    Escrito el 18 octubre 2016 a las 02:49
  3. 3. Leosinprisa dice:

    Curiosa historia con una venganza que se toma su tiempo en llevarse a cabo, aunque la forma en que se desarrolla te da muchos indicios de cual puede ser el resultado final.

    Yo también pondría comillas en la parte inicial, donde tiene el sueño, para aclarar que es algo diferente al resto del texto, pero he de decirte, con sinceridad, no sé si es algo que sería obligatorio u opcional en tu historia.

    En cuanto al resto del texto, lo escribes con una gran cantidad de puntos y seguidos. Supongo que es intención tuya el hacerlo así, para hacerlo más impulsivo al personaje, aunque yo no habría usado tanto de ellos (esto es una opinión mia que no desmerece tu intención).

    Ha sido un placer leerte. Un saludo.

    Escrito el 18 octubre 2016 a las 08:31
  4. 4. J.R.Arcady dice:

    Hola Danii: Gracias por compartir tu relato. Aunque no me queda claro el por qué la protagonista se siente tan desdichada por perder a unt ipo que pasa de ella todo el tiempo.

    Esta es la primera vez que te leo y espero que no sea la última.

    Escrito el 18 octubre 2016 a las 19:33
  5. Hola Daniela. Voy a dejar mi primer comentario:

    Ya te lo había comentado, me encantó tu relato, no así tanto el corpus total o el desarrollo de la misma.
    En este mismo taller de literatura existe un anclaje donde explica como desarrollar un Relato Corto, y trata más o menos sobre no dejar pasar demasiado tiempo en las escenas del relato, es decir, que el tiempo en que transcurre la historia no sea demasiado extenso.
    En tu relato se nota pasar del sueño de la protagonista al restaurante mexicano en un parpadear, lo cual para el lector cuesta adaptarse al cambio de escena.
    No obstante, con ese final la descosiste. La verdad me encantó y no lo esperaba. Espero volver a leerte por acá. Saludos.

    Escrito el 19 octubre 2016 a las 08:41
  6. 6. SBMontero dice:

    A ver, quiero ser justo. El relato es muy bueno, la idea es muy buena, no hay fallos garrafales de ortografía y en la gramática no hay nada que no se solucione con alguna bagatela. Me gusta.

    Pero una vez dicho esto, la estructura argumental es un desastre. Vamos a imaginar que en vez de comenzar como lo haces lo hubieras hecho con el restaurante, ver al chef, luego tener ese sueño e introducir el recuerdo de las palizas que le daban al muchacho, haber vuelto al restaurante y decirle lo que le dice la protagonista, o directamente introducir la escena donde el policía habla con ella y ella recordar que acudió de nuevo al restaurante y lo que habló con el chef asesino vengador.

    Por qué te digo esto, precisamente porque la idea y el relato es muy bueno, escribes de forma muy correcta, no veo fallos de otro tipo que no sea subsanables con alguna tontería, pero la estructura argumental, la introducción de diálogos y demás se aprende. Mi consejo, y espero que no te moleste que te lo diga, pilla libros sobre contrucción argumental, diálogo, escenificación y demás, porque se ve que tienes madera. Hay libros así por un tubo, incluso Stephen King tiene uno y estoy seguro que en cuanto te leas un par de ellos y vuelvas a releer este texto verás a qué me refiero exáctamente.

    De verdad que espero seguir leyéndote.

    Un saludo.

    Escrito el 19 octubre 2016 a las 12:57
  7. 7. Danii López dice:

    ¡Muchas gracias por los consejos! Me son de muchísima ayuda.

    Escrito el 20 octubre 2016 a las 20:00

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