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Milton Aridson Dospensaimentos Bermudes - por Juan Chukofis

Web: http://nadiesabeellugar.blogspot.com.ar/

Milton Aridson Dospensaimentos Bermudes no podía con su madre. En un puesto de diarios un libro lo atrapó: “Cuaderno de recetas para deshacerse de su madre”. Leyó en la contratapa: “Si usted quiere librarse de la opresión, romper cadenas que desde el nacimiento lo atan, desplegar alas y apagar esa vocecita estridente de su amada madre no dude: aquí encontrará la clave. Una serie de consejos imprescindibles para finalizar cualquier tipo de relación tumultuosa o Edipo prolongado”. Leyó como poseso. El diariero miró raro. La cara pegada a las hojas, lamiéndolas. El diariero habló: “o compraba o se iba a una biblioteca”. Tenía gráficos explicativos, secuencias del paso a paso. Milton pagó con una parte de la mensualidad.
En casa, la voz de la madre lo crispó. Leyó con ese ruido de fondo. “Si trabaja, múdese”. Se había «autojubilado» tiempo atrás. “Si no trabaja, consiga uno”. Allá por el 96 había tenido, lo recordaba. Tres meses. Un supermercado chino. Setenta y dos días: veintidós enfermo por una ulcera varicosa, treinta y cinco había llegado tarde (por culpa de la fatigosa caminata que lo hacía parar varias veces en las dos cuadras que alejaban la casa del supermercado) y quince había quedado al cuidado de su madre enferma de cistitis. “Si está imposibilitado de trabajar, robe”. Había intentado alguna vez (a su madre) pero ella se dio cuenta (del robo) y él de que robar era más trabajoso (que trabajar). Falta de inteligencia previa, de agilidad para moverse invisiblemente. Caminaba una cuadra, podía escucharse la agitada respiración a mucha distancia. Otra y el cuerpo refunfuñaba exigiendo descanso en un poste de semáforo. “Si no puede robar, sea un parásito inteligente”. Se ponía interesante. “Exprima a su madre, ahorre e invierta en bienes raíces”. Eso se parecía mucho a trabajar. ¿Qué eran bienes raíces? Pasó trabajosamente las hojas con decepción. En el epílogo leyó: “Si persisten los inconvenientes para deshacerse de su madre puede adoptar una drástica medida adquiriendo el siguiente número Cuaderno de recetas para el asesinato perfecto”.
En el puesto de diarios, escondido, entre revistas pornográficas, encontró el libro mencionado. Sin hojear ni mirar al diariero, pagó y se fue. Leyó: “Ahora tiene este libro entre sus manos y es probable que algún pensamiento oscuro merodee por su cabeza. Si está decidido a continuar leyendo sabrá que todo acto conlleva responsabilidad. Aunque puede librarse de condena”. Pasó las hojas, directo a los consejos, a los pasos que debía seguir: “Usted tiene sus razones para asesinar, lo importante es que nadie sepa que las tiene”. Todos creían que amaba fervorosamente a su madre y por eso que no se había separado de ella ni un solo día en sus 56 años de vida. “No existe el crimen perfecto pero haga lo posible para que lo parezca”. Se estaba ofuscando, sintiéndose, otra vez, estafado. Pasó algunas hojas. “Asegúrese de no dejar rastros, que no haya testigos y, en lo posible, evite la sangre. Si lo que quiere es ver sangre salte a la página 87”. Tampoco era tan estúpido. Al final del libro leyó: “Si llegó al final del libro es porque seguramente ha tenido éxito en la empresa. Ahora, mirando el frío cadáver se preguntará qué hace con él. Podrá acceder a toda la información necesaria en nuestro siguiente número: Cuaderno de recetas para deshacerse de un muerto”.
Todavía le quedaba algo de plata. Leyó: “Lo importante es contar con una bolsa de consorcio lo suficientemente grande como para depositar un cuerpo entero”. Podía conseguir eso, sabía dónde. “Para mayor sofisticación puede agenciarse una motosierra (en lo posible silenciosa) para desmembrar el cuerpo e ir tirándolo de a poco entre restos de basura”. La cosa se complicaba un poco. Pero siguió leyendo. “Si cuenta con escasos recursos una sierra manual puede servir al mismo fin”. Había visto una bien dentada en la ferretería. Había gráficos explicativos y detalles de cómo y dónde hacer los cortes para un trámite efectivo. Llegó al final del libro: “Si se considera poco diestro para el procedimiento de deshacerse de un muerto podrá acceder a una solución altamente efectiva pero mucho más sofisticada en el siguiente y definitivo número de esta colección titulado Cuaderno de recetas para inducir al suicidio a una persona”. Esa es la solución ideal, pensó. Miró el bolsillo de reserva del pantalón pero no tenía suficiente plata. Tendría que esperar la semana próxima, cobrar la mensualidad que, con tanta consideración, le prodigaba su querida madre.

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4 comentarios

  1. 1. Marisa dice:

    La historia es graciosa y grotesca pero se hace previsible el final. Para evitar esa previsibilidad haría que Milton compra el último ejemplar pero cuando va a ejecutar el hecho, la madre se muere en la calle por accidente de tránsito, o lo pondría en una institución psiquiátrica y todo es un delirio del personaje.
    El narrador dice “Tampoco era tan estúpido”, o sea emite un juicio en vez de que sea el lector o el personaje quien emita ese juicio.
    Describiría físicamente al personaje en vez de decir que se cansa cuando camina una cuadra.
    Las reglas de las recetas me parecen explicativas. Habría que sintetizarlas y en todo caso sea el personaje que diga cómo hace para adquirir los elementos.
    Existe una intención de buen ritmo.

    Escrito el 17 octubre 2016 a las 22:51
  2. 2. Mariaje dice:

    Hola Juan Chukofis,
    lo primero decirte que me ha gustado el humor de tu relato y que me ha arrancado más de una sonrisa. Pienso que ese era tu objetivo y por mi parte te digo que lo has conseguido. Además el tema me parece original y sorprendente: ¡recetas para cargarte a tu madre! Je, je, un tema poco visto. Me encanta la primera frase del relato y la expresión “Edipo prolongado”. Estupendo también el detalle de que el tipo tiene que ir racionando la paga para hacerse con los fascículos.

    Bueno, ahora paso a decirte cosas que, desde mi humilde opinión, creo que se pueden mejorar, que para eso estamos en el taller.

    -El nombre del personaje me parece chistoso, pero no adecuado como título del relato. Creo que no anima a entrar a leer el texto porque solo es un nombre propio y no dice mucho. Si hubieras hecho mención al tema de matar a mamá, habría sido más atractivo para los lectores. Pienso que deberías haber aprovechado que tu tema es muy llamativo como «anzuelo». Los títulos son muy importantes y a veces parece que se nos olvida.

    -Aunque sea irónico, quitaría el adjetivo de la expresión “amada madre” porque no me pega nada con la idea general que tiene esta publicación .

    -Hay palabras/expresiones que yo no conozco como “diariero”, “contratapa”, “puesto de diarios”, pero seguro que se debe a que venimos de partes distintas del mundo.

    -Una minucia, que yo hasta hace poco ni sabía, es que la RAE recomienda el uso de las comillas latinas « en vez de las inglesas “ que tú utilizaste de forma predominante. Que conste que yo las uso en los comentario porque es más cómodo con el teclado, pero creo que en textos literarios deberían usarse las latinas.

    -Y lo más importante: en algunos casos podría ser difícil orientarse en el texto que va “de un lado a otro”. Que conste que yo lo he entendido perfectamente y que me ha gustado la fluidez de las frases cortas pero te pongo un ejemplo para explicar lo que quiero decir: en “Leyó como poseso. El diariero miró raro. La cara pegada a las hojas, lamiéndolas. El diariero habló: “o compraba o se iba a una biblioteca”. Tenía gráficos explicativos, secuencias del paso a paso”. ¿Quién lame las hojas? Se entiende por el contexto pero podría llevar a confusión, ¿no sería más adecuado gramaticalmente poner el sujeto? Igual que un poco más adelante con los gráficos explicativos. Pienso que deberías añadir que “la publicación” tenía los gráficos explicativos.
    Hay más ejemplos, también ocurre, en este caso con el objeto directo, en “Allá por el 96 había tenido” que falta especificar “uno” / “un trabajo”.
    Quizas has querido ahorrar palabras, que 750 son muy pocas .
    En definitiva, te recomendaría pulir un poco ese estilo de frases cortas que has utilizado, porque me ha parecido que has puesto predominancia en el dinamismo del texto a costa de la precisión gramatical. Es solo mi opinión, por supuesto.

    Para terminar: felicidades por el relato, la gramática se puede aprender, pero el buen humor es más difícil.

    Si tienes tiempo, mi texto está dos números más arriba, precisamente he hecho un “experimento” usando comas dónde normalmente no se usan y cambiando el orden natural de las palabras, a ver qué os parece, jeje.

    Un saludo.

    Escrito el 18 octubre 2016 a las 10:03
  3. 3. SBMontero dice:

    La historia es buena, muy buena, pero, pero, pero… tengo la sospecha de que escribes tal y como hablas y como oyes hablar, eso no tiene nada de malo cuando tu capacidad para usar la gramática y el vocabulario es amplia. Mi consejo es, tienes problemas de gramática y de expresión, pero nada que no se arregle leyendo como un poseso y empapándote un diccionario, es decir, manejando vocabulario.

    Ah, y por supuesto, no dejes de escribir. Repito, la historia es muy buena, la estructura narrativa es muy intuitiva y el argumento vale la pena, pero podría ser mejor.

    Un saludo.

    Escrito el 18 octubre 2016 a las 11:49
  4. 4. Leandro dice:

    Hola Juan,
    El relato me pareció excelente, con mucho humor y una idea general original.
    Aunque el entendimiento de la historia se dificulta un poco por las frases cortas, creo que eso también le da la dinámica que lo hace entretenido. Por momentos parece un fragmento resumido de un cuento mas largo, pero muy bueno el resultado.
    Felicitaciones!

    Escrito el 18 octubre 2016 a las 23:00

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