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El nuevo jefe - por Merengue mareado

Para mucha gente lo peor de ir a trabajar es tener que lidiar con sus compañeros. En mi caso, lo peor es que absolutamente todos mis compañeros están muertos.

Cuando hace unos meses la gente empezó a enfermar todos pensamos que se trataría de uno de esos apocalipsis zombis de las películas. Y bueno, en parte está claro que no nos equivocábamos. La verdad es que no fue exactamente igual. La gente se moría, sí. Y luego volvían a la vida, también. Y en general volvían en forma de cadáver putrefacto, lento y estúpido. Hasta aquí cualquiera que me estuviera leyendo pensaría: “Ya, Manuel, es básicamente lo que sucede en esas películas de zombis de las que hablabas”. Y casi tendrían razón. Casi, porque en realidad todas las películas tienen lo mismo en común: nos hablan de “muertos vivientes”, pero yo creo que sería más correcto hablar de “gente muy enfadada que vuelve a la vida después de morir, sólo para seguir matando y comiéndose a los vivos”. Y en este caso se trataba de eso, de “muertos vivientes”, a secas.

Cuando se dieron los primeros casos la gente reaccionó con muchísimo miedo. Cosa bastante normal, por cierto, dado lo muchísimo que nos han bombardeado en nuestras vidas con esto del fin del mundo a manos de los zombis. Después descubrimos que no se trataba de aquellos zombis de Hollywood que todos esperábamos, sino una versión algo más descafeinada, y todo se calmó. Al menos hasta que alguien cayó en la cuenta de que era una epidemia que no podían parar y volvió a cundir el pánico. No voy a entrar en detalles porque, en fin, nadie va a leerlos jamás y probablemente tampoco pueda aclarar mucho de la situación, pero por lo que a mí respecta ahora mismo soy el único vivo viviente sobre la faz de la tierra.

¿Por qué escribir esto entonces? Bueno, os sorprendería los beneficioso que resulta en mi situación seguir haciendo cosas normales y mantener ciertas rutinas.

Al principio dejé de ir a trabajar, de arreglarme, incluso de vestirme. Lo cual, por cierto, es una malísima idea: las partes de tu cuerpo que nunca han estado al sol se queman muy fácilmente. Y duele. Después me dediqué a viajar, pero es muy aburrido cuando lo haces solo, así que pasados unos meses me cansé. También probé la cocina: me hice con un libro de recetas y probé prácticamente todo lo que llamaba la atención a mi paladar. Descubrí mi maestría cortándome las manos con el cuchillo. Cosa que no hice a propósito, por si os lo estáis preguntando. Así que quemé el dichoso libro de recetas.
En general pasé un par de años haciendo todo lo que se me pasaba por la cabeza, hasta que un día pensé que quizá no era muy buena idea ir haciendo el idiota por ahí si no hay médicos ni medicamentos que puedan curarte. Así que un buen día decidí que iba a continuar con mi rutina de antes de la epidemia y volví a trabajar.

¿Por qué? Bueno, yo tampoco estoy muy seguro, pero sé que me ayuda muchísimo al cabo del día. Y además así aprendí muchísimo de los nuevos inquilinos de nuestro planeta. Para empezar, siguen haciendo las cosas de antes de convertirse. No igual de bien, obviamente, pero se les dan sorprendentemente bien los trabajos mecánicos. Accionar interruptores, abrir puertas, pulsar botones, mover cajas y todo eso. Claro que lo hacen sin mucho sentido, pero quizá por eso todavía sigo teniendo luz en casa, así que no voy a ponerme muy puntilloso con sus habilidades.

Ahora soy, más o menos, el jefe de mi empresa. Les tengo todo el día cargando y descargando camiones que están allí parados y en general creo que así les mantengo en forma. Siempre que no se les cae algo encima y les rompe algo, claro. Sé que no es gran cosa esto de dirigir una empresa de gente muerta, pero tampoco pensé yo que llegaría muy lejos en la vida.
Hace un par de semanas dejé que Paco, —cuyo nombre real antes de morir desconozco, pero al que he rebautizado a mi antojo– me mordiera. No pasó nada. Supongo que soy inmune a esta mierda. Es una putada para la humanidad que la única persona capaz de curar a todos no sea capaz de cocinar una triste tortilla.

Sé que un día todo esto no me servirá y decidiré matarme. Pero hasta entonces, yo soy el jefe.

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8 comentarios

  1. 1. Berundgaar dice:

    Me ha encantado, el humor sutil, agridulce, de la situación. Para mí, que me cuesta muchísimo encontrar inspiración, está genial. Te doy la modesta enhorabuena de un novato, compañero.

    Escrito el 17 octubre 2016 a las 12:44
  2. 2. EndikaPG dice:

    ¡Magnífico primer párrafo! No he podido evitar querer saber qué iba a pasar. El tono genial, con un humor bien llevado y una ligereza muy de agradecer.
    Como fallo, todos empiezan a enfermar “hace unos meses” pero el protagonista habla después de que ha estado años haciendo cosas.
    De todos modos, me ha gustado mucho, me ha resultado gratamente original y dinámico.
    Enhorabuena.

    Escrito el 17 octubre 2016 a las 12:54
  3. 3. Aimée dice:

    ¡Me ha encantado el tono que has utilizado! Enhorabuena por tan buen y original relato.

    Saludos

    Escrito el 17 octubre 2016 a las 19:04
  4. 4. Merengue mareado dice:

    Hola
    Gracias a todos. Intenté crear algo diferente y divertido y esto es lo que salió.
    EndikaPG, creo que tienes razón y no he cuidado muy bien ese detalle. No soy muy amigo de las revisiones y esto es lo que pasa…
    De nuevo, muchas gracias por vuestras palabras.
    Nos leemos.

    Escrito el 18 octubre 2016 a las 00:05
  5. 5. Christian Joseph White dice:

    ¡Jajajaja, que relato! El tipo explotaba laboralmente a los zombies, jaja. Muy ingenioso lo tuyo, Merengue Mareado. Un relato original, sencillo e hilarante. Me ha gustado mucho, algo distinto entre tanto “chef asesino” 😉 Felicitaciones y sigue así.

    ¡Saludos!

    Escrito el 18 octubre 2016 a las 05:55
  6. 6. Alohomora dice:

    Hola! Un relato diferente de los.que he leído. Me ha gustado porque al pensar en un libro de recetas nunca se me habría ocurrido asociarlo a unos zombies. Así que…Bien hecho!

    Escrito el 18 octubre 2016 a las 09:38
  7. 7. PerePaella dice:

    Buenas, genial tu relato. No puedo añadir mucho más a lo dicho por mis compañeros, orignal, divertido… La frase: ” Es una putada para la humanidad que la única persona capaz de curar a todos no sea capaz de cocinar una triste tortilla.” me ha matado jajaja. Sigue así, espero que nos encontremos más veces por aquí.

    Escrito el 19 octubre 2016 a las 12:33
  8. 8. R. P. García dice:

    El despegue de la historia me pareció estupendo y consigue atrapar y despertar la curiosidad del lector. Pero a partir de ahí y hasta el final, bien por el tono desenfadado (para mi en exceso) y el uso de muchas muletillas, o bien por el tipo y estructura de las frases que empleas y los frecuentes golpes de humor, terminé viéndolo no como un relato, sino como un monólogo de humor que encajaría perfectamente en programas del tipo el Club de la comedia.

    Hay una historia detrás, aunque para mí es eso, un monólogo. La voz del personaje está conseguida, pero podría ser mismamente la tuya propia., dirigiéndote al público e interactuando con la audiencia.

    No vi problemas en lo que escribiste. Quizá me sobró una coma en alguna frase y me faltó en otra:

    «Hace un par de semanas dejé que Paco —cuyo nombre real antes de morir desconozco, pero al que he rebautizado a mi antojo— me mordiera».

    «Cuando se dieron los primeros casos, la gente reaccionó con muchísimo miedo».

    Algún detalle más. Cuando transcribes cosas literalmente, como las palabras de un personaje, mejor usar estas comillas «» (las españolas, las nuestras) y no las inglesas (“”), ya que estas últimas se suelen emplear para otros usos como he visto que has hecho. En algunas ocasiones yo usaría la letra cursiva, pero aquí no nos dejan usarla, de modo que nada más que añadir.

    Me gustó lo que escribiste, muy entretenido y con mucho humor. Lo de “vivos vivientes” me recordó al spot de Aquarius que nos ha estado dando por saco todo el verano. 🙂

    Un abrazo.

    Escrito el 20 octubre 2016 a las 13:52

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