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Apuntes, tutoriales, ejercicios, reflexiones y recursos sobre escritura o el arte de contar historias

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Cuatro sombras en la noche - por J. Colmarias

Berto Spatelli creció soñando con abandonar la montaña para ir al colegio y ser cocinero en un gran restaurante de ciudad. Hijo de ganaderos de manos sucias y humildad como castigo, recibió desde la cuna las enseñanzas propias del campo. Las ocasiones que lograba escapar del establo y ayudaba a su madre en la cocina eran la única válvula de escape a una vida llena de sinsabores. El destino pronto enseñaría al joven Berto que la vida no solo no era un lienzo en el que pintar sus sueños, sino que ésta podía ser una trampa cruel e impasible.

Ocurrió durante una oscura noche otoñal. Su padre lo despertó y le obligó a salir por la puerta de atrás sin más palabras que un simple: escóndete. La cara pálida y desencajada del Sr. Spatelli fue más que suficiente para que Berto cruzara los matorrales y se escondiera en el maizal. Desde allí vio cinco caballos galopando furiosos hacia la cabaña que llamaba hogar. Cinco sombras en la noche.

Montando a aquellos caballos iba una temida banda de malhechores conocidos en la zona como Los salvajes. Berto pudo ver cómo entraban a la fuerza en su casa y no logró contener el llanto. Por suerte, si es que esa es la palabra, la distancia le impidió ser testigo de cómo aquellos bandidos arremetieron contra su familia sin piedad alguna; violaron a la Sra. Spatelli antes de rebanarle el cuello a su esposo y quemaron la cabaña y el establo con todas las reses dentro. Huyeron entre carcajadas y aullidos. El botín que Los salvajes recaudaron esa noche en la ruinosa granja de los Spatelli consistió en cuarenta Liras, dos vidas y un alma.

Los primeros rayos de sol desterraron la noche y trajeron sosiego a la traumatizada psique de Berto. La última llama se extinguió como un grito ahogado y el muchacho se acercó esperando un milagro, pero los milagros pertenecen únicamente a la mala literatura. Lo único que pudo rescatar de la nieve blanca y gris fue una caja metálica, en su interior, un cuaderno de recetas escrito con inteligible caligrafía y firmado por la Sra. Spatelli.

Berto huyó de la montaña y tiempo después fue acogido por una familia con muchos recursos económicos y ninguna oportunidad biológica de descendencia. El muchacho jamás contó una palabra de lo ocurrido aquella noche, a pesar de que los aullidos lo acompañaban en sus pesadillas más profundas, a pesar de que aquel cuaderno de recetas le ayudaba a no olvidar.

Quince años más tarde Berto Spatelli se había convertido en Umberto Pignatelli, un tipo poderoso del que todo el mundo había oído hablar, pero nadie presumía de conocer.

Umberto viajó al sur del país y encontró a la banda de Los Salvajes. Carlo Lepori había muerto años atrás de cirrosis, de modo que solo quedaban cuatro integrantes vivos: los hermanos Gilardino, Bruno Mazzoni y Andaluso, un inmigrante español. Tras años de búsqueda y mucho dinero a cambio de direcciones erróneas y caras parecidas, los había localizado en un bar siciliano. Cuatro hombres aguardaban en la oscuridad de un rincón íntimo, cuatro sombras esperando una reunión con un tipo adinerado. Umberto se acercó sin titubeos dominando su ímpetu, preguntó y se dirigió a la barra a por cuatro copas que lubricarían la charla. Hablaron de dinero, del trabajo y de que él mismo se encargaría de llevarlos al lugar. Salieron del bar y montaron en su coche. Minutos después, la química transportaría a Los Salvajes al mundo de los sueños.

Cuando despertaron estaban atados en la orilla de una montaña. Les contó la historia de una familia de granjeros asesinados y Umberto volvió a ser Berto. Los mató uno a uno. El primero fue Andaluso, pues mientras dormía le había hecho tragar tantas hojas de coca que el desgraciado reventó por dentro. Le siguieron los hermanos Gilardino, quemados vivos y retorciéndose en las llamas como demonios. Por último se encargó de Bruno Mazzoni, un cuchillo se deslizó por su cuello como mantequilla caliente. La policía encontró los cuerpos días después junto a una pequeña caja metálica. Del asesino nunca se supo nada.

La gente asegura en susurros que Berto Spatelli y Umberto Pignatelli existieron y eran una misma persona, otros lo niegan rotundamente pues nadie los conocía. Incluso hay quien se atreve a decir que aquella oscura noche otoñal, en la montaña, cinco sombras sorprendieron a un niño llorando en un maizal…

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18 comentarios

  1. 1. SBMontero dice:

    A ver, gustarme me gusta, a quien no le gusta Alexandre Dumas, padre, y el Conde de Montecristo, pero me habría gustado mucho más ver un poco más esa vuelta de tuerca que se ve que le has dado a la historia. No creo que el formato relato corto sea el que le vaya. Es una pena. Igual deberías abrirte un blog y echarle más letras al tema, porque se ve que te tira.

    Repito, me gusta, pero me he quedado con las ganas, eh.

    P.D.
    Si te abres el blog y le echas esas letras no dudes en decírmelo, que te leeré seguro.

    Un saludo.

    Escrito el 18 octubre 2016 a las 17:27
  2. 2. Ebea dice:

    Me gusta mucho, me enganchó desde el momento 0.

    El final… bueno, el último párrafo, personalmente lo quitaría. Si durante todo el texto se nos cuenta la vida de Berto-Umberto… ¿a qué viene afirmar que existieron que eran la misma persona o…? es decir, es que si vamos a ponerlo en duda, casi mejor desde el principio empezar diciendo algo así como …”Cuenta la gente que…” o en esa línea.
    Para mí, que me estaba gustando el final, me lo estropea porque pasa de estar hablando de alguien palpable a una suposición.

    Coincido con SBMontero, la historia tiene mucho potencial y el argumento pide a gritos un desarrollo más largo.

    Si te abres el blog o publicas, ¡¡¡avisa!!!!

    Escrito el 18 octubre 2016 a las 17:43
  3. 3. J. Colmarias dice:

    Gracias a ambos por el comentario y sobre todo por haber leído el relato.

    En referencia a SBMontero, pues sí, es una pena tener que acotar y precipitar acontecimientos, pero son 750 palabras y ahí entra la dificultad del taller.

    En cuanto a Ebea, comprendo y acepto tu opinión sobre el final, pero en ningún momento el narrador habla del protagonista como un conocido o alguien real, sino como una historia, la típica leyenda que va de boca en boca.

    La historia se desarrollará, pero tendrá que ponerse a la cola.

    Lo dicho, gracias por los comentarios y nos seguimos leyendo!

    Escrito el 18 octubre 2016 a las 19:10
  4. 4. UrsusP dice:

    Hola Colmarias,

    Me ha gustado mucho tu texto, tienes pluma de buen narrador, desde luego se ve que vales para esto. Eres muy familiar con el lector. No escatimas en detalles al iniciar el texto, a medida que evoluciona lo vas acelerando y aplicando trazos más gruesos, por eso le falta un poco de equilibrio de ritmo y quizás adolece de lo que también te comenta SBMontero, un giro, algo sorprendente, algo sabroso como tantas veces sucede en los relatos cortos. Con un poco más de práctica pueden salir cosas muy interesantes.
    Te mando un saludo me gustaría que leyeras mi corto y apresurado texto y me dieras una opinión si te parece bien, soy creo que el 22.

    Escrito el 19 octubre 2016 a las 06:28
  5. 5. Ophelie dice:

    Hola J. Colmarias.
    Te he visitado y me alegro, pues me ha gustado mucho tu relato
    Esta bien escrito y se lee facilmente.
    El final muy ocurrente.
    Un saludo.

    Escrito el 19 octubre 2016 a las 19:54
  6. 6. Luis Ponce dice:

    Hola J. Colmarias:
    Gracias por pasar por mi relato.
    Quizás estaba exagerando las pruebas para poder eliminarla.
    El tuyo me parece completo. Se nota quizás al final que te queda incómoda la extensión, pues te hubiera encantado poner todos los detalle de cada una de las muertes. Pero así es el Taller te abren la llave de las palabras pero te dan un contenedor de solo 750 y las demás se riegan.
    Me anoto al blog cuando te animes.
    Nos leemos.

    Escrito el 19 octubre 2016 a las 22:37
  7. 7. Earendil dice:

    Hola, J. Colmarias.
    Ante todo, agradecerte tu paso por mi relato y tu buen comentario.
    Leyendo las notas de tus comentaristas, veo opiniones encontradas. A mí, personalmente, el texto me ha gustado mucho. Algunos echan en falta una vuelta de tuerca a la historia, pero creo que ha quedado un relato redondo. Personalmente no pondría ni quitaría nada.
    La historia está bien ambientada, fluye rápida y engancha desde el principio. No he apreciado faltas ortográficas y la puntuación es buena.
    Me alegro de haber pasado por aquí y disfrutar de la lectura.
    Nos leemos.

    Escrito el 19 octubre 2016 a las 22:53
  8. 8. DIASPORA dice:

    Hola, J.Colmarias.
    Primero que nada, gracias por hacer una pausa en tu peregrinaje y dejar tu parecer en mi humilde contribución.

    En cuanto a tu historia, observo que incluye todos los ingredientes del bravo oeste, donde la ley del más fuerte tenía la soberanía. Desde un principio creaste una buena ambientación y pusiste los personajes en acción. Como ya lo apuntaron algunos de los compañeros, tienes el sesgo necesario para escribir esta clase de relatos. Así que adelante

    Escrito el 19 octubre 2016 a las 23:25
  9. 9. María Luisa Plaza dice:

    Hola.
    Gracias por tus comentarios a mi texto.
    El tuyo me parece estupendo. Lo único que echo de menos es alguna referencia más a la cocina ¿Llegó a ser cocinero? Y no hubiera dejado la caja, esa le hubiera acompañado hasta la muerte.
    Espero seguir leyéndote.

    Escrito el 21 octubre 2016 a las 00:12
  10. 10. J.R. Esperanza Pardo dice:

    Buenas, J. Colmarías.
    Soy tu vecina del nº 76.
    Gracias. Acabo de leer tu relato y vuelco íntegramente en el tuyo tu comentario hacia el mío. “Cuatro sombras en la noche” atrapa desde el principio, su lenguaje es claro, preciso y elegante. Además nos has regalado el fantasma de Berto Spatelli.
    Un saludo

    Escrito el 21 octubre 2016 a las 12:18
  11. 11. David Rubio dice:

    Hola J.Colmarias
    Me ha parecido un buen relato, bien escrito, desarrollado, claro… impecable. A nivel formal simplemente comentarte que lo correcto es escribir señor o señora y no la abreviatura.
    En cuanto a la extensión, como dices, forma parte del reto. El taller presenta esa doble dificultad. Imaginar una historia y poder contarla en 750 palabras. En este relato, como sugerencia, podrías haberte centrado en el momento en el que Berto, adulto, está reunido con los cuatro en el bar siciliano. No haría falta explicar de inicio la fechoría sufrida, bastaría que los 4 la estuvieran contando como anécdota macabra y que al final Berto se revelara como el niño superviviente. Jugar con la persona del narrador, el punto de vista… son maneras para conseguir que la historia encaje como un dedal en las 750 palabras.

    ¡Un gusto leerte!

    Saludos

    Escrito el 21 octubre 2016 a las 17:25
  12. 12. Carisa dice:

    Me gusto mucho tu relato, tiene sonoridad, sigue un mismo hilo. Muy bonito y las palabras me gustan también. Saludos.

    Escrito el 22 octubre 2016 a las 02:51
  13. 13. Grumete dice:

    Hola J. Colmarias.

    Gracias por pasarte por mi relato.
    Sobre tu relato me transporto al viejo oeste y a Clint Eastwood detrás de los asesinos de su familia,la verdad que es una maravilla como escribes ,te felicito por tu relato.
    El único pero,que para mi tenia poco peso el libro de recetas en tu historia.

    Un saludo y nos leemos.

    Escrito el 22 octubre 2016 a las 19:14
  14. 14. Marcelo Kisi dice:

    Buenas J. Colmarias!
    Mil gracias por pasarte por mi relato y comentarlo, buena oportunidad para conocer tu escritura.
    En pocas palabras, me encantó! Tenés una escritura madura, y yo creo que la limitación en la extensión te ayudó. Obviamente la referencia al Conde de Montecristo es obligada, pero convengamos en que, leído con ojos de hoy, le sobran varias decenas de páginas. Aquí no has tenido ese problema, y has sabido sintetizar y contar todo lo que hacía falta. La habilidad del protagonista para hacerse importante, concretar su venganza y volverse leyenda deja admirado al lector, igual que su autor. Ejecución impecable, de los asesinos y del relato!
    Te voy a seguir, felicitaciones!

    Escrito el 22 octubre 2016 a las 21:48
  15. 15. Tavi Oyarce dice:

    Hola J. Colmarias:

    Me llamó la atención el título de tu relato (siempre importante) y de verdad no me equivoqué. Tienes una mano firme para guiar la redacción.
    Lo disfruté bastante.
    Lo único que me hace ruido es el exceso de nombres de personajes (la banda) y eso me distrajo un poco, sobre todo le quita fuerza a la excelente redacción que viene a continuación. Es mi apreciación y gusto nada más.
    Te felicito
    Saludos

    Escrito el 23 octubre 2016 a las 16:52
  16. 16. Cryssta dice:

    Hola J. Colmarias, muchas gracias por leer mi relato y comentar. Con gusto devuelvo la visita aunque haya sido con tardanza debido a todos los relatos que tengo que revisar.

    Tu relato me ha gustado, está bastante bien escrito. Paso a decirte lo que veo mejorable:

    – creo que el título debería ser “Cinco sombras en la noche”, aunque uno de los bandidos ya estuviera muerto al final hablas de cinco sombras

    – si los padres eran ganaderos no me pega un maizal al lado de la casa, eso sería si fueran granjeros y cultivaran maíz

    – “Las ocasiones en que lograba…”

    – “válvula de escape de una vida…”

    – repites “vida” en el primer párrafo

    – ese “Ocurrió” sobra, si lo pones antes tendrías que decir que vas a contar algo que pasó

    – “Los Salvajes” debes ponerlo entre comillas al ser el nombre de la banda

    – el verbo “ver” es muy genérico, sería mejor poner “Berto pudo observar…”

    – “liras” con minúscula

    – repites “a pesar de que”, creo que quedaría mejor poner “El muchacho jamás contó una palabra de lo ocurrido aquella noche, a pesar de que los aullidos lo acompañaban en sus pesadillas más profundas y de aquel cuaderno de recetas que no le dejaba olvidar.”

    – coma tras “Quince años más tarde”

    – sería mejor buscarle otro apellido al protagonista cuando lo adoptan, uno que no acabe igual que el que tenía, además hay un abuso de apellidos italianos acabados en “i”

    – para no repetir “había” es mejor decir “se convirtió en Umberto…”

    – “se dirigió a la barra a por copas…” para no repetir cuatro, además él también bebería

    – las montañas tienen laderas, no orillas

    – si el bandido estaba dormido es difícil que se pudiera tragar las hojas de coca

    – coma tras “Por último”

    – ¿en qué país estaban? ¿en Argentina? los apellidos italianos hacen pensar en Italia pero no la ganadería, el maizal y las hojas de coca

    – no entiendo de agricultura pero creo que el maizal estaría en un llano, no en la montaña

    – el final no me acaba de gustar porque la frase “Incluso hay quien se atreve a decir que aquella oscura noche otoñal, en la montaña, cinco sombras sorprendieron a un niño llorando en un maizal…” da a entender que se cargaron al niño con lo cual no tiene sentido relatar la venganza

    Espero haberte ayudado con mis comentarios.

    Un abrazo.

    Escrito el 25 octubre 2016 a las 12:26
  17. 17. J. Colmarias dice:

    Muchas gracias a todos por los halagos y por las recomendaciones, siempre me gusta ver que un texto es mejorable. Por alusiones y por el tiempo dedicado al comentario voy a contestar a Cryssta. En primer lugar, te agradezco las correcciones gramaticales.

    – Es cierto que “Cinco sombras en la noche” hubiese sido un título más acertado.

    – Aunque los padres sean ganaderos, en cualquier granja se aprovecha el terreno plantando sin necesidad de ser agricultor.

    – Aunque yo soy de los que opinan que para agilizar la lectura es fundamental no repetir palabras, también considero que no hay que forzar una frase con el objetivo de no repetir, sobre todo si no hay un sinónimo adecuado.

    – Ese “Ocurrió” hace referencia a la última frase del párrafo anterior, en la que escribo que el protagonista descubriría pronto la dureza de su destino. Ese ocurrió es el comienzo de la explicación.

    – Cambiar ver por observar no lo veo necesario, es más un tema de elección.

    – En cuanto al tema de repetir “a pesar de que”, se trata de una anáfora.

    – Me gustan los apellidos italianos acabados en “i”. No creo que tenga importancia alguna que cuando lo adopten su apellido acabe igual.

    – Él no puede beber porque va a conducir, porque las copas van “aliñadas” y porque quiere perpetrar una venganza.

    – “las montañas tienen laderas, no orillas” No entiendo este comentario. Es evidente que se trata de una metáfora.

    – El bandido no se traga las hojas, es el protagonista quien se las hace tragar.

    – Está claro, por muchas razones, que el texto está ambientado en Italia. Los apellidos, la parte en la que se narra que el protagonista va al sur del país (bar siciliano), la ganadería (una tercera parte de la superficie de Italia está cultivada o es tierra de pastos). Sí, hay maizales en Italia y en las granjas italianas. Es cierto que las hojas de coca son originarias de América latina, pero su cultivo es casi mundial. Al crecer el protagonista adquiere cierto “poder” por lo que tampoco le resultaría difícil adquirirlas.

    – Veo que el tema del maizal no te cuadra, pero la granja no estaba en mitad de la montaña, sino en su orilla (ladera).

    – Explico el final, aunque no me gusta hacerlo. El relato se cuenta como algo que sucedió, aunque nadie estaba allí salvo los fallecidos y el protagonista, por lo cual no es verídico. Es una leyenda, una historia que te cuenta cualquier amigo en una noche veraniega. La última frase indica que cabe la posibilidad de que la posterior venganza nunca se llevara a cabo, sino que Berto muriera junto a su familia aquella noche.

    Agradezco de nuevo todos los comentarios y pido disculpas por no haber podido contestar antes.

    Escrito el 25 octubre 2016 a las 23:22
  18. 18. Cryssta dice:

    Gracias por las aclaraciones J. Colmarias, me toca ahora a mí aclarar algunas correcciones que hice:

    – Es cierto que a veces no pasa nada por repetir pero si hay repeticiones es bueno buscar otra forma de decir las cosas, donde te he indicado se puede decir de otra manera, buscar sinónimos u otra forma de decirlo nos obliga a pensar, también hace que el texto sea más rico. ¡Ojo! He observado este mes en algunos relatos que quienes los han escrito se han esforzado en buscar sinónimos, lo malo es que a veces los sinónimos no sirven según el contexto y es peor el remedio que la enfermedad. Sinónimos sí, pero bien utilizados.

    – Entiendo tu explicación sobre el “Ocurrió” pero creo que entonces la frase tendría que ser “Ocurrió que, durante una oscura noche otoñal, su padre lo despertó…”

    – Los verbos como “ver” o “hacer” son muy genéricos, por eso se recomienda utilizar sinónimos que vayan bien al texto y ese es el motivo por el que te recomendé “observar”. “Ver” está bien puesto, pero “observar” es “ver poniendo atención”, y creo que es más adecuado usar ese verbo, indica mucho más al lector, si Berto “observa” quedará más marcada su alma que si solo “ve”, esa es la diferencia. Creo que esos matices de vocabulario enriquecen mucho el texto. Tu relato es bueno ¿por qué no hacerlo mejor?

    – La importancia de poner otro apellido radica en no resultar repetitivo pues las repeticiones además de cansar pueden liar al lector, te salva que este es un relato corto pero si fuera más largo…

    – Si no va a beber porque va a conducir estaría bien decirlo. Lo normal cuando se invita a alguien a beber es hacerlo uno también. Puede ser solo una copa o algo sin alcohol, lo cual no afectaría a la conducción, o puede pedir y simular que bebe. Los bandidos se sentirán más tranquilos si él bebe también.

    – Las orillas están en sitios de agua, ríos, lagos, mares… por eso hice la puntualización

    – Esta noche dile a alguien que cuando estés dormido te intente hacer tragar una cantidad grande de lo que sea (inocuo para la salud) y mañana me cuentas qué ha pasado. Bueno, mejor no lo hagas que no quiero que te ahogues.

    En cualquier caso, cuando yo hago correcciones solo estoy haciendo sugerencias, el relato es de quien escribe y puede poner lo que le dé la gana así que si te gusta más como tú lo has puesto déjalo así.

    Un abrazo.

    Escrito el 26 octubre 2016 a las 08:59

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