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ESO SÍ ERA AMOR...O NO - por Calèndul

Al final la receta se le resistió una vez más.
El magnífico manjar tan deseado y tan nutritivo se volvió del todo indigerible.
Siguió al pie de la letra las pautas del libro de recetas: un ápice en su mirada cálida, una brizna en su sonrisa tímida y un susurro mudo de atracción en su presencia.
Mezcló con sumo cuidado todos los ingredientes y permitió que leudaran con la levadura silenciosa de sus deseos. Y sólo cuando aquella masa medró lo suficiente, se atrevió a coger sus manos dulces entre las suyas mientras buceaba en el profundo océano de sus ojos y en un adarme de atrevimiento rozó al fin sus labios contra los suyos.
Y cuatro años después celebraban la ceremonia de su compromiso para que el mundo entero pudiese vitorear la inmensidad de su amor vítreo.
Y cambiaron el pequeño alquiler del pequeño piso de ciudad por la inmensa hipoteca de la inmensa casa con piscina en aquel pueblo, los diez minutos de traslado al trabajo por los cincuenta tanto en la ida como en la vuelta, y su acostumbrada plena autonomía por la dependencia de sus padres jubilados para garantizar el más impecable cuidado de sus dos recientes y preciosas hijas.
El manjar era francamente primoroso, envidiable y envidiado pero pasados cinco años se desmoronó.
¿De quién fue la culpa? Él lo sabía. Siempre lo supo. ¡Él le avisó tantas pero tantas veces!
Cogió con sigilo la pistola de la funda sobaquera que colgaba tras la puerta y mientras ella dormía en la cama abrazada a sus hijas, se oyeron 9 disparos y un unos breves llantos.
En la oscuridad de la noche de aquel otoño, la casa con piscina fue alumbrada con las luces azules y blancas de los coches patrulla.
Al fin y al cabo el desenlace era previsible porque él ya le había avisado honestamente, en una de sus fugas de conciencia por su crisis matrimonial, de su ocurrencia: como creador de esta familia, a él correspondía también darle fin ya que el grave virus contraído no parecía tener cura.
Pero ella tampoco escuchó esta vez a la aflicción con la que él narraba sus pensamientos desesperados: “seis disparos para ti, uno solo a cada uno de nuestra hijas y el último para mí, eso pensé”.

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4 comentarios

  1. 1. Cris dice:

    siento pasión en la historia, pero pienso que debería ser más minucioso a la hora de las correcciones, un ejemplo: Envidiable y envidiado significa lo mismo. Otro Ejemplo: se oyeron (9) nueve disparos sería mejor en letras.Otro ejemplo: Y un unos breves llantos (adultera la oración). esclarecer mas la trama.
    me parece un buen desenlace.
    con toda la humildad del mundo es lo que puedo aportar para este escrito. un saludo, y a seguir escribiendo.

    Escrito el 17 octubre 2016 a las 15:49
  2. 2. Helena Sauras dice:

    Buenas tardes,
    Es un relato que destila pasión y sorpresa. El personaje principal, el que conocemos a través de sus pensamientos, está poco caracterizado físicamente, aunque sabemos lo que hace, incluso su última voluntad.
    Original la manera de tratar la receta de cocina, receta de amor desafortunado, incluso con aires de poesía en la frase: ” un ápice en su mirada cálida, una brizna en su sonrisa tímida y un susurro mudo de atracción en su presencia”.
    Al resto de personajes, la familia entera, la conocemos en el último párrafo, en la sorpresa del desenlace.
    Faltaría extenderse un poco más en lo qué pasó en esa relación para que todo acabase tan mal, aunque los relatos cortos es lo que tienen, que el lector tiene que imaginarse el resto.
    Repasa los fallos que te indica la compañera Cris, que también los comparto.
    Si quieres, te animo a pasarte por mi escrito, es el número 90. Y a continuar escribiendo. ¡Saludos!

    Escrito el 19 octubre 2016 a las 14:42
  3. 3. David Rubio dice:

    La puesta en escena, mostrar una relación amorosa como una receta, es original. La narración es fluida, muestras un buen dominio del lenguaje escrito y literario.
    Sin embargo, pese a los problemas de extensión, no acabo de ver qué le ha sucedido a esa pareja para que las tornas cambien de esa manera. Es una transición demasiado rápida y poco explicada. Ello afecta a la verosimilitud.
    También podrías plantearte llevar esa metáfora hasta el final, para hacerlo redondo. Me refiero a que cuando la cosa se tuerce se abandona la metáfora. Podrías continuarla, no sé, hablar de que la salsa se corta si le echas el vinagre de los celos (es un ejemplo a vuela pluma), o si no se conserva al vacío… Es decir, una primera parte que elabore la receta del amor, y una segunda con los errores que llevan a que una comida se estropeé si echas sal de sobra, etc… No sé si me he explicado, a estas horas…
    ¡Saludos! En un muy buen relato.

    Escrito el 19 octubre 2016 a las 22:27
  4. 4. Jose Luis dice:

    Hola Calèndul
    Gracias por tus comentarios sobre mi relato realista-costumbrista-erótico-festivo-gráfico.
    No me ha importado ser tu “primera víctima”, la verdad es que se agradece el esfuerzo que has hecho.
    En tu cuento me ha agradado la forma en que has condensado un gran espacio de tiempo con pocas palabras y con pocas descripciones, muy precisas, evocadoras y poéticas. Consigues decir mucho con poco.

    Si no te importa, me gustaría realizar unos pocos apuntes sobre tu historia, pequeñas cosas que creo que se podrían mejorar. En mi opinión, se podrían poner más comas en algunas de tus frases. Eso pondría pausas al leerlas, y el efecto que quieres provocar sería más profundo.
    se atrevió a coger sus manos dulces entre las suyas mientras buceaba en el profundo océano de sus ojos y en un adarme de atrevimiento rozó al fin sus labios contra los suyos. ————— se atrevió a coger sus manos dulces entre las suyas, mientras buceaba en el profundo océano de sus ojos, y, en un adarme de atrevimiento, rozó al fin sus labios contra los suyos.
    Y cuatro años después celebraban la ceremonia de su compromiso para que el mundo entero pudiese vitorear la inmensidad de su amor vítreo. ————————- Y, cuatro años después, celebraban la ceremonia de su compromiso, para que el mundo entero pudiese vitorear la inmensidad de su amor vítreo.
    los diez minutos de traslado al trabajo por los cincuenta tanto en la ida como en la vuelta ———— los diez minutos de traslado al trabajo por los cincuenta, tanto en la ida como en la vuelta, y su acostumbrada (…)
    El manjar era francamente primoroso, envidiable y envidiado pero pasados ————- El manjar era francamente primoroso, envidiable y envidiado, pero pasados
    ¡Él le avisó tantas pero tantas veces! ————- ¡Él la avisó tantas, pero tantas veces!
    Cogió con sigilo la pistola de la funda sobaquera que colgaba tras la puerta y mientras ella dormía en la cama abrazada a sus hijas, se oyeron 9 disparos y un unos breves llantos.
    (Esta frase me descoloca un poco, porque se mezcla la acción de una persona con un acontecimiento que sucede después completamente aparte. Y, por otro lado, si al final dices que el marido se suicida, los llantos tienen que suceder antes del noveno disparo, no después.)
    ———————- Cogió con sigilo la pistola de la funda sobaquera que colgaba tras la puerta. Mientras ella dormía en la cama abrazada a sus hijas, se oyeron nueve disparos, precedidos de unos breves llantos.
    Al fin y al cabo el desenlace era previsible porque él ya le había avisado honestamente ———– Al fin y al cabo, el desenlace era previsible, porque él ya la había avisado honestamente (…)
    a él correspondía también darle fin ya que el grave virus ———————— a él correspondía también darle fin, ya que el grave virus
    Pero ella tampoco escuchó esta vez a la aflicción con la que él narraba sus pensamientos desesperados ————- Pero ella tampoco escuchó esta vez la aflicción con la que él narraba sus pensamientos desesperados

    Me parece un cuento muy trágico que refleja la desesperación del marido, o tal vez su bipolaridad (su locura), y tu relato está bien narrado en ese sentido. Es posible que le falten algunos detalles para redondear la historia, porque hubieras podido perfectamente extender el cuento un poco más para que el final, aunque muy chocante, quede más justificado.
    Un saludo

    Escrito el 25 octubre 2016 a las 11:28

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