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Falsa venganza - por Josep Lluís Budó

La última noche que cenó con Rosa no dejó de caer la lluvia. Por la mañana casi se había cansado de llover; pero el cielo, todavía cubierto de nubarrones oscuros, pintaba de gris las calles de los alrededores de la catedral que parecían abandonadas en aquella hora temprana. Pablo entró en la tienda de libros antiguos con aire derrotado, el pelo revuelto y grasiento, las mejillas grises por una barba incipiente, y al empujar la puerta estalló un tintineo irritante. El librero, sentado en una silla con asiento de enea, parecía no haberse movido desde el día que le había comprado el libro. Tenía una cabeza enorme, demasiado pesada para su frágil cuerpo, y una columna cifótica como si pandease por el peso que soportaba.
—Le interesa —le dijo Pablo ofreciéndole el libro que llevaba en la mano—. Se lo compré hace tres meses.
El librero lo observó, como si quisiera cerciorarse de que era el hombre que había adquirido el libro, luego dirigió la vista al libro y lo fue ojeando para asegurarse de su estado.
— Tiene una pequeña mancha en la cubierta… Han arrancado una hoja —dijo con tono de reproche—. Por suerte no han estropeado la guarda con la rubrica del autor y el sello del primer propietario, el Marqués de Carabás.
—Continúa siendo un buen ejemplar.
—Lamentablemente mutilado y maltratado. ¿Por qué quiere venderlo?
—Eso no importa — le respondió Pablo de forma cortante.
—Ya le advertí que el libro parecía maldecido porque me lo habían devuelto los dos últimos compradores. —Hizo un gesto con la mano señalando las estanterías abarrotadas de libros, giró la cabeza hacia uno y otro lado, y dijo— ¿Desea algún otro libro a cambio? Si quiere dinero no le puedo ofrecer mucho.
Pablo había pasado tantos días esperando que Rosa le agradeciese de forma especial su regalo que, al recordarlo en el momento que iba a deshacerse del libro, notó un cosquilleo en el estómago y apartó la mirada del librero para que no viese que los ojos se le inundaban de lágrimas.
Todo comenzó la noche que Rosa le dijo que estaba haciendo un curso de cocina. Al día siguiente recorrió las tiendas de libros antiguos de media ciudad para comprarle un regalo inolvidable, un libro de cocina que no tuviese nadie. «Es un libro único. Con unas recetas maravillosas, nada que ver con lo que se cocina hoy en día», le aseguró el hombre que ahora tenía enfrente. A partir de aquel día se vieron con frecuencia y en ocasiones ella lo sorprendía llevándolo a restaurantes de los que nunca había oído hablar. La última noche, cuando fue por primera vez a su piso, pensó que habría cocinado alguna de las gran recetas del libro que le había regalado. Lo recibió con una copa de vino. Vestida de negro. Estaba majestuosa.
—¿Celebramos algo especial? — preguntó esperanzador Pablo.
—Sí. Tengo una noticia que darte. Pero primero vamos a disfrutar de la cena que he preparado.
Se sucedieron, uno tras otro, platos de la llamada nueva cocina: espumas, cremas imposibles, raciones ridículas de cocciones a baja temperatura. Cuando anunció el postre, inspirado en la receta de un restaurante con dos estrellas Michelin, y se fue a prepararlo a la cocina, me levanté y cogí de la estantería el libro que ella parecía haber olvidado completamente. Al ver la mancha de la portada decidí que aquella mujer no merecía ser su dueña y lo guarde en mi mochila. Esto fue lo que acabó explicando Pablo al librero. Pero mientras lo contaba, no le acababan de salir las palabras, era como si estuviese improvisando.
El librero se sentó un poco más erguido y le preguntó:
—¿Es por eso por lo que, realmente, lo vende?
— Esa mujer no merece ser su dueña —volvió a repetir Pablo alzando la voz.
Pablo no supo si de verdad el librero había afirmado con la cabeza, dando a entender que lo creía, o si lo había deseado tanto que la imaginación le regaló el deseo. Sintió alivio de no tener que contarle que en un arrebato, al ver la mancha de la tapa, arrancó una página. Pero, pareció despertarse, en el momento que el librero le dijo que los anteriores propietarios lo habían devuelto porque culpaban al libro de sus desengaños amorosos. Fue entonces cuando estuvo a punto de confesarle que la sorpresa que le dio Rosa, antes de los postres, fue que salía con un hombre del que estaba locamente enamorada.

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10 comentarios

  1. 1. Berundgaar dice:

    No sé si están permitidas las palabras malsonantes en las críticas….
    Pero qué K-Brona la Rosita. Hay que jod….
    Muchacho, vaya relato bien hecho, bien parido, bien escrito. He disfrutado como un cerdo en la pocilga, rebozándome en el barro (he puesto barro y no lo otro, no quiero pasarme)
    Perdón por los eufemismos. ¡Está genial!
    Mi más sincera enhorabuena.
    A lo mejor podrías decirme qué te parece el 75. Tu vecino (novato) de arriba.
    Un cordial saludo.

    Escrito el 18 octubre 2016 a las 10:25
  2. 2. gaia dice:

    Ja, ja—– muy buen relato. Estoy en el #50

    Escrito el 19 octubre 2016 a las 20:57
  3. 3. Earendil dice:

    Hola, Josep.
    Eres el tercero por debajo de mí en la lista, así que me ha tocado comentar tu relato.
    El título lo dice todo, “Falsa venganza”. Creo que me pierdo algo al leer tu historia, y eso que la he leído varias veces. Has marcado el reto, y es ahí donde surgen mis dudas:
    O bien ella se venga de tu protagonista porque el libro que le regala es de recetas tradicionales y ella, evidentemente, está muy lejos de ese tipo de cocina,
    O bien él se venga del libro, arrancándole una página, porque su regalo no ha surtido el efecto deseado.
    Por favor, acláramelo. Y ya tiene delito la tal Rosa preparando aquel banquete que, sutilmente, le está diciendo lo lejos que están el uno del otro.
    El relato en sí me ha gustado mucho, más que nada por este misterio que ha creado en mi mente. La descripción del anciano es estupenda, como si formase parte del decorado de la tienda, tan viejo y estático como los libros de las estanterías.
    El lenguaje es adecuado, la historia fluye sin problemas y la puntuación es correcta.
    En la parte formal, me gustaría hacer unos pequeños incisos.
    * En primer lugar te recomendaría que separases los párrafos con un doble espacio. Esto hace más atrayente la lectura, y no da esa sensación de bloque al texto.
    * Los diálogos están bien representados, salvo unos espacios que se te han colado entre los guiones y la primera letra.
    * En este párrafo has utilizado dos veces la palabra libro. Intenta buscar sinónimos: “El librero lo observó, como si quisiera cerciorarse de que era el hombre que había adquirido el LIBRO, luego dirigió la vista al LIBRO y lo fue ojeando para asegurarse de su estado.
    * “rubrica” lleva acento, rúbrica.
    * En esta frase: “alguna de las GRAN recetas del libro que le había regalado” ¬¬¬¬____me imagino que quisiste decir “grandes”.
    * En este párrafo has utilizado dos narradores diferentes: “Cuando anunció el postre, inspirado en la receta de un restaurante con dos estrellas Michelin, y se fue a prepararlo a la cocina, ME LEVANTÉ Y COGÍ de la estantería el libro que ella parecía haber olvidado completamente. Al ver la mancha de la portada DECIDÍ que aquella mujer no merecía ser su dueña y lo GUARDE en mi mochila”___Toda la historia está contada por un narrador en tercera persona. Si querías expresar estas frases como un pensamiento interno del protagonista, deberías haberlo puesto entre flechas « », o bien en forma de diálogo con el librero.
    Aparte de estas pequeñas correcciones, el texto está muy conseguido y muy bien logrado. Te felicito por tu trabajo.
    Además he descubierto dos nuevas palabras: Cifótica y pandearse.
    Me ha hecho mucha gracia lo del Marqués de Carabás, del gato con botas. ¿Lleva algún mensaje subliminal?
    Nos leemos.

    Escrito el 20 octubre 2016 a las 08:51
  4. 4. R.J. Esperanza Pardo dice:

    Buenas, Josep.
    Soy tu vecina del 76. Hay una estética elegante inicial en la ambientación y descripción de tu relato. La verdad es que poco hay que decir después de leer el comentario tan completo de Earendil (nº 74). Coincido entre otras cosas en cuanto al tema del título y la ausencia de venganza (que bien mirado es otra forma de hablar de ello), pero la historia me transmite más el rencor o el desengaño.
    El manejo de los tiempos verbales y de la persona parece un tema fácil, pero los verbos son escurridizos. Hace poco leí “Venga a nosotros tu reino” de Javier Reverte, el libro está narrado en pasado y en tercera persona, pero, curiosamente, a mitad del primer capítulo, el protagonista, sentado en el vagón de un tren, decide cerrar los ojos simulando dormir, entonces comienza a recordar su pasado, pero en tiempo presente. El cambio es brusco, de un párrafo a otro, sin entrecomillado. La sensación que me causó fue la de un efecto estilístico bello: evocar el pasado en tiempo presente. Creo que podría justificarse en ocasiones saltarse la norma de no alterar los tiempos en una narración, pues cuando un tiempo en presente se incrusta en un relato contado en pasado tiene su efecto. Pero no es, claro el caso.
    Si te apetece leer mi relato verás que también he incrustado el tiempo presente en el pasado, hacia el final: “De pronto, sale un ruido metálico de la cocina.
    –¿Quién anda? –nadie responde. Saca su arma, se acerca y, pegado a la pared, se asoma: una enorme cazuela cuelga del techo, sobre el fuego, dentro bulle algo con fuerza.
    La tapa se había caído al suelo.”
    Lo cierto es que no lo escribí por descuido, a lo mejor me equivoqué pero intenté con ello incrementar el ritmo y la tensión a la escena, como si fuera un paréntesis extemporáneo. La verdad es que no sé si ha quedado bien, a lo mejor dentro de una temporada lo leo y pienso que no, y seguro que un profesional en el tema lo descarta.

    Añadir en cuanto al contenido, que me parece que la trama está algo enrevesada al final entre lo que el protagonista piensa, le dice al librero y lo que realmente ocurrió.

    En fin, espero que estas divagaciones personales hayan servido para construir y/o por lo menos hacernos meditar. Porque, los elogios agradan pero las críticas constructivas ayudan.
    Un cordial saludo

    Escrito el 20 octubre 2016 a las 18:45
  5. 5. joseplluis dice:

    Gracias por vuestros comentarios. Disculpad el retraso pero he estado ocupado en otras guerras. En breve leo vuestros relatos y os dejo opinión. Pasó a responder a vuestras sugerencias y dudas.

    Berundgaar. Te veo exultante y me transmites optimismo, lástima que no seas editor. Luego me pasó por tu relato.

    Gaia. Muy sinóptico. Si tu relato lo has impregnado de tu filosofía me gustará. Ya te comento.

    Earendil. Sobre tu duda en la historia, mi idea es la siguiente: la mujer no aprecia en absoluto el libro, al que no saber darle valor ni como pieza única ni por el tipo de cocina. Por otra parte Pablo hace un regalo con la finalidad de sorprenderla y conseguir sus favores. Cuando arranca la hoja ya sabe que ella no siente nada por él. Es un arrebato de impotencia que luego remata robando el libro. Piensa que de esta forma se venga de ella pero tal como reza el título es una falsa venganza.

    El doble espacio entre los párrafos no es una norma habitual y no lo hago nunca. Un relato corto y con diálogos no me da la sensación de bloque.

    Es habitual que tenga problemas con espacios y en general con la paginación. Los tratados de texto no son mi fuerte.

    La repetición del término libro es premeditada. Es el leitmotiv y pretendo darle redundancia. A veces exageramos intentando forzar palabras para no repetir un término y en momentos puntuales puede tener una mayor fuerza ese vocablo repetido. Siempre con mesura por supuesto.

    Rubrica y gran han sido dos gazapos.

    El cambio a primera persona ha sido totalmente consciente para dar un giro más directo y no abrir diálogos. Valoré el entrecomillado pero finalmente aposté por no hacerlo. Es probable que lo haya visto en algún autor —ya sabes lo difícil que es innovar— aunque no sabría decir quién; pero seguro que no es Reverter que Esperanza dice que lo ha utilizado. Es un autor que no sigo.

    Lo del Maques de Caracas simplemente fue para darle un aire desenfadado.

    Leeré con interés tu relato e intercambiamos opiniones.

    RJ Esperanza Pardo. agradecer tus amables palabras. El tema de la venganza ya lo he comentado anteriormente. Por descontado que le dedicaré un tiempo a tu relato y lo comento. Sobre el final, debía acabarlo con muy pocas palabras para cumplir las normas. De forma sintética: el protagonista está más pendiente de articular con coherencia sus mentiras que de la conversación. Las palabras que se suponen dice el librero le van despertando el recuerdo de lo que realmente sucedió. Es a través del pensamiento que se nos da a conocer que fue él quien arrancó la hoja y robo por despecho el libro.

    Escrito el 22 octubre 2016 a las 19:40
  6. 6. R.J. Esperanza Pardo dice:

    Hola, Joseplluis
    Soy tu vecina de arriba. Muchas gracias por el exahustivo comentario que has dedicado a mi texto.
    Un saludo

    Escrito el 24 octubre 2016 a las 18:05
  7. 7. El chaval dice:

    Hola Joseplluis, he sacado en papel tus comentarios y valoraciones edificantes sobre mi escrito, para ir desgranando con calma tanta información y aprovecharla mejor.
    un saludo y hasta la próxima.

    Escrito el 26 octubre 2016 a las 11:14
  8. 8. LUIS dice:

    Hola Josep Lluís Budó Soy LUIS (72). El relato me ha gustado, pero algunas escenas se confunden y lían un poco; habría que pulirlo. El final ingenioso ligando la maldición del libro.

    Repites “Pablo alzando la voz.” “Pablo no supo si” Mejor poner Éste…

    En la frase…”guardé en mi mochila. Esto fue….”

    En “esto fue” hay que hacer punto y aparte y espacio, ya que vuelves al narrador.
    En “gran recetas” son: (grandes)

    Después de la primera frase al inicio, hay que dar espacio ya que se confunde lo de Rosa con la mañana del librero, que es otra escena

    Las descripciones muy buenas, da la sensación de estar allí. Saludos y nos seguimos leyendo.

    Escrito el 27 octubre 2016 a las 20:45
  9. 9. joseplluis dice:

    Gracias por tus comentarios, Luis. Totalmente de acuerdo con tus sugerencias del punto y aparte después de mochila y grandes que fue un gazapo. Me acabo de leer tu relato. Ahora dejó comentarios. Saludos

    Escrito el 28 octubre 2016 a las 11:56
  10. 10. Otilia dice:

    Hola Joseplluis,
    Tu relato me ha enganchado con el primer párrafo, me gusta la lluvia y las tiendas de libros antiguos.
    El titulo está bien si nos fijamos en el pobre Pablo, pero creo que la actitud de Rosa es una venganza en toda regla, ponerse estupenda e invitarle a cenar en casa para decirle que quiere a otro. Cruel,¿eh?
    En cuanto a la forma, ya te han comentado todo.
    Buen trabajo. Saludos

    Escrito el 28 octubre 2016 a las 19:33

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