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Apuntes, tutoriales, ejercicios, reflexiones y recursos sobre escritura o el arte de contar historias

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Romeo y Julieta - por Walter Alejandro Lenkovich

ROMEO Y JULIETA
Julieta pensó:
<< ¡Cómo puede ser tan imbécil! Otra vez lo hizo, duele. >>
– ¿Está lista la comida? – interrumpió el pensamiento su marido, en tono grosero e imponente.
– No. – Respondió con voz quebradiza.
<< Un cuchillo, el agua hirviendo, el sartén o las tijeras aquí a un lado. Un corte y se termina todo Julieta. >>
– ¡Siempre es lo mismo! ¡Te demoras la vida en una sopa! – Alzó aún más fuerte la voz, estremeciendo el ambiente, mientras sostenía un periódico chamuscado y arrugado por la fuerza del comprimir de su puño.
<< No lo escuches, pronto terminará esto. Pronto. >>
– ¿! Me estás escuchando!? – Gritó el marido, intimidándola.
– Te oigo rey. – Respondió rápidamente Julieta. – << Idiota. >>

Interrumpo.
Me llamo Romeo, y al decir verdad no deseaba que todo terminase aquel mediodía de Diciembre, sin embargo la impaciencia, agresividad y bestialidad de las palabras de aquél hombre me enfurecieron y, por más cultura que adquiriese en mis siglos de existencia, no bastarían para dejar pasar por alto los golpes propinados por La Bestia a mi hermosa Julieta en la última semana. Mis páginas no apetecen de más sangre derramada.
Tengo en mis memorias recuerdos bellos, aromas exquisitos, historias estupendas y momentos gloriosos en los cuales la pluma de algún que otro escritor desconocido pinceló mi interior, pero ninguna remembranza se compararía a mi último encuentro con la placentera dicha que implica el bolígrafo contemporáneo y torpe del nuevo mundo.
Al encontrarme en un viejo baúl Julieta me sostuvo y, sonará extraño, pero nos enamoramos.
Supo leerme y también escribirme correctamente, leyó cada recóndito intercalado de mi ser y suspiraba de alegría al encontrar muchas de las culinarias respuestas que la atravesaban. Respuestas que obtuvo por la escritura de las personas que posaron su pluma de mí en el pasado. Respuestas para el amor, respuestas para construcción y también elaboración de alimentos y algunas técnicas médicas de poco rigor científico.
Julieta me coronó como su libro favorito, respondí lo mejor que pude. La cocina era su especialidad. Su memoria, lúcida como la más pura luz de un rayo de sol recopiló mi contenido a la perfección. Aún así, y por más que no me necesitara, estuve presente en cada pastel que preparó. No me abría en ocasiones, jamás presencié el chocolate o las pasas, el horno calentando o los guantes de tela, pero yo estaba ahí, con ella, como uno solo, pues, desde el momento en que me tocó leía sus pensamientos. Más que un libro de recetas, era su amante, quien le brindaba paz, a quien acudía en momentos donde nada había que hacer y todo parecía perdido.
Era tiempo de crearme a mí mismo, de escribir con mi propia prosa y, como un suicida que traza la sangre sobre sus brazos, decidí el sacrificio por amor, porque al escribirme a mí mismo muero, lo sé, de modo que finalizaré las memorias de aquel día que serán mi acápite final:
Julieta abrió una cajuela en la pared donde se encontraban unos fideos y yo, resguardado. Escondido de su marido, quien me ocultaba para que ella no tuviese más pasatiempo por las noches que cumplir sus necesidades sexuales.
Vi la luz de la cocina y en el umbral del comedor yacía sentado en la cúspide de la mesa La Bestia, de espaldas a Julieta y a mí, con una presencia pedante y corpulenta.
Me tomó con ambas manos y me posó sobre la mesa de mármol a un lado de la tabla para picar verduras. Me colocó en una posición vertical, como si Julieta quisiera que me saliesen pies en lugar de estar reposado sobre los exteriores de la tapa gruesa que me cubría, con mis hojas abiertas en la página “Receta de sopa norteña”.
No demoró en leerme.
– Hervir. Picar en trozos la verdura. – Murmuró Julieta.
Se leyó la receta hasta el final, cuando de pronto una humedad extraña se expandió desde mi centro. Julieta estaba llorando sobre mí, y, dolorosamente, sus ojos estaban morados. Rabia y sufrimiento brotaban de ella, se había quebrado profundamente. La idea de vengarme de La Bestia crecieron y al inclinar Julieta su cabeza sobre su brazo también maltrecho, sobre el final de la receta incluí un último ingrediente para la sopa: Arsénico.
Pensé: << Llegó tu fin Bestia. >>
Los planes no resultaron como esperaré. Julieta jamás incluyó mi último ingrediente en la sopa sino que lo bebió.
Romeo, Libro de Recetas.

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14 comentarios

  1. 1. Bea dice:

    Hola Walter:

    Vaya historia, que imaginación! Me ha parecido un relato muy imaginativo y la prosa que empleas cuando habla Romeo me ha parecido de lo mas acertada.

    Por otra parte, me ha parecido que en cuanto a fallos poco hay que resaltar. La historia es muy triste y muy bella y me ha encantado, poco mas puedo decir.

    ¡Felicidades Walter!

    Escrito el 17 octubre 2016 a las 21:11
  2. 2. Walter Lenkovich dice:

    Hola Bea, muchas gracias por tu crítica.
    La próxima seguro me esfuerzo más en el relato, todos progresamos con talleres como este. Un abrazo!

    Escrito el 19 octubre 2016 a las 08:04
  3. 3. Magui dice:

    Wow! Triste y ala vez hermosa, que final tan inesperado, no pos me gustó mucho :3

    Escrito el 19 octubre 2016 a las 17:10
  4. 4. Escritores Anónimos dice:

    Hola Walter!!!
    Soy tu vecina de algunos relatos por encima. Le das una vuelta de tuerca a la historia mundialmente conocida. A este drama.

    En cuanto a la trama me ha parecido ingeniosa, en momentos cómica, dramática y sobre todo distinta, no sé como se te ocurrió el hecho de convertir a Romeo en el libro de recetas pero es simplemente brillante.

    He encontrado un plan de cosillas que deberías corregir:
    *He observado que en los diálogos cometes dos errores. En primer lugar dejas un espacio entre el guión y el siguiente carácter, cuando deberían estar pegados. Por último los verbos de habla van siempre en mayúscula: “—No.—respondió el marido…” lo mismo ocurre con “alzó” “gritó” “murmuró”
    *has escrito “el sartén” en vez de “la sartén”.
    *Me ha gustado mucho la fuerza que le quieres dar a un diálogo con signos interrogativos y exclamativos pero has puesto “¿!!?” en vez de “¿¡!?”
    *es “a decir verdad” no “al decir verdad”
    *”aquel” en este caso va sin tilde, al no haber posibilidad de ambigüedad alguna.
    *Creo que en la oración “…posaron su pluma de mí…” querías decir “en mí”.
    *diciembre va con minúscula
    *Comas tras sol y tocó.
    *En vez de “esperaré” es “esperé”
    *Abusas del “en” demasiado (lo dices un total de 20 veces)

    Creo que no tengo nada que decir en cuanto a errores.

    Felicidad, sigue trabajando y besos!!!

    Escrito el 19 octubre 2016 a las 20:43
  5. Hola Walter!!

    Guauu, impresionada me has dejado!!
    Felicidades por el relato. No tengo más que decir, maravillosa imaginación para convertir a Romero en un libro de recetas.

    Un saludo!!

    Soy la 146!!

    Escrito el 20 octubre 2016 a las 16:44
  6. 6. Danii López dice:

    ¡Hola, Walter!
    ¡Hermosa historia! ¡Y que final! Brillante, triste e inesperado.
    Te deslizas por la historia con habilidad y no permites que el lector se pierda. Me encantó la contraposición de personajes: uno salvaje, tosco, sin srntimientos; el otro sensible y delicado. Le dio fuerza a la historia.
    Si hay algo que corregir, los comentarios anteriores se encargaron de todo.
    Aún asi, me gustaria marcar una sola cosa: las comillas latinas correctas se obtienen (al menos en mi computadora) bloqueando teclado numérico y después, mientras presionas la tecla “alt” tienes que presionar 174 para comillas de apertura y 175 para las de cierre. En todo caso, si tienes un mapa de caracteres en la compu, también está bien.
    ¡Espero seguir leyéndote!

    Escrito el 20 octubre 2016 a las 18:57
  7. 7. Danii López dice:

    ¡Hola, Walter!
    ¡Hermosa historia! ¡Y qué final! Brillante, triste e inesperado.
    Te deslizas por la historia con habilidad y no permites que el lector se pierda. Me encantó la contraposición de personajes: uno salvaje, tosco, sin sentimientos; el otro sensible y delicado. Le dio fuerza a la historia.
    Si había algo para corregir, los comentarios anteriores se encargaron de todo.
    Aún así, me gustaría marcar una sola cosa: las comillas latinas correctas (al menos en mi computadora) se obtienen bloqueando teclado numérico y después, mientras presionas la tecla "alt" tienes que presionar 174 para comillas de apertura y 175 para las de cierre. En todo caso, si tienes un mapa de caracteres en la compu, también está bien.
    ¡Un relato increíble! Espero seguir leyéndote.

    Escrito el 20 octubre 2016 a las 19:15
  8. Carolina Tribó, paseré a ver tu relato en instantes. Muchísimas gracias por tu comentario. Seguro me esforzaré en mejorar.

    Escrito el 20 octubre 2016 a las 19:29
  9. Daniela, gracias por pasarte. Un abrazo, nos leemos luego.

    Escrito el 20 octubre 2016 a las 19:29
  10. Y a “Escritores Anónimos”.
    Muchas gracias por las correcciones.

    Escrito el 20 octubre 2016 a las 19:31
  11. 11. Earendil dice:

    Hola, Walter:
    Creo que es, con diferencia, el relato más original con el que me he topado este mes.
    Aparte de original, está bien escrito. La estructura que has escogido también influye en la sorpresa del lector cuando avanza en la historia. Creo que si hubieses invertido el orden, presentando primero a Romeo, la historia hubiese perdido fuerza. Genial.
    Ya ha pasado por aquí Escritores Anónimos, y se me ha adelantado a algunas correcciones que podrían hacerse. Estoy totalmente de acuerdo con ellas. Además, quisiera puntualizar algunas cosillas:
    * Esto es solo un consejo, pero si separaras los párrafos con doble espacio la lectura se haría más atrayente, y perdería la sensación de bloque que da el texto.
    * Esta frase no me queda clara: “Escondido de su marido, quien me ocultaba para que ella no tuviese más pasatiempo por las noches que cumplir sus necesidades sexuales.”___Si entendemos que es su marido quien esconde el libro, tendrías que haber puesto “escondido por su marido”. Si está escondido de su marido, evidentemente él no lo podía hacer. Encuentro una pequeña contradicción.
    * En esta otra frase: “Vi la luz de la cocina y en el umbral del comedor yacía sentado en la cúspide de la mesa”___ No sé exactamente a qué parte de la mesa te refieres con “cúspide”. Su significado: “ Remate superior de algo, que tiende a formar punta.”
    También quiero agradecerte que te hayas pasado por mi relato y hayas dejado tus impresiones.
    Entonces ???
    Me alegro mucho de haber pasado por aquí y disfrutar de tu lectura.
    Un saludo.

    Escrito el 20 octubre 2016 a las 22:25
  12. 12. Tavi Oyarce dice:

    Hola Walter:
    Confieso que los signos iniciales en un comienzo me perdieron en el relato porque no entendía que hacían ahí. Después entré en la trama: original y ágil. Te felicito tanto por tu imaginación como la forma de abordar la historia.
    Para no repetir lo ya dicho me pasó lo mismo que a Earendil. Espero que le des una vuelta a eso, el cuento lo merece.

    Te agradezco hayas pasado por mi relato
    Y espero leer otra historia que salga de tu prodigiosa imaginación
    Saludos

    Escrito el 21 octubre 2016 a las 21:16
  13. Hola Earendil y Oyarce.
    Muchas gracias por pasarse por mi relato. Es la primera vez que participo en el taller y me encontré con una gran cantidad de historias que me fascinaron.
    Sobre sus consejos:
    Los espacios en los párrafos los utilizaré. Una vez los publiqué me di cuenta que quedaban un tanto comprimida la lectura.
    Gracias por resaltar los errores cometidos también.

    Un abrazo, no estaremos leyendo.

    Escrito el 22 octubre 2016 a las 11:04
  14. 14. Caritobel (Bs.As - Argentina) dice:

    Hola, Walter.
    Aquí estoy, tarde pero seguro. Gracias por haber pasado por mi relato, si pudiste pasar por allí de nuevo, dejé un comentario para los que me visitaron.
    Bueno, voy directo a mis impresiones y opinión como lectora, y me salto la parte de las formalidades porque ya algunos compañeros te comentaron algunas cosas al respecto.
    Es un relato que resulta ingenioso, si que me sorprendió la inesperada interrupción del libro con vida. Le diste un gran protagonismo al libro de recetas, cosa que a veces es muy difícil de hacer, me refiero a darle protagonismo a la consigna que nos dan desde el taller; a veces entra con calzador.
    Me gustaría poder leerte la próxima, para conocer mejor tu escritura.
    Nos leemos pronto.
    Saludos.

    Escrito el 15 noviembre 2016 a las 00:39

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