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Cuando nadie hable de nosotras - por Vodnik

Web: http://evergreenspirit.blogspot.com.es/

Fue un día de primavera del año setenta y dos cuando todo empezó, en ese momento, el mundo no cambió, pero nosotras sí. Hasta ese momento éramos una sociedad moderna, a la vanguardia del conocimiento y ejemplar a ojos de Occidente. Quién nos iba a decir a nosotros que este período de esplendor daría paso a décadas de religiosidad y recogimiento en nuestro hogar. El día que los imanes tomaron el poder por sorpresa nos encontrábamos en nuestra segunda residencia y tras el anuncio del giro drástico del gobierno, decidimos volver a casa. Las noticias que llegaban en aquel momento eran muy confusas por ello dejamos todo tal cual, incluso el cuaderno de recetas de la abuela, que siempre se guardaba a buen recaudo, fue abandonado en la página de un rico pollo con ciruelas.

Nuestra sorpresa al llegar fue mayúsculo, fuimos convocados todos los vecinos a la plaza central donde el imán de nuestra mezquita se dispuso a dar el discurso que marcaría un punto de inflexión importante en nuestras vidas, sobre todo para las mujeres de la casa. Nada más llegar el ambiente se tensó bastante ya que nos separaron por sexos.

– ¿Señor qué hace? Estoy junto a mi marido, ¿hay algún problema? – pregunté al policía.

– Discúlpeme, pero según órdenes de la nueva autoridad debe separarse de su pareja, luego podrá reunirse con él al finalizar el discurso oficial – contestaba tirándome del brazo.

– ¿Y qué hay de mis hijos? Nos necesitan a los dos. Por favor, no nos separe – nuestro mayor miedo era no volvernos a ver y así fue.

Las mujeres fuimos separadas de los hombres y estos fueron separados según sus ideales políticos. Aquellos que seguían a raja tabla los preceptos del islam seguirían vivos y se unirían a las fuerzas armadas, en cambio aquellos que llevaban una vida más díscola o liberal serían juzgados uno a uno sin importar la edad que tuvieran.

El tiempo pasó y finalmente los hombres de la familia poco a poco fueron desapareciendo, ya fuera por ser sentenciados a muerte o por la espera, murieron exhaustos tras días y días de interrogatorios y torturas. En poco tiempo mi marido, papá y mis dos hijos fueron perdiendo la vida y únicamente las mujeres persistimos a este gran dolor, al dolor de perder nuestros seres queridos en tan poco tiempo, al dolor de no ver un futuro claro para nuestra descendencia.

– Lo he perdido todo y no quiero que las mujeres cabemos nuestra tumba también – decía mi madre. Ella era la que sin duda alentaba fuerzas a las demás para resistir y seguir adelante sin importar el cómo.

– Esto no puede quedar así, debemos hacer algo – comentaba una y otra vez mi cuñada al leer la prensa oficialista y sus nuevos decretos de inmediata aplicación -. Están matando a nuestros hombres y destruyendo así nuestras vidas. Las próximas seremos nosotras, de eso estoy segura.

– Debemos resistir para honrar la memoria de nuestros muertos, clamamos venganza y eso es lo que tendrán, nadie tiene derecho a quitarnos la vida y a despreciarnos de esa manera – intentaba convencerles de que la rebelión podría devolvernos parte de lo que los imanes nos quitaron, nuestra libertad.

Desde entonces iniciamos pequeñas reuniones con más mujeres del barrio en forma de terapia para apoyarnos las unas a las otras. Estas poco a poco fueron convirtiéndose en asambleas donde se decidía quién iba a ser el siguiente, el que saciara el odio que llevábamos dentro. Con pasado, pero sin presente ni futuro, ¿qué alternativa teníamos? No teníamos nada que perder así que los asesinatos prosiguieron sin que los oficiales pudieran detenernos. Sus teorías iban mal encaminadas, pensaban que éramos unos mercenarios contratados por la minoría política que todavía resistía las embestidas del gobierno, pero la verdad es que ellos huyeron hace bastante tiempo a Estados Unidos. ¡Incluso los periódicos se hicieron eco de nuestras acciones! Algunas de nuestras colaboradoras escribían en nuestro nombre y luego enviaban nuestros manifiestos a los rotativos con nuestras reivindicaciones.

Cuando nadie hable de nosotras sabrán que dimos nuestros cuerpos a nuestra patria y nuestras almas a nuestros ideales. Cuando nadie hable de nosotras verán en nuestro país un destello de esperanza de aquello que quisimos ver en vida, pero que no será posible hasta después de nuestra muerte.

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8 comentarios

  1. 1. Robles dice:

    Bravo!. Muy bien elegida la temática del espíritu de lucha contra la opresión y bien narrada paso a paso. Te felicito. Estate pendiente de ti. Mi relato es el 7. Un saludo.

    Escrito el 17 octubre 2016 a las 23:17
  2. 2. Merengue mareado dice:

    Al principio pensé que tu relato iba sobre una cosa, y ha resultado que era algo más complejo. Y es que cuanto mensaje lleva tu escrito! Bien narrado, a buen ritmo, y con un final demoledor.
    Un par de fallos pequeños, minucias que se te habrán escapado al repasar (Nuestra sorpresa al llegar fue mayúsculo), y poco más que me haya llamado la atención durante mi lectura.
    Un saludo.

    Escrito el 17 octubre 2016 a las 23:59
  3. Magnífica historia.

    Escrito el 18 octubre 2016 a las 12:21
  4. 4. Tavi Oyarce dice:

    Hola Vodnik

    Tu relato es un grito de impotencia y rebeldía contra la opresión. Hay tantas formas de oprimirnos ahora, tan sofisticadas, que no sabemos a quién culpar.

    Tu historia clara y precisa está bien contada y con un final cerrado.

    Me queda la duda si esta frase “– nuestro mayor miedo era no volvernos a ver y así fue”,
    es parte del diálogo o lo dice el relator. Lo digo por la ubicación que tiene en el texto.

    Otro alcance la raya debe ir pegada a la palabra que sigue

    Por último acá: “que las mujeres” cabemos” nuestra tumba también…” Tal vez quisiste usar el verbo “cavar”. Dale un vistazo al diccionario.

    Los alcances tienen que ver con la forma, no con el contenido ni el ambiente creado, que desde mi punto de vista, está bien. Te felicito.
    Espero haber aportado
    Saludos

    Escrito el 18 octubre 2016 a las 23:35
  5. 5. Aimée dice:

    Me ha gustado la historia, me ha parecido muy original y que has introducido muy bien el cuaderno de recetas. Pienso que el relato está bien estructurado y el último párrafo con el que has cerrado la historia es genial.

    Como ya han comentado otros compañeros, hay un par de minucias que seguro se deben a un despiste o ida de dedo.

    Un saludo

    Escrito el 19 octubre 2016 a las 12:55
  6. 6. R. P. García dice:

    Hola Vodnik, soy el compañero de arriba, ahí van algunas consideraciones personales que puedes tener o no en cuenta:

    Creo que el relato en determinados momentos se vuelve demasiado expositivo. Esto es que la voz del autor (la tuya) se entromete en la del narrador (la mujer que narra la historia) restándole protagonismo y cierta credibilidad.

    Por otra parte, en ocasiones, haces una repetición abusiva de ciertos términos. Por ejemplo, en el primer párrafo haces muchas referencias a “ese momento” cuando es obvio a que momento te refieres. En los dos últimos párrafos hay una repetición sucesiva del posesivo “nuestro” en sus diferentes formas, que le da un cierto tono de monotonía y falta de recursos a la prosa.

    También he observado el uso de algunas expresiones hechas o tópicos literarios, como “sorpresa mayúscula” entre otros. La riqueza expresiva en la prosa, la prosa madura, se mide en parte por evitar este tipo de combinaciones de palabras tan usadas.

    En cuanto a la parte de los diálogos comparto la opinión de las rayas. También falta la mayúscula tras la primera raya de los incisos del narrador, cuando no comienzan por un verbo parlanchín. Por ejemplo aquí: «– ¿Y qué hay de mis hijos? Nos necesitan a los dos. Por favor, no nos separe – nuestro mayor miedo era no volvernos a ver y así fue.».

    Sería tal que así:

    —¿Y qué hay de mis hijos? Nos necesitan a los dos. Por favor, no nos separe. —Nuestro mayor miedo era no volvernos a ver y así fue.

    Esa frase me es útil para comentarte otro detalle. Cuando delante de la pregunta vaya un conector como “y”, “pero” etc. Es frecuente sacarlo fuera de la interrogación, aunque no es estrictamente necesario:

    — Y ¿qué hay de mis hijos? (…) Así, sin coma.

    Hablando de comas, creo que faltan algunas delante de algunas conjunciones “y” ya que separan elementos independientes con diferente sujeto. Quedaría más claro de ese modo.

    También me faltan otras para separar incisos o complementos dentro de la narración, por ejemplo:

    «Estas, poco a poco, fueron convirtiéndose en asambleas donde se decidía quién iba a ser…»
    «Cuando nadie hable de nosotras, sabrán que dimos nuestros cuerpos a nuestra patria y nuestras almas a nuestros ideales.»

    Hay varios casos por ahí, es frecuente colocar una coma después de un complemento (de tiempo, de modo, de lo que sea) cuando esta nvertido el orden natural de la oración (sujeto + verbo + complementos), salvo que este sea muy corto. Por ejemplo en «Ayer comí pan duro» no haría falta una coma después de ayer.

    Creo que hasta aquí voy a contarte. El tema me gustó y el relato en general también. La venganza la veo bien utilizada aunque el libro de recetas sea un elemento anecdótico y que bien podríamos prescindir de él.

    No suelo detenerme en las virtudes de los textos, porque es regalar la oreja y el propioautor ya suele conocer sus fuertes, mas no sus debilidades.

    Un abrazo.

    Escrito el 19 octubre 2016 a las 14:29
  7. 7. José Torma dice:

    Hola Vodnik, me gusta el Nick. A mi tu historia, más que un relato, me suena a crónica. No me chirrió lo del narrador, porque en mi mente lo fui leyendo como en primera persona, algo que a mí se me dificulta mucho hacer, de hecho creo que no lo he intentado formalmente. Tal vez sea un reto que deba de asumir pronto. Felicidades por haberlo hecho bien.
    Note el asunto de los guiones de dialogo, pequeños detalles que iras afinando.
    De ahí en fuera, muy fuerte el tema, me hubiera gustado que fuera más genérico y no contra el Islam, pero así las cosas.
    Te felicito nuevamente.
    José
    p.d. no sigo los comentarios, por lo que si te apetece comentarme algo, te agradeceré lo hagas en mi correo.

    Escrito el 19 octubre 2016 a las 22:13
  8. 8. Ocitore dice:

    Hola, Vodnik, te comento que me gustó mucho la historia. Escogiste un tema muy crudo que llega muy fuerte al corazón. Estoy de acuerdo con la opiniones R. P. García y José Torma. Podrías intentar reescribirlo usando otros recursos narrativos, con un narrador que sea testigo y cuente los hechos, o, incluso, la segunda persona, que sería tremendo poner a una lectora al lado de la protagonista. En fin, ya podrás hacerle los cambios después. Por ahora, sólo te felicito por el esfuerzo y a seguir adelante.

    Escrito el 21 octubre 2016 a las 21:43

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