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Paso 1 y Paso 2 - por Litost Resilente

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Tomé el cuchillo; apuñalé el libro.
«Libro de recetas» corrigió la voz.
—¡Cállate! ¡Cállate! —Acuchillé con más fuerza.
La ira recorría todo mi cuerpo, pero yo no tenía el interés de pararla. Fluía, no me importaba.
«Deja de apuñalar a ese libro, no te hizo nada».
—¡¡Dije que cerraras la boca!!
Tiré el cuchillo, sentí el estridente sonido que provocó al chocar con una pared cercana. Dejé caer mi cabeza sobre la mesa.
—Lo odio, lo odio, lo odio… —repetí una y otra vez. Lo había repetido tanto que las palabras empezaban a trabarse en mi boca, hasta parecían perder el sentido… no, claro que no, mi odio nunca perdería el sentido.
«Odiándolo no llegarás a nada. Se muestra poco inteligente de tu parte odiar».
—¡No me importa! ¡No me importa! ¡Solo cállate! —grité. La odiaba, odiaba esa voz dentro de mi cabeza. Siempre era tan fría, calculadora, intuitiva, inteligente y por tanto, siempre tenía razón. La odiaba, odiaba a todo el mundo—. Te odio.
«Si me odias, te odias».
—¡¡¡Pues me odio!!! —grité con mucha más fuerza que antes.
Abrí el libro, él lo había dejado. Yo intenté devolvérselo, pero dijo que no quería nada que haya pasado por mis manos.
—¡Púdrete! —recuerdo haberle gritado—. ¡Deberás entonces quitarte toda la piel que alguna vez yo te toqué! —Él solo me ignoró, se dio la media vuelta y se fue.
Odio a los que me abandonan, él no era el primero en abandonarme pero dolió como si lo fuera. También odiaba a las promesas y más las que terminan sin cumplirse. Aunque también soy muy estúpida de creerme todos esos falsos juramentos y palabras tiradas al viento.
«Yo he escuchado al viento hablar…»
Está demás decir que exploté en gritos, rompí mi voz, mi garganta y también un florero que nunca me había gustado.
Pasaron unas horas, no lo sé, perfectamente pudo pasar un día.
Me senté en la misma silla de antes, el ligero pensamiento del suicidio pasó por mi cabeza, como el viento lo sacudió todo y se fue sin empeorar el desastre que ya era mi mente.
Ya con el libro abierto, proseguí a leerlo y a arrancar cada una de sus paginas con deleite. Dejé al final siete hojas en blanco. Siete siempre había sido mi número favorito.
Con mi retorcida cursiva desprolija escribí: “Recetas de venganza” y debajo “Paso uno”.
«¿Qué estas pensando hacer?»
Allí anoté todo, mis pensamientos, emociones y deseos de venganza, llenando así tres paginas de dolor y odio.
Coloqué el libro sobre mi cabeza, tenía que mantenerme en eje para que no se cayera. Estuve caminando por mi casa, tomando café, fumando, mirando televisión, todo con el libro sobre mi cabeza.
Al principio me costó mucho mantener el equilibrio, pero luego se volvió natural, eso logró que sintiera orgullo de mí por primera vez en meses.
La voz estuvo quejándose todo el tiempo, cada maldito y largo segundo.
«Sácate el maldito libro de la cabeza».
«¿Planeas ir al baño con eso haciendo equilibrio? Se te hará difícil defecar y orinar así».
«¿Y si tienes sexo? El cartero está bueno. Así de paso te quitas el libro de la cabeza. Y si no quieres, puedes masturbarte. Piénsalo».
«Ya quítatelo ¡Quítatelo! ¡Quítatelo!»
Esos son unos de los muchos comentarios que estuvo diciendo todo el día, al principio fueron graciosos pero luego se volvieron irritantes y molestos.
Estuve muy cerca de volver a perder la compostura y golpearme la cabeza contra la pared, cosa que ya había hecho antes. Ni la pared ni yo queríamos que eso se repitiese.
La voz siempre había sido rara, pero nunca se había comportado tan raro como aquel día. Yo no entendía por qué le estresaba tanto que yo tuviera un libro en la cabeza ¡Que mierda le interesaba!
Llegada la noche, prendí la chimenea y quemé tan solo esas tres paginas del libro de recetas. Me mantuve observando el fuego, este finalmente se volvió cenizas, las cuales luego yo tiré por la ventana.
Me reí al pensar que esas cenizas le entrarían en el ojo a alguien y le causarían molestia. Bueno en realidad no reí yo, sino que la voz. A veces me confundo, no se exactamente quién siente que.
Ya había finalizado el paso uno, todos esos sentimientos por él los había tirado al eterno olvido.
Observo la chimenea limpia y vacía, ya era hora de el paso dos.
Sonrío psicóticamente.

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8 comentarios

  1. 1. beba dice:

    Hola, Litost: Muy logrado tu cuento, con una fuerte dosis de humor ácido. Magistrales los comentarios fuera de contexto, como ” ni a la pared ni a mí”, “tirar las cenizas que le molestarán a alguien”
    El retrato de la protagonista va fluyendo y construyéndose con habilidad. Me hubiera gustado atisbar el paso dos.
    Para corregir: “quién siente QUÉ”; y “Observé la chimenea”, ya que vienes usando los verbos en pasado: reí, encendí, etc.
    beba- 414

    Escrito el 19 octubre 2016 a las 01:45
  2. 2. beba dice:

    Uf, no. 141, no 414. Saludos.

    Escrito el 19 octubre 2016 a las 01:46
  3. 3. Pilar dice:

    Hola Litost
    Muy curioso tu relato… Me ha gustado sobre todo porque consigues el efecto caótico y, a veces fuera de lugar, del propio pensamiento cuando estás haciendo justo lo contrario de lo que tu voz interior te aconseja, como cuando hablas de practicar sexo en ese momento tan extremo mientras caminas con el libro en la cabeza. Gramatical y ortográficamente muy bien, estupendamente plantado por como va desgranado el estado de ánimo de la protagonista y me encanta el final abierto a la imaginación de cada uno. ¡Enhorabuena! Soy Pilar y estoy en el 150. Un abrazo con cariño.

    Escrito el 19 octubre 2016 a las 16:03
  4. 4. PerePaella dice:

    Hola Litost. Antes que nada agradecerte tu visita a mi texto.
    En cuanto al tuyo me gusta, aunque también són los pensamientos de una persona, a diferencia del mío que es un monólogo, en el tuyo se establece un diálogo entre la protagonista y esa voz a modo de conciencia un poco loca.
    A mi también me hubiese gustado saber algo del paso dos.
    Felicidades por el relato y saludos.

    Escrito el 20 octubre 2016 a las 12:16
  5. 5. Verso suelto dice:

    Hola,

    Antes de nada gracias por leerme.
    No te he contestado antes porque me ha costado trabajo hacerme con tu relato, lo he comenzado tres veces y las dos primeras me perdía, pero a la tercera…
    Definitivamente me ha gustado, le has sabido sacar el jugo a una de esas situaciones que tenemos todos en que no sabemos si estamos del derecho o del revés.
    Seguramente lo de mi dificultad en entrar en el relato ha sido solo que estaba espeso.
    ¡Felicidades!

    Escrito el 23 octubre 2016 a las 10:29
  6. 6. Nicolás Falcón dice:

    ¡Hola Litost!:

    Me parece un gran relato. Lleno de fuerza, intención,intenso; con la duda y el suspense entre lineas; bien contenido hasta el desenlace.

    Tiene un ritmo y tono trepidante, acorde con la historia.

    El lector queda embriagado por la duda de la “voz” misteriosa en todo el texto. por ende la lectura engancha de forma intrínseca.

    Te señalo dos memeces ínfimas, que para nada ensombrecen el relato.

    que son: Llegada la noche, prendí la chimenea y quemé tan solo esas tres paginas del libro de recetas. Me mantuve observando el fuego, este finalmente se volvió cenizas, las cuales luego yo tiré por la ventana.

    “páginas” y “éste” acentuadas.

    Bueno en realidad no reí yo, sino que la voz. A veces me confundo, no se exactamente quién siente que.
    Ya había finalizado el paso uno, todos esos sentimientos por él los había tirado al eterno olvido.

    Cuando dices: “sino que la voz”. quizás unos puntitos… le hubieran venido bien.

    Lo dicho, Litost. has conseguido algo que es difícil: enganchar al lector.

    Felicidades. ¡Un fortísimo abrazo!

    Escrito el 25 octubre 2016 a las 10:30
  7. 7. Nicolás Falcón dice:

    ¡Ah…! otra cosita.

    cuando terminas el texto, con la frase: Sonrío psicóticamente. Pasas del pasado al presente. ¿Lo haces sabiéndolo?

    Escrito el 25 octubre 2016 a las 10:40
  8. 8. Litost Resilente dice:

    Gracias a todos por comentar. Voy a intentar mejorar lo más posible mi relato, es la primera vez que me comentan tanto. Gracias a todos!!!

    Escrito el 26 octubre 2016 a las 18:07

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