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El hueco - por José Luis Jaimes

No va a volver. Lo sabe con el cuerpo, en el instante preciso en que tiende la cama mientras la tormenta arrecia contra las ventanas y las hace vibrar poseídas, aullando un nombre de mujer puñal que le hiere el alma. Se deja caer sobre las sábanas para que el recuerdo se ahogue de una vez entre lágrimas y maldiciones. Aprieta los ojos como dientes y desgarra una imagen de abrazos, besos y risas. Tritura la anatomía de un recuerdo doloroso y se hunde en el lecho como un puñado de arena exhausta para dormir, un cuerpo olvidado de la historia y el deseo. Y duerme hasta amainar la tormenta y el dolor, para retornar vestido de navío sin nación y sin memoria, entre rayos de sol nuevo jugando en su cara, en sus ojos.
Despierto ya, Berugo piensa que tiene un nombre de idiota, que le cuadra a un idiota que se comporta como tal y se bautiza Flamiano. Flaminio, piensa, nombre de ángel exterminador con algo de aire y fuego. Decide que dos mesas de luz flanqueando el lecho son demasiadas. Toma la que no es la suya y la acerca a la parrilla del patio. La deshace a patadas y exabruptos. La transforma en leña y da comienzo al fuego que asará su almuerzo. Come y mastica como lo hace el deseo, sin rubor, sin culpa. Está satisfecho, completo, y eructa al cielo, a una nube que pasa, con el deseo de perforarla. No le importa saber el resultado. Solo le importa que ríe como cuando reía.
Como un sabueso que conoce todo lo que pueda olfatearse de Lila, Flaminio va tras sus rastros desparramados por la casa y arrasa con dolor y furia. Estatuillas, notitas amorosas, cepillo dental y una camisa suya que ella solía usar como pijamas, van a dar a una caja que pondrá en el contenedor de la basura. En todo caso rescatará ese raro tratado de alquimia y hechizos con el que Lila había dado en una compraventa de usados y que tanto los divertía leer juntos.
Lo tomó por el lomo y lo agitó suavemente dándole a las hojas un movimiento de aleteo,

pero nada se desprendió de su interior. Le pareció recordar un conjuro que traía la fórmula para su elaboración y estaba vinculado a un árbol y una fotografía. Revisó el índice y ahí estaba: “Hechizo del árbol que tiembla” página sesenta y nueve. Lo leyó detenidamente y con tal abstracción que nunca notó las sonrisas mínimas que se filtraban por la comisura de sus labios.
A la media noche, Flaminio cavó al lado de un árbol hasta dar con sus raíces. El fresno en cuestión daba a una ventana de cortinas de gasa blanca que por la hora estaba a oscuras. En un hueco de la raíz depositó una foto de su perfil sonriendo a alguien, una bolsita con diversas semillas y se dedicó a volcar nuevamente la tierra mientras sus labios se agitaban en una salmodia indescifrable.
Una semana después, durante un ocaso que enrojecía todo lo que tocaban sus rayos Lila, asomada a una ventana con cortinas de gasa blanca, no podía creer que las hojas de su árbol se agitaran y pronunciaran como en trance, ese nombre.

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9 comentarios

  1. 1. María dice:

    Me parece un texto muy interesante, consigues hacer sumergir al lector en la historia, (de una manera bonita y a la vez algo oscura) me gusta sobre todo el primer párrafo, donde describes la desolación por una ruptura de modo muy poético (siempre me ha gustado)
    Perdona que no pueda ayudar ni comentar en cuanto a la estructura del texto, pero me temo que aún estoy muy verde como para saber opinar sobre ello.
    Creo que es un texto oscuro, descrito de una manera muy interesante y que te atrapa desde el primer momento.
    Un saludo.

    Escrito el 17 octubre 2016 a las 19:11
  2. 2. José Luis Jaimes dice:

    Siempre es de mucha ayuda que alguien, en este caso vos, María, le de el carácter de interesante a lo que uno escribe. Gracias. Voy a leerte.

    Escrito el 18 octubre 2016 a las 03:11
  3. ¡Mis saludos cordiales, José Luís! Paso por acá como novel participante de este interesante Taller Creativo. Sin dudas, la amiga María tiene mucha razón; tu texto atrapa. Deseo expresarte mis impresiones, con toda sinceridad y respeto. El estilo que manejas es muy atractivo, muy sensual y convence. Es una propuesta de prosa poética gótica, con fuerza y estilo propio. Te sugiero simplemente darle a los párrafos su merecida separación y verificar detalles menores de pulitura final porque es una pequeña obra maestra. ¡Felcitaciones!

    Escrito el 21 octubre 2016 a las 20:38
  4. 4. José Luis Jaimes dice:

    Muchas gracias Alfredo por tus observaciones.Estoy limando cierta falta de disciplina a la hora de la corrección. En ésta ocasión, particularmente, estuve a punto de no enviar el texto porque lo finalicé muy cerca d la hora límite para el envío. te saludo y espero nos sigamos leyendo.

    Escrito el 21 octubre 2016 a las 23:48
  5. ¡Ah! Disciplina… Palabra clave, estimado José Luís, en el hacer diario de un escritor…¡Nunca la evadas! Acèptala y tómala de la mano siempre. Ella es como una mujer ruda, de aparente frialdad. Por dentro, es la màs fiel y consecuente de tus aliadas. Te hará ver con tosquedad sin dudas, lo esencial de este oficio: cuidar siempre los mínimos detalles de tu obra. Me siento muy honrado y feliz por tus apreciaciones. Muy complacido sinceramente en conocer y descubrir tu arte y aspiro ser uo de tus lectores habituales. ¡Todo un placer, colega! ¡Feliz fin de semana! P.D. Date cuenta que al felicitarte ayer, me comí una i sin querer. ¡Se me pasó por la emoción..! 🙂

    Escrito el 22 octubre 2016 a las 14:33
  6. … ¡Y hoy me comí una n..! XD ¡Uy!

    Escrito el 22 octubre 2016 a las 17:08
  7. 7. Cryssta dice:

    Hola José Luis, muchas gracias por visitar mi relato y comentar, con gusto te devuelvo la visita.

    Es cierto lo que dicen los compañeros, tu relato es interesante y está muy bien escrito.

    En cuanto a lo mejorable es poca cosa lo que voy a decirte:

    – revisa las comas leyendo en voz alta

    – después de punto y aparte deja más espacio, eso da claridad a la lectura

    – repites “recuerdo” muy seguido, si no encuentras sinónimo queda mejor que la segunda vez digas “del recuerdo”

    – repites “entre” muy seguido, “entre lágrimas y maldiciones” y “entre rayos de sol”

    – en el mismo párrafo tienes varias repeticiones, algunas estaría bien que las evitaras como “piensa”, “fuego”, “deseo” y “le importa”

    – “pijama” en singular

    – “no notó” si dices “nunca” parece que hablas de más tiempo

    – dices que la ventana estaba a oscuras por la hora, en todo caso lo estaría la estancia

    – no me queda claro cuál es el nombre que se pronuncia al final del relato

    Espero haberte ayudado con mis comentarios.

    Un abrazo.

    Escrito el 25 octubre 2016 a las 08:09
  8. 8. José Luis Jaimes dice:

    Muchas gracias por tu comentario Cryssta!. Seguiré afilando el hacha, o afinando la punta al lápiz, que para éste caso cuadra mejor. La palabra pijama está mal escrita pero no por la ausencia del plural, sino porque en éstas latitudes le decimos piyama.
    Hasta el próximo relato!!.Abrazo.

    Escrito el 26 octubre 2016 a las 00:27
  9. 9. Ebea dice:

    Hola Jose Luis Jaimes, ante todo, mis disculpas por no haber pasado antes por tu texto después de tu cordial visita.

    En general me gustó mucho cómo lograste sumergirme en el texto, ha sido muy poético y oscuro y bonito y… me ha provocado muchas sensaciones que han ido cambiando según iba leyendo. ¡Eso es fantástico! Ya sólo por eso mereces mi reconocimiento.

    Por otro lado, lo único que percibí en la lectura han sido esas discrepancias que tan acertadamente apunta Cryssta.

    Añadiría también una separación mayor entre los párrafos (un doble enter para hacer espaciado) y, por supuesto, falte puntualizarlo pero el doble espaciado que aparece separando un párrafo normal terminado en “,” no tiene sentido. Entiendo que es una errata de corta-pega

    ya por último… ¿Flamiano – Flaminio – Berrugo? me confundo finalmente y no sé el nombre que entra por la ventana.

    En fin, te felicito por tu texto y te pido disculpas por haber tardado tanto en pasarme a saludar.

    Escrito el 8 noviembre 2016 a las 17:44

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