Dicen que todos tenemos un doble en alguna parte…

Y si no lo encuentras basta con fabricarlo uno mismo. Me había llevado tiempo, algunos favores y grandes cantidades de dinero. Sin embargo ninguna de esas cosas representaban un problema. Además, el plan había salido a pedir de boca, sin duda habría quien pusiera en duda lo ocurrido pero lo verdaderamente importante es que “algo” había ocurrido y eso es lo que recordarían los votantes.

Al muchacho le había encontrado a través de unos contactos en las cortes judiciales, una pobre alma acusada (con razón y evidencia) de varios delitos de barrio: robos de coche, vandalismo, hurto… Había bastado con asearle, un buen afeitado, ropa de marca y un poco de maquillaje aplicado por un experto, además de prometer que su expediente delictivo “se perdería sin duda, cosas de la administración”.

Cualquiera que le conociera jamás vería el parecido con Jorge Ortega, lider del partido rival, ídolo de masas y personas de juicio deficiente, figura mediática, siempre en contacto con el día a día y las últimas tecnologías. Todo el día enganchado a esa cosa del twitter, predicando o luciendose.

—“Noche de relax en casa. Familia fuera, sofa y Faulkner. :)” —

Esa fue su ruina.

Golpeé las teclas del teléfono, ya un poco viejo y gastado, y esperé a que descolgara.

—Es esta noche, si no estás en media hora en el polígono con el coche tendrás más problemas de los que imaginas. —

Un par de llamadas después ya estaba todo listo, la falta de nadie que confirmase su coartada haría el resto. Tiré el teléfono a la basura, depués de todo nunca se es suficientemente precavido, y me fui a la cama con la satisfacción del hombre que ha terminado un trabajo duro.

Al día siguiente era portada en todos los periódicos, cada uno lo adornaba a su manera pero la historia estaba clara.

“Jorge Ortega estrella y abandona su coche al volver a casa, ebrio, de un local de putas.”

Fue la mejor mañana del año, había ganado las elecciones con un solo movimiento.