Cookie MonsterEsta web utiliza cookies. Si sigues navegando, entendemos que aceptas las condiciones de uso.

Do you speak english?

¿If you prefer, you can visit the Literautas site in english?

Apuntes, tutoriales, ejercicios, reflexiones y recursos sobre escritura o el arte de contar historias

<< Volver a la lista de textos

La Hindú - por Elisabet Jiménez

Web: https://deloamargodelcafe.blogspot.com.es/

Dicen que todos tenemos un doble en alguna parte y la mía tenía que ser de la otra punta del mundo, o más bien soy yo su doble.
La encontré por internet, de casualidad, en una de esas redes sociales que te conectan con gente de todos los lugares. Mi foto de perfil era un gatito, demasiado novata en el mundo virtual para estar dando detalles sobre mí y mucho menos mi foto.
Buscaba chicas, escritoras noveles de cada uno de los continentes, para llevar a cabo un libro sobre la globalización, la mercantilización y esclavitud del mundo. Era un proyecto ambicioso, necesitaba gente involucrada y muy altruista, ya que no contaba con apenas presupuesto, y lo que ganásemos con el libro y el documental, sería para la fundación que quería iniciar a raíz del mismo.
Mi amigo Balu me dio nociones básicas sobre redes, me creó un perfil muy amistoso. Era un poco yo y un poco cualquiera.
Cuando vi su foto de perfil me quedé hipnotizada, era morena de rasgos suaves y mirada profunda. Cogí un espejo y lo puse al lado, éramos idénticas, al menos físicamente. Revisé su perfil y la vigilé durante días. Era escritora amateur, como se definía en su biografía. Imaginé su edad, teníamos que ser de la misma y leí todo su trabajo. Seguí su blog, los certámenes y concursos presentados, sus textos, comentarios, seguidores, todo de forma anónima o bajo seudónimos. Husmee en su vida sintiendo que era la mía. La que yo hubiera querido tener. Tenía un marido encantador, dos maravillosos hijos de los que hablaba, pero no pude conseguir fotos y trabajaba en su sueño, escribir. Era simpática, inteligente, atrevida y muy querida. Esa era la imagen en las redes.
Era cercana, por lo que no me costó nada que me añadiera como amiga a sus círculos.
Al mes de aceptarme le propuse el proyecto. Era una manera de acercarme a ella y estaba totalmente preparada. Ella aceptó encantada, pero con algunas reservas y mil dudas. Ahí comenzaron los correos electrónicos y las confidencias.
Hablábamos de todo; su vida en España, su familia, su trabajo, mi vida en la India, el papel de la mujer en esta parte del mundo, las trabas para relacionarte, la ausencia de familia, la soledad.
Mi lugar de nacimiento me era desconocido, solo tengo recuerdos. Tenía cinco años cuando me instalé con la familia india que me adoptó. Siempre me sentí fuera de lugar. Aria por su parte, había crecido en una familia feliz, su padre y su madre estaban aún muy enamorados, era hija única, por lo que no le costó conseguir nada.
Con ella, comencé a sentir que tenía una familia.
Un día Aria me pidió una sesión de Skype, traté de darle largas, pero necesitaba que viese los esquemas y explicarme cómo había enfocado el proyecto, por lo que tras pensarlo mucho accedí. Yo chapurreaba el castellano y aunque ambas hablábamos inglés, decidí llamar a mi amigo Balu para que nos hiciera de intérprete. Me vestí con un sari color violeta, por su significado, no sabía cómo enfrentar esta cita.
Balu preparó todo y nos conectamos, Aria tardó unos minutos. Cuando la pantalla se encendió y me vio, su cara de sorpresa fue inevitable. Pese a mi indumentaria, pudo comprobar el enorme parecido que había entre ambas y Balu también.
Tras la sorpresa inicial, yo apenas podía hablar. Ella comenzó a contarme su proyecto, ideas, conceptos, yo tan solo permanecía atenta a la pantalla, absorta en sus gestos, sus rasgos y ademanes. Esa forma de expresarse tan particular; pasional a veces, otras atolondrada, tan exacta a mí.
Era como verme en una proyección, solo que era otro ser el que realmente me encarnaba.
Cuando nos despedimos y apagué el ordenador tan solo pude llorar. Balu trató de calmarme, pero sabía que en estos casos lo mejor era dejarme sola.

No volvimos a hablar. Necesitaba desconectar de las redes, del proyecto e incluso de mí. Balu de forma discreta me cuidaba y vigilaba.
Una tarde un sobre llegó a mi nombre. Me extrañó que viniera con mi nombre completo, no solía utilizarlo si no era algo oficial. Lo abrí con avidez y curiosidad. Era una carta manuscrita de Aria pidiéndome que pasara unos días con ella, ya que no podía viajar con los niños, adjuntaba dos billetes de avión, uno para mí y otro para Balu. La carta con su firma:

Con cariño,
Aria – Tu hermana española

¿Te ha gustado esta entrada? Recibe en tu correo los nuevos comentarios que se publiquen.

9 comentarios

  1. 1. Anna dice:

    Wow! Me encantó la hisoria!

    Narra de una manera tan bonita esa union de dos personas gracias a las redes sociales.
    Me encantó, en un principio creí que la protagonista era muy acosadora (y es que lo fue), pero luego a la final, por la manera en que lo haz escrito, hizo que no despegara la mirada de la pantalla…

    Felicidades, hasta ahora es mi relato favorito

    Saludos!

    PD: Compartimos el mismo apellido xD

    Escrito el 17 noviembre 2016 a las 19:23
  2. Hola Elisabet:
    Una historia muy bonita,bastante común, pero bien contada. Hay un punto que no veo claro. cuando hablas del significado del color violeta del sarí, te ha faltado especificarlo. También en los punto y aparte el nuevo renglón debes dejar un margen, Supongo que esto es por culpa del corrector. Veo que has hecho un buen trabajo.
    ¿Felicidades! Me ha encantado leerte

    Escrito el 18 noviembre 2016 a las 14:06
  3. 3. Jean Ives Tibauth dice:

    Hola Elisabet.

    Leer tu relato ha sido como si en realidad me sentara frente a la protagonista y ella me lo estuviera contando… Una charla entre amigas. Ha sido una lectura fluida y con frases que agilizaban la trama.

    Me hubiera gustado encontrar una descripción mas profunda de su protagonista. No sabemos si es alta, baja, morena, rubia… Tampoco cuáles son esos gestos tan parecidos a los de su doble.

    El final es enternecedor pero no indica si es una realidad o un simple gesto de cariño, ahí lo dejas, y eso está bien porque la historia sigue flotando en la cabeza del lector.

    Te invito a que leas el mio, el número 18, y que lo despellejes a gusto.

    Espero seguir leyendote en futuros talleres.

    Escrito el 18 noviembre 2016 a las 21:38
  4. 4. Menta dice:

    Hola Elisabet Jiménez: Me ha gustado tu historia mucho, la has escrito muy bien, muy natural y el argumento ha sido muy actual y bonito. Yo también me he inspirado en la India porque cuando veo fotos o películas de allí, me parece reconocer a gente española entre los hindúes. El otro día pensé que son mis amigos morenos.
    Muchas gracias por compartirlo con todos nosotros. Menta

    Escrito el 20 noviembre 2016 a las 13:30
  5. Buenos días, mil gracias a todos por vuestros comentarios, por parar un momento a leerme y dejar unas letras por aquí. Dejadme vuestro número de relato en el comentario para que pueda leeros también, como ha hecho nuestro compi Jean.
    Un placer leeros, escribir y comentar.
    Saludos. Nos leemos!!!

    Escrito el 22 noviembre 2016 a las 09:31
  6. 6. Pilar dice:

    Hola, Elizabeth
    Soy Pilar, del 72.
    A mi también me ha encantado tu relato. Sobre todo esa frase de «era un poco yo y un poco cualquiera», muy buena definición. Yo quiero imaginar que realmemente son hermanas. El lenguaje, muy fluido y correcto, sin grandes errores. Felicidades, un gran trabajo!!!

    Escrito el 23 noviembre 2016 a las 21:23
  7. 7. Verso suelto dice:

    Hola Elisabet,

    con retraso pero con gusto he leido tu relato. Por un momento me ha parecido que jugabas con cierta ambigüedad respecto a cual de las dos identidades hablaba, no se si lo has buscado así o es una conclusión que yo he sacado. De cualquier forma está muy bien y creo que llevarlo al terreno de las redes sociales es muy inteligente.

    Felicidades.

    Si quieres y puedes leerme, estoy en el 20.

    Escrito el 25 noviembre 2016 a las 11:28
  8. 8. SBMontero dice:

    Me ha encantado, incluso que no explicaras qué significa el violeta en la cultura hindú -si alguien quiere saberlo, oye, el google está para algo… y viajar también es una opción muy recomendable-. El texto es sencillo, simple, limpio y busca más la empatía de quien lee que la floritura que, por desgracia, uno suele encontrarse en este tipo de textos.

    Felicidades al chef.

    Sigue escribiendo.

    Un saludo.

    Escrito el 26 noviembre 2016 a las 20:07
  9. 9. K. Marce dice:

    Saludos Elisabeth:

    Muchas gracias por leer y comentar mi relato, que está en tu listado de obligados; pero siempre agradecida, porque he visto que has llegado a los tres que te tocan. Se agradece que sigas las normas del taller.

    Tu relato es muy bonito, muy actual y eso hace que el lector cree conexión con la historia; por que ahora es muy común las interelaciones con personas muy lejanas en distancia a nosotros, pero muy cercanas en el aspecto emocional.

    He visto que has marcado el reto, sin embargo, no lo veo realizado en la historia. El personaje no se convierte en ningún momento en la antagonista, ni siquiera de ella misma. Si tiene algunas dudas, pero no es el enfoque que haga válido considerarse antagónico.

    Te han mencionado el violeta de su vestimenta, y estoy de acuerdo con Ismael, porque es cierto que tenemos Google; pero si te acostumbras a pensar: El lector puede buscarlo, irás dejando lagunas en tus textos. Esto es un taller, y aquí nos lo puedes explicar, pero a futuro tus lectores (sea un blog, un ebook o en papel) no tienen oportunidades de consulta.
    Lo he “googleado” para aquellos que tal como yo, no saben el significado:
    ** El violeta indio y el púrpura fue uno de los colores más apreciados en occidente, color que únicamente vestían los emperadores romanos. En la India, es un símbolo de la creatividad, la activación, la vitalidad y exuberancia. Aunque, en la India, el color rojo tiene mayores asociaciones con la realeza y el poder.**

    He notado que te ha faltado el “mostrar”, tal como dijeron algunos compañeros, has usado el recurso de escribir, más no describir. Por ello se siente génerico. Es decir, ese gesto que hace a una persona “ser ella”, que frunce la nariz cuando sonríe, que muerde el labio superior cuando se equivoca, que se pica los ojos cuando habla, etc.
    En cuanto al físico, porque en este caso es la española la que se parece a la chica hindu. Creo que es entendible que la joven española es morena, con un color parecido a las chicas de la India, tendrá los ojos como ellas, cabellos oscuros, etc. En este sentido, no considero necesario la descripción, porque en la India, todos son muy parecidos. No así en España, en donde algunos son morenos, rubios o castaños, ojos pardos o azules. Un rasgo de ojos verdes en un hindu, es una pecularidad.

    Un detalle a considerar, pese a que la historia me ha gustado de verdad, no la considero en si misma una escena. Ésta debe contener: introducción, nudo y descenlace. Creo que se podría considerar el nudo el parecido entre las dos jovenes, quizá la curiosidad de una por la otra; pero la línea es demasiado sutil para que pueda resaltar.

    Me ha gustado particularmente, la foto del perfil, un gato. Porque así es el mío. Lo compruebas en mi blog. 🙂

    Por lo demás, ha sido un texto sencillo, sin grandes complicaciones, como se dijo, una charla entre amigos. Lo que ha hecho su lectura amena y fácil de leer, tanto que si hay errores de tipeo, ni los he notado.
    ¡Nos leemos!

    Escrito el 28 noviembre 2016 a las 09:04

Deja un comentario:

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.