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La ausencia de la palabra - por Ane

Dicen que todos tenemos un doble en alguna parte. Nunca imaginé que un día llegase a desear, que aquella frase fuese realidad.

Viernes, un sol espléndido aguardaba impaciente nuestra partida. Dos jóvenes decididas a ponerse el mundo por bandera, daban comienzo a un viaje planeado hacía tiempo. Una ruta por la costa Oeste de los Estados Unidos. Tras la reciente separación de Laura, mi mejor amiga, vimos el momento oportuno. Estábamos exultantes, queríamos divertirnos, y como dos adolescentes en un cuerpo de treintañeras, pusimos rumbo a la aventura. Nos esperaba un viaje apasionante. Hoy, lamento esas palabras más que nunca.

No hacía ni quince minutos que habíamos iniciado la marcha por una estrecha carretera, cuando todo ocurrió. Fue rápido, tanto que, cuando quise darme cuenta los cadáveres de los tres ciclistas yacían en el suelo. Nadie más lo vio, solo el sonido seco del impacto actuó como testigo.

Todo pudo haber quedado en un desgraciado accidente, si quien manejaba el volante así lo hubiera expresado, pero observé una extraña sonrisa en su rostro, y quise creer que todo era un sueño. La carcajada que siguió fue propia de una escena de película de terror, solo que, era completamente real. El desconcierto y la confusión se instalaron en mí. ¿Qué estaba ocurriendo? ¿Cómo había podido suceder? ¿En qué momento Laura dejó de ser ella misma?

—¿Qué te ocurre?

Su pregunta me sorprendió, o quizás no. Cuando uno logra que el dolor no remueva los cimientos en que asienta su alma, toma conciencia del poder inmenso que atesora. Y eso es aterrador.

—Dijimos que haríamos locuras, ¿no? ¿Dónde está el problema? Cambia esa cara y ayúdame que tenemos trabajo.

Una mezcla de estupor, incredulidad y angustia se apoderaron de mi. Laura se bajó del coche y comenzó a retirar los cuerpos inertes en la carretera. Desde allí, me lanzó una mirada de reclamo a la par que desafiante. Con la amenaza del pánico al acecho, salí del vehículo y como un autómata ayudé a esconder los cuerpos bosque abajo. Mi mente me decía que aquello estaba mal, que huyera, pero mis temblorosas piernas no respondían. Tras asegurar la zona regresamos al coche y Laura arrancó el motor.

Con el temor de pronunciar una palabra no debida, me dirigí a la extraña que ocupaba el asiento de piloto.

—¿Por qué?

Su sonrisa socarrona volvió a relucir.

—¿No sientes alivio? —contestó. La templanza con que afrontaba lo acontecido me turbaba y me hacía parecer débil, muy débil.

—Siempre fuiste la chica perfecta. Una estudiante brillante, los novios más guapos. Todos los elogios eran para ti. Verás, es duro ver que una jamás llegará a disfrutar de la admiración que a ti te profesan. —No reconocía su rostro, ni tan siquiera su voz.

—Siento que te haya impresionado tanto —prosiguió— por otro lado, nada que no se pueda superar.

Mi capacidad de asombro había cubierto el cupo. Sus últimas palabras no me causaron sorpresa alguna. Era como si las esperase. La relación de complicidad iniciada en la época de preescolar había estallado en pedazos y las finas partículas aún se podían ver en suspensión. Una amistad basada en el engaño, cuyas cartas expuestas sobre la mesa daban buena cuenta de la cruda realidad.

—A partir de ahora tendrás el cuidado de no irte del pico. Esto formará parte de nosotras. No pretendas darme lecciones de moralina. Me has ayudado a esconder los cuerpos, a borrar huellas y estás de nuevo aquí, sentada a mi lado, por tanto ahora eres como yo —dijo Laura—. Puedes flagelarte, incluso renegar de mí, pero nunca olvidarás que formaste parte de un múltiple asesinato.

Si alguna vez Laura se sintió inferior a mí, debió parecerse a lo mismo que ahora sentía yo. El temor a formar parte de un plan no previsto, condicionaba todos mis movimientos, que serían puestos en entredicho en cuanto aflorase el beneficio de la duda. Arrojada a su merced, yo me convertiría en cómplice de asesinato. Un litigio moral surgió a escena: la mentira frente a la culpa.

Sentí recaer sobre mi cuerpo, una fuerza de persuasión como una pesada losa. Y como quien asume un destino pactado con el diablo, elegí la exculpación de la ignorancia, resignándome a convivir con el ser despreciable que desde entonces habitaría en mí. Me hundí en el asiento y rompí a llorar en silencio. Y con la sensación de haber abandonado todas mis decisiones al arbitrio de un titiritero, fui consciente de mi destino.

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12 comentarios

  1. 1. SBMontero dice:

    ¿Qué destino? ¿Cuál es ese destino del que es consciente? ¿La cárcel? ¿El remordimiento de por vida? ¿El qué?

    El final ha sido una verdadera pena. Es una muy buena historia, muy bien hilvanada, creíble incluso en lo inusual y, perdona que te lo diga, pero resulta que la simpática es la asesina, la otra, la que narra en primera persona termina siendo una pusilánime, lo que, repito, es una pena.

    Mentiría sino dijera que tengo cierta curiosidad sobre cómo quedaría el texto si se hubiera narrado en primera persona, pero por parte de la asesina.

    Sigue escribiendo.

    Un saludo.

    Escrito el 17 noviembre 2016 a las 18:57
  2. 2. Ane dice:

    Gracias por tu comentario.

    He intentado llevar el relato a la carga de la culpa, que asume deberá ser de por vida por su cobardía, aunque quizás no lo haya logrado del todo.

    Me apunto tu sugerencia con respecto a la narración en primera persona por parte de la asesina, ofrece otra alternativa interesante.

    Gracias.

    Escrito el 17 noviembre 2016 a las 20:58
  3. 3. Atlante dice:

    Hola Ane.

    Impresionante, ¡que giro inicial! Lo que empezaba como una historia benévolamente a lo “Thelma y Louise”, de un plumazo, nunca mejor dicho, cambia dramáticamente a una truculenta road movie al más puro estilo “Kalifornia” de Brad Pitt.

    Desde mi punto de vista, quizás ahí, no en la culpa del final, si no más bien en los giros del destino, como se afrontan esos momentos y como las cosas cambian segundo a segundo para bien y para mal, es donde se esconde uno de los sentidos a los que invita a pensar el texto.

    Por otra parte me hubiera gustado (que está genial así) una pequeña descripción psicológica de las protagonistas, dado el giro que toma la historia.

    Un saludo.

    Escrito el 18 noviembre 2016 a las 12:13
  4. 4. Ane dice:

    Hola Atlante:

    Me alegro que te haya gustado.

    Con respecto a lo de describir a los personajes consideré que no era del todo necesario. He preferido darle más importancia a la etapa que transcurre desde que los hechos suceden, hasta ser conscientes de que sus vidas han cambiado para siempre. Una, convivir con algo que no hizo y otra, extender la idea de que sí. No obstante si hubiera posibilidad de alargar más el texto (750 palabras), es posible que hubiera desarrollado más a los mismos.

    Gracias por comentar.

    Escrito el 18 noviembre 2016 a las 16:11
  5. Buenos días. A mi también me gustó el giro que dio la historia, así como las implicaciones psicológicas a las que se enfrenta la protagonista. Tal vez la limitación de espacio para redactar hace que me quede con ganas de un poco más de desarrollo en la historia.

    En general, un buen relato que me ha gustado leer,

    Escrito el 19 noviembre 2016 a las 16:00
  6. Hola Ane:
    Gracias por pasarte por mi relato, siempre ayudan mucho los comentarios.
    Respecto al tuyo me ha gustado mucho, la narración, no la historia. Esta muy bien estructurada y puntuada, y te engancha desde el principio. El final me ha dejado un poco de vacío. Supongo que el destino a que te refieres es el recuerdo de por vida del asesinato.
    ¡Felicidades!, nos seguimos leyendo.

    Escrito el 19 noviembre 2016 a las 21:00
  7. Hola, Ane. Me gustó el giro inesperado y el dilema psicológico al que se enfrentaba la protagonista en tu relato. Realmente llegué a sentir empatía. Sin embargo, me faltó un poco más al final. Creo que las 750 palabras fueron una limitante.

    En general, me gustó y disfruté leyéndolo.

    Escrito el 20 noviembre 2016 a las 16:25
  8. 8. Ane dice:

    Gracias por vuestros comentarios.

    Saludos

    Escrito el 20 noviembre 2016 a las 17:33
  9. 9. Aimée dice:

    Hola Ane,

    Me ha gustado la historia y el giro que ha dado, no me lo esperaba. Es mi segunda participación en el taller y no te había leído antes. Si lo haces siempre así, me gusta como escribes y como muestras.

    El final me ha gustado, me parece que has mostrado cómo se siente la narradora y que su destino queda en manos de una titiritera un poco macabra.

    Mi pregunta es para la primera frase. ¿Por qué llega a desear tener un doble? Pienso que podrías haber continuado las palabras obligatorias de alguna manera que encajara mejor con el resto de la historia.

    Mis felicitaciones.

    Un saludo.

    Escrito el 20 noviembre 2016 a las 20:45
  10. 10. Ane dice:

    Hola Aimee.

    Cuando digo que desea un doble lo hago en sentido imaginario, pues con ello trato de manifestar que le hubiera gustado cambiarse por él, de haber existido.

    Gracias por comentar.

    Saludos.

    Escrito el 21 noviembre 2016 a las 15:01
  11. 11. Perla Preciosa dice:

    Hola, Anne:
    De nuevo, muy poético tu relato. Hay cosas que me chocan bastante y me cuesta creer, pero tal vez se debe al hecho de que, de alguna manera, sentimos que a veces la realidad nos supera y no queremos asumirlo. Por ejemplo, dices que, desde la infancia, las dos habían construido una amistad basada en el engaño, que ahora se confirma cuando la conductora hace cómplice a su amiga del asesinato y tras ello la obliga a callar, resignándose a ello la otra. Fácticamente me recuerda un poco a la literatura del absurdo de otros tiempos, debido a que soy algo escéptica en ciertos sentidos y me cuesta creer que este tipo de amistades funcionen. Aun así, sigo insistiendo en que es una apreciación personal. Prefiero creer que es una persona bipolar o con doble personalidad.
    En fin, nos seguimos leyendo. Si te apetece comentar el mío, estoy en el 92.

    Escrito el 21 noviembre 2016 a las 19:40
  12. 12. Ane dice:

    Hola perla preciosa.

    Gracias por comentar el texto. Igual lo he expresado mal, pero cuando digo que es una amistad basada en el engaño es a posteriori, una vez ocurridos los hechos, que es cuando obviamente se da cuenta que ha sido engañada.

    Saludos.

    Escrito el 22 noviembre 2016 a las 08:12

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