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PARANOIA - por DIASPORA
PARANOIA
Dicen que todos tenemos un doble en alguna parte. Desde que escuché esta posibilidad me he sentido inquieto. Tengo meses de padecer cuando no son miradas ultrajantes, entonces son acusaciones injustificadas. A tal grado ha llegado este martirio, que llevo en esta colección de males hasta tres bofetadas de mi esposa y dos amenazas de divorcio durmiendo bajo la almohada. Y a esto debo agregar, últimamente, el haberme librado a duras penas de un ajusticiamiento de un cartel del narcotráfico. Sinceramente la zozobra me ha enseñado sus colmillos.
Así me explico por qué, el temor, la curiosidad y la expectación se han convertido en mis compañeras inseparables. Puedo asegurar que he alcanzado el peldaño del aturdimiento, tanto así, que mi vida ha entrado en modo de supervivencia, como si huyera de un fantasma que viene a mi encuentro, pero que a la vez ansío atrapar para cobrarle rudamente la suma de mis penalidades.
Cuando le conté estas angustias a un compañero de trabajo, bromeó:
—Pedro, deja de consumir esas cosas.
Por otra parte, el psicólogo del “Seguro Social” me afirmó que esto se llama paranoia.
Tratando aún de buscarle alguna hebra a tanto embrollo, aproveché la poca cordura sobrante, para investigar por mí cuenta, cuáles eran las probabilidades de que tengamos un doble. Según aprendí, algunos estudiosos afirman que genéticamente tendemos a la diversidad en nuestra apariencia, y que difícilmente nuestro fenotipo se repite. Esto es, porque existen más genes involucrados en la configuración del rostro, que en cualquier otra parte del cuerpo. Por otro lado, un grupo de biólogos asegura que las combinaciones genéticas de la cara, podrían repetirse conforme aumenta la población mundial, dejando la posibilidad de que en alguna parte del mundo, cerca o lejos, tengamos un duplicado físico.
Más confundido que satisfecho, seguía dándole albergue a toda mi legión de temores. Me quedaba una opción. Era un recurso que dormitaba en un rincón del subconsciente, y que mi delirio solo había sorteado para no cargar con más leña el fuego que ya ardía en el hogar. Entonces, aprovechando una chispa de lucidez, reuní en un solo punto voluntad y esperanza. Estaba dispuesto esta vez a poner la vela en el candelabro y esperar a que las tinieblas se desvanecieran.
Era viernes, regresé del trabajo con una sonrisa recién inventada y dispuesto a abrazar con singular ternura a mi esposa. Al llegar a casa, la puerta se abrió sin haberla tocado. Percibí un aroma de fiesta. Súbitamente sentí unos brazos que me rodeaban el cuello.
—Ven, te mostraré algo. Quiero que veas esta foto. ¿Sabes quién es el caballero que abraza a esa dama? —preguntó alegremente mi esposa.
Dudé antes de responder.
— Ese soy yo. Esta es una maniobra insultante. —contesté apartando la mirada.
De inmediato me volví contra la pared golpeándola con los puños.
—Cálmate Pedro, te vas a hacer daño, ese caballero no eres tú. Si te fijas bien en la foto, tus ojos son grises y apacibles, mas esa persona tiene ojos negros y mirada espeluznante.
—¿Estás segura de lo que dices? —dije ligeramente aliviado.
Ella volvió a tomar la foto en sus manos y la observó sin dejar de sollozar. Luego, sonriendo bondadosamente, hizo otra pregunta.
—¿Tienes algún hermano aquí en la ciudad?
—Ya te lo he dicho en otras ocasiones, soy hijo único.
—Pedro, entonces tienes un doble. Debo confesarte que los celos me obligaron a seguir tus pasos por varios días. No quedé satisfecha hasta lograr sacarle la verdad a tantos rumores insidiosos. La foto que te he mostrado es la bofetada más justa que he recibido en mi vida.
Esa noche nuestro amor floreció. Mi mundo empezó a recobrar su equilibrio. Ahora la luz ahuyentaba la sombra que por muchos meses no me dejaba ver el cielo. Terminé de contarle a mi compañera lo que había estado experimentando tiempo atrás.
Había resuelto la mitad del problema. Meses después, la policía me resolvió el otro cincuenta por ciento.
Comentarios (10):
DIASPORA
17/11/2016 a las 17:49
Autocrítica.
Admito que mi relato parece una sola masa. No hice la debida separación de los párrafos. Los otros errores se los dejo a Uds. para que los señalen.
Osvaldo Mario Vela Sáenz
17/11/2016 a las 19:38
Hola Diaspora, De nuevo me encuentro buscando tu trabajo. al ver tu comentario te puedo decir que todo lo que te aconsejen los compañeros literautas te ayudará como lo ha hecho conmigo. El escrito contiene expresiones mal enfocadas como “echarle leña el fuego” en lugar de “al fuego”. pero también posees expresiones poéticas y diferentes a lo que encontramos en otros trabajos como; “la Zozobra me ha mostrado sus colmillos”. con esa expresión puedo claramente ver los fieros colmillos de un lobo a punto de atacar. El crear emociones de cualquier índole con la palabra escrita ya te marca como escritor en ciernes: continua. Felicidades.
Marisa
18/11/2016 a las 20:22
Hola Diaspora. Al inicio hay mucha repetición de las palabras: esto, esta. Habría que buscar de eliminarlas y expresar lo mismo de otra forma.
No entiendo el final. Me da la sensación de que has querido contar todo pero la limitación de cantidad de palabras te hizo escribir abruptamente el final.
Me gusta el ritmo y la idea.
Soy la número 9. A seguirnos leyendo y aprendiendo.
DIASPORA
18/11/2016 a las 20:47
Gracias Marisa por detenerte en mi relato. Tienes toda la razón, que feo se ve esa repetición de “esto” y “esta”. Se me pasó, se me pasó…
En cuanto al final de la historia, pienso que no es saludable explicar el subtexto de un relato. Me resisto, pero te aseguro que responde a las inquietudes del protagonista (Pedro). Y si no fue así, lo siento. Que el estimado lector, supla con su imaginación lo que falta.
Lucas Trevisiol
18/11/2016 a las 21:25
Hola Diaspora, gracias por pasarte por mi relato.
En general me gustó mucho el texto!
Me gusta la idea de incluir algunos detalles científicos, supongo que reales, al relato.
Saludos
Marikiya
21/11/2016 a las 15:54
Hola Diaspora;
En la primera lectura hasta el final del relato me encontraba perdida.
Sin embargo, en la segunda lectura he conseguido ponerme en la piel del personaje.
Me ha parecido un buen relato.
¡Buen trabajo!
Un saludo
Juan F. Valdivia
21/11/2016 a las 15:55
HOla.
‘Desde que escuché esta posibilidad’. Se me hace raro asociar ‘escuchar’ con ‘posibilidad’. Me chirría.
‘Tengo meses de padecer cuando no son miradas ultrajantes, entonces son acusaciones injustificadas.’ Otra frase que se me hace rara. La pondría así: ‘Durante meses he padecido miradas ultrajantes, cuando no acusaciones injustificadas.’
Pero este arranque me hace pensar que quizá no eres española, con lo cual los giros y estilos de expresarse no tienen porqué coincidir con los que yo uso. En ese caso olvida todo lo dicho y sigamos.
A ver, creo que relato ganaría un poco si en los primeros párrafos aclararas que el protagonista sufre la paranoia porque cree que le acusan de hacer/decir/cometer actos que él no reconoce. Hablas de las consecuencias en su vida pero no de lo que ha sucedido para que sucedan. Ejemplo: si su mujer le abofetea y le amenaza con el divorcio (y si de verdad eso le afecta), ¿no sería lógico que acto seguido siquiera dejara entrever de qué le acusa su mujer? Sí, acto seguido puede decir que todo eso es mentira, pero que se vea de manera tangible el origen de la paranoia.
Se me hace algo brusco el salto de la angustia al ‘aprovechar una chispa de lucidez’. Pasa de la depresión a la esperanza. Sé que hay gente así, por eso no lo censuro, pero se me sigue haciendo brusco. Quizá si dispusieras de más espacio, más palabras, el cuento ganaría tanto en intriga como en expresión de los sentimientos.
Por lo demás nada que decir al resto del cuento y a la resolución.
Leyendo el cuento me vino a la cabeza la película ‘I Origins’ https://es.wikipedia.org/wiki/I_Origins. Tiene que ver algo con eso que hablas del fenotipo y la variabilidad de los rasgos humanos.
Un saludo.
Tamara
21/11/2016 a las 20:39
Hola:
Pues me ha gustado bastante el mensaje de tu relato. Tiene miga y eso se nota desde el principio, porque te quedas pegada para saber que va a pasar.
Lo único que puedo decir, es que el lenguaje y las expresiones tan formales que usas a mí es lo único que no me llega. Pero es más una cuestión de gusto personal que de otra cosa, de hecho si le te das una vuelta por el mío, verás que somos totalmente opuestas.
En general me ha gustado. Espero seguir leyendote.
Un saludo.
Jean Ives Tibauth
22/11/2016 a las 16:22
Hola Diáspora.
Tu relato me ha causado un sentimiento de confusión. Me ha dado que pensar. Tantos datos científicos aportar un rigor que hace creíble el deambular del protagonista.
Sin embargo, ¿si es su mujer por qué le pregunta si tiene hermanos?
Y esa frase final… ¡Bravo!
Nos seguimos leyendo.
Relato numero 18.
K. Marce
27/11/2016 a las 03:35
Saludos Diaspora:
Muchas gracias por leer y comentar mi texto del mes.
He leído tu relato, me parece una idea interesante. Estoy de acuerdo con respecto a las frases que pueden mejorarse. Con darle vuelta a la frase se comprendería de mejor manera.
No encontré grandes fallas en la ortografía, es quizá la forma de manejar el contenido que los compañeros se han sentido un tanto perdidos.
Lo único que no comprendo es la razón del por que la policía le da el resto de la respuesta. Inquietante.
Por lo demás, creo que has resumido muy bien la sensación de confusión del personaje y que todo le parezca como si el mundo se le viene encima.
¡Nos leemos!