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Apuntes, tutoriales, ejercicios, reflexiones y recursos sobre escritura o el arte de contar historias

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En contra de la gravedad - por Olivia

Dicen que todos tenemos un doble en alguna parte y yo lo pude comprobar aquel día mientras subía en el ascensor de la multinacional en la que iban a hacerme la entrevista de trabajo de mi vida, para el trabajo de mi vida.
Llevaba tiempo preparándome para posibles entrevistas que me llevaran a conseguir el anhelado puesto de directora de marketing de especialidades farmacéuticas en alguna multinacional de renombre. ¿Por qué ese puesto? Porque era mi vocación, iba a proporcionarme un sueldo envidiable, una estabilidad con la que siempre soñé, además de un caché increíble en mi carrera profesional.
Sí que es cierto que tendría que trabajar más de 10 y más de 12 horas al día, someterme a múltiples viajes semanales y estar disponible para mis superiores 24 horas al día, si no 30, y 7 días a la semana porque no hay 8 ni 10. Pero es lo que siempre había soñado.
Me veía a mí misma vestida de Armani, con el pelo impecable y con ese aire intelectual y gran personalidad que tienen las directoras de marketing en las películas.
Por fin había llegado el día. Estaba nerviosa pero segura de mí misma. Ante mi vista se alzaba aquel rascacielos de 40 plantas. Entré en el ascensor que iba a llevarme a mi predestinado y merecido triunfo profesional y ¿por qué no? A la fama.
Nunca pensé cuan largo podía hacerse el ascenso hasta el ático donde me había citado el director de recursos humanos, después de haber seleccionado mi increíble currículo que iba a abrirme las doradas puertas del éxito.
Pero cuando el ascensor llegaba al décimo piso, sucedió algo que iba a cambiar el rumbo de mi vida para siempre.
De repente se abrieron de nuevo las puertas, tal y como llevaban haciendo en diferentes plantas, pero esta vez para entrar un hombre y una mujer, que haciendo caso omiso del resto de pasajeros del ascensor siguieron con una conversación que parecía habían iniciado hacía un buen rato.
Yo estaba allí, en parte sumida en mi ensoñación de lo que iba a ocurrirme en poco rato y por otro lado, nerviosa e impaciente por llegar a mi destino.
Sin pensar en lo que hacía, levanté la vista como despertando momentáneamente del sueño y lo que vi no sé si me sumergió más en otro sueño o en un estado de choque que iba a durar un buen espacio de tiempo.
La mujer que había entrado en el ascensor era yo. Era yo vestida de Armani, con el pelo impecable y con ese aire intelectual y gran personalidad que tienen las directoras de marketing en las películas.
Tenía mi voz y mi físico, aunque a mis ojos me pareció mayor, más elegante y visiblemente más delgada que yo. Se la veía hermosa de cara pero sin brillo en la piel ni en los ojos enmarcados en sendas ojeras y en la frente, unas marcadas arrugas de expresión. Pero lo que me llamó más la atención a parte del asombroso parecido a mí, es que se la percibía rígida, casi encorvada y triste. Muy triste.
Estaba discutiendo con el hombre con el que entró en el ascensor, aunque lo suyo no era propiamente una discusión ni un diálogo, sino un monólogo. Casi una perorata plañidera y a la vez dura y cruel consigo misma y con el mundo.
Hablaba de lo miserable que se había convertido su vida en los últimos cinco años. Sin sueños, sin ilusiones, sin amor, sin amigos. Su trabajo era toda su vida. En ella no había espacio para nada más. Reuniones, viajes, comidas de negocios, más reuniones, presentaciones, clientes, objetivos, bonus por objetivos, compañeros con los que se relacionaba a codazos y superiores a los que aborrecía profundamente.
Atrás habían quedado aquellos años en los que aún soñaba con una vida fácil, sencilla, bonita, llena de amor y amistad con los suyos. En la que existía su vida personal, su tiempo de ocio, sus pequeñas escapadas de fin de semana a alguna casa rural. Sus flirteos con jóvenes que la llenaban de ilusión aunque luego no llegaran a nada serio pero la hacían soñar con el día que aparecería aquella persona con la que quizás compartiría su vida.
Escuchándola no me di cuenta que las puertas se abrían en el piso 40 y que me había quedado sola en el ascensor. Muy despacio salí de la increíble «caja transportadora» y me alejé por el pasillo que iba a conducirme a mi nueva vida.

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12 comentarios

  1. 1. Cryssta dice:

    Hola Olivia, tu relato me ha gustado bastante, es de los que hacen reflexionar y eso yo siempre lo valoro.

    Te digo lo que yo he visto mejorable:

    – para dar más claridad en la lectura te recomiendo que dejes más espacio tras los puntos y aparte

    – tienes algunas frases demasiado largas

    – creo que queda mejor decir “una entrevista para el trabajo de mi vida”

    – los números, salvo excepciones, hay que ponerlos en letra, te recomiendo que te leas la entrada en el blog en la que se habla de cómo escribir los números

    – es suficiente con que digas “trabajar más de doce horas al día”, también lo es con que digas que tiene que estar disponible las veinticuatro horas puesto que el día no tiene más, como lo has puesto es demasiada exageración

    una coma antes de “a la fama”

    – “cuán” lleva tilde

    tras “un hombre y una mujer” sobra la coma, en cambio “haciendo caso omiso del resto de pasajeros del ascensor” tiene que ir entre comas porque es una aclaración.
    Me pregunto por qué la protagonista deduce que el hombre y la mujer habían iniciado la conversación hace rato y qué relevancia tiene en el relato, creo que se podía prescindir de ello y decir simplemente que en el ascensor “entraron un hombre y una mujer conversando”

    .- elige entre decir primero “en parte” y luego “y en parte” o decir “por un lado” y luego “y por otro lado”, no mezcles “en parte” con “y por otro lado”

    – tal y como lo que dices parece que la protagonista se ha quedado dormida en el ascensor, no es lo mismo estar soñando que estar imaginándose algo estando concentrada en ello

    – para no caer en la repetición del párrafo estaría mejor decir “Era yo tal y como me había imaginado en el futuro”
    “ni en los ojos, enmarcados por sendas ojeras,” de todas formas ten en cuenta que las ojeras se tienen solo abajo y si está “enmarcado” es como tener un marco “alrededor”, ten en cuenta también que dices “enmarcados” y luego “marcadas”, aunque no es lo mismo suena a repetición

    – “asombroso parecido conmigo”

    – dices que “se la percibía rígida, casi encorvada”, imagino que te refieres a rígida de carácter, pero como rígida también es sinónimo de tiesa, no casa bien con que luego digas “encorvada”

    primero dices que conversan, luego que discuten, después que no era ni una discusión ni un diálogo sino un monólogo, tendrías que poner más claridad en esto, desde luego al decir sobre lo que hablaba no me parece a mí una discusión sino una queja

    – a mí me hubiera gustado que en vez de salir en la planta cuarenta se hubiera bajado para ir hacia un futuro más relajado, no haciéndolo va derechita al matadero

    Espero haberte ayudado. Un abrazo.

    Escrito el 18 noviembre 2016 a las 09:54
  2. 2. Anna dice:

    Hola soy Anna del 123!

    La verdad es que todos los comentarios que te iba a hacer ya los dijo mi compañera, así que para no caer en la repetición solo añado que me gustó mucho el relato, y en lo que estoy en desacuerdo con mi compañera es que me gustó que se repitiera las caracteristicas con las que se había imaginado la protagonista cuando ve a su doble “perfecta”.

    Saludos!

    Escrito el 20 noviembre 2016 a las 18:00
  3. 3. Olivia dice:

    Hola, Cryssta:
    Muchas gracias por tus comentarios. Es la primera vez que participo y sin duda me han resultado de mucha ayuda.

    Solo explicar respecto a lo que dices sobre el hombre y la mujer y la relevancia de contar si seguían o no la conversación, que sí me pareció importante decir que “continuaban una conversación ya iniciada” desde el punto de vista que estaban tan enfrascados en esa conversación (o monólogo, porque era ella la que hablaba y el chico escuchaba) que ni se percataron de quién había en el ascensor. De lo contrario también podía haberle sorprendido a ella encontrar a su doble al entrar. Asimismo, lo de si era o no discusión se refería más bien al tono: la chica hablaba crispada.

    Por otra parte lo del párrafo repetido está hecho adrede, copiando la misma descripción que al principio para hacer más hincapié en que era “exacta a mi futuro yo”.

    Finalmente, aclarar que al bajar del ascensor, no queda patente si va “al matadero” o se va por el pasillo en dirección contraria. Ahí dejo al lector con la incógnita de si ha ido, o no, a la entrevista.

    Decirte, que en general, estoy de acuerdo con todas tus observaciones. Son todas ellas muy precisas y me gusta el hecho de que me ha hecho plantear de nuevo la escritura de muchas de las frases.

    Gracias de nuevo y chapeau por tu escrito, que he leído atentamente. Me ha encantado y encuentro que tienes un gran dominio de la narrativa, despertando, desde luego el interés del lector en todo momento.

    Un abrazo y me encantará seguir leyéndote tanto en escritos como en comentarios.

    Escrito el 21 noviembre 2016 a las 00:45
  4. 4. Eric dice:

    Hola Olivia,me ha gustado mucho tu relato, es una lección de vida.
    Solo te podría señalar mejorable algunas rundancias, como: “iban a hacerme la entrevista de trabajo de mi vida, para el trabajo de mi vida”.
    Y algunas frases un poco largas. tal vez un mayor uso de comas haga más fácil al leerte.
    Mis saludos y espero seguir leyendo tus relatos.
    Eric

    Escrito el 21 noviembre 2016 a las 18:06
  5. 5. Olivia dice:

    Hola Anna:
    Gracias por tu comentario.
    Celebro que te haya gustado.
    El hecho de repetir la frase de forma “idéntica” está hecho aposta para dar intensidad al hecho de que quien entraba en el ascensor era ella misma en el futuro, en forma de persona real…
    Abrazos

    Escrito el 27 noviembre 2016 a las 23:57
  6. 6. Olivia dice:

    Hola Enric:
    Gracias por comentar mi relato.
    Las redundancias las escribí para dar énfasis, en el sentido de que “la entrevista de mi vida” sería la mejor entrevista que iba a hacer en mi vida y “el trabajo de mi vida” el mejor trabajo que iba a conseguir en mi vida. No es lo mismo, puedes hacer la mejor entrevista del mundo para un trabajo mediocre o una entrevista más, no la mejor para el trabajo de tu vida.

    De todas formas, el hecho de que me hagas ese comentario (y el de las frases largas, que es claramente una tendencia mía a mejorar), me ayuda a reflexionar.

    Muchas gracias y saludos

    Escrito el 28 noviembre 2016 a las 00:02
  7. 7. Raymond Carr dice:

    Hola Olivia. Tu relato está genial. Tiene una presentación, un nudo y un desenlace. Y cumple a la perfección con los requisitos propuestos. El hecho de que la vida de una persona pueda dar un giro en el trayecto de un ascensor es una de esas cosas insólitas que pasan en la vida real pero también en la publicidad. Haz un poco de memoria y verás como hay muchos anuncios que se desarrollan dentro de un ascensor. Tu relato quedaría genial en un video corto.
    Comparto algo de lo que te han indicado otras compañeras. Pero yo quisiera añadir algo que tiene más que ver con la densidad literaria del texto. Para empezar no utilizas ningún diálogo, y eso que una de las protagonistas está precisamente manteniendo una conversación. Fíjate en esto:
    ´
    Un hombre y una mujer se subieron y siguieron hablando sin importarle nuestra presencia.
    –No te lo tomes así –dijo el hombre.
    –Estoy harta, necesito tomar algo.
    –Te acompaño.
    –Gracias Félix, eres muy amable. Te aseguro que lo que menos necesito ahora es amabilidad.
    La chica captó la incomodidad de Félix.
    –Lo siento no quise decir eso.
    –No te preocupes, somos compañeros. Vamos a tomar algo.

    ¿Qué te parece? Lo que trato de decirte es que puedes exponer cómo se encuentra la chica sin ser excesivamente explicativa.

    Veamos cómo se puede encajar un diálogo al principio y de paso introducir un personaje más.

    Yo iba en un taxi a la entrevista de mi vida y sonó el teléfono.
    –Hola papá.
    –Hola hija, cómo estás de ánimo.
    –Me encuentro bien pero nerviosa, qué quieres, es ahora o nunca.
    –Vamos, vamos, sólo tienes que ser tú misma. Verás como todo sale bien.
    –Papá.
    –Qué.
    –Gracias

    Piensa en esto para tu próximo relato y verás como disfrutas mucho más escribiendo.
    He puesto — porque este portátil no tiene guión largo o yo no sé encontrarlo. Si alguien me dijera dónde está el guión largo en un HP se lo agradecería muchísimo.

    Hasta pronto Olivia. Ahora voy a contestarte al comentario que has hecho sobre mi texto.

    Escrito el 28 noviembre 2016 a las 02:28
  8. 8. maria jesus hernando navas dice:

    Hola Olivia,tu relato me ha gustado pero la protagonista me parece auto destructiva. Me hubiera gustado más que cambiara el rumbo de su vida ya que tiene la oportunidad de vislumbrar como será antes de llegar al piso 40. O si le gusta esa clase de vida que durante la entrevista el responsable de RRHH le echara un jarro de agua fria. En fin… ideas pero como te he dicho al principio,el relato me gusta.

    Escrito el 28 noviembre 2016 a las 18:49
  9. 9. Olivia dice:

    Hola Raymond:

    Muchísimas gracias por tu propuesta de diálogo. Realmente el relato tiene otro aire con él. Lo tendré en cuenta para la próxima vez. Tienes toda la razón. El texto tiene más frescura.
    Por cierto el guión largo se pone con: Crtl+Alt+signo menos o bien Alt+0151.

    Un abrazo y hasta pronto

    Escrito el 28 noviembre 2016 a las 21:03
  10. 10. Olivia dice:

    María Jesús: Gracias por darme tu opinión. Siempre me ayudan mucho los comentarios.

    Solo decirte que al final (hecho adrede), no queda claro si la protagonista entra en la entrevista o se va, es decir si opta o no por la vida que ha visto reflejada en su doble. La última frase del relato es “…me alejé por el pasillo que iba a conducirme a mi nueva vida”. La nueva vida puede ser cualquiera de las dos. Que cada lector elija o imagine la que quiera…

    Esta fue mi intención para añadirle un poco de misterio pero lo que propones también hubiese podido funcionar bien…

    Muchas gracias de nuevo. Luego te visito.

    Escrito el 28 noviembre 2016 a las 21:08
  11. 11. Raymond Carr dice:

    Gracias pero este ordenadorcillo no tiene teclado numérico.

    Escrito el 28 noviembre 2016 a las 22:11
  12. 12. Olivia dice:

    Hola de nuevo, Raymond:

    He mirado y creo que he encontrado cómo hacerlo: la primera vez lo insertas como símbolo. Para no tener que hacer esto siempre, las siguientes veces, selecciónalo en el cuadro de insertar y pulsa el botón “teclas…”. Al pulsarlo, se abrirá otro menú. En ese menú, donde pone “nueva tecla de método abreviado” marca un comando, el que te resulte más cómodo, y le das a “asignar”. Yo lo he probado con Ctrl+ – y me ha funcionado. Suerte!

    Escrito el 28 noviembre 2016 a las 22:57

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