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Secretos - por Javier Macías
Los ojos de Emma brillaban a la luz de la chimenea. Las lágrimas peleaban por salir y descender por la arrugada piel de su cara. Los recuerdos afloraban a su memoria mientras apretaba con fuerza un álbum de fotos contra su pecho.
Hoy había recibido la visita de Carlos, su nieto más joven. Se había acercado para comer con ella y pasar un rato juntos, y como en anteriores ocasiones la velada se había alargado hasta bien entrada la noche escuchando las historias de la abuela y mirando fotos antiguas que ella guardaba en álbumes en la biblioteca de su casa.
El álbum que tenía entre sus brazos nunca se lo había enseñado a su nieto, ni a ningún otro miembro de la familia. Lo guardaba bajo llave en un cajón del escritorio que se encontraba en esa habitación.
Sabía que a sus noventa y dos años lo que se guardaba en su interior ya no podía causar ningún daño. Su marido murió hace siete años y era al único al que esos recuerdos podían molestar. En la próxima visita de Carlos esta sería una de las historias que le contaría.
Se levantó con movimientos lentos, acordes a su edad, dejando nuevamente el pequeño álbum en el cajón, y se dirigió a su habitación para dormir.
Al día siguiente, como si éste supiera que su abuela tenía una nueva historia que contar, Carlos se presentó en su puerta con un ramo de rosas rojas en la mano, él sabía que esas eran sus favoritas. Tras finalizar la comida, como si de un ritual se tratara, Emma acompañó a su nieto agarrada de su brazo hasta el despacho, pero esta vez dejó que él tomara asiento mientras ella se acercaba al escritorio abriendo el primer cajón con la llave que colgaba de la cadena que siempre llevaba al cuello, sacando de su interior el ajado álbum que allí guardaba.
– ¿Qué es eso?
– En un secreto que tu anciana abuela lleva escondiendo desde hace mucho tiempo y que creo que es hora de que salga a la luz.
Carlos la miraba con los ojos bien abiertos, creía conocer todas las historias de su abuela, pero no recordaba haber visto ese álbum. Emma se sentó a su lado y con un movimiento lento abrió la tapa apoyando la mano sobre el papel que aparecía en la primera página, una sonrisa iluminó la cara de su abuela.
– La historia que te voy a contar hoy ocurrió hace muchos años, en un campamento al que fui con la empresa donde trabajaba. Fue solo un fin de semana, pero los momentos que pasé allí aun me llenan de emoción.
Emma fue pasando las páginas y explicándole todo lo que había hecho durante ese fin de semana, los juegos junto a sus compañeras de trabajo, las conversaciones durante las comidas y los secretos compartidos. Todo iba bien hasta que llegaron a una foto en la que se veía a Emma junto a un hombre un poco mayor que ella. Se quedó callada un momento, contemplando la foto con esos ojos de alguien que siente algo por la otra persona.
– ¿Estás bien abuela? ¿Quién es ese hombre? He visto fotos del abuelo de joven y no es él.
– Él es la causa de que nunca haya mostrado este álbum, ni siquiera el abuelo conocía la historia. Era un poeta que llamado Antonio que vino al campamento a impartir un taller de poesía. A mí siempre me había gustado escribit, así que me apunté. Desde el primer momento en que le escuché hablar noté el típico cosquilleo en el estómago.
– Pero tú en esos momentos estabas casada con el abuelo.
– Ya lo sé Carlos, y no sabes lo mal que me he sentido durante todos estos años recordando ese fin de semana. Pero en ese momento mi corazón solo podía pensar en poesía. Sabía que lo que hacía no estaba bien, y a pesar de eso no podía separarme de Antonio. Escucharle hablar, con su voz serena y con una mirada que aun hace temblar a estas decrépitas rodillas. Nunca quise hacer daño a tu abuelo. Siempre le he amado y siempre le amaré. Lo que pasó ese fin de semana solo fue un error que me acompañará todos los años de mi vida, o por lo menos los que me quedan.
Emma miró a su nieto y le dio un cariñoso beso que iba más dirigido al abuelo que a Carlos.
Hola Javier:
Lo primero te comento alguna cosilla que no veo bien, luego tú decides.
No sé si es correcto, pero el segundo párrafo creo confunde el SUJETO. El narrador está hablando de Emma pero termina haciéndolo de Carlos. En el siguiente párrafo vuelve a ser Emma.
“Se levantó con movimientos lentos, acordes a su edad,” en esta frase yo suprimiría “acordes con su edad” pues se supone que así será y no aportan nada, ni siquiera adornan el relato. La economía de palabras es una virtud.
En los párrafos, tercero, quinto y sexto reiteras que el álbum está bajo llave en un cajón.
En esta frase “Era un poeta que llamado Antonio que vino al campamento” sobra el primer QUE
Hay un “escribit” que, al darle a la tecla de la última letra, se te ha ido el dedo a la derecha.
Yo la palabra DECRÉPITA la emplearía para una persona entera, no solo para sus rodillas.
En esta frase “me acompañará todos los años de mi vida, o por lo menos los que me quedan.” Creo que todos los años de mi vida y los que me quedan es lo mismo, por lo que sobraría lo segundo. Por otro lado quitaría la coma que hay después de vida y antes de o y colocaría dos comas acotando “por lo menos”.
Esta frase: “Tras finalizar la comida, como si de un ritual se tratara, Emma acompañó a su nieto agarrada de su brazo hasta el despacho, pero esta vez dejó que él tomara asiento mientras ella se acercaba al escritorio abriendo el primer cajón con la llave que colgaba de la cadena que siempre llevaba al cuello, sacando de su interior el ajado álbum que allí guardaba.” La veo excesivamente larga, especialmente las tres últimas líneas. Yo la arreglaría poniendo punto después de despacho y suprimiendo la palabra posterior PERO. Después de escritorio pondría punto y el siguiente verbo pondría ABRIÓ. Después de cuello quitaría la coma, pondría Y y el verbo pondría SACÓ. Más que todo por no poner dos gerundios.
En la frase final creo que sobra “que a Carlos”. Para mí, es innecesario porque ya se dice antes que le miró al nieto y le dio un beso dirigido al abuelo. No hay posible error. Además creo que la frase tendría algo más de fuerza.
Creo que has hecho un abuso del posesivo SU. Creo que hay 24.
También encuentro demasiados verbos en gerundio y participio: -endo, -ando, -ado, -ido.
Respecto al fondo me ha parecido una tierna historia de amor de la anciana. Primero con su nieto favorito, luego con su marido al que nunca dejó de amar y finalmente con el amor platónico o apasionado que le turbó tanto como para recordarlo siempre.
Has sabido llevar bien la historia. A veces queremos que pase algo fuerte en el relato pero, ¿para qué queremos más? Una anciana desvela lo más íntimo, su mayor secreto.
Tu protagonista tiene diez años más que el mío y a ambos parece que les pasa lo mismo. Se encuentran que les queda poco en esta vida y quieren descargar rápidamente el pecado que llevan dentro.
En cuanto al reto opcional siento decirte que no lo has cumplido. Mira estas frases:
— próxima visita de Carlos esta sería una de las historias.
— él sabía que esas eran sus favoritas.
Me ha gustado el relato. Los comentarios que hago son corregibles. El fondo, que es la esencia, no se puede cambiar y está bien.
Un abrazo.
HolaJavier.
Soy la vecina del tercero. Que decir después de lo que nuestro compañero ha expuesto. Espero poder aprender de él y saber comentar tan buen y de forma tan correcta los textos.
Para mi tu historia me ha gustado mucho. La forma de describir las emociones de la abuela me transmiten nostalgia y a la vez ternura por lo que sintió en sus tiempos de juventud.
El relato esta bien definido y su desenlace, aunque se intuye lo que va pasar, creo que esta muy bien logrado.
Por mi parte me encantaría aprender de todos vosotros y poder llegar a ser la mitad de buena que todos vosotros.
Desearte muy felices fiestas y muy buena entrada de año.
Un abrazo.
Muchas gracias Isan por todos tus comentarios, por lo que veo aun me queda mucho por aprender (como a casi todos) y debo dedicar más tiempo a revisar mis textos.
Muchas gracias a ti también Rosalia, puedes estar tranquila que yo también soy nuevo en esto y espero llegar algún día al nivel de Isan en mis comentarios.
Felices fiestas a los dos!!!
Buenos días, Javier.
Bueno, lo primero, decir que me ha gustado mucho la forma en la que desarrollas la historia. En mi cabeza veía la anciana Emma mirar con ternura el álbum mientras contaba la historia a su nieto.
Ahora bien, como bien ha dicho el compañero en su comentario, que cometes algunas faltas a la hora de puntuar el texto. He notado que en las coordinadas separas las dos proposiciones con una coma antes del nexo, error muy común, pero error al fin y al cabo. Además, creo que tiendes a hacer frases muy largas que hacen la lecura poco fluida. Te pongo de ambos casos a continuación:
Se había acercado para comer con ella y pasar un rato juntos, y como en anteriores ocasiones la velada se había alargado hasta bien entrada la noche escuchando las historias de la abuela y mirando fotos antiguas que ella guardaba en álbumes en la biblioteca de su casa.
Yo o pondría de la siguiente forma:
Se había acercado para comer con ella y pasar un rato juntos. Como en anteriores ocasiones, la velada se había alargado hasta bien entrada la noche escuchando las historias de la abuela y mirando fotos antiguas que ella guardaba en álbumes en la biblioteca de su casa.
Excepto esos fallos, redundancias que cometes por lo que parece una revisión demasiado rápida y algún error tipográfico, el resto me ha gustado. No obstante, creo que me falta más en el relato. Es decir, ¿por qué se siente tan culpable la abuela? ¿Hubo alguna aventura tórrida entre el poeta y ella? No sé, me faltan líneas en el relato.
Enhorabuena por el trabajo realizado.
Te dejo aquí mi texto para que lo destripes. ¡Un saludo!
https://www.literautas.com/es/taller/textos-escena-39/6648
Hola Javier Macías,soy Luis(5). La descripción de la abuela en la primera frase me enganchó a seguir leyendo. El relato tiene algunas cosillas que los compañeros ya te han comentado, pero aun así en general está muy bien. Me gustó. Un abrazo y que pases un Feliz año 2017.