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Flores de algodón - por Martae West

Llegamos al campamento un jueves por la mañana. Muy temprano. Papá me había dicho que esa semana íbamos a hacer algo especial, distinto. "Para empezar", me dijo cogiéndome en brazos y sonriendo, "vamos a hacer un pequeño viaje en barco a un sitio sorpresa, pero no solos tú y yo, van a venir todos: tus amigos Sahrin, Amala, Hammed, Mohal el panadero, Rajhad el poeta, los vecinos, tu profesor, la señora Fahisra… Todos, hijo. Nos vamos todos de excursión. ¿Qué te parece?". Seguía sonriendo y yo estaba encantado. Desde que mamá murió no habíamos hecho nada juntos y esta era la primera vez que hacíamos un viaje, una excursión, como él decía.

A medida que se acercaba el día, estaba más nervioso. Papá fue recogiendo sus cosas y ayudándome con las mías. Había que empaquetar todo, porque "nunca se sabe lo que vamos a necesitar", decía. "¿Y si hace frío en el campamento? Habrá que llevar ropa de abrigo. ¿Y si nieva y no tenemos gorro ni bufanda? Pues a ver qué hacemos…". Nieve. Nunca había visto la nieve y la idea me entusiasmaba aún más.

"¿Papá? ¿Por qué el abuelo y la abuela no vienen con nosotros?"
Se arrodilló y me cogió de las manos.
"Son muy mayores para viajar, hijo. Además, alguien tiene que cuidar de la casa mientras no estamos, ¿no te parece?"
"Sí, pero les podemos traer algunos recuerdos del viaje para que no se sientan tristes, ¿no?"
"Claro, hijo". Sonrió.

El miércoles por la tarde ya teníamos todo preparado. Antes de anochecer, Mohal, el panadero, vino a decirnos que ya estaba todo listo para partir. Cogimos las cosas y fuimos hacia el barco. Papá tenía razón: estaban todos allí. Era un barco grande y antes de subir, Mohal nos daba a cada uno una chaqueta naranja. Papá me contó que era el uniforme del barco. Era obligatorio que todo el mundo lo llevara. Así que me lo puse a toda prisa y me sentí parte de la tripulación. Subimos al barco y papá me sentó entre sus piernas y me agarró muy fuerte. Éramos muchos, claro. ¿Quién querría perderse un viaje así?

A la señal de Mohal, zarpamos. Papá me contó que estuvimos toda la noche navegando. Yo intenté aguantar, pero me quedé dormido nada más empezar el viaje. Siempre me pasa igual.

Llegamos al campamento el jueves por la mañana. Hacía mucho frío y unos señores muy amables, vestidos con las chaquetas naranjas, nos ayudaron a bajar del barco y nos trajeron mantas y comida. ¡Vaya recibimiento! A la señora Fahisra y a Mohal tuvieron que venir a atenderlos los médicos porque se habían mareado en el viaje, pero papá me dijo que se pondrían bien.
Hacía mucho frío pero yo estaba contentísimo porque la aventura acababa de empezar. Una de las señoras de uniforme naranja vino a hablar con papá. No entendí lo que decían pero papá me dijo que significaba que ya podíamos pasar al campamento. ¡Por fin!

De camino, sentí un golpe helado en la cabeza. Una vez, y otra vez, y otra. Miré hacia arriba. Unas flores de algodón caían del cielo.
"Papá, mira. ¿Qué son esas flores?"
"No son, flores, hijo. Es nieve. Está nevando."
Nieve… ¡nieve! Empecé a correr y a dar saltos. "¡Nieve! Estamos en el mejor lugar del mundo, papá!". Seguí corriendo hacia el campamento.
Él sonrió.

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5 comentarios

  1. 1. Sofía dice:

    Hola Martae! ¿Cómo estás? Este es el primer relato en el que realizo una crítica constructiva, por lo que intentaré esforzarme 🙂

    Primero que nada quiero destacar que me gustó mucho la inocencia del pequeño protagonista,además de su curiosidad como cuando pregunta por sus abuelos, o cuando el dice “¿Qué son esas flores?” previamente describiendolas como “flores de algodón” (demostrando así su imaginación de infante).
    No encuentro alguna crítica contundente sobre el texto, lo que yo tal vez cambiaría sería la forma en la que los textos están encerrados, es decir, que envés de utilizar comillas (“”) hubiera utilizado las rayas de diálogo (que no son lo mismo que un guión). Y por último encontré (en mi opinión una coma de más en la parte final donde dice: “No son, flores, hijo” yo la habría quitado aunque tal vez se te escapó al la hora de revisar el texto. Me agrado muchísimo tu relato y lo disfruté, respecto al desarrolo lo encontré muy bueno y atrapante.
    Quiero aclarar que esta “crítica” no tiene el más mínimo sentido de ofensa, al contrario, es constructiva, aunque al ser mi primera crítica tal vez la llegues a considerar como ignorante o poco argumentativa.
    Sigue así!
    Saludos.

    Escrito el 17 diciembre 2016 a las 06:33
  2. 2. Romina Eleonora Mc Cormack dice:

    Me gustó tu relato. El esfuerzo del padre para proteger la inocencia del hijo en medio de una situación desgraciada me recordó a la película de Roberto Benigni, La vida es bella.
    También encontré lo de las comas innecesarias, como en la enumeración “Un vez, y otra vez, y otra.” Si aparece el nexo y, creo que las comas no son necesarias. Igualmente, entre son y flores ya que no debería separarse al sustantivo de su verbo. Pero son detalles.

    Saludos

    Escrito el 17 diciembre 2016 a las 13:36
  3. 3. Jose Luis dice:

    Hola
    Está lleno de sentimiento tu relato, tiene sensibilidad y refleja la inocencia de un niño que no sabe que no va a volver a su lugar de origen nunca más. Me ha parecido una historia edulcorada sobre las personas que emigran de un país que está en guerra o que huyen de la pobreza para empezar desde cero en otro lugar.
    En lugar de comillas, creo que para los diálogos hay que utilizar las rayas (que no guiones).
    Mi única crítica es que en el relato suceden pocas cosas (excepto a nivel emocional, claro) y no veo mucho conflicto para resolver. Me ha parecido más una anécdota que un cuento con planteamiento, nudo (conflicto) y desenlace (que resuelve el conflicto).
    Un saludo y felices fiestas

    Escrito el 17 diciembre 2016 a las 16:54
  4. 4. Martae West dice:

    Muchas gracias por los comentarios, Sofía, Romina y Jose Luis!

    Sofía, para nada me parece una ofensa tu crítica, ni muchísimo menos! Doy por hecho con todas las críticas que se hacen a los relatos son constructivas, ya que de eso se trata. Yo, por lo menos, estoy aquí para aprender y mejorar, aparte de que disfruto escribiendo, lógicamente, así que todo lo que me digáis será bienvenido :).
    Tomo nota de lo de las rayas de diálogo para próximos relatos. La coma de “No son, flores, hijo”, se me escapó. Es un errata, efectivamente.

    Romina, me alegro de que te recordara a “La vida es bella” ya que es verdad que mientras lo escribía, recordaba la película. Respecto a las comas, lo mismo que a Sofía, la de “No son, flores, hijo”, obviamente es una errata. Las de “Una vez, y otra, y otra” sí que están puestas adrede, en este caso, para remarcar la pausa. Bien es verdad que a veces puntúo de más y es algo que debo corregir, así que os agradezco vuestros comentarios.

    José Luis, entiendo tu crítica respecto a que no sucede nada. Yo creo que algo sí que sucede,lo que pasa es que no es la típica estructura de introducción-nudo-desenlace. Digamos que narré una secuencia de una “película”, cuyo conflicto ni final han llegado aún. Creo que necesitaría más páginas para escribirle un desarrollo a esta historia y en ese momento solo quería contar el momento de la vida de alguien, en este caso de una padre y un hijo que se ven obligados a emigrar. Tomo nota también de lo de las rayas para los diálogos.

    Muchas gracias de nuevo a los tres por vuestras críticas, siempre constructivas.

    Pasaré a leer vuestros relatos/guion y a comentaros en breve 🙂

    Un saludo y felices fiestas!!

    Escrito el 19 diciembre 2016 a las 11:10
  5. 5. beba dice:

    Hola, Martae:
    Sí; una excelente reescritura de “La vida es bella”, en un hoy tan duro como el otro, con otros culpables y otras víctimas. Y la inocencia del niño se afirma en la voluntad de sobrevivir en paz y cómo sea, que transmite el padre. Una hermosa y triste histoia, muy bien lograda.
    Felices augurios.
    beba- 219

    Escrito el 29 diciembre 2016 a las 22:59

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