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Un buen poeta - por A_T
Un buen poeta
El tiempo ha paseado a nuestro lado como si, simplemente, eso debiera hacer… y cuando la luna te ha tomado esta noche la mirada, he vuelto a caer en los recuerdos y ya… pequé y volví a pasos agigantados hacia atrás….
“¡Rápido! Todos en fila. Venga chicos, que nos vamos”. – miré con una sonrisa a todos esos críos, ¿cómo podía haber tantos? ¿Iba a ser capaz de domar a todos, de prestarles la atención que se debe, que quieren? Tú viniste corriendo y tiraste mochila en el autobús y mientras te peinabas ese flequillo rebelde pedías disculpas porque habías perdido dos autobuses y… y no quise seguir escuchando las excusas de una persona que venía con los ojos rojos de no haber dormido la noche anterior y de haber bebido o fumado más de lo que tenía que haber fumado o bebido una persona que se disponía a trabajar como monitor durante una quincena en un campamento con niños con enfermedades raras en la sierra de Madrid, pero era demasiado pronto para discutir … ni siquiera habíamos empezado el viaje…. Así que con mi mejor sonrisa, repetí: “Venga chicos, que nos vamos, empieza la aventura”
Pero me equivoqué la aventura no empezó entonces, empezó en la sexta noche, la noche de los poetas. Mi afán por la literatura, las palabras dichas de mil formas que se abrochan las unas a las otras, que se estiran y que se deslizan y te tocan y si no te tocan, te rozan y te sonríen y te apabullan… todo por la literatura…. Esa noche cada monitor con su grupo de niños tenía que jugar con las palabras y luego, sin retorcerlas, había que compartirlas con los demás. Los niños estaban emocionados, “¿cómo –me preguntaban- cómo las palabras iban a bailar?” DE LA MANO Y CON UNA AMPLIA SONRISA, decía yo y mientras daba vueltas en mí misma, los niños me seguían, me señalaban, sonreían, pensando que estaba loca ¿cómo se iban a agarrar, cómo iban a sonreír las palabras? Y entonces apareciste tú, que habías ido a recoger a un último niño… Abraham. Tenía once años y nos sacaba a mí tres cabezas y medio cuerpo y a ti dos cabezas. Todos nos volvimos a mirar y los niños, con las bocas abiertas, decían por lo bajini: “¡Qué grande!” “¡Qué enorme!” “Viene un gigante”… Al oír esto les hice callar y tú, con tus ojos brillantes, nos presentaste a Abraham y él con un saludo dijo en un español casi ininteligible “Tengo la enfermedad de Marfan”.
Mientras él jugaba con el resto de niños, me contaste que acababa de llegar de Siria, había sido un milagro, pasando por varios campamentos de refugiados MSF había conseguido que saliera indemne de una guerra atroz que no parecía terminar nunca y por fin estaba en Madrid. La red de voluntarios nos había pedido que accediera a nuestro campamento hasta que supieran que iba a pasar con él… Giré mi cabeza para mirarle y nuestras sonrisas se cruzaron y entonces… tanto tú como yo supimos que iba a pasar con él, con nosotros… con los tres.
Ahora me estás mirando… con tus dedos larguísimos y tus brazos delgados casi inaccesibles, tus piernas que dobladas a mí me llegan a la cintura…
– “Mamá, ¿te acuerdas de mi poesía?:
“El tiempo me estira,
la luna se estremece, y llora estrellas,
quiere que yo la toque y, mientras,
se mece entre ellas”
– “¿A qué me convertiré en un buen poeta, mamá?”
Me gustó la calidad de la redacción, pero no termino de entender qué fue lo que sucedió. Quizás es porque no lo dice abiertamente y no logro deducirlo. Prometo volver a leer para comprender finalmente qué sucedió entre estos tres personajes.
¡Hola A_T!
La historia me parece bonita.
En los diálogos veo que combinas comillas y guiones, no sé si eso es del todo correcto. A lo mejor alguien que controle algo más que yo nos puede resolver la duda. Por otro lado veo algunas frases que se extienden mucho y pueden llevar a enmarañar el texto. Por ejemplo esta “y no quise seguir escuchando las excusas de una persona que venía con los ojos rojos de no haber dormido la noche anterior y de haber bebido o fumado más de lo que tenía que haber fumado o bebido una persona que se disponía a trabajar como monitor durante una quincena en un campamento con niños con enfermedades raras en la sierra de Madrid, pero era demasiado pronto para discutir … ”
Eliminando algunas cosas y afinando la puntuación, podrías definir lo mismo de una forma más clara.
Por otro lado, en este diálogo “¿cómo –me preguntaban- cómo las palabras iban a bailar?” creo que sería mejor sacar “me preguntaban” de la pregunta y sólo dejar un “cómo”.
El penúltimo párrafo lo veo bien, pero por lo que he leído en algunos manuales, estos resúmenes también se pueden plantear como diálogos.
Gracias por tu texto y sigue escribiendo. Nos vemos en el próximo taller.
¿Qué…? ¿Paso de hablarle a alguien para dirigirse a otro? ¿O dónde me perdí?
Qué te digo, iba todo bien, pero luego no supe si entendía o no.
Hola A_T, No recuerdo a verte leído antes.
Me cuesta mucho entender quien habla y quien se dirige a quien, repites muchas palabras. No digo que tu relato sea malo, solo es confuso. Sobre el reto, temo que no lo cumples se te fue esto “pero era demasiado pronto para discutir”
A pesar de lo confuso que resulta la historia, yo entiendo que habla de un niño que tiene marfán, y quiere ser poeta.
Desconozco en ti, de donde nació esa idea de escribir un relato donde se hable de una persona con síndrome de marfan, ruego a Dios que tu no seas una persona con esa enfermedad de la que muy pocos saben y que también muchos sufren.
En lo personal la conozco porque mi hermana es portadora de ese síndrome y no es para nada sencillo llevar la enfermedad a cuestas.
¡Saludo y felices fiestas!
Hola A_T.
Muchas gracias por pasarte por mi relato.
Lo siento mucho pero no he entendido nada de tu relato. Has construido un universo, a primera vista, con mucha profundidad. La idea no está mal.
Pero usas frases muy largas en las que cuesta respirar, incluso mentalmente, y en los diálogos no se sabe muy bien quién habla en cada momento, sobre todo al final.
Quizá por eso cueste entenderlo.
Tal vez un par de vueltas más para limar el relato te hubiera ayudado.
Nos seguimos leyendo.