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Infinito azul - por Pilar

Dejé mi mente en blanco, mientras mi padre conducía, para observar las nubes esponjosas del verano adoptar formas caprichosas. Y también para no pensar en lo duro que se habían hecho los últimos meses. Desde que mi madre se largó en febrero con aquel poeta, el gurú de su círculo literario, mi padre y yo nos volvimos unos cojos emocionales. Él no paró de trabajar ni con su furgoneta de reparto ni en casa, asumiendo la parte de tareas que ella antes realizaba. Yo quería ayudarle pero él siempre me reprendía: «Tú a los libros, chaval, si no quieres heredar la Iveco». Irremediablemente, nuestros lazos se estrecharon y hablábamos de temas que en su tiempo ni mencionábamos. Como, por ejemplo, de mujeres y sexo. Y no siempre muy bien de las primeras.

Conducía seguro y en silencio; concentrado en la selva en la que se habían convertido las calles a esas horas y parando cada dos por tres a soltar los paquetes. De fondo, la monótona información sobre las cifras del paro que escupía la radio. Estrenábamos agosto y cumpliendo los pronósticos, mi padre ese año tampoco tendría vacaciones. Le insistí numerosas veces para que desconectara del trabajo y nos marcháramos a hacer al Camino de Santiago, pero no le convencí. A cambio, un verano más, me pagó quince días en un campamento para perfeccionar mi inglés. Al menos, estaba junto a la playa.

En la estación de autobuses, nos despedimos con un abrazo que hizo sentirme miserable por dejarle solo con sus recuerdos y prometí llamarle cada día. El vehículo arrancó lleno de estudiantes con mi mismo destino y mis remordimientos se camuflaron bajo el rugido del motor.

Arrastré con dificultad la maleta sobre la tierra pedregosa del campamento, situado en una zona boscosa desde donde se accedía a la playa tras andar un kilómetro por un camino sin asfaltar. Localicé el pabellón que compartiría con otros once chicos y la rueda de la rutina echó a girar con horarios y mecanismos de trabajo calcados a ediciones anteriores. Por las mañanas, las actividades de convivencia y las clases resultaban tediosas debido al calor húmedo y pegajoso. Las noches se hacían un infierno con todos aquellos mosquitos que parecían vampiros dejando unas picaduras del tamaño de una galleta. Pero a mi padre le contaba que todo iba perfecto. Sobre todo le hablaba de las tardes, mi momento preferido del día, cuando teníamos tiempo libre para bajar a la playa. A la octava noche, le hablé de ella. De la chica anónima que no pertenecía al campamento pero que veraneaba con sus padres y a la que no podía evitar mirar de refilón.

Habitualmente, colocaba la sombrilla en el mismo trozo de playa y después caminaba hasta la orilla para sentarse a contemplar el horizonte, con su piel morena y su larga rubia trenza tejida hacia un lado. Desde la perspectiva de mis dieciséis años me parecía preciosa, más que cualquier otra, incluso más que Bea que nos traía locos a todos los de la clase. Tal vez por ese halo meláncolico que la envolvía pues jamás la vi relacionarse con nadie, salvo con sus padres.

Cada noche, el mío me preguntaba si había novedades pero yo siempre contestaba que no me atrevía a decirle nada por miedo a quedar como un idiota. Él me animaba alegando que no todas iban a salir huyendo como mi madre.
Terminé haciéndole caso y, el último día de mi estancia, decidí acercarme a ella para rescatarla del silencio que la aislaba. Me presenté y le invité a jugar a las palas. Ella me miró con el mar infinito pintado en sus ojos y después… se marchó. Yo me quedé ahí, con cara de tonto, enfadado y pensando qué clase de diosa se creía para negar la palabra a un simple mortal al que, con su altiva indiferencia, había degradado a categoría de gusano. Discrepé de la teoría de mi padre: evidentemente, todas se acababan marchando.
Sumido en mi rabia, observé a su madre que se acercaba a mí, agitándome la mano para que esperara. Se disculpó. Me dijo que mi diosa sufría autismo y que aún no toleraba las relaciones con extraños. Permanecí sin reaccionar. Sin saber qué decir. Arrepentido por haber pensado mal de ella, con las palas en la mano, mi cara de tonto y mi nueva merecida condición de gusano, a la vez que mi corazón se hundía en la arena reblandecida por las olas.

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17 comentarios

  1. 1. Perla Preciosa dice:

    Hola, Pilar:
    Tu historia es amena, pero, antes de nada, voy a señalarte algunos fallos que he visto:
    Dices:
    ” Conducía seguro y en silencio; concentrado en la selva en la que se habían convertido las calles a esas horas”.
    Usa la coma, mejor que el punto y coma para separar estas frases, pues la pausa es suficientemente débil para permitírtelo.

    “En la estación de autobuses, nos despedimos con un abrazo que hizo sentirme miserable por dejarle solo”:
    Tienes que duplicar el pronombre, pues los dos verbos son reflexivos, y decir “que me hizo sentirme miserable”, o, en tal caso, “que me hizo sentir miserable”, pero nunca el pronombre al final y detrás de un infinitivo, sino de la forma personal.

    “Habitualmente, colocaba la sombrilla en el mismo trozo de playa y después caminaba hasta la orilla para sentarse a contemplar el horizonte, con su piel morena y su larga rubia trenza tejida hacia un lado”:
    En español, y mucho más en prosa, los adjetivos van normalmente detrás del nombre; si los pones delante, debes separarlos con una cópula para que la oración no resulte agramatical, diciendo algo como “su larga y rubia trenza”. Otro recurso que puedes probar es poner uno delante y otro detrás.

    “Meláncolico”: melancólico.

    “Me presenté y le invité a jugar a las palas”.
    La invité.

    El texto es bonito, aunque un poco plano, de forma que no hay acción ni conflicto más que ligeramente al final. Sin embargo, todo se aprende y hay que seguir intentándolo.

    Escrito el 17 diciembre 2016 a las 23:37
  2. 2. Pilar dice:

    Gracias perla preciosa, tomo nota. Como voy muy apretada este mes, primero voy a comentar mis tres posteriores y después me pongo con el tuyo. Saludos

    Escrito el 18 diciembre 2016 a las 10:58
  3. 3. R.J. Esperanza Pardo dice:

    Hola, Pilar
    Creo que de lo que se trata es de conocer las sensaciones que conseguimos transmitir al lector con nuestro texto.Porque realmente nadie aquí somos expertos y nadie tiene la verdad absoluta.
    En líneas generales, el texto cuenta más que muestra, no se deja nada para la imaginación del lector. Hay descripciones imaginativas y delicadas pero a mi gusto demasiado descriptivas (adjetivos, adverbios, frases excesivamente largas y con una sintaxis similar) que estropean el ritmo, se hace lento el avance de la lectura.
    Por ejemplo el siguiente párrafo: ” Arrastré con dificultad la maleta sobre la tierra pedregosa del campamento, situado en una zona boscosa desde donde se accedía a la playa tras andar un kilómetro por un camino sin asfaltar. Localicé el pabellón que compartiría con otros once chicos y la rueda de la rutina echó a girar con horarios y mecanismos de trabajo calcados a ediciones anteriores. Por las mañanas, las actividades de convivencia y las clases resultaban tediosas debido al calor húmedo y pegajoso. Las noches se hacían un infierno con todos aquellos mosquitos que parecían vampiros dejando unas picaduras del tamaño de una galleta. Pero a mi padre le contaba que todo iba perfecto. Sobre todo le hablaba de las tardes, mi momento preferido del día, cuando teníamos tiempo libre para bajar a la playa. A la octava noche, le hablé de ella. De la chica anónima que no pertenecía al campamento pero que veraneaba con sus padres y a la que no podía evitar mirar de refilón.”
    Y lo que acabo de expresar afecta a la estructura, no veo muy marcado el planteamiento, nudo y desenlace, un conflicto en sí, más un estado de ánimo apesadumbrado del protagonista.
    Un cordial saludo

    Escrito el 18 diciembre 2016 a las 12:47
  4. 4. Pilar dice:

    Hola jr esparza,
    Reconozco que este mes no he estado sembrada y que es imposible causar buena impresión a todo el mundo, pero lamento decirte que tu comentario me ha dolido: transcribir la mitad de mi relato para insinuarme que no te ha gustado, me ha desmoralizado y no me ha aportado nada.
    El tuyo lo he leído por encima y parece bueno, prometo que lo comentaré con calma. Saludos

    Escrito el 18 diciembre 2016 a las 15:40
  5. 5. R.J. Esperanza Pardo dice:

    Lo siento muchísimo, Pilar. No era mi intención que mi comentario te doliera ni mucho menos desmoralizarte, solo he pretendido dar una opinión constructiva, desgraciadamente compruebo que he fallado en mi propósito. De verdad, no me perdonaría nunca desmoralizar a nadie que escribe con tanta sensibilidad como tú. Puede que al escribir el comentario lo haya hecho bajo un concreto estado de ánimo, igual ha sido ese mi fallo.
    En mi defensa diré que no he querido insinuar nada, y que no he metido la mitad del texto como dices, sino un párrafo donde aparecen frases que considero demasiado largas.
    Sé que duelen (de primeras) los comentarios cuando no son políticamente correctos, a todos nos hacen críticas, pero al final aprendes de todas, las buenas y las no tan buenas.
    Por último, aclararte que no he dicho que no me haya gustado, ya que es una historia con ternura y sensibilidad y hay cosas muy bonitas, como ésta: “Dejé mi mente en blanco, mientras mi padre conducía, para observar las nubes esponjosas del verano adoptar formas caprichosas. Y también para no pensar en lo duro que se habían hecho los últimos meses. Desde que mi madre se largó en febrero con aquel poeta, el gurú de su círculo literario, mi padre y yo nos volvimos unos cojos emocionales. Él no paró de trabajar ni con su furgoneta de reparto ni en casa, asumiendo la parte de tareas que ella antes realizaba. Yo quería ayudarle pero él siempre me reprendía: «Tú a los libros, chaval, si no quieres heredar la Iveco». Irremediablemente, nuestros lazos se estrecharon y hablábamos de temas que en su tiempo ni mencionábamos. Como, por ejemplo, de mujeres y sexo. Y no siempre muy bien de las primeras.” Y aquí también hay todo un párrafo.
    Por último, creo que no es cuestión de si nos gusta o no nos gusta un relato, porque hay muchos colores para simplificarlos en dos.
    Repito que lo único que he querido expresar, sin éxito por lo visto, es lo que a mi forma de entender y bajo mi gusto personal, podría mejorar el texto. Pero no me hagas caso, si no te sirve para nada.
    Un abrazo. Lo siento, de veras.

    Escrito el 18 diciembre 2016 a las 17:19
  6. 6. Pilar dice:

    Rj esperanza,

    Aclaraciones y disculpas aceptadas!!! Todo bien, de verdad. Es cierto que es muy mejorable y me apunto por supuesto tus sugerencias. Te debo una visita!! Gracias y un abrazo!!!

    Escrito el 18 diciembre 2016 a las 19:08
  7. 7. Wyrell dice:

    Hola Pilar, cómo estás?

    Agradezco que hayas pasado por mi relato y lo disfrutaras, eso siempre es bien :).

    Tu relato me pareció interesante. Me gustan las historias donde centran la trama principal en adolescentes y sus vidas cotidianas, alejándose un poco de la fantasía y la ciencia ficción. En su día escribí una historia similar a la tuya en forma, basándome en cosas de mi adolescencia.
    Al leer tu escrito me relajé, es entretenido y tierno de cierta forma. Admito que me hubiera gustado más un final donde el protagonista habla una vez más con su “diosa”, pero aún así estuvo bien.

    Los errores que encontré son cosas que ya te han comentado y se arreglan con la práctica.

    Para resumir, tu relato fue entretenido y me recordó a mi niñez (hablando así parezco alguien demasiado mayor :/) Me ha gustado.

    Ya nos leeremos en el futuro.

    Un saludo.

    Escrito el 19 diciembre 2016 a las 17:06
  8. 8. Ane dice:

    Hola Pilar:

    Es un bonito relato que evoca a tiempos jóvenes de apuesto muchos de los que escribimos por aquí. Además, muestras con el final algo que surge muy a menudo, los prejuicios. Esa capacidad que tenemos de enjuiciar sin la información suficiente.

    Por lo demás, decir que es muy difícil escribir, pero no olvides que para todos, incluso los que hoy son eruditos en las letras. No queda otra más que leer, leer y leer, así como escribir, escribir y escribir. La perseverancia abre caminos.

    Saludos.

    Escrito el 19 diciembre 2016 a las 20:54
  9. 9. Pilar dice:

    Gracias Ane por tus amables palabras. Ahora que ya comenté mis recomendados, devolveré las visitas y echaré un vistazo por ahí.
    Agradezco tus consejos, sobre todo porque sigo algo avergonzada por la réplica que hice al comentario de RJ Esperanza. Siento haber dado la impresión de que no encajo bien las críticas. Pero sí que las asumo, y más cuando me lo merezco.
    He de confesar que ando enfadada conmigo misma porque he bajado el nivel con respecto a los dos últimos (y únicos) relatos, pero ¡Qué le voy a hacer si en este reto me ha faltado motivación e inspiración!! Pues nada, aguantar el chaparrón y currar más en el próximo.
    Saludos y gracias de nuevo!!!

    Escrito el 19 diciembre 2016 a las 23:49
  10. 10. R.J. Esperanza Pardo dice:

    Hola, Pilar
    ¡Yo sí que ando avergonzada! No te preocupes, yo me siento culpable también porque tenía que haber incluido más cosas positivas como lo hice la segunda vez. La verdad es que me parece tan difícil escribir los comentarios, muchísimo más que el relato, sobre todo porque no somos expertos y porque la comunicación escrita pierde mucho mensaje. Cada relato que escribimos es como un hijo y nuestra primera reacción es protegerlo.
    Un abrazo,

    Escrito el 20 diciembre 2016 a las 13:28
  11. 11. Jo Vans dice:

    Te diré que escribes muy bien, voy a resaltarte las frases que más me gustaron.

    “Localicé el pabellón que compartiría con otros once chicos y la rueda de la rutina echó a girar con horarios y mecanismos de trabajo calcados a ediciones anteriores.” “…decidí acercarme a ella para rescatarla del silencio que la aislaba.” “Ella me miró con el mar infinito pintado en sus ojos y después… se marchó. Yo me quedé ahí, con cara de tonto, enfadado y pensando qué clase de diosa se creía para negar la palabra a un simple mortal al que, con su altiva indiferencia, había degradado a categoría de gusano.”

    Me gustó mucho tu relato, ¡¡felicitaciones!!
    Saludos

    Escrito el 21 diciembre 2016 a las 08:42
  12. 12. María Esther dice:

    Es un relato que trata expresar los sentimientos de un joven que se enamora por primera vez, que siente la necesidad de compartir con alguien su secreto. Por eso recurre a su padre, con quien ha mantenido conversaciones sobre ese tema.
    No sé, quizá un diálogo con un amigo sobre la chica y que a su vez la conociera,podría plantear mejor el conflicto y evitar la intervención de la madre.
    A lo mejor te podría ayudar para hacerlo más dinámico y menos descriptivo.
    Bueno yo estoy aprendiendo todos los días,así que son sugerencias que también me han hecho a mí.
    Lo importante es tener algo que contar, luego cómo contarlo vamos aprendiendo leyendo, estudiando, escribiendo…
    Sigue adelante.Saludos.
    Maritel en el 101

    Escrito el 22 diciembre 2016 a las 05:15
  13. 13. Leonardo Ossa (Medellín - Antioquia) dice:

    Hola Pilar, me ha parecido un texto que refleja fielmente los temores y el aprendizaje que tiene lugar durante la adolescencia. Me ha gustado la ternura que alcanza a sobresalir en contraste con el abandono de la madre.
    Que disfrutes las fiestas de fin de año. Saludos.

    Escrito el 23 diciembre 2016 a las 03:56
  14. 14. Pilar dice:

    Ufff!!! Se me acumula el trabajo….
    Gracias por vuestros comentarios, prometo devolver la visita en cuanto se pase el fin de semana.
    Feliz Nochebuena y Navidad a todos/as!!!

    Escrito el 23 diciembre 2016 a las 08:48
  15. 15. Cecilia dice:

    ¡Querida Pilar!

    Que este 2017 te depare muchos éxitos en todos tus anhelos.

    Recordarás que agradecí tus palabras de recibimiento cuando comenté que era nueva en el taller y afirmé que visitaría tu trabajo.

    Me ha parecido una historia juvenil muy bonita y si bien se encuentra fallas, es lo que nos sucede siempre a los novatos, hasta recordar bien Gramática.

    Es bueno revisar cómo eliminar el leismo, clases y uso de pronombres, entre otros.

    No te detengas. ¡Adelante!

    Escrito el 2 enero 2017 a las 17:13
  16. 16. Pilar dice:

    Hola, Cecilia!!!

    Gracias por tu visita y bienvenida de nuevo!!! Voy a repasar lo que me has mencionado y le consultare las dudas a las profes de lengua que tengo en mi entorno para mejorar poco a poco.Ufff qué difícil es que te salga un relato redondo!!

    Voy a buscarte para leer el tuyo y conocerte más.
    Por supuesto, que tengas un año lleno de cosas buenas.
    Un beso!!!

    Escrito el 2 enero 2017 a las 17:50
  17. 17. Marcelo Kisi dice:

    Hola Pilar!!
    Tenés razón, no nos habíamos comentado antes mutuamente, pero ya queda subsanado el asunto 😉 gracias por tus cálidas palabras y tu visita!
    Y era hora, porque me encantó tu escritura! Tenés una escritura liviana, clara y visual, sos una gran observadora de la realidad con sus detalles, de la complejidad de las relaciones humanas y de los sinsabores de la adolescencia. Lo único que me hizo ruidito fue realmente el tema de los adjetivos, pero ya te lo señalaron.
    Así que, adelante compañera, que nos leemos pronto!

    Escrito el 13 enero 2017 a las 21:50

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