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Cuestión de orejas - por Leosinprisa

La noche cernía un oscuro manto sobre el antiguo bosque, convirtiendo en ruina venerable, lo que durante el día no era sino una humilde torre de vigía derrumbada.

Giliel, la experta exploradora, una mujer de largo pelo plateado y orejas puntiagudas, que sobresalían como lanzas entre su espeso cabello, identificándola como miembro del pueblo élfico, contemplaba, en una mezcla nostálgica y ensimismada, aquellos restos desmoronados.

Su compañera Néstar, una guerrera humana de negras trenzas y ojos turbios, emponzoñados por pasadas experiencias, la observaba con atención. No dudaba que la lumbre de la fogata que las calentaba e iluminaba a partes iguales, realzaba el perfil orgulloso de esa elfa misteriosa, perteneciente a una raza que no sentía ninguna simpatía por los humanos y que por circunstancias del destino, las había unido.

—¿Qué hacemos aquí? —dijo la humana. Se habían asentado en ese lugar olvidado, alejándose de su ruta, sin más explicaciones por parte de la exploradora.

La elfa no contestó.

—¡Gratos recuerdos! —exclamó Néstar con voz pícara, intentado llamar su atención.

Unos ojos grandes y grises tornaron hacía quien había hablado, sin mover su rostro.

—Aquí estuvo, hace mucho tiempo, la torre de Altaspuntas. Su capitán era un hombre interesante, un poeta desaprovechado por las contingencias de la guerra.

La mujer con trenzas gruñó, sabía que significaba el término de «interesante». Llevaban mucho juntas para no conocer sus implicaciones.

—Pues debió de ser hace bastante, estas ruinas llevan siglos abandonadas. De tu amigo tan solo habrá polvo y nada más.

—Es posible. Aunque los recuerdos nunca pierden su fuerza, si ellos fueron gratos.

—No lo dudo —Néstar gruñó de nuevo—, gratísimos.

La exploradora suspiró. Estimaba a la humana pero sus palabras, la mayoría de las ocasiones, portaban el veneno de una serpiente.

—¿Lo desapruebas? —preguntó la elfa moviendo su relajado cuerpo hacía su compañera.

—Por cuanto conozco de ti debes de haberte relacionado con medio mundo. Y con el otro medio no has tenido ocasión, pues no has debido de encontrártelo en tu camino.

—¿Me acusas de libertina? Crees que me entrego a cualquiera que se cruza conmigo.

—Sí —dijo sin más. Se quedó mirándola, esperando que rebatiera su afirmación, pero no dijo nada—. Algunos elfos sois así, promiscuos por naturaleza. Que se puede esperar de unos seres con unas orejas desplegadas como las velas de un navío, esperando un venturoso viento que las agite.

—No sé qué tienen que ver mis orejas con este asunto.

—Son una provocación. Deberían de cortároslas cuando sois recién nacidos.

—Sigo sin ver ninguna relación —habló la elfa con gesto turbado.

—Pues que son bonitas e incitan a desear tocarlas y… —Néstar quedó muda, sabía que había hablado de más, sonrojándose de manera inesperada.

La elfa esbozó una espléndida sonrisa, pero su rostro mudó cuando sintió que unas formas rodeaban su menudo campamento. La humana liberó su martillo de guerra, mientras su compañera se ponía en pie con un ágil movimiento.

Eran un grupo de seres inquietantes. Restos de hombres, cadáveres marchitos que poseían en las cuencas de los ojos una innatural luz rojiza. Avanzaban rápidos, decididos hacía ellas, alzando sus armas herrumbrosas para unir en la muerte a esas dos desdichadas entrometidas.

—¡Infiernos! —gruñó la humana por esa visión inesperada.

Néstar movió su martillo con presteza, impactando contra varios costillares de sus enemigos, rompiéndolos y haciendo que las esquirlas llovieran por todas partes. Mientras tanto, Giliel se debatía furiosa contra un grupo de ellos, buscando y localizando a quien los dominaba, el nigromante que había acabado con el descanso de quienes moraron una vez en la torre, arrojando su espada en dicha dirección, atravesándolo y otorgándole una merecida muerte.

Los restos hechizados cayeron al suelo, roto su encantamiento. La lucha había concluido.

La elfa se situó junto a uno de esos cuerpos, arrodillándose a su lado.

—Mi querido Eruvien, mi poeta. Descansa ahora en paz —cantó entonando con una bella voz. Los cadáveres se convirtieron en un haz de luz, desvaneciéndose en el aire.

La humana no dijo nada, su mirada ofrecía respeto por su compañera de aventuras y no le haría recriminación alguna por haberla arrojado a ese peligro. Guardó su arma en su cinto y se dirigió al fuego.

—Sabes que puedes tocarme las orejas cuando quieras —dijo Giliel recuperando su sonrisa y sentándose al lado de su aliada, disfrutando de la calidez de la hoguera.

Néstar alzó suplicante la vista al estrellado cielo, gruñó con fuerza negando con la cabeza y ambas continuaron contemplando en silencio las consoladoras llamas.

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5 comentarios

  1. 1. Auxi Morata Alegre dice:

    Hola Leosinprisa!

    Te leí el mes pasado y me apetecía volver a leerte este mes, es un enfoque muy interesante, me ha gustado como has descrito a las dos protagonistas (que además las shippeo con todas mis fuerzas debo confesar) y creo que daría para una historia más larga.
    Si te quieres pasar por mi relato se llama “Sabina” 🙂

    Un beso!

    Escrito el 17 diciembre 2016 a las 12:25
  2. 2. M.L.Plaza dice:

    Hola.
    Un relato original, que se lee muy bien.
    He visto estas dos cosas:
    “… por circunstancias del destino, las había unido.” Creo que sobra el por y la coma.
    “…sabía que significaba el término de «interesante».” Qué va acentuado y sobra de.
    Espero seguir leyéndote.
    Saludos

    Escrito el 17 diciembre 2016 a las 18:37
  3. 3. Yoli dice:

    Hola, Leosinprisa.
    Como siempre, me ha gustado tu relato. Me gusta tus protagonistas, esa mezcla en que se pelean pero en el fondo se respetan la una a la otra. Has descrito muy bien la ambientación y las peleas. Saludos.
    Si quieres leer el mio, soy el 137.

    Escrito el 18 diciembre 2016 a las 11:28
  4. 4. Juana Medina dice:

    Hola Leosinprisa,
    Bella historia y muy original. El tema de las orejas y como lo has tratado me ha gustado mucho.
    Ha comas que revisar y alguna otra cosilla, pero insisto: una historia muy bella y muy bien contada.
    Nos leemos en 2017
    BUENAS FIESTAS

    Escrito el 19 diciembre 2016 a las 23:58
  5. 5. Abigail dice:

    Hola.
    Tu relato es muy lindo, muy interesante. Parece parte de algo mucho más grande, que por cierto me encantaría leer.
    Me gusta como describes a tus personajes, la sutileza con que tratas su relación, en fin, todo.
    Las observaciones ya te las hicieron y yo no encontré nada más.
    Por si acaso yo estoy en el número 59.
    Felices fiestas!

    Escrito el 22 diciembre 2016 a las 15:43

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