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Pasa todo tan deprisa - por Otilia

«Ahora que todos tenemos sesenta años…» leí la frase cuando esa edad sonaba muy lejana, y ayer mi amiga de infancia e instituto, Esther, me la recordó por teléfono, para explicar el motivo de convocar a los amigos de juventud.
—Nos juntaremos para celebrar que vivimos, recordar batallitas y avivar la vieja amistad ― añadió riéndose.
No quise oír más. Le corté con una disculpa boba, prometiendo que la llamaría lo antes posible.
Entre lágrimas, los recuerdos despertaron, apareciendo imágenes de esa época grabadas en mi retina que durante años había intentado velar para no sentir nostalgia.

Más tranquila, busqué el viejo álbum donde ver las caras difuminadas por el tiempo. Allí estábamos, manifestándonos con pancartas. En aquel momento convulso teníamos que reivindicar todo y nos sobraban energía e ilusión para cambiar el mundo.
En primera fila siempre él, Xabi. La figura de un joven deportista, risueño y guapo; con vehemencia defendía cualquier causa que creyera justa y arrastraba a los demás. Yo no necesitaba empujón, le quise desde el primer día en el instituto. Nos hicimos novios en Bachillerato y esa época corresponde―así sigue permaneciendo en mi memoria— a lo más parecido a la felicidad.
Las fotografías se sucedieron: campamento en la montaña, días de playa, fiesta de graduación vestidos con las mejores galas. Sin duda, la chica mejor vestida y más elegante, Almudena. Pertenecía a una familia acomodada de Madrid que por negocios llevaba años viviendo en nuestra ciudad.
La Universidad separó nuestros caminos, pero no enfrió la amistad de la cuadrilla. Las excursiones en fines de semana y vacaciones la mantuvieron viva.
El primer verano de universitarios conocimos a Luis, amigo madrileño de Almudena, estudiaba tercero de Arquitectura, un cerebrín con pinta de hombre conservador, serio y poco aventurero.
Las chicas vimos que nuestra amiga bebía los vientos por él, ella nos lo confirmó ilusionada. Distinto el sentimiento de Luis. Mis dudas empezaron cuando en salidas y reuniones, él intentaba ponerse a mi lado, también me di cuenta que no me quitaba los ojos de encima. A Esther no se le escapó la situación, siempre nos entendimos con guiños y miraditas.

Los años pasaban rápidos, aunque no tanto como ahora, y empecé a pensar cómo quería vivir. Tanto Xabi como yo terminábamos Derecho, él lo tenía claro, iba a trabajar de abogado laboralista, ya practicaba en un bufete, lo económico no le importaba. A mí sí.
No quería trabajar entre papeles todo el día y luego llegar a un piso de barrio a seguir con las labores de madre y ama de casa. Lo tenía tan claro en mi cabeza que empecé a dar vueltas a una idea.
La puse en marcha cuando asistimos al primer concierto de los Rolling en España. Dentro del recinto me acerqué a Luis, hacía tres meses que no le veía:
—¡Enhorabuena! Ya sé que estás trabajando con el mejor arquitecto ―dije besándole.
—Gracias preciosa.
—Ahora, Almudena y tú podéis pensar en el futuro —continúe con sonrisa seductora.
—Siempre lo he hecho, cuando acabe el proyecto firmado en el extranjero, abriré mi propio estudio. En cuanto a Almudena, como amiga la mejor, pero nunca hemos hablado de amor —respondió acariciándome con la mirada.
No pude contestar, salieron “sus majestades” y la música desató la histeria colectiva.
A los dos días, Luis me llamó por teléfono y quedamos para, según dijo él, terminar la conversación.
Sabía lo que iba a suceder. Sentí por dentro un vacío y en mi corazón unos ojos negros, pero tomé la decisión, mi bienestar personal a toda costa. Como dijo la poeta: «Concédete libertad para vivir, luego el tiempo curará las heridas».
Me confesó que estaba enamorado de mí y me pidió matrimonio. Le dije sí, aunque necesitaba días para hablar con Xabi. Lo intenté, pero no pude mirarle a los ojos y le mandé una carta.
Creyendo lograr mis sueños, me casé con Luis. Viajamos a Londres aprovechando su trabajo y éste nos mantuvo allí quince años.
Ya en nuestra ciudad, si encontraba algún amigo de entonces nunca pregunté, ¿fulanito? Y la vida siguió sin pedir permiso.
El deseo de Esther por reunirnos, al principio me produjo vértigo, luego pensé:
«¿Por qué no? He tenido que convertirme en sexagenaria para poder mirar de frente los ojos negros de Xabi y decirle, al fin, lo que entonces no le dije».
Llamé a Esther:
—He decidido que iré.
—¡Cómo me alegro! Os apuntaré a los dos y ¡lista completa! —respondió pletórica.
―Voy sola…, Luis murió el año pasado ―musité.

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10 comentarios

  1. 1. tyess dice:

    La nostalgia es un buen medio para hablar de decisiones y deudas, aunque sí sentí que “todo pasó muy rápido” entiendo que así debía ser.
    Encontraste un buen medio para contar toda una vida en un momento.

    ¡Felices fiestas!

    Escrito el 18 diciembre 2016 a las 15:19
  2. 2. amadeo dice:

    Otilia:
    Considero que tu texto es un buen relato, pero no lo veo como cuento. Le falta el conflicto y la resolución.
    Desafío cumplido. Felicitaciones

    Estoy en el 126. Espero tus observaciones
    Saludos
    Amadeo

    Escrito el 19 diciembre 2016 a las 19:41
  3. 3. José Torma dice:

    Hola Otilia.

    Primero te diré lo que no me encanto del relato. Lo siento apurado, brincas de un lado a otro y hay mucha información que si la quitas no desmerece la narrativa y si te hubiera permitido, por el límite de las palabras, explayarte en otras áreas. Lo del concierto a mí me salió sobrando porque no aporta y algo que intento (no siempre con éxito), en mis relatos, es quitar lo que no ayuda, en mi mente lo que no da, roba. Si bien se compromete con Luis a raíz del concierto, creo que pudo haber sido más breve y de esa manera darle más vida al romance con Xabi.

    Lo que me gusto, tienes un muy buen manejo del lenguaje, me gusta la estructuración del texto ya que es muy fluido y no tiene topes que ralenticen la lectura. Has contado una historia muy universal, del primer amor y sin embargo, ese final triste, donde se ve forzada a admitir que ira sola. ¿Estará Xabi solo también?, creo que da para una continuación y ver si el amor en el otoño de la vida, recibirá una segunda oportunidad.

    Me dio mucho gusto leerte, felicidades.

    José

    Escrito el 20 diciembre 2016 a las 17:11
  4. 4. MT Andrade dice:

    Hola Otilia
    Creo que es un muy buen relato. Para mí muestran la juventud que se quisiera volver a tener. Y lo que ella conlleva, lo que se hacía de joven, las manifestaniones, los concierto etc. Representado mayormente por unos ojos que ya hoy no son. Como en el poema de Neruda.
    Felicitaciones

    Escrito el 21 diciembre 2016 a las 18:40
  5. 5. Roger/NHICAP dice:

    Hola Otilia,
    Me gustó el relato, es más, narras la historia en un registro diferente a relatos anteriores, y lo haces bien.
    El narrar en primera persona está muy lograda, salvo dos matices:
    -yo no incluiría un inciso en “…—así sigue apareciendo en mi memoria—…”. Lo escribiría entre comas, así: “…, así permanece en mi memoria,…”
    —separaría, al principio y al final, con un doble renglón cuando relatas los recuerdos del pasado, respecto al momento actual.
    Yo si creo que es un relato porque describe y muestra una parte importante en la vida de la protagonista. Y hay un giro final que ayuda a comprender mejor a la protagonista. Es mi opinión.
    Muy buen trabajo, Otilia
    Felicidades u un abrazo.

    Escrito el 21 diciembre 2016 a las 19:12
  6. 6. Earendil dice:

    Hola, Otilia.
    Es un relato muy triste desde la primera línea, en la que ya se manifiesta una vida vivida sin demasiada felicidad, que ha pasado muy deprisa, casi sin darse cuenta.
    Está muy bien relatada, con un lenguaje muy cuidado y una buena estructura. Tal vez no es la clase de relatos que más me gusten, porque tocan la cotidianidad sin sobresaltos ni emociones fuertes, pero solo es cuestión de gustos. Literariamente es un trabajo estupendo y te felicito por ello.
    Un saludo y felices fiestas.

    Escrito el 21 diciembre 2016 a las 23:13
  7. 7. Otilia dice:

    MT Andrade y Roger/NHICAP, muchas gracias por leer, por el tiempo para comentar y por las aportaciones. Gracias.
    Feliz Año Nuevo. Saludos.

    Escrito el 22 diciembre 2016 a las 13:47
  8. 8. Isan dice:

    Hola Otilia:

    Como siempre te apuntas a las 750 exactas.

    Entro directamente a saco:
    El primer párrafo me ha desconcertado. Lee la frase cuando esa edad le parece lejana y, sin embargo, la frase dice Ahora que tenemos sesenta años.

    “…nos sobraban energía e ilusión…” Creo que debe ser “sobraba” ya que energía e ilusión están en singular.

    Entre “Almudena” y “estudiaba” cambiaría la coma por punto. Haría igual después de Arquitectura.

    Cerebrín habría que oponerlo entre comas. (mejor sería en cursiva, pero no lo admite el formato de Literautas).

    “…, ya practicaba en un bufete,” Yo en lugar de entre comas lo pondría entre rayas o guiones. o, en su caso, pondría punto después de bufete.

    En la palabra continúe (imperativo) se te ha adelantado la tilde ya que, en este caso, es contiué (pretérito perfecto).

    Esta frase me ha hecho darle varias vueltas porque no la entiendo: “Sabía lo que iba a suceder. Sentí por dentro un vacío y en mi corazón unos ojos negros, pero tomé la decisión, mi bienestar personal a toda costa.” Sabe qué va a suceder pero siente un vacío y unos ojos negros. Desconozco esta expresión de ojos negros. Para rematar dice “PERO tomé…”

    “…nunca pregunté, ¿fulanito?” ¿No sería mejor poner directamente Xabi?

    Después de pasado casi todo el relato aparece nuevamente Esther que ya estaba olvidada pues no tenía relevancia. He tenido de volver para ver quién era.

    “Y la vida siguió sin pedir permiso.” Esta frase yo la pondría sola con punto y aparte y le quitaría la ye.
    Ha sido un bonito relato. La historia de toda una vida bien contada.

    No tiene lo que se suele pedir de introducción nudo y desenlace, sino que ha sido la narración del devenir de una vida, y eso por aquí no se perdona y no lo digo por mí.

    Vaya sorpresón final. No me lo esperaba. Cuando parecía que se enrollaría con Xabi. Aun está a tiempo.

    He dicho muchas cosas que se pueden cambiar según mi parecer, pero no te lleves la impresión por ello de que no me ha gustado. Todo lo contrario. La idea me ha parecido muy buena y la has desarrollado y narrado bien. Ese punto de tristeza también le da valor al relato.

    Ha sido un pacer. Hasta el próximo. Urte berri on.

    Un abrazo

    Escrito el 23 diciembre 2016 a las 00:39
  9. 9. maria jesus hernando navas dice:

    Hola Otilia, a mi me ha gustado mucho tu relato. Cuentas la historia muy bien y, además, al final la protagonista se va a liberar de su carga, con sabor a “continuará”,pero eso lo tienes que decir tu. Un saludo

    Escrito el 23 diciembre 2016 a las 10:30
  10. Hola Otilia. El relato me gustó, las historias que hacen flashbacks me gustan. El final me sacudió, un golpe bajo, me pareció excelente. La historia completa de explicar lo sucedido en una vida en tan pocas palabras y bien explicada, me parece un logro difícil, por eso te felicito.
    Gracias por compartir.

    Escrito el 23 diciembre 2016 a las 16:15

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