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Apuntes, tutoriales, ejercicios, reflexiones y recursos sobre escritura o el arte de contar historias

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Etapas de la vida - por Claudia Bellini

Web: https://relatosenlaluna.wordpress.com/

Ya habían pasado varias semanas desde que regresé del campamento y, como una característica más del letargo invernal, mi cuerpo pasaba por un estado de inactividad en la que el mayor consumo de energía lo utilizaba para continuar manteniendo vivos unos recuerdos que, aún siendo cercanos en el tiempo, parecían perder nitidez a pasos agigantados.

A lo largo de toda mi vida había asistido a diferentes campamentos, en diferentes edades, con diferentes ocupaciones. Siendo niña como participante infantil; después como monitora de tiempo libre; en una ocasión, como una de las madres de alumnos dispuestas a lidiar con su propio hijo y todos sus compañeros de curso. Pero sin duda, éste estaría destinado a ser el campamento en mayúsculas. Digno de recordar para siempre —si mi memoria lo permitía—.

Ocho años habían pasado desde mi jubilación. Cinco desde mi estado de viudez. Y en un afán por no dar por terminada mi vida, ni que ésta se convirtiese en una simple prolongación de las vidas de mis hijos y sus familias, decidí probar nuevas actividades, entre la variada oferta que en los últimos años se ofrecía a las personas de la tercera edad. Eso sí, todas ellas amoldadas a mis desgastadas rodillas, a la falta de concentración, a la prótesis de cadera, a una sordera incipiente… en fin, ¿qué les voy a contar? Así que, compaginando varias ocupaciones de lo más dispares, comencé a asistir a un club de lectura. Un libro por semana, un debate cada jueves, y para quién estuviese muy animado, un pequeño curso de escritura creativa los martes por la mañana. Yo lo estaba.

La primera clase discurrió como un reconocimiento. Debíamos escribir un pequeño texto de no más de diez líneas que sirviese de presentación personal. Después, repasar las reglas básicas de escritura, crear personajes, pequeños relatos, redactar una noticia, un poema, una carta…

Sin apenas darnos cuenta, lo estrictamente literario se vio mezclado con una cada vez mayor complicidad entre compañeros y profesores, una comida, la asistencia a una conferencia, una firma de libros, una cena de Navidad, un campamento… Poco a poco había ido abandonando las otras actividades a las que me había anotado en septiembre. Todo el tiempo posible lo dedicaba a leer, a escribir, a conversar, a disfrutar con la literatura, por eso, cuando nos ofrecieron la posibilidad de asistir durante una semana a un campamento adaptado a personas mayores de sesenta y cinco años, que entre otras cosas incluía un curso de escritura creativa, no lo dudé.

En un principio estábamos inscritos veintisiete participantes. Finalmente asistimos diecinueve. Uno de los puntos fuertes de acumular años, aprendes a vivir el presente, pues el futuro cada vez se vuelve más inseguro. Doce mujeres, siete hombres. Representantes de varias regiones de la península e incluso tres, procedentes de otros países. La diversidad estaba servida.

Un examen médico a la llegada, dietas adecuadas a cada persona, paseos por la naturaleza, ejercicio físico moderado, música y sobre todo: textos, frases, palabras…
Pese a las manías, rarezas, costumbres e incluso extravagancias adquiridas tras décadas de vivencias individuales, todo el grupo consiguió pasar la semana en armonía, creando vínculos de amistad y complicidad que no creía poder alcanzar a estas alturas del recorrido. Por eso, cuando al levantarme una mañana, encontré un papel doblado que alguien había metido por debajo de la puerta de mi habitación, no me sorprendí como hubiese pensado meses atrás. Lo leí y con un ligero pálpito en el corazón, lo guardé entre las páginas de mi cuaderno. Las tres siguientes y últimas mañanas del campamento hubo uno nuevo cada día. Textos que a lo largo de las veladas se salpimentaban con miradas, palabras, caricias que creí no volver a tener.

Posiblemente pronto olvide su nombre, también su rostro, pero nunca al poeta que volvió a llenar mi estómago de mariposas.

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12 comentarios

  1. 1. Paola dice:

    Hola Claudia

    Un relato muy tierno que da a que pensar.
    Voy a comentar las partes que en mi humilde opinión se podrían mejorar:

    Yo lo empezaría por Ocho años habían pasado desde mi jubilación… lo anterio se convierte en misterio: quién será esa mujer? qué habrá hecho en la vida para aparecer en un relato?

    Todas y cada una de las anteriores palabras me sirven para contar lo esencial de la historia: qué pasa esa noche mágica delante de la fogata del campamento cuando ella oye una voz detrás de sí que dice: pero que guapa estás! se da la vuelta y no hay nadie?
    lo habrá imaginado llevada por la emoción del momento? Vuelve a su cuarto y encuentra una nota en el suelo que dice:……

    Todo eso es lo que el lector desea leer sobre todo teniendo en cuenta que el amor en la tercera edad es realmente un gran desconocido.
    Elimina todo lo que no interesa a la historia, introduce misterio y crea tensión….

    ciaociao Paola

    Escrito el 18 diciembre 2016 a las 16:18
  2. 2. Claudia Bellini dice:

    Hola Paola!
    Muchas gracias por comentar.
    Totalmente de acuerdo, creo que la historia podría dar mucho de sí, pero cuanto más la leo, más lineal y sin ningún tipo de ritmo ni tensión me resulta.
    Lo positivo es que estoy deseando volver a escribir esta historia siguiendo tus indicaciones.
    Gracias!

    Escrito el 18 diciembre 2016 a las 19:59
  3. 3. Paola dice:

    me alegro!!

    Escrito el 18 diciembre 2016 a las 20:01
  4. 4. SBMontero dice:

    Me ha encantado. Esto es un relato, sencillo, simple, sincero, sin chorradas.

    Entrando en algo más profundo, juegas muy bien a mostrar haciendo que cuentas y no es sencillo, eh.

    Sigue escribiendo.

    Un saludo.

    Escrito el 19 diciembre 2016 a las 01:25
  5. 5. yolareina dice:

    Hola Claudia, Es un relato muy lindo pero como bien te comentaron da para más me alegro que quieras reescribirlo pues tienes buena materia prima, despójalo de lo que sobra te aseguró será un buen ejercicio a mi juicio mucho más dificil. Te deseo éxito y Oajlá pueda leer el próximo.

    Escrito el 19 diciembre 2016 a las 18:20
  6. 6. Claudia Bellini dice:

    Hola SBMontero,
    Muchas gracias por tu comentario.
    Aunque ya estoy trabajando en darle una vuelta siguiendo consejos de otros compañeros, me alegro que también así, siendo un relato como tú bien dices sencillo y sincero, también te haya gustado.
    Gracias.
    Saludos

    Escrito el 19 diciembre 2016 a las 23:41
  7. 7. Claudia Bellini dice:

    Hola yolareina,
    Estoy deseando terminar mi nuevo ejercicio sobre este texto, pues gracias a vuestros comentarios creo que se le puede dar otro ritmo y tensión sin perder el argumento.
    Muchas gracias!
    Saludos,

    Escrito el 19 diciembre 2016 a las 23:44
  8. 8. Claudia Bellini dice:

    Hola yolareina,
    Estoy deseando terminar el nuevo ejercicio sobre este texto, y es que con vuestros comentarios creo que podré darle otro ritmo y tensión sin perder el argumento.
    Muchas gracias,
    Saludos

    Escrito el 19 diciembre 2016 a las 23:47
  9. 9. Anael dice:

    ¡Hola Claudia!

    He disfrutado mucho de tu relato. Estoy de acuerdo con otros compañeros en que no crea demasiada tendión, pero lo escribes tan bien, con un ritmo tan fluido, calmo… Al ritmo un poco de la tercera edad, ¿no?, que se pierde siempre en los detalles de las historias, en los matices… A mí me ha gustado mucho, me ha resultado tierno, no creo que sea una historia que debe tener tensión, además tiene una bonita sorpresa final. Me ha encantado tal como está, creo que la voz del narrador va muy acorde al personaje. El texto está muy cuidado en forma y contenido. Precioso.

    Sólo hay una cosa que te puedo señalar:
    “mi cuerpo pasaba por un estado de inactividad en la que el mayor consumo de energía…”
    ¿No sería “un estado de inactividad en EL que el mayor consumo de energía…”? Dado que se fiere al estado y no a la incatividad. Creo ^^’

    Un aplauso para tu historia, tranquila observadora que nos da un paseo por el pasado el presente y el futuro de esta señora. Lo he disfrutado de verdad. Te seguiré leyendo en próximos talleres.

    ¡Un abrazo y sigue escribiendo!

    Anael (ando mendigando comentarios por el 23… 😉 )

    Escrito el 21 diciembre 2016 a las 15:07
  10. 10. Anael dice:

    ¡Hola de nuevo!

    Sólo un detalle más, ¡que me he dado cuenta que no he comentado nada del reto! Enhorabuena por atreverte con él y cumplirlo tan bien que ni se nota =)

    Lo malo es que al releer he pillado una cosita más 😉 Espero que te sirva…

    “Todo el tiempo posible lo dedicaba a leer, a escribir, a conversar, a disfrutar con la literatura…”
    Tanto “a” se me hace repetitivo, ¿quizá sería mejor omitirlo a partir del primero para no romper el ritmo? Así:
    Todo el tiempo posible lo dedicaba a leer, escribir, conversar, disfrutar con la literatura…
    Creo que así queda más fluido el ritmo.
    Enhorabuena de nuevo por tu trabajo y ¡Feliz Navidad!

    Escrito el 21 diciembre 2016 a las 15:14
  11. 11. Claudia Bellini dice:

    Hola Anael,
    Muchas gracias por tus comentarios.
    En un principio pensé revisarlo y buscar un nuevo ritmo, dotándolo de mayor tensión, pero como hay opiniones variadas, haré una corrección en la que sin perder su esencia inicial, mejore ciertos aspectos que como bien has comentado pueden hacerlo más fluido y sin repeticiones.
    Estoy deseando terminar el nuevo texto con vuestros comentarios.
    Muchas gracias,
    Saludos

    Escrito el 23 diciembre 2016 a las 00:16
  12. 12. Cryssta dice:

    Hola Claudia, muchas gracias por pasarte por mi relato y comentar.

    Por falta de tiempo no he podido revisar tu relato como hubiera querido pero al menos he podido leerlo y me ha gustado mucho, está muy bien escrito y tiene un bonito final.

    A ver si para el taller de este mes tengo algo más de tiempo. Un abrazo.

    Escrito el 3 enero 2017 a las 11:12

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