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El pozo - por MT Andrade

De tanto en tanto simpáticos recuerdos juveniles vuelven a mi mente mientras tomo mate, temprano por la mañana.
Recién comenzado diciembre, el mes del niño Dios, solía colaborar con grupos de campamento organizados por el colegio del barrio. Siempre me gustó la aventura simple y sencilla. Partíamos tres o cuatro guías, con decenas de chicos y caminábamos, observando la naturaleza, conviviendo con ella por unos días.
Varios años de excursiones entre las serranías brotan ahora, ante mí, como un único conjunto de imágenes y sensaciones, como ensambladas todas por un poeta errante para formar parte de mi anecdotario.
Nunca faltaban en el grupo los experimentados, los tímidos, los miedosos; y siempre estaba Andrés, el “traga” de la clase.
Caminamos todo el día por las sierras, al atardecer, no muy lejos de una tapera que aún conservaba parte de su techo quinchado, llegamos a un sitio plano, al borde del monte de ombúes añosos de ancho tronco y nos preparamos para pasar la noche.
A unos quinientos metros vislumbramos el perfil del cerro de Arequita. Me parece percibir aun el aroma de las húmedas hierbas silvestres.
Crepitó el fuego y el humo vertical de las hojas verdes ahuyentó la bandada de mosquitos de la tardecita.
Comimos unos refuerzos de bondiola o mortadela que habíamos comprado en un boliche sobre el camino, el puestero quedó sin provisiones, por lo que muchos jóvenes tuvieron que recurrir a salamines caseros, un poco duros y algo olorosos.
En la oscuridad las luciérnagas encendían y apagaban. Algunos intentaron colocar algunas dentro de un frasco de vidrio.
Se formó un grupo circular en torno de las llamas. El cuchicheo de los chicos aumentó.
—¡Ufa! Qué asco, una cosa me caminó por la pierna
—Apaguen las linternas que está lleno de bichos.
La multitud de vasos metálicos multiplicó las llamas de la cada vez más alta hoguera.
—Mañana vamos a recorrer las grutas debajo del cerro —les dije. ¡Para qué!
—Esas cuevas están llenas de murciélagos, de noche salen afuera.
—¿Hay vampiros?
—En nuestro campo no existen murciélagos vampiros, solo comen insectos.
—Te equivocas, —intervino Andrés— Sí, existen vampiros y chupan su sangre a animales, sobretodo vacas y caballos.
—¿Y personas?
—Puede suceder, pero dicen que es raro. —Instintivamente llevó las manos al cuello.
—Me parece que vamos a dormir poco —dijo una voz chillona— ¿alguno de ustedes llegó a ver las luces malas? Yo sí.
La discusión entre los que vieron y no vieron hizo olvidar a los vampiros. Varios las habían visto flotar cerca del horizonte.
—Solo consiste en la fosforescencia que provoca alguna osamenta —terció Andrés. Les apuesto que mañana encontramos los huesos secos de algún animal.
—Cuando llegamos, detrás de la tapera vimos un pozo de brocal. ¡Cuántas historias ocultará! Mañana podríamos acercarnos, quizá conozcamos sus secretos. Seguro que ahí está lleno de fantasmas.
—Los que no tienen que acercarse por ahí, son ustedes. Es peligroso, pues puede desmoronarse —les dije— también alrededor de esas ruinas suele haber otros secretos. Distintas oquedades, rincones, habitáculo de insectos, reptiles y todo tipo de alimañas.
—En el campo de un amigo cuentan que, a mediados del siglo pasado una muchacha saltó dentro de un pozo, y para cuando la encontraron ya estaba muerta. Muchos la han visto, los días de luna grande, sentada sobre el brocal, con un vestido blanco, muy blanco y largo. Algunos dicen que toda ella es blanca.
—Hoy hay una luna brillante, que salió recién, casi anaranjada y redonda.
—Son puras supersticiones —dijo Andrés, invenciones de los paisanos para reírse de sus visitantes.
—Yo escuché cuentos de mis tíos, uno de ellos decía haberla visto.
—Solo trataba de asustarte.
Los vampiros, luces mallas y aparecidos poblaron la noche, mientras los chicos gritaban empujándose unos a otros. Las linternas encendieron de nuevo.
—¡Ahh! Algo me picó.
Hubo un momento de silencio. Rumbo a la tapera la luna dibujó una visión estilizada del viejo pozo.
El chirrido de la cadena, como un relámpago brilló en el silencio y solo unos momentos después, como el trueno escuchamos el balde golpear contra el agua.
Andrés, quien ya había observado que no había cadena ni balde, dio un salto y corrió hasta detenerse sobre la sombra alargada. Dejó escapar un poco de aire y con la boca entreabierta quedó como petrificado.
Corrí hacia él. Me detuve. Miré hacia el pozo y perplejo, vi también lo que él veía.
De a poco, unos primero y otros después los chicos fueron apretujándose junto a nosotros.

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5 comentarios

  1. 1. Laura dice:

    Hola MTAndrade.
    Leí tu relato. Y me quedé con las ganas, con la sensación de que es un inicio pero hasta ahí. Nos dejas con las ganas.
    En cuando a lo formal, comienzas con algo que hacía usualmente y luego tuve que volver varias veces para comprender que a partir de ese nuevo párrafo iniciaban el relato de un campamento en particular. Tal vez una separación hubiese podido ayudarme.
    Creo que te faltan algunos puntos, algunas oraciones son demasiado largas, como la de la ubicación del campamento y la de las compras, donde comienzas hablando de los chicos del campamento y luego pasas al puestero que quedó sin provisiones.
    No me cerró muy bien el chirrido de la cadena comparándolo con un relámpago y luego con un trueno.
    De todos modos, un relato interesante.
    Que tengas un buen 2017

    Escrito el 18 diciembre 2016 a las 22:08
  2. 2. Berundgaar dice:

    Coincido con Laura…queremos más, más, maaaassss…

    Y en cuanto a lo formal, sólo dos cosas (que siempre me han dicho aquí, pero, tranquilo, no lo hago por “venganza”). ;);)

    Tal vez podrías separar un poco más los párrafos, está algo amazacotado.

    Y “sobre todo” se escribe separado. “Sobretodo” es (según el diccionario de la RAE)
    1. m. Prenda de vestir ancha, larga y con mangas, en general más ligera que el gabán, que se lleva sobre el traje ordinario.
    2. m. Am. Abrigo o impermeable que se lleva sobre las demás prendas.

    Por lo demás me encanta que uses palabras que no son usuales en el “español de España”. Cada expresión diferente de cada país enriquece esta preciosa lengua que compartimos todos.

    Y si quisieras pasarte por mi relato y darme tu opinión, estaría encantado. Estoy en el 21.

    Un cordial saludo, MT Andrade.

    Escrito el 20 diciembre 2016 a las 10:54
  3. 3. José Torma dice:

    Hola MT Andrade.
    Tu texto es bueno, pero tiene algunas cosas mejorables. Te han comentado ya lo de los párrafos. A mí no me parecen tan mal, creo que fue problema del formulario que no puso separación después del punto y aparte.
    El problema que yo veo, es que no hay conflicto ni resolución, más bien parece una larga introducción a lo que viene después y que se antoja escalofriante. Ojala lo continúes o tal vez tengas una versión que no haya sufrido recortes por aquello de las 750 palabras.
    A mí me encanta cuando el texto tiene toques regionales, hay muchas palabras y usos de lenguaje que no son propios de mi país y disfruto enorme cuando los presentan en este taller que abarca tantos países.
    Te felicito porque me atrapo, si quede corto porque no llegue a ningún lado, pero lo que leí me gusto.
    Saludos.

    Escrito el 20 diciembre 2016 a las 17:23
  4. 4. Otilia dice:

    Hola MT Andrade,
    Soy tu vecina del 47, tu relato me gusta, refleja bien el ambiente de un campamento juvenil.
    El vocabulario, los paisajes e historias propias del país y desconocidos para mí, le han restado fluidez pero siempre enriquecen.
    En cuanto a la forma, cambiaría la frase “…mi mente mientras tomo mate…” demasiadas “m”.
    ¡Para qué! pondría interrogaciones.
    El reto casi cumplido, pero aparecen “son”, “es”.
    Buen trabajo. Saludos.

    Escrito el 20 diciembre 2016 a las 18:48
  5. Hola MT Andrade. Buen relato, las historias de fantasmas alrededor del fuego en un campamento de adolescentes y chicos abre un mundo de fantasías posibles muy rico. El final queda abierto, para mi forma de ver.
    En cuanto a formas y retos, ya te han señalado cosas que no creo que tenga para sumar nada más.
    Gracias por compartir.

    Escrito el 23 diciembre 2016 a las 16:26

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