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ÓSCAR - por M.L.Plaza

Cuando tenía nueve años, Óscar pasó un verano en un campamento infantil junto a sus hermanos. En el décimo aniversario de bodas, sus padres decidieron pasar el mes de julio en Grecia. Pensaron en alquilar un coche y dedicarse a ver el país, ruina a ruina.
Así que se informaron entre amigos y vecinos y encontraron un campamento en la provincia de Gerona en el que depositar a los tres churumbeles que tenían por hijos. A los niños les contaron que les habían recomendado un lugar estupendo para que pasaran las vacaciones, en mitad de bosques mediterráneos, muy cerca de un castillo y de la playa. Y ahí fueron a parar Óscar y sus hermanos pequeños, con toda la ropa marcada, una cantimplora para las excursiones y los deberes del verano. Ninguno de ellos manifestó la más mínima queja ante las maravillas prometidas. Más que un campamento aquello parecía un internado. Los niños dormían en una habitación y las niñas en otra, las comidas a sus horas en punto; había tiempo para los deberes y mucha diversión.
Cada domingo llegaba la procesión de parientes de Barcelona: abuelos y abuelas, tíos y tías y la caterva de primos y primas, todos dispuestos a que los tres hermanos se lo pasaran lo mejor posible y olvidaran por unas horas su encierro dorado.
Para celebrar el final del período en el campamento hicieron un musical sobre los hombres de Cromañón, y Óscar estuvo realmente convincente en su papel de jefe del clan.
Al acabar el mes de julio sus padres regresaron a por ellos, pero el chaval, con toda esa labia que Dios le había dado, les convenció de que allí estaban mejor que en casa, y consiguió que les permitieran quedarse el resto del verano. Antes de acabar el mes, Óscar, ya todo un veterano, se fue de acampada con su mochila y cantimplora, a los alrededores del castillo abandonado. Pasó más miedo que vergüenza durante esas dos noches, pero eso quedó como secreto del sumario porque, por algo lo habían elegido entre el grupo de los mayores.
Durante los años siguientes se juró una y otra vez que en Santa Coloma había pasado el mejor verano de su vida. Y luego dejó de pensar en ello.
Después de estudiar la carrera, Óscar se fue a la mili. Allí, en pleno desierto almeriense, con sus días tórridos y noches heladas y, entre siete mil reclutas de cabeza rapada y apestando a cuartel, volvieron los recuerdos de aquel verano. Ahora se encontró con un niño abandonado junto a sus hermanos porque sus padres habían decidido pasar las vacaciones sin ellos. Recordó con total claridad el sentimiento de ofensa que sentía. Deseaba con toda su alma irse a su casa, pero les dijo a sus padres que no, que en el campamento estaban mejor que en el piso, encerrados todo el día. Quería que sus padres supieran que él también se lo pasaba bien sin ellos. En los recuerdos almerienses no quedaba nada del niño feliz y orgulloso en el que había pensado a menudo, hasta no hacía tanto tiempo.
Con los años Óscar se ha ido volviendo más filosófico, y las pocas veces que piensa en su infancia le gusta imitar al poeta y preguntar a aquel maravilloso verano ¿tú exististe de verdad o no?

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7 comentarios

  1. 1. Jean Ives Tibauth dice:

    Hola M.L.Plaza.

    Según he visto has completado con éxito el reto adicional. ¡Enhorabuena! No era tarea fácil.

    Tu relato me ha gustado. El enfoque de ser abandonados para que los padres disfrutaran de sus vacaciones y el hecho de que el prota se vengara quedándose mas tiempo para hacerles ver que no le importaba, ha sido muy interesante.

    Yo le habría dado una vuelta más para hacerlo mas intrigante. Un planteamiento, nudo y desenlace mas marcado; un conflicto claro; un punto de giro mas justificado.

    Al leerlo hechaba de menos una distribución diferente de las frases. Algún punto y aparte donde estaba punto y seguido o la separación entre párrafos. Aquella que hiciera mas cómoda la lectura.

    Además creo que deberías explicar un poco menos y mostrar un poco mas.

    Te invito a que despellejes el mio a gusto:
    https://www.literautas.com/es/taller/textos-escena-39/6752

    Escrito el 17 diciembre 2016 a las 19:43
  2. 2. SBMontero dice:

    Verás, este es el ejemplo perfecto de por qué se debe mostrar, NO contar, porque cuando cuentas algo se queda plano, sin relieve.

    Entiendo lo que has querido hacer, es más, la idea no es mala, pero le falta la frescura que le habría dado una arquitectura argumental más cuidada y una linea narrativa más definida.

    Un saludo.

    Escrito el 17 diciembre 2016 a las 19:56
  3. 3. el chaval dice:

    Hola M.L. Plaza, Otra buena historia, aunque encuentro al niño Oscar resabiado con sus padres, se lo pasaron bien en el campamento según se explica él mismo, y por otra parte por qué ha de tener todavía tanta fobia después de tanto tiempo.gracias por leerme. un saludo

    Escrito el 18 diciembre 2016 a las 18:33
  4. Hola, M.L. Plaza
    Después de leer tu historia tengo sentimientos encontrados. Por un lado el contenido me parece lo suficientemente bueno como para ser relatado. La frustración de un muchacho ante el abandono veraniego de sus padres y el orgullo que se impone a sus sentimientos para declarar lo contrario de lo que siente. Toda la vida engañándose a sí mismo hasta que el servicio militar lo enfrenta a un nuevo campamento en el que la vida de cuartel, con sus dificultades y el contacto con un montón de hombre rapados y sudorosos le lleva a aquellos nueve años en que fue abandonado por sus padres, aunque sólo fuera por un mes, teniendo que soportar las inclemencias de un campamento infantil. Al margen de las lecturas que esa historia pueda producir, que son bastantes, yo me quedo con la elemental: hombre recordando con nostalgia un verano que con los años pierde nitidez y se vuelve difuso hasta el punto de cuestionarse, filosóficamente, si existió o no.
    La parte formal para mí ya es otra cosa. Me parece un poco deshilvanada y cargada de palabras coloquiales que en el lenguaje hablado tal vez pasen desapercibidas, pero que en el lenguaje escrito se ven mal, al menos yo las veo mal. “Tres churumbeles”, “procesión de parientes”, “caterva de primos y primas”, “pero el chaval con esa labia que Dios le ha dado”, “pasó más miedo que vergüenza”. Todas estas expresiones, para mí, carecen de sonido literario cuando las escribe el narrador. El personaje puede decir lo que quiera y como quiera, siempre que sea coherente son su forma de ser, pero el narrador no. Creo que tu relato falla un poco por esos lados.
    Saludos

    Escrito el 19 diciembre 2016 a las 13:51
  5. 5. CARMELILLA dice:

    Hola M.L. Plaza:
    Gracias por pasarte por mi trabajo.
    Mi opinión sobre el tuyo, quizá no aporte nada nuevo a lo dicho por otros compañeros.
    Es interesante: padres que piensan en la diversión para sus hijos para poder tener la suya propia e hijos con sentimiento de abandono, disimulándolo y “castigando” inocentemente a sus padres con más tiempo de campamento, pero creo que te ha faltado utilizar un lenguaje distinto para que el texto generara mayor interés.
    Has de cuidar la separación en párrafos, ayuda a la fluidez de lo contrario queda confuso.
    El final del texto parece querer señalar el drama que supuso aquel verano para Óscar, sin embargo, el lenguaje utilizado en la narración del relato no acompaña el final elegido.
    ¡Buen trabajo! Seguiremos participando y aprendiendo unos de otros.
    Saluditos.

    Escrito el 19 diciembre 2016 a las 16:30
  6. 6. Maca dice:

    Hola, gracias por comentar mi historia te agradezco tu aportación; ahora ayudaré yo en lo que pueda con mi critica.

    La historia en sí tiene mucho jugo, es decir, cómo vive el protagonista el “abandono” de sus padres durante su estadía en el campamento. Tratas un tema en el que fácilmente nos podríamos ver reflejados, ya que todos, en algún momento de nuestras vidas, nos hemos sentido desamparados y decepcionados con alguien.
    Sin embargo, no puedo llegar a sentir lo que siente el chico porque no se refleja en la historia cómo se siente. Sólo al final, y brevemente, me doy cuenta de que el chico se sintió defraudado por sus padres y que su conducta fue motivada por el despecho hacia sus padres.

    Me gusta la frescura en la forma de hablar del narrador pero, en algunas partes, su forma de hablar se vuelve un tanto informal, el narrador debe estar ahí para ayudar a relatar, no debe mostrar ningún atisbo de personalidad, salvo, claro está, que el que narre sea el propio protagonista.

    Bueno, espero que te sirva mi crítica.

    Un saludo y a seguir escribiendo.

    Maca.

    Escrito el 19 diciembre 2016 a las 17:53
  7. 7. Katherine Serrano dice:

    Hola
    Seré un poco breve…
    Me gusta tu relato pero lo sentí introductorio a algo, como si solo fuera el primer capitulo de la vida de Oscar.
    Pienso que pudiste haber utilizado mas argumentos que hubieran hecho mas completa la historia. Entiendo que solo son 750 palabras pero por lo que leí tienes la habilidad de crear una historia.
    Saludos.

    Escrito el 24 diciembre 2016 a las 06:23

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