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La cueva - por Edu SC

Las llamas relucen con el resplandor de una estrella en una galaxia moribunda.

—Nada palpita en este vacío de nieve y viento helado, salvo nuestra hoguera y las carnes que habitamos.

Jamix, quién se considera el poeta del pequeño grupo de cazadores, celebra el ingenio de sus palabras echando un trago de una vasija que él y sus cuatro compañeros trasiegan.

—Cierra el pico, mastuerzo y acerca el licor— gruñe Hans, el cabecilla.

La vasija pasa de mano en mano y hay risas, pero contenidas. Una inquietud, ligera como la nieve recién caída, flota sobre el campamento. Algo no está bien, pero desconocen el qué. Si supieran del acierto de las palabras de Jamix, los cuatro hombres cogerían sus escasas posesiones y apresurarían el paso hacia el sur. Pues no hay vida en ese paraje. Ningún búho caza en la profundidad del bosque cercano, ningún zorro se desliza como un fantasma sobre el manto blanco. No hay lobos, ni presas para ellos. Pero no lo saben, así que murmuran sus chanzas alrededor del fuego, beben y lanzan miradas ávidas al joven que parece dormir, envuelto en mantas, cerca de la hoguera, pero a cierta distancia del grupo.

—Deja de fingir, chico— dice entonces Hans—. Bien sé que llevas rato despierto. Abre los ojos.

Al momento el joven los abre y se incorpora con lentitud. Las llamas iluminan su torno desnudo.

—En la nieve yacías, chico— continua Hans—. Casi desnudo, pero vivo. Aquí Igor y Didrik votan por arrojarte a la hoguera. Pero yo digo, primero lo primero. Tu historia debe ser interesante, pero no me importa. Sólo deseo una cosa de ti.

Mientras pronuncia estas palabras, Hans saca un brazalete dorado del abrigo y lo alza.

—Esto llevabas. Oro. ¿Tienes más?— Añade.

El joven sacude la cabeza.

—Los recuerdos…tengo la mente confusa…

El llamado Igor se levanta y tiende la vasija. En la otra mano sostiene un cuchillo, largo como su antebrazo. El joven bebe sin apartar la vista del refulgente filo del arma.

—Un regalo de mi amada— dice al fin—. Lejos, en el norte.

—¿En el norte?— dice Hans incorporándose— Bien, guíanos.

—————————————–

La luna ilumina el camino mientras se acercan a la cabaña. Hecha de troncos torcidos, diminuta, no semeja gran cosa. Y sin embargo, repele. Incluso Hans parece vacilar en la entrada. Una luz tenue asoma bajo el dintel de la puerta.

—La moza, ¿dónde anda? ¿y el oro?— dice Hans.

—Dentro.

Los cinco hombres entran en la cabaña. Hay una única estancia, con apenas muebles cubiertos de polvo. La llama de una vela titila sobre una mesa situada en el centro de la sala. Los cuatro cazadores se remueven nerviosos.

— Está vacío—dice Jamix.

Hans saca el cuchillo y apunta al joven. Este señala debajo de la mesa.

—Hay un sótano, bajo esa trampilla.

—Ves a por ella, chico. Y el trae el oro, o te despellejaré.

—Ella no está ahí abajo— dice el chico acercándose a la mesa. Alarga los dedos y extingue la pequeña llama.

Los cuatro hombres lanzan un gruñido de sorpresa y se aprestan a atacar, pero un extraño suspiro proveniente del techo les paraliza. Alzan la mirada y allí está ella, pálida, ojos rojos y redondos de chivo. Se aferra con brazos y piernas al techo y tuerce el cuello para mirarles. Un cazador observando las presas.

El joven camina despacio entre los hombres congelados en el sitio. Introduce la mano en el abrigo de Hans, saca el brazalete de oro y sale de la cabaña, cerrando la puerta con delicadeza tras de si.

Avanza descalzo sobre la nieve, alejándose. No siente frío, ni hambre. Desde que conoció a su amada tan solo el ansia por complacerla le aqueja. Pero no quedan ya osos, lobos o renos en la zona. No hay zorros ni liebres. Ni siquiera ratones en sus madrigueras bajo el suelo. La voracidad domina a su amada. Así que debe desplazarse cada vez más al sur, esperando un encuentro afortunado.

El joven se detiene un rato después para colocar el brazalete en la muñeca. Vuelve la vista y comprueba que la ilusión de la cabaña se ha disipado y en su lugar puede ver una diminuta colina y la negra entrada de la cueva donde ella habita. No oye gritos. Sabe que la cueva es profunda, sus túneles se internan en la tierra, adentro, en la oscuridad. Y sabe que su amada adora jugar.

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8 comentarios

  1. 1. JL Quijano dice:

    Hola Edu SC,

    Te felicito por el relato; me parece impredecible, original y entretenido.

    Quisiera senalarte lo siguiente:

    1. Ayudaria al relato si eres un poco mas preciso con el papel que juega el joven en el grupo de cazadores. No me queda claro si lo han atrapado, rescatado o si es parte de ellos ya por algun tiempo.

    2. En uno de los dialogos dice: “Ves a por ella, chico. Y el trae el oro, o te despellejaré.” No se entiende completamente lo que dice.

    3. Cuando Hans le pregunta al joven acerca del oro, este responde “dentro”. En ese caso deberia decir”adentro” porque cuando usas el adverbio “dentro” debes agregar el complemento “de”.

    4. Al final del parrafo donde describes al monstruo podrias prescindir de “un cazador observando las presas”. Me parece que esa pequena frase no cuadra muy bien y que a ese monstruo no se lo puede considerar cazador porque es alimentado por su pareja (joven), el monstruo no caza por si mismo y no se le podria llamar cazador. Esto digo porque el relato debe tener una logica y a mi juicio estas usando un argumento donde el joven caza o lleva victimas a su pareja y es el joven el que ha vaciado el bosque cazando para ella, pero no ella en si. Porque si fuese ella la que caza, entonces no hay necesidad de que el joven salga a buscar victimas. No se si me hago entender.

    5. El final, donde se muestra que la casa es una cueva, quita seriedad al relato. A mi juicio, en un relato corto como este no tienes espacio para meter tanta fantasia. Con el monstruo basta y sobra, pero si incrementas magia (que no es lo mismo que tener un monstruo) incrementas los elementos fantasticos que hacen que tu relato no se cierre correctamente.

    Saludos!

    Escrito el 17 diciembre 2016 a las 19:53
  2. 2. Rayen dice:

    Hola Edu SC:me gusta la forma como vamos entrando al tema hasta llegar al meollo del asunto. La finura de los detalles me permitió sentirme cómoda con la lectura, me gustó el misterio que va guardando el relato.
    Te cuento siempre me había resistido a leer sobre el tema pero cuando lo terminé me gustó. Concuerdo con Quijano en que hay algunos errores.

    Escrito el 18 diciembre 2016 a las 00:12
  3. 3. Ella dice:

    Hola Edu SC,

    Te felicito por el relato, buena historia. Bien escrita y agradable de leer.

    Me gusta como expones la inexistencia de seres vivos con la voz del poeta:

    —Nada palpita en este vacío de nieve y viento helado, salvo nuestra hoguera y las carnes que habitamos.

    Te envío un saludo.

    Escrito el 19 diciembre 2016 a las 21:30
  4. 4. Rayen dice:

    Hola Edu: gracias por tu comentario, la verdad es que el final lo dejé abierto para seguir la historia con el poeta Pablo (Neruda) o con el perro.Pero lo de los parrafos sí tienes razón.
    Un abrazo que lo pases muy bien en estas fiestas con tu familia y tus amigos, nos continuamos leyendo.

    Escrito el 26 diciembre 2016 a las 18:50
  5. 5. beba dice:

    Hola, Edu SC:

    Mis sinceros aplausos. Es un cuento firme en su estructura y con un impecable giro inesperado para el desenlace. Plus: bellas imágenes y lenguaje elegante.
    Un saludo y buenos augurios para el 2017.
    beba-219

    Escrito el 31 diciembre 2016 a las 13:19
  6. 6. Cryssta dice:

    Hola Edu, por falta de tiempo no puedo revisar tu relato como hubiera querido pero al menos he pasado por aquí para leerlo y tengo que decirte que me ha encantado.

    Espero poder tener tiempo para el taller de este mes. Un abrazo.

    Escrito el 4 enero 2017 a las 14:14
  7. 7. Edu SC dice:

    Muchas gracias a todos por vuestro consejos, comentarios o simplemente por haberme leído. No he podido dedicarme este mes todo lo que querría a comentar y leer. El mes que viene espero poder dedicarle la atención que se merece el participar en este foro. Abrazos a todos.

    Escrito el 11 enero 2017 a las 23:20
  8. 8. beba dice:

    Hola, Edu:
    Me llegó tu comentario. Mil gracias y feliz 2017

    Escrito el 12 enero 2017 a las 02:48

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