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El grito - por Lila G

El grito

Se giró al escuchar el grito. Fue un movimiento involuntario, reflejo. Su cerebro procesaría las imágenes mucho después, al salir del estupor.
Eran las cinco de la tarde. Un día otoñal, templado, sin viento.
Enrique había salido, como siempre de su trabajo, e iba caminando, rumbo a su casa. A cuatro cuadras de su destino, Enrique esperaba, distraídamente, que el semáforo se pusiera en verde para poder cruzar. Estaba totalmente absorto en sus pensamientos. Esa noche, iba a pedirle a Elisa que se casara con él.
Pasó un auto azul, a alta velocidad.
En el capot, aferrado a los limpiaparabrisas, iba un hombre gritando “Loca, dejame ir, dejame bajar.”
La mujer que conducía, aferrada al volante como si lo quisiera arrancar de su eje, hizo una maniobra imprudente. Un giro a la izquierda y uno a la derecha, rápidos, cortos, para desequilibrar al hombre del capot. Milagrosamente, no chocó a ningún auto de los costados. Y frenó, de repente.
La inercia hizo que el hombre se soltara de los limpiaparabrisas y cayera en el asfalto.
La mujer aceleró y se dio a la fuga.
Lo primero que se escuchó fue el chirrido estridente de los neumáticos. Por la frenada.
Después vino el grito, agudo, intenso, que hizo girar a Enrique, y lo sacó de sus románticos pensamientos.
Después el segundo chirrido estridente de los neumáticos, al acelerar a fondo.
El hombre, que había literalmente volado sobre el auto, estaba tirado en el pavimento, gritando y sujetándose las piernas. Las tenía fracturadas. A las dos, producto del golpe contra el asfalto.
Todo el mundo corría hacia él, que gritaba “No me toquen, no me toquen”.
Al cabo de unos minutos llegó una ambulancia que lo llevó al hospital.
Desde que el auto azul pasó con el hombre en el capot, hasta que el cuerpo del hombre estuvo en el piso, no debieron haber pasado más de cinco segundos.
Cinco interminables segundos que pudieron acabar con la vida de un hombre. Cinco segundos que Enrique no olvidaría.
Esa noche, en el noticiero de las ocho, Enrique supo lo que había pasado: la mujer estaba estacionada en doble fila en la Avenida de la Alameda. Se bajó a comprar cigarrillos en un kiosco. Un agente de tránsito se acercó, y le estaba confeccionando el recibo de la infracción. Cuando lo está por enganchar al limpiaparabrisas, la mujer sube al auto, a los gritos y tras denostarlo con los adjetivos más groseros, gira el volante y arranca a toda velocidad, llevando al inspector por delante. Este, para que el auto no le pasara por encima, se tira sobre el capot, y así avanzan varias cuadras, el pidiéndole que le permita bajar, y ella acelerando cada vez más.
Así llegaron al cruce donde estaba Enrique, y es ahí donde la mujer se deshizo de su tripulante.
También contaron en el noticiario que la mujer fue detenida, esa misma tarde, y que estaban investigando si estaba bajo los efectos de alcohol o drogas. Y que el inspector se recupera en el hospital Bartolomé Rivas.
Enrique no fue esa noche a la casa de Elisa. No pudo. La llamó por teléfono para decirle que se sentía descompuesto.

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4 comentarios

  1. Hola Lila 🙂
    Acabo de leer tu relato, la verdad es que me ha gustado muchos los saltos de tiempo que has echo primero con el hombre que escucha el gritó yendo a casa de su novia, luego el accidente que conté.pla y después como lo explicas todo lo que había sucedido minutos antes de que esto sucediese. La verdad esto me ha gustado mucho 🙂 Solo hay un par de frases que no he entendido muy bien: “Las tenía fracturadas. A las dos, producto del golpe contra el asfalto.”
    Espero volver a leerte pronto 😉 ¡Besos!

    Escrito el 18 enero 2017 a las 22:16
  2. 2. Lila G dice:

    Muchas gracias por tu comentario.
    Con respecto a lo que no quedó claro, te digo que tenía fracturadas las piernas, las dos.Por eso gritaba, del intenso dolor.
    Es mi primera incursión en el taller, así que me estimula tu mensaje.
    ¡Besos!

    Escrito el 20 enero 2017 a las 23:33
  3. Lila

    Me gustó tu relato. Aunque tuve que leerlo dos veces pare entenderlo mejor.

    El “que” repetido en este párrafo hace que suene algo feo al leerlo en voz alta

    También contaron en el noticiario que la mujer fue detenida, esa misma tarde, y que estaban investigando si estaba bajo los efectos de alcohol o drogas. Y que el inspector se recupera en el hospital Bartolomé Rivas.

    Saludos, nos seguimos viendo en otros escritos

    Escrito el 22 enero 2017 a las 01:39
  4. 4. Laura dice:

    Hola Lila.
    Tu relato me parece en general bien escrito. Es un relato plano,donde brindas toda la información, resultándome un tanto innecesaria para la esencia del relato, donde el protagonista deja de lado sus intenciones románticas.
    No me quedó muy claro cómo sabe que el inspector tiene ambas piernas quebradas, lo que ocasiona su grito de dolor. ¿Es médico el protagonista? ¿Lo revisó y no quedó consignado?
    Me ha gustado como vuelves hacia atrás con la escena.
    Sigue escribiendo.
    Que tengas un exitoso 2017

    Escrito el 26 enero 2017 a las 22:43

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