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ÁNGEL SALVADOR - por Elvis Christie

Web: https://elvischristie.wordpress.com/

Se giró al escuchar el grito y vio a unos adolescentes con gorros de Papá Noel lanzándose espuma, pero siguió adelante sumido en su desolación. En otra época, que ahora parecía lejana y perteneciente a otra persona, él también había disfrutado en Navidad; pero fue en la última cuando Mercedes lo había dejado. «Lo siento, no es culpa tuya, bla-bla-bla». Creía haberlo superado, pero la soledad e impotencia que sintió ante aquel abandono se habían acumulado hoy, multiplicándose, cuando había escuchado de su jefe otro «lo siento, no es culpa tuya, Domingo, pero los recortes…»

Llegó hasta la plaza Mayor y se paró delante del Nacimiento. También en otra época había sido creyente, pero esta Nochebuena ya no creía en nada; y menos que en cualquier cosa, en sí mismo. Dejó atrás la plaza y se encaminó hacia las afueras, buscando la quietud y el silencio. Comenzó a cruzar el puente y se detuvo a mitad del mismo. Allí el viento arreciaba y el frío calaba más hondo, pero Domingo se encontraba aislado en una burbuja donde no penetraban el frío ni los cánticos. Se acercó a la barandilla y miró abajo, a las negras aguas del río que sólo le devolvían el trémulo reflejo plateado de alguna farola. Su voluntad se iba vaciando de todo deseo de vivir mientras se llenaba del impulso de saltar.

Por un momento pensó en Carmen, pero la apartó de su mente. Demasiado reciente. Quizá en otras circunstancias…

—¡Feliz Navidad! —Oyó Domingo y se detuvo cuando ya estaba incorporado sobre la barandilla. Posó los pies en el suelo y vio a una chiquilla que lo contemplaba sonriente.

—Hola —respondió esquivando su mirada.

—No puede ser todo tan malo —dijo la chica posando una mano sobre su brazo.

—¿Quién eres? —gruñó él.

—Soy… —No entendió su nombre, eclipsado por la explosión de un cohete, pero creyó escuchar algo así como «Navidad». «Lo que me faltaba, alucinaciones», se dijo con amargura.

—¿Acaso crees haberlo perdido todo? ¿No existe nada más? —insistió ella—.

—¡Qué sabrás tú! —Se defendió Domingo.

—Dímelo entonces.

—¿Qué te parece mi mujer y mi trabajo, eh?

Como leyéndole el pensamiento, aquella chica comenzó a hablarle de lo especial que él era, de la insignificancia de lo que creía haber perdido. «Mira a tu alrededor y piensa para quién y para qué más puedes ser valioso». Domingo se había apartado inconscientemente de la barandilla. Le contó acerca de Carmen y de sus ilusiones, de cuando quería ser ingeniero.

—¿Ves? —lo animó ella, sonriendo—. ¿Vas a dejar pasar la oportunidad? Venga, no me digas que la intriga no hace que quieras seguir hasta el final.

La chica se acercó a Domingo, se elevó sobre sus punteras y lo besó en la mejilla.

—Me tengo que ir, que hace mucho frío —dijo mientras se giraba y comenzaba a alejarse—. Y tú deberías hacer lo mismo.

—¡Perdona! —alzó él la voz cuando la tuvo a cierta distancia—. Antes no entendí tu nombre.

Ella contestó, pero unos petardos impidieron que Domingo lo oyese bien. Algo como «Navidad» otra vez.

«Mi anónimo y precioso ángel salvador», susurró para sí.

– – – oO0Oo – – –

Meses después Domingo sujeta la mano de Carmen cuando ésta da un último empujón profiriendo un corto grito gutural.

—Es una niña —anuncia la doctora y pone una diminuta y temblorosa criatura sobre el pecho de Carmen.

Domingo mira arrobado a su hija y Carmen la alza un poco, reconociéndole silenciosamente su parte en esa obra de los dos. Él nunca le ha contado su flaqueza de la pasada Navidad, aunque sospecha que ella intuyó algo: aquellos abrazos por las noches… Pero ya es agua pasada. Tiene delante el presente y el futuro.

—Es maravillosa —dice Domingo—.

—Sí —reconoce Carmen—. Me gustaría llamarla como mi abuela: Natividad.

Algo se revuelve dentro de Domingo y siente un escalofrío. El timbre de la voz de Carmen y su sonrisa al pronunciar ese nombre…

—¿Cuándo te quedaste embarazada? —la interroga.

Ella se queda pasmada. «¿No estará pensando que yo…?», se pregunta. Pero no. La expresión de Domingo no es acusadora. ¿Asustada quizás?

—¿Eres tonto? Echa cuentas: la primera vez que lo hicimos, días antes de Navidad. ¿Ya no te acuerdas?

Sí, claro que se acuerda. Y también recuerda a una chica cuyo nombre no pudo oír, silenciado por el ruido de su propio interior.

Domingo se inclina y besa a su hija en la frente mientras acaricia la cabeza de Carmen.

—Natividad: mi precioso ángel salvador.

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8 comentarios

  1. Hola, Elvis:
    Me ha gustado mucho la temática y la evolución de tu relato. Lo cuentas de una forma que me ha encantado. Está lleno de detalles que van llamándote la atención hasta el final sin que se pueda llegar a perder el interés por su contenido.
    Ese contar el futuro en el mismo relato hace que deje claro que merece seguir luchando por lo que queda por vivir. Muy actual.
    Un saludo.

    Escrito el 17 enero 2017 a las 20:57
  2. Muchas gracias por tus palabras, Leonor. Realmente era un relato más largo que escribí hace tiempo para el blog de una amiga, y el reto estaba en comprimirlo en 750 palabras. Al final me gusta más con menos. Nunca recortamos lo suficiente nuestros escritos y con éste me he dado cuenta para chasco mío.

    Un saludo.

    Escrito el 17 enero 2017 a las 21:52
  3. 3. Azul de María (Larus) dice:

    Hola, me ha parecido muy emotivo, mantuvo mi atención todo el relato y si que me gusta el final.

    Saludos cordiales

    Escrito el 18 enero 2017 a las 17:49
  4. Hola Elvis 😉

    Acabo de leer tu relato. Me ha parecido precioso, e ingenioso, y lo mejor de todo es que has salvado a Domingo de una muerte innecesaria, pues aunque cuando estamos en plena oscuridad no vemos la salida, siempre, siempre la hay y si sabemos leer las señales como es el caso del ángel que se le apareció, aún nos será más sencillo ver la luz.

    Un relato muy elaborado, y creo que aunque ya lo tuvieses escrito, has hecho un gran trabajo a la hora a acortarlo 🙂

    El juego del presente, del pasado y del futuro que has hecho me ha mantenido enganchada hasta el final y me ha parecido muy ingeniosa esa idea de no llegar a entender el nombre de la niña, pues eso es un punto que mantiene la atención del lector ya que espera saber cuál es ese misterio que al parecer el escritor le oculta.

    Enhorabuena, muy buen trabajo 😉

    ¡Espero seguir leyendote! ¡Besos!

    Escrito el 20 enero 2017 a las 20:32
  5. Buenas noches, Celeste:

    Agradezco infinitamente tus palabras, tan elogiosas y estimulantes para continuar dándole a la pluma. Me paso por el tuyo y espero que sigamos leyéndonos.

    Besos

    Escrito el 20 enero 2017 a las 21:16
  6. 6. novel_madriles dice:

    Hola Elvis.
    Has escrito un precioso cuento de Navidad, como aquella película, «Qué bello es vivir».
    El relato tiene tensión, y eso se nota porque lo lees del tirón, sin que decaiga la atención. Además, para mi modesto entender, está muy bien escrito. Enhorabuena, y a seguir dándole a la pluma, que es lo que nos une.

    Escrito el 22 enero 2017 a las 18:03
  7. 7. Alejandra Romero dice:

    Hola Elvis,
    Solo puedo decirte una cosa sobre tu relato. ¡Me encanta! Es tierno, transmite una dulzura infinita y unos valores que creo que nunca debemos olvidar. Tienes una forma de narrar que hace que te enganches y no quieras parar de leer.
    Felicidades y escribe mucho.
    Saludos

    Escrito el 26 enero 2017 a las 18:02
  8. Muchísimas gracias, Alejandra y Novel. Palabras como las vuestras son las que necesitamos los que nos metemos en esto por amor al arte. Busco un hueco y me paso a leeros.

    Besos

    Escrito el 27 enero 2017 a las 10:45

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