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REGRESO A LA VIDA - por Lolín Dengra

Se giró al escuchar el grito. Mi grito. Aullido de loba herida de muerte, salido de mis entrañas, que vino a romper el silencio de nuestro cuarto y a quebrar la paz de aquella madrugada, de aquel día, y de la vida.

Sentada al borde de la cama, aferrada al auricular del teléfono, convertido en el puñal que atravesó mi cerebro desarraigándome de este mundo para siempre, sólo pude ofrecerle mi espalda; la misma que habría de cargar con la pena más injusta, cruel, irracional, antinatural e inexplicable, hasta el fin de mi existencia: la muerte de la encarnación de la propia sangre, mi legado de carne, el relevo de mi paso por el Universo.

Intentó rozarme y se topó con la estatua de mármol en la que acababa de convertirme, con un bloque de granito, pétreo y frío, como el talante que habría de exhibir a partir de aquel instante. Escultura de roca pura tras la aniquilación del alma, cuerpo devastado por la insuperable pérdida y habitado por un corazón inmune y una mente enajenada.

No quise enfrentarme a él ni volví jamás a mirarle a la cara. De haberlo hecho, habría tenido que dejar de culparle al reconocer en su rostro los rasgos de nuestro milagro, su mitad, la parte no mía aún viva. Elegí seguir respirando a base de odio frente a ahogarme echando de menos lo irrecuperable; maldecir indefinidamente a quien autorizó a mi trozo independiente a montarse sobre 95 caballos y llevarnos directos al infierno.

Allí quedó mi yo anterior, la que fue niña, mujer, esposa y madre, transformándome en el espectro que ha vagado entre los vivos durante ya demasiados años y acompañada por quien, convertido en mi sombra, asumió ser el compañero de un fantasma. Saberme escoltada por él me proporcionó el aliento suficiente para dar un sentido, por absurdo que fuera, al trayecto pendiente. Ser testigo del reconocimiento mudo de su falta me otorgó el cargo de verdugo para así, exenta yo de remordimientos y libre de pecado, poder infringirle su castigo diario al mantener abierta la incurable herida.

Hoy se marchó. Por primera vez osó adelantarme dejándome sin víctima, cometido ni propósito.
Miro a mi alrededor y sólo queda hueco, espacio vacío cargado de ausencias, presencias absurdas y objetos inútiles; salvo esta soga que abraza mi cuello como la más preciada joya, salvoconducto para escapar de mi propia condena, equipaje y pasaje directo de regreso a la vida. Vuelta al caminar acompasado junto a él y a la anhelada visión de nuestro monumento, la creación más perfecta, nuestra gran obra derribada a destiempo.

Mañana nadie se girará al escuchar el grito por la sentencia del portavoz del Diablo. Cuando me encuentren con los pies levitando sobre una silla tirada en el suelo ya no habrá a quién llamar para decirle:

—… Cuando llegamos, ya no pudimos hacer nada. Lo siento.

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7 comentarios

  1. Querida Lolín:)

    Acabo de leer tu relato. La verdad es que, sinceramente me ha costado un poco meterme en él, quizás sea cosa mía, que puede ser, pero igual es la continua pausa de las comas o las frases largas. No lo sé. Yo utilizaría frases más cortas de esta manera seguro que consigues que el lector se meta más en tu texto.

    Pero… De todas maneras me ha sorprendido la profundidad y reflexión que has introducido en él. Creo que tienes mucho que contar, creo que puedes hacer reflexionar a muchas personas con tus escritos y eso, sin duda, es lo más importante, tener historias y pensamientos que explicar.
    Lo superficial como las extensión de las frases se puede aprender pero tus pensamientos son solo tuyos y en tu cabeza hay mucho por mostrar 🙂
    ¡Espero seguir leyendo tu! ¡Besos!

    Escrito el 18 enero 2017 a las 01:04
  2. 2. Lolín Dengra dice:

    ¡Muchísimas gracias por tu comentario!

    Es cierto que es un texto algo complicado. Esas comas y frases largas están ahí adrede, con la intención de enfatizar y arrastrar al lector dependiendo de la importancia que les doy a las palabras. Claro que, ¡eso no significa que lo consiga!, jajaja.
    Lo tendré muy en cuenta para futuros escritos ya que tan importante es lo que quiero transmitir como que se entienda lo que digo.

    Seguiré intentando transcribir todo eso que vuela por mi cabeza y, con observaciones tan constructivas como las tuyas, seguro que lo consigo hacer cada día mejor.

    Un beso bien grande y muchísimas gracias de nuevo. De verdad.

    Escrito el 18 enero 2017 a las 10:23
  3. 3. Yolanda Tovar dice:

    ¡Hola!
    Me ha gustado mucho la forma en como transmites tantas sensaciones y sentimientos, a veces de forma casi poética, que hacen que el relato se te clave, que lo sientas como algo vivo cuando lo lees.
    Tiene una lectura lenta, profunda, pero no por ello aburrida.
    La única pega es que hasta el final no he tenido claro si estaba muerta o no. Te ha faltado, para mi gusto, dar algunos detalles de la situación.
    Muy buen relato. Felicidades

    Escrito el 18 enero 2017 a las 14:39
  4. 4. Lolín Dengra dice:

    Muchas gracias Yolanda!
    Tienes razón. Tendemos a pensar que el lector está en nuestra cabeza y no es así.
    Lo tendré en cuenta para futuros textos.
    Un beso.

    Escrito el 18 enero 2017 a las 18:11
  5. 5. juanjohigadillo dice:

    Buenas tardes, Lolín. ¡Madre mía, cuánto dramatismo!Si lo que pretendías era impresionar a tus lectores con este relato tan trágico, tengo que felicitarte: lo has conseguido. Si bien es cierto, como ya han dicho los anteriores comentaristas, que he necesitado leerlo más de una vez para captar todo su alcance y toda su profundidad, no por ello deja de impresionar. ¡Enhorabuena!
    Saludos desde Pucela.

    Escrito el 19 enero 2017 a las 17:12
  6. 6. Lucia Moreno dice:

    Coincido en que he tenido que leerlo dos veces, pero me ha gustado mucho. Una historia trágica en la que consigues trasmitir el dolor y el desgarro de la protagonista tanto que parece real.

    Escrito el 19 enero 2017 a las 23:11
  7. 7. Thelma Gardom dice:

    Hola Lolín,

    Tu relato me ha encantado, aunque reconozco que yo también he tenido que leerlo dos veces para entender mejor la historia.

    Me ha gustado mucho cómo expresas los sentimientos y pensamientos de la protagonista para mostrar las trágicas situaciones que ha vivido.

    La única duda que se me queda es quién se giró al escuchar el grito.

    Te seguiré leyendo.
    Un saludo, Thelma

    Escrito el 23 enero 2017 a las 12:35

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