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El inicio de "La Siesta" (Tierra de Oz #1) - por Nick Brooks

Se giró al escuchar el grito. Osbert sintió como se le erizaba la piel; tenía dos semanas de no escuchar a ningún otro ser humano, y lo primero que oía era un pavoroso alarido. Notó también los furiosos ladridos, a esos ya se había acostumbrado. Recogió el caño con el que se defendía y salió a investigar.
Una mujer cubierta de harapos se tocaba cuidadosamente el brazo donde tenía una mordida sangrante; Taco, el perro guardián gruñía amenazadoramente y se mantenía en posición de ataque.
—¡Taco! ¡Quieto! —ordenó Osbert.
El perro quedó quieto, pero siguió gruñendo. La mujer, acurrucada, sollozaba.
—¿Estás bien? —le preguntó a la mujer.
Ella no respondió. Osbert intentó acercarse, pero la mujer se sobresaltó. Osbert retrocedió.
—Tranquila, no quiero hacerte daño. ¿Puedo ver tu brazo? Taco es muy estricto con los que se acercan aquí.
La mujer, temblando, se descubrió el rostro lentamente. Miró a Osbert asustada.
—Aquí estarás segura —añadió el hombre —. Este es mi edificio… Bueno, ahora lo es.
—Por favor… déjame entrar. Es horrible allá afuera —dijo la mujer.
Osbert la ayudó a ponerse en pie. Taco, al ver que su amo aprobaba a la desconocida, se acercó moviendo la cola como para disculparse.
—Vamos adentro. Estaba preparando algo de comer.
La mujer no dijo nada; en sus ojos se adivinaba agradecimiento sincero.

——————————————————————————————————————————

—Mi nombre es Osbert —dijo, colocando un plato de humeante sopa frente a la mujer —. Puedes llamarme Oz.
—¿O…Oz? ¿Así como el libro? —susurró la mujer, ocultando una risa nerviosa.
—Lo sé —rió Oz —, pero no me gusta que mis amigos me llamen Osbert. ¿Cómo te llamas tú?
—Maeve —respondió la mujer — ¿Somos amigos?
—Espero lo seamos. Tengo dos semanas sin ver a ninguna otra persona, viva o muerta. ¿Tienes alguna idea de lo que sucede?
Maeve lo miró fijamente, incrédula. ¿Cómo podía no saber nada?
—Parecía una mañana cualquiera —empezó —. De pronto, muchas personas comenzaron a caer inconscientes en todos lados: en el trabajo, en las calles, en el hospital, en los coches… En la televisión pasaron una cadena militar que decía algo sobre una falla de contención en la base del valle, y que todas las personas que tuvieran la capacidad de moverse por sí mismos debían dirigirse a los puntos de evacuación tan pronto como pudieran. Ellos se encargarían de los que se habían desmayado. ¿Cómo no sabes nada de esto?
Oz se encogió de hombros.
—Estaba acampando en la Arboleda del Ruiseñor. Cuando regresé, todo estaba desierto. Excepto por los perros raros que salen de los callejones a veces.
Maeve se estremeció.
—Por eso es que estaba tan asustada cuando tu perro me atacó. Lo llamaste… ¿Taco?
—Sí —rió Oz de buena gana —. La verdad es que ya tenía ese nombre. Lo encontré cuando venía hacia acá. Era el primer perro normal que me encontraba en el camino, así que lo llamé. Su nombre venía en el collar. Es un buen chico. Ha estado conmigo desde entonces y me ayuda a cuidar el perímetro.
—Tienes un buen lugar aquí —dijo Maeve pensativamente —. Las mallas de afuera ayudan mucho a mantener afuera a los cadejos, y parece que los durmientes no han llegado hasta aquí…
—Un momento —interrumpió Oz — ¿Has dicho cadejos? ¿Qué son los durmientes?
—Bueno, los cadejos son los perros extraños que mencionaste. Al menos así les llaman los refugiados. Los durmientes, por otro lado, eran las personas que quedaron súbitamente inconscientes. Los militares no los recogieron. Cuando enviaron a buscarlos, bueno… no quedaba nada que recoger. Algo les pasó a esas personas… ya no son lo que solían ser.
—¿Me estás hablando de zombies? —resopló Oz — ¿No te parece que el tema ya está muy trillado?
—No son zombies —protestó Maeve —, son algo más. Pero nadie tiene mucha información. Lo único seguro es que no es seguro allí fuera. Los militares protegen los fuertes de refugio, pero tienen sus límites bien marcados. El problema es que si no sigues las reglas, o haces demasiadas preguntas, te destierran. Nadie sabe lo que los durmientes le hacen a las personas, porque nunca ha vuelto ningún refugiado que se topara con ellos. Los cadejos sólo dejan sangre y pedazos.
—Vaya —dijo Oz, asombrado —. No me esperaba nada así. ¿Qué hacías afuera entonces?
Maeve sonrió débilmente.
—Hice muchas preguntas. Sé que los militares saben más de lo que admiten.
—No puedo creer que te hayan dejado sola allí afuera.
—Oh, no estaba sola. Expulsaron a diez refugiados ese día.

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5 comentarios

  1. 1. Alonso García-Risso dice:

    Saludos Nick: He leído la historia que narras un par de veces. Y he llegado a una primera convicción. Me parece que la narración tiene elementos “intertextuales” que la vinculan a el libro El Mago de Oz. Confieso no he leído dicho libro; y, pudiera estar equivocado.

    La temática empleada es interesante y actual, bien estructurada y comprensible; aunque algunos elementos se encuentran fuera de mi bagaje cultural. Por otro lado, el desenlace es abierto y abre expectativas a la participación del lector.
    Sobre el desafío planteado, no he localizado el hecho central que consume los cinco segundos; y, me intriga el dato final sobre los otros diez refugiados expulsados que acompañaban a la susodicha (¿?)…
    Bien, felicitaciones.

    Escrito el 19 enero 2017 a las 03:02
  2. Hola Nick 😉

    Acabo de leer tu relato, y la verdad es que he encontrado en él un gran trabajo de preparación previa y de revisión. La verdad es que las distopías son un genero junto con el de la fantasía y el amor que me encanta, así que me has dejado con ganas de saber qué esta pasando XD Pero, creo que para ser un relato, dejar el final tan abierto, hace que el lector se sienta algo defraudado. En cambio para un capitulo estaría muy bien.

    Y con el tema de puntuación, debo felicitarte has utilizado bastante bien los guiones en los diálogos, sólo que me gustaría corregir un pequeño fallo que cometes y es que al final de las acotaciones no pongas un espacio antes del dialogo, sino directamente el dialogo, te pongo un ejemplo:
    —Vaya —dijo Oz, asombrado —. (Sin corregir)
    —Vaya —dijo Oz, asombrado—. (Corregido)

    Pero por lo demás darte mi enhorabuena has hecho un gran trabajo 😉

    ¡BESOS!

    Escrito el 19 enero 2017 a las 22:28
  3. Hola Nick,

    tiempo sin leerte. Me gusta la atmósfera que creas y la forma en que se conocen los dos protagonistas. Por el título deduzco que continuarás esta historia en el taller o fuera de él, así que estaré pendiente.

    Por otro lado, me da la sensación de que no hay naturalidad en los diálogos. Dan información para que el lector se pueda situar, pero de una forma muy… “Lector, necesito que tengas esta información para que puedas seguir la historia, aquí la tienes.” No sé si me explico, jeje.

    Por lo demás, una trama sugerente que deja con ganas de más al leer ese final. ¡Nos leemos!

    Escrito el 22 enero 2017 a las 09:58
  4. 4. Laura dice:

    Hola Nick.
    Muy bien el manejo de lo formal, aunque, al igual que quienes me preceden, queda algo de sabor a poco.
    La intriga continúa.
    Que tengas unbuen 2017

    Escrito el 24 enero 2017 a las 22:23
  5. 5. luis de la Llave dice:

    Hola Nick, acabo de ingresar al taller y leo con atención los comentarios que hacen todos ustedes.
    Tu relato me gustó pero estoy de acuerdo que cuesta trabajo acotar los cinco segundo del reto (me pasó lo mismo), así que aprovecho también la nota de Alfonso.
    Soy muy novato en ésto y tal vez por eso no veo inconveniente en que los finales queden como lo hiciste, me gusta dejar a que el lector imagine los diversos finales que pudieran tener cabida.
    Me parece un buen trabajo
    saludos

    Escrito el 25 enero 2017 a las 19:11

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