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Dulce encierro - por Xerchio

Se giró al escuchar el grito reconociendo, en seguida, su voz. La oscuridad invadía la estancia, solo interrumpida por la llama de un mechero. Su cara, desdibujada por la luz tenue de la llama, recibía su calor en su danza macabra. Aquel chillido era, sin duda, el anuncio de su propia muerte, una de tantas.

Extinguida la llama, el cigarro deja de existir y cae al vacío de la oscuridad. Su cerebro comienza, veloz e implacable, a lanzar advertencias, órdenes y súplicas:
«Ya está aquí», le avisa; «Escóndete», le ordena. Sus pies no le responden; su corazón tras detenerse, se acelera; la sangre se congela y queda inmóvil ante el asombro de sus músculos que imitan esa quietud. Pero en el fondo sabe que no puede; sería inútil, tan siquiera, intentar ocultarse. «Ya viene», insiste su mente. «Esta vez va a matarte», le confiesa. «Rápido, huye», casi le suplica. Escapar no es una solución válida. La única salida equivaldría a un enfrentamiento directo, del que jamás saldría victorioso. Entonces, rememora el último encuentro, aquel espantoso momento en que perdió la mano tras la última visita. Recuerda la crueldad de su carcelero. Las torturas a las que fue sometido:

Atado de pies y manos; suplicando por su vida, inútilmente, y convencido de que la locura de aquel psicópata no tardaría en aparecer, lo miró fijamente intentando imaginar sus planes. Temiendo lo peor Intentó soltarse.

—Estate quieto o te mato —le advirtió.

Sabía que era muy capaz; así que, muy a su pesar, colaboró de buen grado.

—¿Dónde está el oro? —preguntó mirándole fijamente.

Michael abrió los ojos alarmado, ese día tenía frente a él a un verdadero forajido del lejano oeste.

—No lo sé, maldita sea —contestó.

Aquel inesperado pistolero desenfundó su Smith & Weason pegándole el cañón directamente a la sien derecha.

—Te digo que no lo sé, no tengo ni idea de donde puede estar —negó de nuevo, alarmado.

El siguiente aviso de que la muerte estaba más cerca fue escuchar el dedo pulgar amartillar el arma. Michael tragó saliva, cerró los ojos y se dispuso a morir:

—No por favor, no lo hagas —suplicó.
Riendo, el no muy alto demente, retiró el arma separándose de su víctima. Enfundó la pistola y simuló buscar algo en su caballo imaginario.

—Claro que lo sabes, y me lo vas a decir ahora mismo —aseguró.

La crueldad inusitada de aquel ser no tenía límites; su imaginación y habilidad a la hora de utilizar armas blancas, no desmerecían las veces que le había disparado. Ya no recordaba el número de balas, ni como sus heridas fueron curadas; seguía vivo, recibiendo visitas constantes y dolorosas.

—¡Por dios no! —gritó Michael exagerando el tono, al ver el hacha que ahora sujetaban las manos de aquel ser sin alma. Giró la cabeza hacia el otro lado, ocultando así la sonrisa que sus labios dibujaron.

De nuevo escuchó el grito, ya estaba del otro lado de la puerta. Asumido el síndrome de Estocolmo, entendía la motivación de su secuestrador. Verlo feliz mitigaba el dolor que traían consigo los tormentos con los que le obsequiaba con cada visita.
Resignado y feliz de volver a encontrarse con él, se acercó a la mirilla y temió entonces por su cabeza, al ver la longitud de la espada que, con gran destreza, su sobrino blandía.

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4 comentarios

  1. 1. Marcos Sebastiá dice:

    Hola amigo Xerchio.

    Con mucho gusto he terminado de leer tu historia, muy amena y fácil de leer.

    Creo que hay frases que deberías refinar un poco; por ejemplo: “su corazón tras detenerse, se acelera.” yo la haría así: “su corazón tras detenerse, acelera.” creo que el “se” sobra. En “—Estate quieto o te mato —le advirtió.” yo suprimiría la palabra “Estate” y la dejaría en “Quieto, o te mato – le advirtió.”; en esta frase “…Smith & Weason pegándole el cañón directamente a la sien derecha.” yo la palabra “pegándole” la dejaría en “pegando”, es que suena un poco raro lo de “le el”.

    En cuanto al uso de las exclamaciones, las hecho de menos, creo que si revisas el texto tú mismo verás donde hacen falta, allí donde hay que alterar el tono de los personajes.

    Ya te digo que me ha gustado mucho la historia y creo que de esta puede salir algo mucho más largo, supongo que te habrás quedado con las ganas de seguir con la historia (como me suele suceder a mí).

    En hora buena por el texto, sigue así de bien.

    Un saludo.

    Escrito el 19 enero 2017 a las 10:34
  2. 2. Grond dice:

    Buenas tardes Xerchio, interesante relato, me ha gustado mucho la verdad, el ritmo de la narración es muy bueno, sin embargo y es algo que a mi también me sucede es el uso excesivo del “su”, igual el relato es muy bueno, ojala lo continúes desarrollando da para mucho la idea. Saludos, mi texto es el numero 59.

    Escrito el 19 enero 2017 a las 18:55
  3. 3. Xerchio dice:

    Hola compañeros,

    Gracias por la visita, la lectura y los comentarios.

    Tomo nota de tus consejos, Marcos, acerca de las modificaciones que le harías al relato. En concreto me ha llamado la atención la de las exclamaciones. Las olvidé, no se como.
    Además de esa sugerencia, todas me parecen correctas y lógicas.
    Salvo una, el “estate quieto”, lo dejaría tal cual esta. La razón es que al ser un niño el que habla, entiendo que debe utilizarla como lo haría en la vida real, de omitir la forma verbal “estate” creo que quedaría demasiado adulto.

    Grond, tienes toda la razón, me he pasado con el su, ya me lo han comentado alguna que otra vez y no me doy cuenta. He empezado a utilizar contadores de palabras para evitar esta y otras posibles repeticiones.

    A Marcos y Grond: Sinceramente no había pensado en seguir este relato, pero parece que os ha gustado y comentáis que daría para mucho más. Intentaré que no caiga en mi olvido y puede que algún día lo retome.

    Saludos.

    Escrito el 19 enero 2017 a las 19:40
  4. Hola, Xerchio, Un gusto leerte. Me gustó la manera en que está encaminado el cuento hasta desvelar al final la naturaleza de las sucesivas muertes a manos del sobrino. Sabes crear suspense y mantener la curiosidad. Cuando dices “Riendo, el no muy alto demente…”, el misterio se va aclarando. Está bien escrito, el vocabulario es variado y bien empleado y el ritmo ágil. Un saludo.

    Escrito el 20 enero 2017 a las 16:46

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