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EL SALTO - por R.J. Esperanza Pardo

Se giró al escuchar el grito, y creyó distinguir un aleteo fugaz entre las sombras.
¿Habría sido un murciélago? A lo mejor un espejismo, o una corriente acústica, o…
Podría haber sido cualquier cosa, allí los sonidos aumentaban, se distorsionaban, rebotaban entre las paredes sin saber muy bien de dónde procedían. Debía recordarlo, o los pensamientos más oscuros le acompañarían por aquellos pasadizos subterráneos.

Su equipo de expedición había descubierto la cueva virgen hacía más de tres años y, sin embargo, la Federación de Espeleología seguía sin pronunciarse acerca del patrocinio para su investigación. La espera había provocado en Lucas una especie de obsesión por explorar con sus propios medios la gruta kárstica.
No resultaba extraño, por tanto, que Lucas hubiera decidido adentrarse en la cueva con la intención de hacer noche allí, ni que, en ese preciso instante, se encontrara asegurado a un arnés al borde de una sima profunda, sujeto a unas cuerdas tensadas entre su cintura y tres anclajes incrustados en la roca firme.
Había tenido que acarrear hasta ese punto más peso del habitual porque en esta ocasión ningún miembro de su equipo había querido respaldarle. De todas formas su pupilo, Miguel, se había ofrecido a hacer guardia y esperaba con el dispositivo de salvamento en el exterior.
Con la sima a sus pies, Lucas se sentía el ser más afortunado de la tierra. Sus sienes palpitaban del esfuerzo y la emoción de saber que era el primer hombre que respiraba aquella atmósfera fría y húmeda, que profanaba aquella oscuridad absolutamente negra.
Su cabeza rescató unas décimas de segundo la imagen de una incursión que realizó en la que tardó una hora en descender un pozo de ciento veinte metros en aéreo; pero ahora su propósito no era descender la vertical que tenía delante, tenía que lograr salvar los ocho metros en desnivel que le separaban de la orilla opuesta de la sima. Lo había hecho más veces, tomaría impulso con los pies, después se balancearía como un péndulo y se agarraría a la roca más sobresaliente de la vertical opuesta.
La progresión por el medio subterráneo requería técnica, resistencia, destreza y delicadeza para no provocar desprendimientos; pero sobre todo exigía una extraordinaria fuerza mental y concentración.
Pero la adrenalina había hecho su efecto, necesitaba relajarse, dejar en blanco su mente antes de impulsarse al vacío porque un paso en falso y de poco le servirían su casco, su cámara o su linterna.
Antes dedico un último pensamiento a María, le había dado un beso frío al salir de casa. Ella nunca le había pedido que abandonara la espeleología activa, pero aquella mañana su rostro no había podido disimular un gesto sincero de preocupación. Se preguntó con cierto remordimiento qué estaría haciendo en aquel momento y necesitó mirar su reloj, el tiempo era tan difícil de controlar allí dentro… Llevaba cuatro horas descendiendo y arrastrándose entre el barro y aquellos canales abiertos por el curso del agua subterránea.
Ahora, en cambio, su potente linterna alumbraba una sala deslumbrante en la otra orilla. Con la humedad, las formaciones calcáreas hacían brillar sus colores blancos, grises, rojizos… Aquellas joyas subterráneas eran mucho más que gigantescas obras de arte, parecían piedras vivas, testigos reales del paso del tiempo.
Y es que el medio subterráneo era un espacio inquietante, casi mágico, donde las cosas no eran lo que parecían o lo que uno creía ver, allí la vida y el tiempo se desplazaban a un nivel imperceptible a los sentidos. Algunas estalactitas y estalagmitas parecían imágenes congeladas a punto de unir sus vértices cuando aún debían esperar siglos hasta convertirse en columnas. Otras formaciones, las excéntricas, hacían honor a su nombre y habían crecido en direcciones caprichosas a merced de las corrientes del subsuelo, como si la gravedad no fuera con ellas…

Encendió su cámara GoPro sobre el trípode, después mostraría el salto a sus alumnos. Dedicó tres palabras a María a través de la cámara, inspiró profundamente, se impulsó hacia adelante y saltó.

La grabación de Lucas duró únicamente tres segundos. Actualmente se reproduce en la facultad de espeleología donde impartía las clases. La elocuencia de sus breves imágenes sobrepasan cualquier advertencia teórica de lo que no debe hacerse jamás en espeleología: las incursiones deben realizarse en todo momento en equipo y con altas dosis de prudencia.
Desgraciadamente, la pasión de Lucas por la progresión subterránea se convirtió en una adicción real. Su cuerpo sigue enterrado en el fondo de la sima, demasiado profunda para cualquier equipo de rescate.

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14 comentarios

  1. 1. Leosinprisa dice:

    Hola R.J.

    Me ha gustado esta historia de riesgos y aventuras, la esencia más fundamental del ser humano, que has descrito con tanta pasión y detalle. Es una lectura muy entretenida.

    En cuanto a las correcciones hay unas pocas que te puedo decir:

    Algunas frases muy largas, sin ninguna coma que de un respiro al lector al leerlas.

    Había tenido que acarrear hasta ese punto más peso del habitual porque en esta ocasión ningún miembro de su equipo había querido respaldarle.
    Su cabeza rescató unas décimas de segundo la imagen de una incursión que realizó en la que tardó una hora en descender un pozo de ciento veinte metros en aéreo.

    En la primera podrían ponerse en «hasta ese punto» y en la segunda pondría comas en «unas décimas de segundo», yo creó que con eso darían un respiro y quedarían mejor.

    Otra cosa que deberias eliminar, pues una no se nota, pero tres son demasiadas, nunca mejor dicho, es el «pero» que has puesto al iniciar algunas frases. Quedaría mucho mejor que eliminaras las excedentes y las frases no perderian ningún sentido por ello

    Yo no he encontrado ninguna otra cosa digna de mención, espero leerte más veces en el futuro. Un saludo.

    Escrito el 17 enero 2017 a las 21:49
  2. 2. Yoli dice:

    Hola, R.J.
    Has descrito muy bien tanto en la cueva como todo la bajada del personaje, con todos esos detalles. También me gusta como has descrito al personaje, con su ilusión por bajar. Me ha sorprendido el final, eso está bien, aunque haya acabado tristemente y da una lección de que hay que ir con cuidado y no precipitarse en según que cosas. Me ha gustado tú relato.
    Saludos.

    Escrito el 18 enero 2017 a las 11:24
  3. 3. Kathleen dice:

    Hola R.J.
    Un relato que nos muestra la profundidad del protagonista mientras realiza lo que más le apasiona. Me ha gustado cómo has descrito sus pensamientos y me ha parecido un final trágico e inesperado, pero que has sabido utilizar muy bien para dar una lección a futuros profesionales.
    Enhorabuena.

    Escrito el 20 enero 2017 a las 19:53
  4. 4. R.J. Esperanza Pardo dice:

    Muchas gracias a mis tres comentaristas vecinos… Me alegro de que os haya gustado.

    La verdad es que la hora de enviar el texto se me olvidó marcar que había intentado el reto, después pensé que quizás de todas formas no lo había conseguido, ya que mientras narra el equisciente sí creo haberlo conseguido, pero no en el momento en que metí el último párrafo, que lo inserté como epílogo final y aquí he cambiado el tiempo del verbo al presente y el narrador a otro omnisciente.

    Ha sido interesante experimentar, aunque la trama del relato se ha visto afectada por las descripciones y los verbos usados que congelan la acción y no suelo utilizar normalmente.

    Saludos cordiales

    Escrito el 21 enero 2017 a las 14:47
  5. 5. Luis Ponce dice:

    Hola R. J.
    Gracias por tu comentario en mi relato. Creo que lo puedo hacer se lo debo en gran parte a Literautas, a los comentarios de los compañeros, a la lectura de vuestros trabajos. Me alegro que te haya gustado. Tendré en cuenta tus recomendaciones.
    El tuyo es un dominio de los términos que crea el escenario perfecto, pero te falta fuerza en el final.La despedida de María le quita sorpresa al cierre. Si juegas un poco con los tiempos, podrías lograr un final dramático.
    Es grato leerte.

    Escrito el 23 enero 2017 a las 18:56
  6. 6. Pilar dice:

    Hola, Esperanza!!
    Otro mes por aquí y además, casi todos los que llevo leídos han acabado con sus protas de una forma trágica (incluida yo, jjj nº 105)
    Bueno, al grano… Chica, que me han encantado tu relato. Por muchas razones: por el tema, bien documentado; por las descripciones, tanto de los instrumentos como del paisaje de la gruta y las expectativas ante la sima y de las imágenes que creas con ellas; María que se queda enfadada, sin despedirse de él; el tono, el ritmo, la moraleja final… En fin, esta vez no tengo propuestas de mejora que ofrecerte porque me parece que tal como lo has escrito está perfecto. ¡Enhorabuena por tu esfuerzo y el estupendo resultado!
    Un abrazo!!!

    Escrito el 24 enero 2017 a las 22:28
  7. 7. R.J. Esperanza Pardo dice:

    Gracias, Luis, por tu visita y tu aportación, ya estoy pensando en cómo eliminar esa pista del medio…

    Escrito el 25 enero 2017 a las 09:40
  8. 8. R.J. Esperanza Pardo dice:

    ¡Me alegra “oírte”, Pilar!
    Leí tu relato cuando salieron los textos y tengo en mente pasarme por tu piso, en serio. Gracias por tu generoso comentario. ¿Crees que existe la perfección? Sin duda es un invento inalcanzable para los literautas como nosotros.
    Un abrazo, Pilar.

    Escrito el 25 enero 2017 a las 09:54
  9. 9. Earendil dice:

    Hola, R.J.
    Este mes no he podido participar por falta de tiempo, pero no quería quedarme al margen sin leer y comentar, si podía, algunos de los textos.
    Realmente me ha gustado mucho. Creo que me has enganchado desde el principio con la temática escogida. Bien pudieras haber pulido un poquito algunos detalles, como tú bien has comentado, para haber incluido el reto a tu historia.
    ¡Qué lejos queda este relato del que escribiste el mes pasado! No quiero decir con ello que no me gustara, simplemente me he visto sorprendida por el cambio tan grande. Debe ser muy emocionante adentrarse en un lugar donde nadie ha estado jamás. Como el protagonista de tu historia, respirar un aire nuevo, sin mácula; pisar un suelo que jamás anteriormente ha sido profanado; romper con la sola presencia de uno mismo la magia ancestral tantos años conservada…Puestos a pensar mal, tal vez nadie mereciera semejante regalo y, la naturaleza misma hizo lo que debía hacer.
    En fin, una historia muy buena estupendamente contada.
    Por poner un solo pero, he visto una pequeña falta de ortografía:
    * “Antes dedico un último pensamiento a María”____dedicó, con acento.
    Un placer haberte leído.
    A ver si el mes que viene tengo mas tiempo y también participo.
    Un saludo

    Escrito el 26 enero 2017 a las 19:45
  10. 10. R.J. Esperanza Pardo dice:

    Hola, Earendil

    Cuánto me alegra saber que sigues ahí, cuando vi que no estabas en la lista sufrí una especie de crisis! Fuiste la primera persona que me comentó hace ya cuatro meses… el tiempo vuela. Aprendo mucho de tus comentarios.
    Te diré que estaba esperando que alguien me dijera lo de ese acento porque chirría de qué manera, no soporto las faltas de ortografía (soy un poco maniática en ese aspecto).
    En fin, me alegro y mucho de que te haya gustado. Debo tener un gen prehistórico cavernario que busca la protección de la madre tierra, porque el tema me apasiona y además me parecía apropiado para la ocasión que pedía el reto, prometo que lo intenté, pero pudo más el redondear y cerrar la historia con ese último párrafo (si no iba a quedar en meras descripciones). Espero que sea ortodoxo lo del cambio de narrador y lo del tiempo verbal.

    Un cordial saludo, y hasta el mes que viene, espero!

    Escrito el 27 enero 2017 a las 10:47
  11. 11. Earendil dice:

    Gracias por tus palabras, me siento halagada.
    Si no recuerdo mal, creo que era el de “Caldereta de cerdo”. Desde e tonces he leído todos tus textos, por algo será.
    A mí también me encanta el tema. Me fascina todo lo relacionado con las cuevas y su humedad. A lo mejor te crees que estoy un poco “ida”, ¿pero no te ha pasado nunca que al oler algo te retrotrae a otro mundo?
    Pues eso me pasa a mí con los champiñones. ¡Sí, no es broma, con los champiñones! Es olerlos y trasportarme a una cueva húmeda y ancestral.

    Escrito el 27 enero 2017 a las 20:31
  12. 12. marazul dice:

    R.J Esperanza, hola:
    El tema de tu relato me parece apasionante y tú lo ambientas y lo describes muy bien. Se ve que conoces o que te has documentado sobre espeleología. Siempre me ha parecido un deporte de riesgo lleno de misterio, solo para personas intrépidas. Al mismo tiempo que estás en contacto con la naturaleza ésta nos descubre sus secretos. Te felicito por lo bien que lo has llevado y ese mensaje de prudencia que transmites al final.
    No le veo fallos. Me ha parecido original y muy logrado
    Un saludo

    Escrito el 28 enero 2017 a las 18:10
  13. 13. R.J. Esperanza Pardo dice:

    Earendil, ¡ay si hubiera caritas de risa aquííí!!!! ¿Champiñones? Ya voy a probarlo (a escondidas ja ja ja). Tienes toda la razón del mundo, el olfato es el sentido más sugerente y desconocido, debería explorarse más. Me viene ahora a la mente el libro de “El perfume”…

    Escrito el 28 enero 2017 a las 21:10
  14. 14. R.J. Esperanza Pardo dice:

    Muchas gracias, marazul, es estupendo que te haya gustado, espero seguir leyéndote.

    Un cordial saludo

    Escrito el 28 enero 2017 a las 21:15

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