Cookie MonsterEsta web utiliza cookies. Si sigues navegando, entendemos que aceptas las condiciones de uso.

Do you speak english?

¿If you prefer, you can visit the Literautas site in english?

Apuntes, tutoriales, ejercicios, reflexiones y recursos sobre escritura o el arte de contar historias

<< Volver a la lista de textos

Reflejos - por Vagabundo DeMente

Se giró al escuchar el grito, y el reflejo del Corolla en los ventanales, centelleante bajo los pálidos faroles del boulevard, perdió toda su importancia. Por primera vez en una de sus carreras clandestinas, algún imbécil cruzaba la calle del supermercado para tomar el último autobús, justo cuando él pasaba por esa intersección. Su pensamiento apático, endurecido por decenas de encuentros cercanos muy similares, se dirigió al transeúnte. No era un hombre, era una mujer. Esos ojos verdes, esa boca adorable…

¡Viviana! No, no podía ser. Viviana se había quedado en casa, cuidando del bebé, como cada noche que él salía “a comprar cigarros”. Cada carrera le tomaba entre una y tres horas, y siempre la encontraba al volver, sentada en el sillón, acunando al bebé… excepto ahora. Ahí estaba ella, helada de espanto frente a él, sujetando con manos crispadas un bulto envuelto en la mantita que él mismo había comprado, el día que se enteró que iba a ser papá.

No pasa nada, se dijo a sí mismo. Dos años de carreras ilegales le habían dado reflejos rápidos y nervios de acero. Con calma absoluta dio un tirón seco y preciso al freno de mano, mientras giraba el volante velozmente y hundía el freno hasta el suelo, preparándose ya para el siguiente movimiento en décimas de segundo. Un golpe de volante y tomaría el carril a la izquierda con el acelerador a fondo. No perdería mucho tiempo, y lo recuperaría fácilmente.

¿Y Viviana? Dulce, hermosa, comprensiva Viviana. Ya pensaría en qué decirle. Tal vez convendría comprarle flores, para compensarla por el trauma. Sus pensamientos se descarrilaron bruscamente, al percatarse de que el auto no se detenía ni se desviaba. Demasiado impulso, mínima distancia. Si hubiera mirado su reflejo en los ventanales unos cuantos segundos menos de lo acostumbrado…

Fue así que la velocidad, seductora de encanto irresistible y que se había mostrado siempre sumisa, lo traicionó. Sus reflejos de relámpago no le servirían de nada en esta ocasión. Alcanzó a ver los ojazos verdes, la boca adorable cuyo abyecto terror lo perseguiría por décadas, antes de perderla bajo el capó y escuchar la mordida cruel de los neumáticos…

Demasiado tarde.

¿Te ha gustado esta entrada? Recibe en tu correo los nuevos comentarios que se publiquen.

6 comentarios

  1. 1. Ramón Temes dice:

    Muy interesante relato. Te felicito.
    Algunos adjetivos podían corregirse. “Abyecto terror” no tiene sentido, y tampoco “pensamiento apático”
    Sguiré leyendote

    Escrito el 18 enero 2017 a las 14:36
  2. 2. Ramón Temes dice:

    Muy interesante relato. Te felicito.
    Algunos adjetivos podían corregirse. “Abyecto terror” no tiene sentido, y tampoco “pensamiento apático”
    Seguiré leyendote

    Escrito el 18 enero 2017 a las 14:36
  3. 3. José Tapia dice:

    Vagabundo DeMente, veo que estas loco, pero recuerda que el mundo es de los locos. Buen relato, logras amarrar al lector, mantienes el hilo del suspenso hasta el final, algunas cosillas, que quienes saben mas te las dirán, pero a mi me ha gustado, un buen comienzo con un final predecible, pero repito, más que eso me gusto el ritmo y la magia de como tejiste la historia.
    Un abrazo latino.

    Escrito el 18 enero 2017 a las 15:15
  4. 4. Francis dice:

    Buenas tardes, Vagabundo.
    Buen escrito en cuanto a la forma y al contenido. Tiene buen ritmo, engancha y atrapa al lector, a pesar de no tener diálogos. El tema y la extensión no lo requieren.
    Tan sólo he encontrado algunas comas que sobran como: “…comprado el día que se enteró…; …comprarle flores para …”. Y añadiría: “La dulce, hermosa, comprensiva Viviana”.
    Por lo demás, buen relato. Te felicito. Te seguiré leyendo en lo sucesivo.

    Escrito el 18 enero 2017 a las 18:36
  5. 5. El Hijo de La Griega dice:

    Buenos días DeMente!

    En cuanto a la forma del texto me ha parecido que la lectura es fluida y entretenida. Me ha mantenido en vilo todo el relato y el final ha conseguido entristecerme.

    Tengo algunas dudas que son las siguientes:

    Se supone que todo esto pasa por la cabeza del personaje en décimas de segundo no? Así lo he entendido yo.
    Cuando hablas en la primera línea de los ventanales, te refieres a la luna delantera de tu coche??
    La excusa de comprar cigarrillos durante dos o tres horas cada noche, no levantaba sospechas en su pareja?? 😉
    No me queda claro si Viviana se percató de que era su pareja el que conducía el coche que la iba a atropellar.
    Las flores que le iba a regalar, a qué trauma se refieren?? Se las iba a comprar debido al susto o porque lo había descubierto haciendo carreras??
    La primera frase del último párrafo me encanta: “la velocidad, seductora de encanto irresistible y que se había mostrado siempre sumisa, lo traicionó”
    Un final trágico, espero que, al menos, se salvara el bebé que llevaba en brazos.

    Un saludo y te leo en la siguiente!

    Escrito el 20 enero 2017 a las 09:06
  6. 6. Nora C.P. dice:

    Hola buenos días!
    Me ha confundido tambien lo de los ventanales, realmente pensaba que estaba viendo la escena desde su casa.
    Por todo lo demás has conseguido engancharme.

    Escrito el 21 enero 2017 a las 10:42

Deja un comentario:

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.