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Apuntes, tutoriales, ejercicios, reflexiones y recursos sobre escritura o el arte de contar historias

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Tres campanadas - por María Kersimon

Web: https://lacartademrtench.wordpress.com

Se giró al escuchar el grito ahogado, dolorido, casi imperceptible, en el fondo del colmado abarrotado de regímenes de bananas, cajas de naranjas, bidones de aceite de oliva, toneles de azúcar y sacos de harina. En contadas ocasiones había tenido que defenderse de algún asaltante de poca monta venido en pos de una caja de dátiles de Medjoul, una bolsa de chucherías, latas de refrescos, así que guardaba un mazo de madera bajo el mostrador. Mientras el televisor de 12 pulgadas en blanco y negro emitía como cada año, desde el estante de las conservas de couscous de pollo y pâté de sardinas, los preparativos de las campanadas y resonaban voces de presentadores entusiastas entre pitidos y detonaciones de petardos procedentes de la Puerta del Sol, había servido las últimas botellas de cava y turrones a los rezagados. Nadie sino su gato de orejas mochas le esperaba en su semisótano de Lavapies. Para espantar la soledad que causaban estas fechas a las almas de los desarraigados, participaba de los festejos a distancia, ni tan lejos para sentirse excluido, ni tan cerca para sentirse un extraño entre la multitud.
Armado del garrote, Mohamed fue directo a la puerta del almacén de las especies que abrió al grito de “fuera de ahí rata inmunda”, para descubrir con gran sorpresa, agazapa en el fondo, una forma menuda y descalza que tiritaba de frío y miedo. Al dar la primera campanada, el enfado se mutó en curiosidad y cuando sacó al niño de debajo del fardo que le había caído encima, vio que tenía apenas doce años, aquel que del susto se acababa de orinar en los pantalones y cuya mirada de ciervo acorralado le suplicaba que no le matara. Aquellos ojos le devolvieron 40 años atrás, cuando él mismo había viajado de polizón en la bodega de un carguero rumbo o a Algeciras y, tras sortear las barreras policiales, se había ocultado en la caja de un camión de mercancías que le llevó derecho al mercado de abastos de “Les Halles” en Paris. Recordó el carnicero que le había puesto a su servicio por el techo y la comida, y luego los trabajos de carga y descarga…

Melissa miraba a Karl con ojos brillantes. Aquel le pasaba el brazo alrededor de la cintura y la envolvía en un halo casi perceptible de ternura, deseo y embelesamiento que les elevaba a ambos dos palmos por encima del suelo. Había logrado volar a última hora desde San Petersburgo a pesar de la tormenta de nieve y ahora entrelazaban sus copas cuyas burbujas saltaban como respuesta a la primera campanada. Ella acababa de anunciarle su embarazo. Con todos los sentidos puestos el uno en el otro y en el rapto amoroso que se conjugaba con la fiesta, estaban a mil leguas de percatarse de la intromisión de la mano diestra que palpaba con sutileza los bolsillos de Karl y extraía la cartera de piel de cocodrilo y el móvil para desparecer presta en el alboroto multitudinario.

La quietud del cuerpo solía acarrear el descanso de la mente. Sedado como estaba, Ibrahima, que por respeto al Corán y a sí mismo, nunca había tocado siquiera una gota de alcohol, yacía ahora en una paz entumecida, atenuados los sentidos bajo el efecto de los opiáceos administrados en vena. En la esquina del cuarto de hospital, la pantalla le mostraba irónicamente la plaza donde se suponía que no volvería a interpretar la estatua humana del yogui flotante porque, según los médicos, el tumor maligno había avanzado mucho. Había visto desfilar su niñez atribulada por la polio, el estigma de la deformidad, la debilidad física de unas piernas endebles que apenas le soportaban. Había contabilizado los desafíos vencidos uno tras otro como caballo pura sangre saltando vallas, hasta transmutar su hándicap en virtud y ser el principal sustento de su familia, hermanos y sobrinos incluidos. Con la primera campanada había recordado uno tras otro el descubrimiento maravillado de cada hijo varón nacido durante su ausencia, cuando el invierno le devolvía anualmente a Senegal. La segunda campanada le arrancó una lágrima redonda y grávida de amor y dolor por la niña que tal vez no llegaría a conocer. La lágrima surcaba la mejilla negra, cargada de más amor que de dolor y para cuando llegó a la comisura de los labios, el corazón le susurró «¿Cuándo te has rendido tú? No es más que otro desafío». Dio la tercera campanada sobre la plaza y se supo guerrero librando su mayor batalla.

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27 comentarios

  1. 1. Saldivia dice:

    Hola María. De tu relato lo que más me ha atrapado es la exquisita descripción casi barroca que logras sobre todo en la primera y tercera escena. Me ha gustado la simultaneidad de las acciones en esas campanadas que remiten a nochevieja, aunque no logré conectar las tres escenas entre si (puede deberse a que hoy estoy particularmente obnubilado y lento). En todo caso, ello no me importó. Me dejé llevar por las descripciones como quien ataca un cuenco de frutos secos, disfrutando de cada uno sin procurar darles formalidad de desayuno, almuerzo, comida o cena. Enhorabuena!

    Escrito el 17 enero 2017 a las 20:58
  2. 2. beba dice:

    ¡Hola, María!
    Me quedan chicas las manos para los aplausos. me encanta la originalidad de los tres “momentos estelares” en cerrados en la medianoche de año nuevo. Y me parece sumamente delicado y expresivo tu estilo. Felicidades.
    beba-127

    Escrito el 17 enero 2017 a las 21:38
  3. 3. Luis Ponce dice:

    Hola María:
    agradezco tus comentarios en mi relato. Lo has entendido como yo, esos momento no necesariamente están relacionados con la muerte. La muerte puede suceder o nó, eso es irrelevante , lo importante es el momento límite, la adrenalina acumulada antes de…
    Lo tuyo me parece un espejismo contado con un lenguaje escogido y oportuno, pero igual me viene la sensación de demasiada información en tan poco espacio. Es como cuando rellenas el pavo con todo lo que tienes a mano y al final no te sabe ni a pavo,ni a relleno. Bueno es mi opinión. Creo que ahí tienes material para tres relatos diferentes o para tres capìtulos de una novela.
    Muy bien escritos, pero apabullantes para un trabajo tan corto.
    Te seguiré leyendo, me gusta tu manejo del idioma y la información que sostiene ese trabajo. Es producto de la lectura y la investigación.
    Te felicito.

    Escrito el 17 enero 2017 a las 23:35
  4. Muchas gracias, son tres cuadros que quieren dibujar la diversidad de vivencias que se simultáneamente y conviven en una noche como esta. El del medio es un contrapunto a la densidad de los otros dos. Conviven sin tocarse… como la vida misma. El único nexo: el momento y el lugar. Me lo sugirió el título de la novela de Columna Mc Cann “Que el vasto mundo siga girando”, que también es una. Lección de historias unidas por el tiempo y el lugar.
    Muchas gracias por vuestro caluroso apoyo. Me alegro de que lo hayáis disfrutado.

    Escrito el 17 enero 2017 a las 23:36
  5. 5. Edu SC dice:

    Hola María,

    Muchas gracias por tu visita y comentarios.

    Tus tres historias son fantásticas. Si te digo que he tenido un pequeño instante de confusión hasta que me he dado cuenta que estaba ante tres historias distintas. Las he disfrutado las tres. Están repletas de “cosas” (creo que es algo característico de tus historias, según me parece) y creo que eso les da mucha consistencia. Además, muy bien escritas, como es habitual en ti. Logras, en muy pocas palabras momentos intensos y peculiares.

    De las tres, me ha gustado especialmente la última historia. Esa historia comprimida de una persona que lucha y lucha hasta el último momento…muy bien.
    La imagen de la segunda, los amantes abrazados mientras le roban la cartera a él, es muy potente, me ha gustado mucho también.

    Por apuntarte alguna cosa, quizás en la primera escena me parece que transcurre demasiada escritura desde el momento en que escucha el grito hasta que se pone en marcha con el garrote. Cuesta entonces un poco reengancharse a la acción.

    Felicidades, he disfrutado leyéndote, como siempre.

    Escrito el 17 enero 2017 a las 23:39
  6. Corrección: quise decir una colección de historias

    Escrito el 17 enero 2017 a las 23:39
  7. Gracias Edu, cierto, yo también lo veo, la dilación en el primer escrito. Lo veo ahora y mira que he recortado. Ciertamente a veces menos es más. Un abrazo.

    Escrito el 17 enero 2017 a las 23:45
  8. 8. J. Colmarias dice:

    Hola María.

    Normalmente busco tus participaciones en el taller porque son garantía de buena escritura, pero este mes, además, me ha tocado comentarte.

    Pasando al texto he de decir que has sido muy original eligiendo el contexto de las campanadas como elemento conector. Cuando acaban esos segundos que originan un nuevo año, todo el mundo se ve en la obligación de contar como los ha vivido. Tus personajes son creíbles gracias a una acertada descripción del lugar y momento. Me ha gustado que a la pareja de enamorados les hayan robado el móvil y la cartera.

    Por último te indico que este relato es sobre todo un ejercicio elevado en vocabulario.

    Un saludo

    Escrito el 18 enero 2017 a las 09:53
  9. 9. Roger/NHICAP dice:

    Hola María,
    Es la primera vez que leo algo tuyo y me ha sorprendido gratamente tú relato. Tres historias breves que muestran un buen dominio del lenguaje y un estilo muy descriptivo, lleno de matices y ayudado por el oportuno, y adecuado, empleo de metáforas.
    El relato progresa de menos a más a través de la presentación de tres historias, propias de la vida real, seleccionadas con inteligencia.
    La primera campanada me parece excesiva, y además arranca sin fuerza, sin agarrar al lector. Después se diluye en un derroche de descripciones hasta el giro final. Me gustó la idea.
    La segunda campanada es un texto intimista, sencillo y agradable que incluye un toque de humor, el robo de la lujosa cartera al ruso. Breve pero bueno.
    Y la tercera campanada me pareció una historia muy lograda, muy bien escrita que consigue que el lector sienta lo que tu has querido reflejar. El texto se mantiene a un nivel emotivo perfecto. Me gustó mucho.
    En cuanto a la forma, nada relevante que comentar. Buen trabajo.
    Te seguiré leyendo, María.
    Un abrazo.

    Escrito el 20 enero 2017 a las 06:53
  10. 10. LIAH PERSON dice:

    Hola Maria Kersimon,
    Me acerco a tu relato hoy y me alegro mucho de haberlo hecho. Cuidas el lenguaje y la forma de tu narración con mimo, y eso le da cuerpo al texto, lo compacta, y sirve de hilo conductor en sí mismo para tres historias completamente distintas. Soy prácticamente nueva por aquí, y entre lo que leo…me detengo aquí quizá porque más allá de lo que se cuenta, me interesa cómo se cuenta.
    Gracias por compartirlo.

    Escrito el 20 enero 2017 a las 08:13
  11. Hola, María:
    Acabo de leer, otra vez, los tres episodios de tu relato. Muy humanos y enmarcados en un mismo instante, el inicio de las doce campanadas. Tres episodios con unos personajes tan reales como la vida misma. Personajes que no poseen nada en común sino el hecho de estar pendientes de ese cambio de año que anuncian las campanadas. Vivencias distintas, recuerdos enquistados en cada uno de los personajes que despiertan un dejo de melancolía y tristeza en el lector. Rico en detalles el primero, más escueto el segundo y el tercero la imagen del infortunio. Uno lee muchas cosas, y se topa con diferentes estilos y temas; con unos se identifica; con otros, a pesar de reconocer su calidad, si la hay, no tanto y con algunos otros dice: así, así es como hay que escribir, así es cómo entiendo yo la escritura. Pues bien, tú expones esos temas y organizas tus textos de tal forma que haces que me sienta plenamente identificado con ellos. Y no hablo únicamente de esa entrega. Veo en tu escritura una continua denuncia social y el escritor, es mi punto de vista, debe de utilizar la pluma para lanzar denuncias y de esta manera tratar de crear conciencia.
    Tal vez deberías haber equilibrado un poco más la longitud del primer y segundo episodios, porque da la impresión de que en el primero te has excedido y te has visto obligada a recortar en el segundo. Los tres son muy buenos y merecen un tratamiento individual mucho más extenso.
    Lo que no acabo de comprender es que consideres haber cumplido con el reto.
    Una bonita muestra de literatura social.
    Un abrazo y nos seguimos leyendo.

    Escrito el 20 enero 2017 a las 18:22
  12. 12. Leonardo Ossa (Medellín - Antioquia) dice:

    Señorita Kersimon me ha fascinado todo su texto. El uso de la palabra «colmado» que usamos por acá en otras épocas me suena genial, las descripciones y las historias que encierra cada párrafo son de maravilla.
    Me parece que cada una de las vidas allí fotografiadas pueden tener un buen desarrollo literario.
    Felicitaciones por ese trabajo.
    Aprovecho esta nota para agradecer la lectura a mi participación de este mes y el comentario allí dejado. Muy amable. Nos seguiremos leyendo. Un abrazo.

    Escrito el 20 enero 2017 a las 20:35
  13. 13. Marcelo Kisi dice:

    Hola María!!
    Mil gracias por tu comentario, cálido y excelente, a mi relato!!
    Adoré el tuyo, me llenó de ternura y de desazón a la vez por esa imposibilidad existencial de asir toda la realidad. ¿Cuántas cosas ocurren al mismo tiempo, ya no en cinco segundos sino en cada fracción?
    La hitoria que más me llegó fue la última, el guerrero del polio y del cáncer, que toca a las personas que de verdad tienen qué festejar con cada campanada el 31 de diciembre.
    En total, un trabajo conmovedor!

    Escrito el 20 enero 2017 a las 21:00
  14. 14. Isolina R dice:

    Hola, María Kersimon:

    Aunque no te he comentado más que una vez ―creo recordar― suelo leerte casi en todas las escenas. Me gusta mucho tu estilo y me gustan a rabiar tus relatos. Enhorabuena, compañera.

    Lo de contar tres historias inconexas que se producen simultáneamente me ha encantado, pero creo que así no has cumplido el reto de que la acción se ralentizara para que pareciese a cámara lenta. De todos modos, como el reto era opcional, eso no importaba gran cosa.

    Para mí de las tres, la mejor, con mucho, ha sido la tercera. Es emocionante de verdad. La segunda también me ha convencido. La primera no tanto por lo que te diré luego.

    Creo que has desequilibrado la longitud en favor de la primera y ha sido un error. Más que nada porque a la mejor le has dejado las escurrajas después de gastar un montón de palabras en describir un colmado y en enumerar o dar datos poco significativos en la historia de Mohamed.

    Me gusta mucho tu estilo, te decía al principio. Aun así, te diré alguna cosilla que pienso deberías revisar.

    En la primera historia te has pasado un poco con las enumeraciones y para mí el problemilla ha sido, sobre todo, que resulta monótona tanta preposición “de”. En el intento de describir con detalle, todo el primer párrafo lo has dejado lleno de complementos preposicionales, casi siempre con “de”. Te has pasado un pelín. No hay que abusar de la paciencia de los lectores. Te sugiero que las treinta y una veces en que se repite “de/del” en el primer párrafo las reduzcas a quince como mucho.

    Has metido un párrafo para cada historia y creo que hubiera sido mejor idea separar cada una de otro modo: con los nombres de los protagonistas a modo de título, con números romanos, con otros títulos, con línea de puntos… Y que en cada historia hubiese párrafos normales.

    Te voy a poner un ejemplo de lo que hubiese hecho yo con el primer párrafo de la primera historia. Solo es un ejemplo para explicarte lo que quitaría por poco significativo.

    Se giró al escuchar el grito ahogado, dolorido, casi imperceptible, en el fondo del almacén abarrotado. En ciertas ocasiones había tenido que defenderse de algún asaltante de poca monta que había entrado a robar una caja de dátiles de Medjoul, unas chucherías, o unos refrescos, así que guardaba un mazo bajo el mostrador.

    Mientras desde el estante de las conservas el televisor de 12 pulgadas en blanco y negro emitía, como cada año, los preparativos de las campanadas, y resonaban voces de presentadores entusiastas entre pitidos y petardos procedentes de la Puerta del Sol, Mohamed había servido las últimas botellas de cava y turrones a los rezagados.

    Nadie sino su gato de orejas mochas le esperaba en su semisótano de Lavapiés. Para espantar la soledad que causaban estas fechas a los desarraigados, celebraba los festejos a distancia, ni tan lejos para sentirse excluido, ni tan cerca para sentirse un extraño entre la multitud.

    Los números deben ir con letras.
    Se te han colado algunas erratas: “Lavapies” por “Lavapiés”, “agazapa” por “agazapada”, “rumbo o a Algeciras” por “rumbo a Algeciras”.

    Te seguiré leyendo, claro. Disfruto como una enana con tu escritura.

    Espero que mis sugerencias te sirvan.

    Saludos.

    Escrito el 20 enero 2017 a las 22:47
  15. 15. María Kersimon dice:

    Muchas gracias por vuestros comentarios atinados y alentadores. J. Colmarias, Roger, Liah, gracias por acercaros a leerme y por vuestro aprecio. Manuel, siempre compañero y con buenos consejos. Leonardo, gracias por acercarte de manera tan cariñosa. Marcelo, echaba de menos esa palmada en el hombro tan positiva y cálida y por fin Isolina con su fino peine cardando la lana literaria hasta dejarla suave suave. Si la última historia es la mejor por unanimidad es porque se trata de una historia real que le ocurre a un conocido (cambié el nombre y la ciudad) al que admiro mucho y me hace sentir emociones fuertes (toda su historia). Las emociones que se sienten en carne propia pasan muy bien y llegan directo. Tomo buena nota de todos los buenos consejos y felicito cálidamente a los que han sabido crear el efecto “cámara lenta”. Observaré como lo habéis hecho para la próxima vez. Un abrazo y pronto nos volveremos a leer.

    Escrito el 21 enero 2017 a las 00:57
  16. 16. Patricia Redondo dice:

    Hola María!!

    Gracias por tu comentario a mi texto!! Paso a comentar el tuyo.

    Lo primero confesarte que en un un texto con estas limitaciones a mi , personalmente , no suele gustarme demasiado que se metan varios relatos, no sé, me suenan más a fogonazos que a relatos, pero esto es una cuestión de gusto personal.

    Dicho esto:

    Escribes muy bien. Con mucha maestría. El primero es un derroche descriptivo, muy visual (tras leerlo si uno cierra los ojos puede imaginarse la tiendecita perfectamente), aunque coincido con Isolina en que quizá tenga un exceso de enumeraciones. Pero me ha parecido un relato muy tierno, esa coincidencia entre el pasado del tendero y el del chiquillo…

    El segundo me ha dejado más fría, no empatizo mucho con los Karl que llevaban carteras de piel de cocodrilo en el bolsilllo 🙂

    El tercero es emocionante. Genial. Te quedas con ganas de más.

    Un placer leerte

    Saludos!

    Escrito el 21 enero 2017 a las 18:41
  17. 17. Osvaldo Mario Vela Sáenz dice:

    Hola María, te voy a felicitar por esa forma tan aguda de conjugar el tiempo y el lugar con tres historias diferentes. Ambos necesarios para cumplir el reto literauta con elegancia; Finura y al mismo tiempo gracia que se palpa en las tres historias

    La primera me pareció algo extensa pero necesaria para asentar el escenario en la despedida del año viejo.

    La segunda me pareció muy tierna pues le das oportunidad de una reunión a dos seres que se aman, donde celebran el regálo mas precioso de una unión que es el embarazo.

    La tercera es una joya de redacción donde reluce la fe y el no darse por vencido nunca sin importar los agobios.

    Te reitero mis felicitaciones

    Escrito el 21 enero 2017 a las 19:26
  18. 18. Oda a la cebolla dice:

    ¡Hola, María! Buena historia la que nos has montado, aunque encuentro que haya frases demasiado largas al principio. En cualquier caso, te felicito y ¡seguimos leyéndonos! Hasta la próxima lectura. ¡Un saludo!

    Escrito el 21 enero 2017 a las 21:18
  19. 19. Jean Ives Tibauth dice:

    Hola Maria.

    ¡¡¡Ya no me queda nada mas que añadir!!!

    Me ha gustado mucho la maestría que demuestras usando las palabras. Las encajas de manera que parece fácil hacerlo. Y nada mas lejos de la realidad. Hacer que el lector se deslice sin que se de cuenta por las las tres historias me parece todo un logro.

    Nos seguimos leyendo.

    Te invito a que despellejes el mio a gusto:
    https://www.literautas.com/es/taller/textos-escena-40/6901

    Escrito el 22 enero 2017 a las 21:02
  20. 20. María Esther dice:

    Felicitaciones María y gracias por lo que das tan generosamente.Es tu estilo tan cálido y entrador que quien te lee una vez lo sigue haciendo, porque calas hondo en la esencia de las cosas y los seres, porque, como decía alguien más arriba llegas a la denuncia social, para lo que no solo hay que ser valiente, sino también estar compenetrado con la realidad.
    Hasta el próximo relato, María.
    Saludos,estoy en el 98.

    Escrito el 23 enero 2017 a las 05:16
  21. 21. Cryssta dice:

    Hola María, me ha gustado mucho la idea de tu relato, no tanto la ejecución del mismo. Me explico.

    Coincido con otros compañeros en que no hay equilibrio entre las tres historias. La primera es muy larga y eso ha hecho que al empezar a leer la segunda me haya despistado porque no sabía qué pintaban esos dos.

    Tiene fácil arreglo: tijeras, tijeras. Yo lo dejaría así:

    “Se giró al escuchar el grito ahogado, dolorido, casi imperceptible, en el fondo del colmado. En contadas ocasiones había tenido que defenderse de algún asaltante de poca monta venido en pos de una caja de dátiles de Medjoul, una bolsa de chucherías o latas de refrescos, así que guardaba un mazo de madera bajo el mostrador. Mientras el televisor de 12 pulgadas en blanco y negro emitía como cada año, desde el estante de las conservas de couscous de pollo y pâté de sardinas, los preparativos de las campanadas, armado del garrote Mohamed fue directo a la puerta del almacén de las especies que abrió al grito de “fuera de ahí rata inmunda”, para descubrir con gran sorpresa, agazapa en el fondo, una forma menuda y descalza que tiritaba de frío y miedo. Al dar la primera campanada, el enfado se mutó en curiosidad y cuando sacó al niño de debajo del fardo que le había caído encima, vio que tenía apenas doce años, aquel que del susto se acababa de orinar en los pantalones y cuya mirada de ciervo acorralado le suplicaba que no le matara. Aquellos ojos le devolvieron 40 años atrás, cuando él mismo había viajado de polizón en la bodega de un carguero rumbo o a Algeciras y, tras sortear las barreras policiales, se había ocultado en la caja de un camión de mercancías que le llevó derecho al mercado de abastos de “Les Halles” en Paris. Recordó el carnicero que le había puesto a su servicio por el techo y la comida, y luego los trabajos de carga y descarga… ”

    A mí la segunda historia sí que me ha gustado, es un momento mágico el anuncio de un embarazo deseado ¿cómo se iban a dar cuenta de que les robaban?

    Creo que nadie te ha dicho que te dejaste la tilde de París.

    Con el gran recorte que te he hecho (hasta puedes añadir algo a la segunda historia para equilibrar más aún) sí que me gusta mucho el conjunto. Como siempre es solo una sugerencia, el relato es tuyo.

    Felicidades. Espero leerte en el próximo taller.

    Un beso.

    Escrito el 23 enero 2017 a las 12:31
  22. 22. Verso suelto dice:

    Es un precioso cuento de Navidad. ¡Lo que cabe en tres segundos!
    Son relatos, el primero y el tercero sobre todo, que tocan la fibra. Y hay un final de esperanza, “¿Cuándo te has rendido tú?…
    Enhorabuena.
    Si tienes oportunidad estoy en el 179

    Escrito el 23 enero 2017 a las 19:03
  23. 23. Ramón Temes dice:

    Sólo al final me di cuenta de que eran tres historias. No entendía nada. Creo que le falta separar los parrafos con una linea de puntos o guiones o algo así para que, desde el principio, el lector se de cuenta de que se trata de tres historias diferentes, unidas por las campanadas.
    Hay otro lazo de unión y es que todos los protagonistas tienen nobre extranjero. Son todos inmigrantes en España. Son tres historias separadas con un punto en común. Se trata de inmigrantes, desarraigados, celebrando una fiesta desconocida.
    Al final me ha gustado, pero, como ya dijo alguien antes que yo, creo que tienes material para tres relatos.

    Escrito el 23 enero 2017 a las 20:13
  24. 24. K. Marce dice:

    Saludos María:

    Muchas gracias por pasar por mi texto y tu comentario en el, se te agradece.
    Tal como nos dijiste, lo prometido es deuda, y nos regalas un combo 3/1 que es encantador y estremecedor.
    Como todo se te ha dicho, y tienes tan lindos comentarios, sólo me resta sumarme a las felicitaciones. Para mí, todos son historias humanas, cada cual con su belleza y su peso.
    ¡Nos leemos!

    Escrito el 24 enero 2017 a las 01:11
  25. 25. Escritores Anónimos dice:

    Hola María!
    Prácticamente de correcciones/cosas que podrías mejorar, ya te han dicho muchísimas cosas, así que yo me voy a centrar en los aspectos positivos, porque la verdad es que hay muchos muchos muchos.

    Para empezar me ha parecido un relato (bueno tres, jejeje), original, todo ocurre en un mismo plano de tiempo, pero personajes e historias son diferentes, me ha recordado un poco a estas películas como “historias de San Valentín” o “fin de año”, que cuentan historias de personajes independientes.
    Me ha encantado la ternura con la que narras cada pedacito de relato, sobre todo el último, transmites ese cariño y amor.
    Sabes describir bien lugares y personas.
    Apenas cometes fallos ortográficos o de aspecto formal y esto hay que decirlo porque a veces nos centramos en lo “malo” sin darnos cuenta que no sería tan raro encontrarnos faltas de ortografía.
    Eres capaz de hacer un cambio radical en la historia sin sacar a la persona de ella (hablo desde mi experiencia) y es que me has mantenido enganchada.

    Lo dicho, has hecho un buen relato, hecho con ternura, que es lo importante y cumpliendo de forma ingeniosa el reto, al enseñarnos pequeñas escenas con “historia”. Gracias por tu comentario, de verdad me has dado mucha fuerza.

    Un beso

    Escrito el 24 enero 2017 a las 20:33
  26. 26. Vespasiano dice:

    Estimada compañera María:

    Buscarle “tres pies al gato” en un relato tan conmovedor como este que nos has regalado, me parecería un sacrilegio por mi parte.

    Has plasmado en pocas palabras las imágenes que a diario se repiten en las televisiones del mundo de gente que se juega la vida cruzando el Estrecho de Gibraltar o contorsionando su cuerpo para caber en algún minúsculo espacio entre los bajos de un camión.

    Y que no decir, que no sea bueno, de aquellos que se rompen la cara y vencen las dificultades que se les presentan para correr y volar en busca de su amada aunque le roben la maleta.

    Y por último esa loa a la lucha de aquellos, sean o no desarraigados, que han padecido tanto en la vida soportando enfermedades y superándolas con entereza y coraje.

    Felicidades.

    Escrito el 24 enero 2017 a las 23:13
  27. 27. María Kersimon dice:

    Muchas gracias, compañeros por haber leído y valorado mi texto. Es un momento enriquecedor para mí intercambiar estos comentarios pues siento que estamos creciendo juntos como artesanos de la escritura. Deseo continuar con vosotros, apoyándonos mutuamente, en este nuevo reto que nos proponen de Literautas que será sin duda un proceso apasionante. Un abrazo a todos.

    Escrito el 26 enero 2017 a las 18:40

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