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Ausencia - por Noemi

Se giró al escuchar el grito. Fue un movimiento instantáneo. Aún así es posible dividir ese breve lapso en infinidad de diminutos fragmentos. La percepción de la voz, su identificación, el flujo de insólita alegría y el impulso a moverse, pegar el giro a la derecha donde el río se desliza con su placidez de otoño. Y la gaviota bate sus alas para alcanzar el traslúcido cielo.
Aunque el cerebro no llegue a interpretarlo, el ojo ve al paquebote que unos metros más adelante asoma su proa por la curva rocosa. Tal vez no llegue a distinguirlas, pero paralelas a las reverberaciones del grito, sus emociones y ecos llegan amortiguadas las ondas de una sirena. La vista recorre por sí misma el banco opuesto del río y la memoria más rápida que cualquier razonamiento, reconoce el parque en cuya explanada todos los primero de mayo, después de la maniferstacion, se reúnen los vecinos con los políticos locales y con algún invitado ( un diputado o un ministro ¿por qué no? ) de mayor trascendencia. Se pronuncian discursos que algunos escuchan y otros ignoran, prefiriendo discutir entre ellos. Los niños corretean con sus pelotas, triciclos, monopatines y pequeñas bicicletas mientras las familias asan salchichas que devoran envueltas en pan y veteadas con kechup. Están en el aire y allí permanecen el olor a fiesta, el humo, el sonido de voces amigas y ajenas. La música del baile dentro del salón comunal situado un poco a la derecha, con puertas y ventanas abiertas -es mayo, es primavera-, se adhiere a los troncos, las ramas de pinos, abedules y helechos. Año tras año durante toda una vida se suman recuerdos. Y en un flash de ternura, la imagen seleccionada inconscientemente entre la multitud de reminiscencias que en el paisaje duermen.
Ya es mediodía y comenzó el revuelo de los encuentros.
─Hola, ¿ como están ?
─Bien ¿y Ustedes?
En una mesa de troncos, queda abandonado un pan con su salchicha y su kechup. Los mayores hablan, comentan; el niño rubio no come, no juega.
─No sé qué le pasa ─masculla el padre─ estuvo así todo el tiempo.
El niño ( cinco, seis años) tiene los párpados bajos; enrolla y desenrolla un cordoncito del chaleco. No habla ni saluda a su abuela.
Ésta no dice nada, se acuclilla a su lado. Al rato le tiende la mano abierta.
El niño salta del banco, ella se incorpora y juntos se van caminando en silencio.
Cuando llegan a la corriente, donde el agua se retuerce entre las piedras tratando de desembocar en el ancho río que pasa y no espera, se la quedan mirando. Alguna hoja seca, un palito flotan, se atascan o sumergen, algún chucho ladra a lo lejos.
De pronto el niño aprieta su cabeza contra el costado de la abuela, se abraza a su pierna.
─Lo extraño tanto─ murmura.
Ella le acaricia el pelo.
─Yo también ─dice─ pero era un perro muy viejo. Vino al mundo mucho antes de que tu nacieras.
─¿Dónde está ahora?
La mujer imagina un prado celestial donde animales angelados retozan y las flores encierran golosinas y juguetes para perros. Pero dice:
─No se.
El niño asiente y la toma de la mano. Juntos vuelven a la mesa de troncos donde las moscas revolotean sobre el pan abandonado con su salchicha y su kechup.
Al acabar el giro, el dulce fogonazo de la evocación le calienta el pecho. Hace tiempo que ha dejado de ser un recuerdo, ya es un sentimiento. Y en el último eco del grito que la hizo volverse, abraza al rubio muchachote quinceañero que le lleva por lo alto una cabeza.
─¡Que pequeña estás abuela!
Y se van ceñidos en silencio, mientras el paquebote navega en dirección contraria haciendo sonar su sirena. En el cielo la gaviota se deja llevar por el viento.

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6 comentarios

  1. 1. Eloína Calvete García dice:

    Bonito relato, me gusta. Quizás un poco largo, creo que la historia impactaría más con menos palabras, pero bueno, es solo una opinión.

    Suerte

    Escrito el 17 enero 2017 a las 19:47
  2. 2. Lucylda Ramiro dice:

    ¡Hola! El relato es muy nostálgico y eso me gusta. Cada pequeño detalle del ambiente que describes le da vida y color. No le quitaría nada. Lo único es que me costó un poco entender que el relato va de que el chico de 15 años está recordando la escena de cuando estaba triste por su perro (o al menos eso es lo que entendí, no se si entendí mal). Pero el resto, todo, me encanta. Tiene magia.

    Un par de errores de puntuación (o quizá no errores, pues no lo tengo muy claro, pero si se que yo lo escribiría diferente):

    “Tal vez no llegue a distinguirlas, pero paralelas a las reverberaciones del grito, sus emociones y ecos llegan amortiguadas las ondas de una sirena.”

    Dices que las ondas de una sirena llegan paralelas tanto al grito, sus emociones y ecos.Es decir que los 4 son los que paralelos, por lo que también debería haber una coma después de la palabra ecos.

    Te invito a pasar por mi relato, si el título te llama la atención. “Un Whisky en las Rocas”, el número 206.

    Escrito el 18 enero 2017 a las 00:58
  3. 3. Noemi dice:

    ¡Hola Eloína y Lucylda! muchas gracias por la visita y el comentario.
    Aclaro: el grito despierta emociones y ecos de recuerdos,es decir, que se da al mismo tiempo en la mente fuera paralelamente suena la sirena. El otro punto es que la que oye el grito y pega la vuelta es la abuela, el niño del recuerdo es ahora un muchacho de 15 años.Los demás detalles los tomaré en cuenta para ir mejorando.Espero que sigamos leyéndonos más adelante. Un abrazo.

    Escrito el 18 enero 2017 a las 01:28
  4. 4. guiomar de zahara dice:

    Noemi: te encuentras como “pez en el agua”entre los recuerdos y la nostalgia. Buen relato.
    ¡Enhorabuena!

    Escrito el 18 enero 2017 a las 18:50
  5. 5. Oda a la cebolla dice:

    ¡Hola, Noemi! Buenas tardes. El contenido del relato me parece acertado y hermoso. Las descripciones son buenas, aunque yo también creo que acortándolo un poco hubiera mejorado. En la forma, destacar algunos errores en puntuación, alguna tilde que falta y en mayúsculas o separaciones indebidas en el interior de los primeros interrogantes del diálogo. En cualquier caso, te felicito y ¡seguimos leyéndonos! Hasta la próxima.

    Escrito el 21 enero 2017 a las 20:36
  6. 6. Miriam Torres dice:

    Buenas tardes Noemi.
    El relato es muy bonito aunque un poco denso. Hay algunos errores destacables como “maniferstacion”, así como en uso de los signos de puntuación en diálogos (http://lema.rae.es/dpd/srv/search?id=kyRrDVgsOD6Xup8Dpt), el uso de los paréntesis (http://lema.rae.es/dpd/srv/search?id=XFiqsCjr2D68AoepU2) y la acentuación en oraciones interrogativas. Es una historia entrañable pero un poco deslucida por estas cuestiones y por una retrospectiva un tanto larga.

    Escrito el 28 enero 2017 a las 18:35

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