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Doña Teresa Garcia - por Dante Tenet

Doña Teresa García escucha los ruidos que desde la Plaza de Lavapiés llegan sin permiso. Mientras sentada en su mecedora, observa a través de su ventana la lluvia caer.
Los recuerdos mezclan estos sonidos de hoy con los del ayer.
Le llega la voz de su madre, llamándola cuando era una niña, para que la acompañe a la Plaza de Santa Cruz en la víspera de Navidad a vender pavos.
De pronto, suenan disparos y los gritos de los combatientes corriendo por las calles cuando la guerra civil.
Todo pasó tan rápido…
El día que le dijeron que se iba a casar con Don Juan, los seis hijos, el trabajo en la panadería.
Esposa, madre, empleada, viuda…
Nunca se quejó, era la vida y la tomó como venía, no fue resignación, solo aceptación.
Pasa frente a sus ojos todo lo vivido, los hijos crecieron y se fueron; los varones primero, uno a Sevilla, el otro a Barcelona, el mayor a Argentina.
El recuerdo del mayor todavía le duele.
Un día sus cartas dejaron de llegar, dijeron que había desaparecido. Cuando preguntaba, un silencio era todo lo que recibía por respuesta; Sofía, la menor, bajaba la vista y lagrimeaba, los otros cambiaban de tema, al final dejo de preguntar.
Mientras tuvo fuerzas mantuvo la panaderia abierta, las chicas la ayudaban, pero se fueron casando, cuando la última se fue de casa, la cerró. De los viejos clientes no quedaba ninguno y ella ya estaba cansada de tanto trajín.
Ahora mira en su mano la alianza que le diera su marido hace tantos años, casi un talismán en los momentos duros, ya que, cuando el dinero no alcanzaba y pensaba en empeñarla, siempre surgía una solución y podía conservarla.
Sonríe, solo la acompaña el ruido que hace un roedor extraviado entre los tirantes de la escalera que conduce a su cuarto.
En su regazo, el frasco de color naranja que su hijo le diera de regalo cuando se marchó a Argentina.
Le mostró que él se llevaba otro igual y le dijo que cuando tuviera una pena o alegría, él se la contaría a su frasco, lo taparía y ella lo podría escuchar en el suyo, que ese sería su secreto para comunicarse.
En este momento toda su vida le pasa por la mente, casi como si fuera la letra de un tango, un reloj a lo lejos da las doce, debería irse a dormir, pero no, esta noche no, quiere permanecer envuelta en sus pensamientos, recorrer de nuevo toda su vida si puede.
Se abriga con sus recuerdos, nunca se había sentido sola hasta ahora, pero ya no queda nadie a su alrededor, vienen sus hijas de visita de tanto en tanto, pero siempre están apuradas por irse, como si ella solo fuera un compromiso que tienen que cumplir.
Mira el frasco en su regazo, llegará el mensaje del hijo perdido, es todo lo que pide, saber que ha sido de él.
Se queda adormilada, la despierta una vibración en su mano, el frasco se ilumina con una luz intensa, lo destapa con temor y siente la voz del hijo perdido que la llama.
— ¿Madre, madre, me escuchas?
— ¿Roberto, eres tú? —contesta balbuceando.
—Sí madre, hace mucho que la espero, tengo tanto para contarle.
— ¿Pero por qué el silencio de todos estos años? , ¿Por qué esperaste tanto tiempo?
—Es difícil de explicar –dice él –ya le contaré cuando estemos juntos.
— ¿Vendrás a visitarme? Estoy tan sola.
—Sí lo sé, pero no iré yo, usted vendrá conmigo mañana.
— ¿Ir contigo?, ¿has hablado con tus hermanas? Dicen que estoy muy vieja para moverme, además jamás me subiría a un avión.
—Madre, me hace reír, pero no se preocupe, no será necesario el avión, haremos un viaje mágico, nos encontraremos donde juntos podamos comer churros con chocolate como cuando era un niño y usted me contará de todos estos años.
—Ay, Roberto, tú y tus locuras. No existen los viajes mágicos.
—Sí, existen, solo debemos querer realizarlos, como esta conversación que tanto queríamos ambos.
—Bueno, dime entonces qué debo hacer.
—Cierre los ojos, y véame como estaba el día que partí, recuerdo que lloró mucho y se abrazó a mí sin querer soltarme. Y vuele madre, vuele que la estoy esperando.
Así se marcha doña Teresa García, con una gran sonrisa en el rostro y apretando un frasco decorado entre las manos.

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9 comentarios

  1. 1. Dante Tenet dice:

    Hola a todos los que os paseis por aqui.
    Desde ya , agradecido por los comentarios que siempre ayudan a mejorar.
    Este relato tiene algunas referencias con mi abuela y espero les guste.

    Escrito el 17 febrero 2017 a las 18:29
  2. 2. Gaia dice:

    Muy tierno, Dante. Te felicito!

    Escrito el 18 febrero 2017 a las 14:41
  3. Muy bonito tu relato,Dante, trasunta la magia de un gran amor y añoranza.

    Escrito el 18 febrero 2017 a las 16:07
  4. 4. Marula dice:

    Lo leí mas de una vez porque sentí que había detalles que no debían perderse. Me genero nostalgia, y si un relato logra generar una emoción, para mi esta cumplido el objetivo de quien escribe (es mi opinión como simple lectora). Gracias y felicidades!

    Escrito el 19 febrero 2017 a las 15:19
  5. 5. Cryssta dice:

    Te felicito por un relato lleno de ternura.

    En cuanto a los mejorables:

    – En el título no has puesto la tilde en “García”

    – una coma después de “Mientras”

    – falta la tilde en “dejó”

    – en “que sería su secreto para comunicarse” yo le quitaría “que”

    – en “¿Pero por qué el silencio de todos estos años? , ¿Por qué esperaste tanto tiempo?” o bien le quitas la coma, haciendo de punto el de la interrogación, o bien empiezas la segunda pregunta con minúscula

    Un beso.

    Escrito el 20 febrero 2017 a las 11:17
  6. 6. Luis dice:

    Buenos días Dante Tenet
    Una historia muy pausada y creíble. Me gusta en especial el modo en que introduces en el texto al otro protagonista de la historia: “El recuerdo del mayor todavía le duele”.
    Te invito a que pases por mi relato (es el 213)
    Te sigo leyendo
    Un saludo
    Luis

    Escrito el 21 febrero 2017 a las 11:06
  7. 7. Dante Tenet dice:

    Gracias a todos por sus comentarios

    Escrito el 21 febrero 2017 a las 17:27
  8. 8. amadeo dice:

    Dante:
    Hermoso texto. Te cuento que a medida que lo leía, esperaba el final. Y me sorprendió gratamente. Muy bien mostrado el paso del tiempo, todo lo vivido por la señora.
    Lo único que vería sería poner signos de pregunta en… ¿llegará el mensaje del hijo perdido?, es todo lo que pide…
    Felicitaciones
    Amadeo

    Escrito el 21 febrero 2017 a las 22:00
  9. 9. Marcelo Kisi dice:

    HOla Dante!

    Gracias por tu comentario a mi relato, me alegra mucho que te haya gustado!

    Me gustó mucho el tuyo, muy sentido y sensible. Yo hubiera puesto alguna pista más de qué le pasó a Roberto. Esto de “desaparecido” a mí como argentino me da una pista, pero quién sabe. Sin esa info siento que falta un condimento a la trama, como un misterio innecesario.

    El “reencuentro”, la charla entre madre e hijo, me hizo lagrimear. No muy típico en mí. Te agradezco eso y te felicito!

    Escrito el 28 febrero 2017 a las 15:10

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