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La visita - por Fabi
No pude evitar la sorpresa cuando a las doce de la noche llamó a la puerta mi tía. El ómnibus que la traía de su pueblo llegaba recién a la una de la madrugada y ella no tiene auto, es más creo que ni siquiera sabe manejar.
Hace mucho que no la veo, desde que quedó viuda para ser más precisa, me parece que hará de eso ya dos años pero, nos hablamos seguido por teléfono. Es mi único pariente de sangre vivo.
Aunque desconcertada por la hora, me pongo contenta y la abrazo. Ella apenas sonríe y siento su abrazo un poco distante. Está casi igual que la última vez que la vi. Pero ahora quizás esté más encorvada que antes y tenga los ojos más chicos y redondos, los incisivos más largos, además lleva sus canas recogidas en un rodete.
No me dice quien la trajo y hace un lío de ademanes como diciendo que ese tema la aburre por lo que educadamente no insisto.
Me ofrezco a acompañarla a subir la escalera hasta el altillo para que se instale donde le prepare un confortable cuarto porque debe estar cansada, es un viaje largo de su pueblo hasta acá.
Al pasar por enfrente a la cocina ve naranjas brillosas amontonadas en varias fruteras y me sonríe hasta con los ojos. Compré tantas porque sé que a ella le encanta comer naranjas.
Al segundo día de la estadía de la tía en mi casa sólo queda una naranja. He tenido tiempo para llegar a la conclusión de que mi tía no es la misma que antes. Se ha vuelto una persona misteriosa que no habla casi nada y me intriga demasiado. No puedo dejar de preguntarme cómo hizo para llegar a mi casa a las doce en punto. Sé que guarda algún secreto y necesito descubrirlo. Con ese argumento en mi cabeza una tarde de domingo otoñal aprovechando que mi tía está en el patio, me meto a su cuarto.
El cuarto está ordenado al extremo y limpio a más no poder. En seguida me arrepiento y decido que debo salir de allí. Pero, algo que veo me retiene en su cuarto: un frasco bastante chico en la mesita de al lado de la cama. Era de un perfume llamado Tango y adentro tiene la alianza que usa mi tía, ¿cómo hizo para meterla por la boca tan chica del frasco?
Aunque todo respecto a mi tía se ponía cada vez más raro no me gusta violar la privacidad de nadie así que di media vuelta para irme. Contuve un grito al ver a mi tía a escasos centímetros de mí. No la había escuchado llegar.
-Veo que descubriste mi regalo para ti -dijo la tía al cabo de unos incómodos segundos de silencio.
No sé si no sabía que decir o no me salían las palabras. Tomó el frasco de perfume con la alianza dentro y me lo entregó.
-Es un talismán, es para la buena suerte y la protección. Protección.
Tomé el frasquito y sentí un torrente de preguntas en mi garganta que no podía contener.
Hola Fabi, soy tu vecina de dos puesto más arriba, por lo que me corresponde comentar tu texto. Su lectura me ha resultado placentera y he llegado hasta el final sin tropiezos, por lo que deduzco que no tiene faltas importantes y además, engancha, pues uno quiere descubrir algo que explique todas estas diferencias con la tía de antes. Hasta pensé que iba a ser una aparición de la tía fallecida horas antes, lo que justificaría que llegase a una hora inexplicable. Pero no tiraste por ahí y seguiste sacando de la chistera más misterios inexplicables (la tía era distinta, el anillo dentro del frasco, la forma en que aparece… podría ser un fantasma pero no lo es. Al menos no das pistas y el relato concluye con un montón de preguntas sin responder. Solo faltarían al final las palabras “te be continued”, porque, la verdad, uno espera una continuación después de todo este suspense acumulado, y queda un poco decepcionado (solo un poquito) de tener que quedarse con las dudas. Bueno, es lo que me ha pasado a mí.
En la forma, veo algunas cosas a nivel de puntuación. Faltarían algunas comas. Algunos puntos y seguido no vendrían mal. Te pongo un ejemplo: “Hace mucho que no la veo, desde que quedó viuda para ser más precisa —me parece que hará de eso ya dos años— pero nos hablamos seguido por teléfono”. En realidad aquí me parece mejor de esta manera. También en algún lugar te faltó una tilde (posible despiste), por ejemplo: ” el altillo para que se instale donde le preparé un confortable cuarto porque debe estar cansada”, pero nada grave.
En ocasiones mezclas tiempos verbales (presente y pasado)de una manera que no parece tener una explicación, por ejemplo: “algo que veo me retiene en su cuarto: un frasco bastante chico en la mesita de al lado de la cama. Era de un perfume llamado Tango y adentro tiene la alianza que usa mi tía, ¿cómo hizo para meterla por la boca tan chica del frasco?”. Sería mejor “algo que veo me retiene en su cuarto: sobre la mesita de noche, un frasquito de un perfume llamado Tango contiene en su interior una alianza más grande que la boca del frasco. ¿Como habrá hecho para meterla?”, por ejemplo.
Me imagino que te habrá costado escribir en presente y que sin darte cuenta volvías al pasado, porque el final está todo escrito en pasado. ¿Falta de tiempo para una relectura?
Me parece un texto interesante que merece ser retrabajado y que podría quedar muy bien con unos retoques. ¡Ánimo! Sigue escribiendo
¿Qué tal Fabi? El texto en sí, se lee, pero… no entiendo ni la mitad de las frases. Es lo que tiene el español, que cada país de habla hispana lo magnifica diferente. Los fallos “técnicos” casi todos te los ha señalado María.
Son fáciles de corregir leyendo a autores españoles… si es que vives aquí.
Por lo demás creo que le falta el desenlace, aunque a mí, personalmente, me gustan los abiertos.
¡Hasta la próxima!
Bueno, gracias María Kersimon por tu detallado comentario acerca de mi cuento y tienes razón: quise escribir en presente pero no pude porque me resultó difícil y tenía poco tiempo y quería participar de este taller. También me faltó espacio para desarrollar más el desenlace. :/
Soy de Uruguay y me parece gracioso que guiomar de zahara no entienda ni la mitad! Ja ja.
Pero bueno, estoy segura que aquí voy a aprender mucho acerca de la sintaxis y reglas de escritura.En mi país hablamos distinto a los españoles y eso juega como desventaja para nosotros a la hora de escribirlo (además no se enseña bien el idioma español, lo admito). Pero igual, no me interesa escribir como los autores españoles si no como los latinos.
Y sí, el final lo dejé abierto porque quería que el lector cerrará el cuento y que pudiera deducir sólo lo que había pasado realmente. (Por las dudas lo aclaro: la tía tenía tratos con la magia y a lo último se convirtió en ratón; hago un guiño de esto al principio describiendo el aspecto de la tía).
Hola, Fabi:
Me parece genial la descripción que vas haciendo a lo largo de la escena de “tu tía”, resulta entrañable la imagen que construyes.
Por otra parte, como te comentaba la compañera María, a medida que avanza el relato, cada vez tiendes más a utilizar el pasado en la narración, nada que no se pueda revisar.
En tu comentario, hablas del final abierto del relato. Que la tía tenga tratos con la magia, lo deduzco. Que se convierta en un ratón, yo no veo signo de ello por ninguna parte. A ver si otros compañeros se manifiestan.
Un saludo,
Alycia
Hola Fabi:Me encantó tu cuento, claro que te faltaron las palabras roedor y mañana.Le diste misterio, tanto misterio que no puedo imaginar de que manera la tía metió la alianza en el frasco, se me ocurre que la tía podria ser bruja.
Hola Fabi!
Me gustó tu texto. Las descripciones que haces, la intriga y el misterio que imprimes a lo largo de tu escrito. Pero al final nos dejaste con todas las preguntas sin respuesta.
Con más calma sigue escribiendo y escribe un final con las dos palabras que faltan: roedor y mañana.
Enhorabuena. Sigue escribiendo. Nos leemos y bienvenida al taller. Te buscaré para la próxima.
Hola Fabi!!
Gracias por tu visita y tu comentario a mi relato.
Me ha gustado el misterio que envuelve a la tía, aunque me he quedado con ganas de más…
Un saludo!!
Hola Fabi.
AL igual que quienes me preceden, me quedó la gran duda del frasco y qué sucede con esta tía tan cambiada., ¿
El talismán, ¿es el frasco, el frasco con el anillo adentro o el anillo que hay dentro del frasco?
Por lo demás, un muy buen relato, que puede mejorarse con algo de trabajo mirándolo desde afuera.