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Un crimen en La Boca - por soclaverie
Sábado otra vez en La Boca.
Entre el vaivén del vino y las sombras de la noche, el conventillo se convierte en un club de barrio. El reloj de madera da la doce y de fondo resuena una voz melancólica de tango.
El patio se llena de miradas. El ritmo milonguero transforma el aire de río. Las parejas llenan el espacio estrecho del baile. Y no importa que sea estrecho, porque acá se baila apretados.
En aquella mesa, un borracho que no deja el frasco de tinto, mientras mira de reojo a la viuda del loco Gutiérrez.
Por el fondo, un gurí susurrando un secreto a su china, con el brillante reflejo de una alianza barata en el bolsillo.
De visita no esperada, se escabulle un roedor entre las maderas gastadas de la escalera.
Una noche de sábado en el barrio, como cualquier otra.
Nadie imagina que ésta tendrá un final tan fulero.
La rubia de tacos rojos le guiña un ojo al flaco alto en la puerta. Y éste le devuelve un gesto casi imperceptible para todos, excepto para mí. Con esa muda clave, tengo claro los pasos a seguir en la noche.
Todavía voy a esperar un poco más para cumplir con mi parte en el trato.
Total, me gusta el compás del dos por cuatro. Los pasos que van y que vienen. Las medias agujereadas que invitan a imaginar un mundo.
No me pierdo en mi relajo. Con mi mano en el bolsillo abrazo la bolsa naranja.
Cada tanto roso inconsciente mi cruz de plata. La suerte le echó el peso de amuleto y ahora cumple la más exigente fuerza de talismán, aunque sea regalo de la abuela.
Me prendo el último pucho mientras el querido Carlitos me deleita con su Milonga Sentimental.
Doy una mirada más detallada por el patio, todo parece en orden. Arranco entonces al fondo para hacer lo mío. Ya me tengo que apurar, en dos horas llega la mañana.
Muy intrigante tu cuento.
Me ha parecido que sólo se quien era el que lo contaba a mitad de texto y no antes. Al principio pensaba que era un narrador omnisciente.
Un error ortográfico: no es roso, sino rozo.
No se si conviene hacer una anticipación diciendo nadie imagina que está tendrá un final fulero
Ademas, si está contada en presente, como el protagonista va a saber cómo acabará?
Todo el texto está bien escrito, quizás no me convence tanto la parte desde la rubia de tacos alto hasta la abuela.
Un saludo
Si quieres leerme y comentar, estoy en el 38
Hola soclaveire, que tal?
Antes que nada me disculpo por posibles errores de ortografía en este mensaje, estoy sin luz desde hace horas y me veo obligado a comentar los relatos desde el celular.
Comienzo :
No recuerdo haber leído otros relatos tuyos en el taller asique asumire que este es el primero que toco. Me gusta la carencia del texto y el estilo que utilizaste para llevarlo. Se sigue con facilidad y no te despista.
Lo relacionado con la historia debo decir que me ha dejado algo frio. No es que me desagrade, es intrigante y abre la imaginación. Supongo que el principal problema que le veo está en la propia narración. Es en primera persona pero no parece ser en tiempo presente. Es como si el protagonista estuviera narrando todo desde la barra de un bar. Llego a esta conclusión por las “premoniciones” que tiene en determinados momentos (especialmente cuando dice lo del final funesto)
En resumen, me gusto el relato como tal. Fácil de seguir y pausado, pero creo que a la historia me falta un poco más para llegar a la altura del la descripción de escenas.
Un saludo.
Hola soclaverie,
Soy tu vecino del 145 y me toca comentar tu relato.
Me ha gustado el relato, escrito con ese hablar porteño que me recordó a Carlos, mi amigo porteño. Cumple los requisitos de la escena y el reto.
Lo encuentro bien escrito, con un narrador protagonista que debe cumplir una misión, no nos la cuentas, que hará el final de la noche algo fulero, desagradable, feo.
Al mismo tiempo, el narrador protagonista se convierte en narrador testigo trasmitiendo al lector el escenario del patio y su ambiente algo canalla y turbio, al que le falta humo, más bullicio y más tensión sensual.
Le imprimiste un ritmo cadencioso que le viene muy bien a la historia.
Me parece un buen trabajo que he leído con agrado.
Una sugerencia. Yo escribiría así el cuarto párrafo: “En aquella mesa, un borracho no deja el frasco de tinto mientras mira de reojo…”.
Espero leerte en otras ocasiones.
Un abrazo.
Hola, soclaverie.
Me gustó el estilo con que lo contaste, fresco, sencillo y concuerdo con Wyrell: te abre la imaginación.
También concuerdo con el cambio de narrador y hay algunos errores ortográficos:
-El reloj de madera da LAS doce.
-“…llenan el espacio estrecho DE baile”
-Y “rozo” en vez de “roso”.
Son pequeñas cosas que con una revisión más se lima.
Me gustó tu texto. Bailo tango y es genial el sentimiento que transmitiste.
Nos leemos 🙂