Cookie MonsterEsta web utiliza cookies. Si sigues navegando, entendemos que aceptas las condiciones de uso.

Do you speak english?

¿If you prefer, you can visit the Literautas site in english?

Apuntes, tutoriales, ejercicios, reflexiones y recursos sobre escritura o el arte de contar historias

<< Volver a la lista de textos

Fábula de ratones y gatos - por Jose Luis

Hoy por la mañana, a las doce, la viuda Ubalda está de buen humor, feliz y contenta. Tanto, que hasta parece que esté bailando un tango consigo misma. Consciente de que está haciendo el ridículo, aunque nadie la esté observando, tanto para criticarla como para elogiarla, se detiene un momento para comer una naranja, que escoge del cesto de la fruta. Tras pelarla cuidadosamente, le lanza un gajo al roedor que está expectante en una esquina de la cocina, como premio por haberla ayudado a encontrar su alianza de matrimonio perdida, la cual había recibido como regalo por parte de su marido en el día de su enlace. La había perdido, sí, pero a nadie le había revelado el secreto, excepto a Teo, que así se llama el animal, para recabar su ayuda. Resulta que el esquivo aro estaba en un armario, bajo la escalera, detrás de un frasco de mermelada. A saber cómo pudo ir a parar allí. El caso es que el ratón, cual talismán de la suerte, fue quien tuvo la fortuna de encontrarlo, y es por eso que también está desayunando un trozo de naranja, como premio por su inestimable ayuda.

Satisfecho por un trabajo bien realizado, el ratón sale de la casa de Ubalda y se dirige al campo de al lado, pues en tal lugar tiene un litigio pendiente que liquidar. Su pelaje es claro, de un gris casi blanco, y tiene los ojitos negros como semillas de amapola. Sus patas son tan pequeñas que parecen las ramitas de un arbusto, pero se mueve veloz. Corre por la hierba como el viento, pues presiente el peligro: un minino anda cerca, acechando.

El gato, que se llama Trumpo, es un felino de color negro como el carbón, y tiene los ojos verdes. Ha localizado al roedor y se dispone a cazarlo. Teo ya se lo esperaba, pero está preparado para el envite. La verdad es que hoy el ratón se siente invencible.

—¡Saca las cartas, Teo! —grita el gato, soltando un bufido y luego un maullido, largo y sostenido, en clara señal de desafío.

—Hoy tampoco me vas a comer, Trumpo —afirma el ratón, con suficiencia.

Al gato le irrita la confianza que muestra el roedor, pero respeta el trato: solo podrá comerse a Teo si le gana limpiamente en una partida de cartas.

No obstante, un día más, Teo le da una paliza al gato, que no consigue ganar ni una sola mano.

—¡Mañana ya veremos lo que pasa! —bufa Trumpo, retirándose a su guarida a descansar, situada en el cobertizo de la viuda.

En cuanto le ve llegar, la esposa de Trumpo le echa la bronca por haber perdido, otra vez, contra un miserable ratón.

—¿Cómo sabes que he perdido?

—Se nota en tus bigotes. De haber ganado, aún te estarías relamiendo. ¡Eres una vergüenza para todos los gatos!

—No tengo la culpa de que el ratón sepa jugar tan bien a las cartas. Sabe más que yo, por lo visto, y eso que he aprendido del jugador más listo del mundo: Bigotitos Tahúr.

La esposa responde con un largo bufido de ira al recordar aquello, porque era verdad. Y luego sigue pinchando a su marido con la misma cantinela, hasta que el otro se cansa y se aleja de su media naranja lo más posible para no tener que seguir escuchándola durante un rato. Trumpo decide ir a casa de la viuda Ubalda, a ver si ésta se apiada de su mala suerte y le da un plato de leche para consolarlo.

Cuando el minino mira por la ventana de la cocina para comprobar si la dueña está en casa, se lleva la sorpresa de su vida. La viuda Ubalda y el ratón Teo están jugando juntos a las cartas.

—Muy bien, Teo —dice la viuda en ese momento, con una gran sonrisa, mientras baraja y reparte las cartas—, así se hace. Si juegas de esta manera, ese gato nunca podrá comerte.

Trumpo se queda consternado. Había aprendido del gato Bigotitos, el maestro supremo, el mejor jugador de cartas del mundo de los gatos. Sin embargo, el felino se da cuenta de inmediato que jamás lograría ganarle al maldito ratón, porque el roedor había aprendido de un ser humano, y todo el mundo sabe que cualquier persona es más lista que un gato.

¿Te ha gustado esta entrada? Recibe en tu correo los nuevos comentarios que se publiquen.

12 comentarios

  1. 1. Evelyn dice:

    Cualquier persona no es más lista que un gato! En eso, disiento.

    José Luis, el que humanizaras así a tus pequeños personajes, me ha hecho sonreir, y la Sra. Gata, señalando los fracasos de su marido, jajajajaja, fantástico!

    Espero leerte, y que me vuelvas a sorprender en el próximo desafío.

    Gracias por tus comentarios.

    Un abrazo.

    Escrito el 17 febrero 2017 a las 22:39
  2. 2. LIAH PERSON dice:

    Hola Jose Luis,
    Los giros de la trama en tu texto son lo que más me ha llamado la atención. De una viuda peculiar, pasamos a un ratón aparentemente normal, pero después nos damos cuenta de que también es un ratón especial, y entonces aparece un gato que habla, juega a las cartas y hace reflexiones sobre la inteligencia humana.
    Muy apropiado el título que nos “avisa” de que se trata de una fábula, género en el que, sin duda, te mueves con soltura.

    Escrito el 17 febrero 2017 a las 23:05
  3. 3. charola dice:

    Hola José Luis! Buen trabajo, ágil, fluido. Una fábula para grandes y chicos que viene completa, con moraleja. Muy bien escrito.
    Es un placer leerte.
    Felicitaciones!

    Escrito el 18 febrero 2017 a las 03:29
  4. 4. Yoli dice:

    Hola, Jose Luis.
    Me gusta tu relato, es divertido eso de que el ratón y el gato se comporte como personas. Me ha gustado sobretodo el que has llevado muy bien el pasar de la historía de la viuda y el ratón y luego entre este y el gato, no me ha sonado ni brusco ni forzado. Muy bueno.
    Si quieres leer el mio, soy el 105.
    Saludos.

    Escrito el 18 febrero 2017 a las 12:38
  5. 5. Claudia Bellini dice:

    Hola José Luis,
    Me ha gustado mucho como has escrito tu texto, de una forna muy ágil, fluida, intercalando los diálogos con gran maestría.
    En cuanto a la historia en sí, es muy interesante, una fábula en toda regla pero en la que introduces unos giros en lis que pasas de una cosa a otra con mucha soltura. Lo único que no me gusta tanto es el final, quizás esa afirmación tan rotunda no sea la más adecuada.
    En todo caso, ha sido un placer leerte.
    Muchas gracias!
    Saludos,

    Escrito el 19 febrero 2017 a las 10:20
  6. 6. Osvaldo Mario Vela Sáenz dice:

    Hola José Luis definitivamente una fábula. Me gusta como manejas a los personajes y como vas acomodando las palabras del reto.

    Otro dato que me llamó la atención, es el nombre tan contemporáneo para un gato, al que le otorgas la cualidad de no ser muy listo. Trumpo.

    Y que decir del nombre de la viuda, como si fuera una pareja para mí.

    Ter felicito.

    Escrito el 19 febrero 2017 a las 20:06
  7. 7. Cryssta dice:

    Hola José Luis, una fábula muy entretenida, aunque ¿cuál es la moraleja exactamente? si es que las personas son más listas que los gatos yo he conocido a muchas que no, jajaja.

    Te diré lo que veo mejorable:

    – “Tanto, que hasta baila un tango consigo misma” no lo parece, lo está bailando por lo que dices a continuación

    – “la cual había recibido como regalo por parte de su marido en el día de su enlace” sobra, las alianzas de matrimonio se dan el día de la boda, otra cosa sería un anillo de compromiso

    – “y es por eso que también está desayunando un trozo de naranja, como premio por su inestimable ayuda” sobra ya que es redundante

    – “en tal lugar tiene un litigio pendiente que liquidar” sin el “pues” delante porque muy seguido dices otro “pues”, además yo ahí pondría un punto y aparte.

    – dices muchas veces los nombres de “Teo” y “Trumpo”, creo que son demasiadas, una vez que has presentado a los personajes puedes eliminar en varias ocasiones

    – “retirándose a su guarida, situada en el cobertizo de la viuda, a descansar”

    – “a ver si ésta se apiada de su mala suerte y le da un plato de leche para consolarlo” no me cuadra porque indica que la viuda sabe que ha perdido a las cartas, creo que quedaría mejor decir “decide ir a casa de la viuda Ubalda, a ver si le da un plato de leche con el que consolarse”

    – “se da cuenta de inmediato de que”

    – “porque el roedor ha aprendido de un ser humano”

    Muy simpático tu relato. Felicidades.

    Escrito el 20 febrero 2017 a las 12:05
  8. Interesante relato, si bien tiene cuestiones a pulirse (que excelentemente remarcó Cryssta). El aspecto de fábula le brinda un encanto adicional.
    ¡Felicitaciones!
    Luciano.-
    http://viajarleyendo451.blogspot.com.ar/

    Escrito el 20 febrero 2017 a las 18:46
  9. 9. Verso suelto dice:

    Me ha gustado tu relato Jose Luis. Está bien escrito. Quizá he notado cierta precipitación en incluir las 12 palabras de marras.
    Te agradezco tu amable comentario a mi relato.

    Escrito el 20 febrero 2017 a las 21:37
  10. 10. PerePaella dice:

    Hola Jose Luis
    Me ha gustado mucho tu fábula. Me gusta la de cosas que has conseguido contar en tan pocas palabras. Es un relato simpático, divertido, se lee con mucha soltura.
    Solo que yo tampoco estoy de acuerdo con la frase final, pero eso es lo demons je je.
    Felicidades por tu relato y nos seguimos leyendo.

    Escrito el 21 febrero 2017 a las 12:53
  11. 11. Wolfdux dice:

    Un relato curiosa y divertido, aunque tampoco estoy de acuerdo con lo de la inteligencia de los gatos.

    Un saludo.

    Escrito el 26 febrero 2017 a las 11:39
  12. 12. Maria Jesús dice:

    Un cuento muy bonito y simpático. Me ha gustado mucho. Un saludo

    Escrito el 26 febrero 2017 a las 20:49

Deja un comentario:

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.