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Apuntes, tutoriales, ejercicios, reflexiones y recursos sobre escritura o el arte de contar historias

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El mentiroso - por Berundgaar

Soy un mentiroso. Toda la vida lo he sido. He llegado hasta tal punto que ya miento por costumbre, por diversión, por ejercitarme o por no perder la práctica.

Recuerdo una vez, en plena adolescencia, cuando uno de mis hermanos mayores me dijo que tenía «facilidad para el subterfugio». Como su explicación de la palabreja no me satisfizo, eché mano del diccionario de latín, así como del etimológico. Al final una buena descripción:

«La palabra subterfugio con que designamos a cualquier excusa artificiosa o maña para huir de algo o evitarlo, viene del latín subterfugium. Vocablo compuesto por un prefijo subter-, adverbio que significa «por debajo» y se compone de sub-, más el sufijo contrastivo -ter, y la raíz del verbo fugere (huir, escapar de), con un sufijo -ium, de resultado.»

O lo que es lo mismo, mentir para escaquearse. Si es que no es tan difícil, hombre.

Es verdad que al principio mentía para evitar los castigos que me imponían mis padres por no dar «todo lo que puedes en el colegio». En efecto, los maestros alababan mi elevada inteligencia, tanto como denostaban mi actitud en clase.

Luego la mentira fue evolucionando. Al llegar la adolescencia, mentí para crear un personaje lo suficientemente duro como para evitar los abusos escolares. Durante los primeros años me costó, hasta que, a base de mucha observación llegué a perfeccionarlo.

Entonces ocurrió algo extraño. Mi personaje me abdujo. En efecto, de tanto adoptar ademanes, formas de hablar, imitar actitudes extrañas, esa mentira se metió en mi alma y se apoderó de ella. En lo más íntimo de mi ser continuaba siendo el muchacho brillante, tímido y apocado, temeroso de todo y de todos. En el exterior, en cambio, una sonrisa deslumbrante, una personalidad arrolladora, un completo triunfador.

Pero lo más raro de todo fue cuando mis dos identidades se mezclaron, solapándose la una con la otra, como si mi antifaz virtual (que no virtuoso) llenase cada centímetro de mi verdadero yo, confundiéndose y dotándome de unas habilidades con las que no había salido «de fábrica».

Era extraño y al mismo tiempo reconfortante. Ser y no ser. Y lo mejor de todo es que podía disponer de unas u otras características según lo que necesite. Si necesitaba al tímido (eso encantaba a las mujeres), ahí estaba. Si por el contrario, el requerido era el extrovertido, también se hallaba disponible.

Ahí empecé a perder la perspectiva de las cosas. Aprendí de la vida, aprendí de las personas, observando, medrando. Todo me estaba permitido. Con mi personalidad dual conseguía salir de cualquier situación, por comprometida que fuera. Mentira, estafa, ilegalidad. Nada me paraba.

Al final me hice rico. Casas lujosas, coches de última generación. Aplastando, pisoteando derechos, siempre con una sonrisa. Las víctimas ponían a mi disposición su dinero y sus activos… y aún se quedaban contentos con el resultado. Si algo se torcía, mi don de gentes me rescataba. «No, no puede ser que él tenga la culpa. Habrá sido mala suerte».

¿Creéis en el karma?

Deberíais.

Una noche después de cenar, salía de una sesión de estreno, aún con la entrada del cine en el bolsillo, del brazo de una mujer espectacular. Tan espectacular como vacía, todo silicona y botox. Se reía como una tonta cada vez que yo abría la boca. Cabe decir que yo era plenamente consciente, pero a mi personaje le encantaba aquello. Estaba tan ensimismado, tan pagado de mí mismo, que no vi al autobús que se cernía sobre mí.

Casi ni oí el chillido de la rubia, casi ni me dio tiempo a vislumbrar brevemente al conductor.

CASI.

En el breve milisegundo que transcurrió desde el acelerón hasta el impacto, me quedé de piedra.

El conductor del autobús era yo. Yo mismo, desprovisto de toda mi aura. Mi yo primigenio, el chico tímido, el apocado. Una mueca de determinación reforzaba la expresión de su (mi) rostro.

El impacto fue brutal. Se me rompieron todos los huesos. Morí en el acto… o eso creyeron los médicos. En realidad estuve consciente el tiempo necesario para ver como yo me arrodillaba a mi lado, acariciaba mi propia cara y me decía a mí mismo:

«Hermano, ya no tienes por qué mentir más. Eres libre, por fin».

Nunca lo había pensado, jamás había sospechado que mi propio final vendría de la única persona a la que mis mentiras no afectaban. La única que me conocía de verdad.

Apenas me dio tiempo a decir algo, casi un susurro, desde mi boca destrozada…

«Gracias, hermano».

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14 comentarios

  1. Chico, pudiste prever mejor el final de tus mentiras. Sabes, mi madre me decía que quien huye del trabajo, le pilla debajo. Me ha venido a la memoria al comenzar a leer tu relato. salu2

    Escrito el 17 marzo 2017 a las 17:36
  2. 2. Earendil dice:

    Pero, ¡qué bueno!
    Es uno de esos escritos que no te dejan para nada indiferente, pues aún estoy rumiando si lo he entendido a la perfección o no.
    La verdad es que para mentir, y digo para mentir bien, hay quien acaba creyendo sus propios embustes. La historia que has creado es como una lucha interna constante entre las dos personalidades de tu personaje, que acaba sucumbiendo ante la más fuerte, aquella que lo hace triunfar más fácilmente. Y luego esa dualidad, ese cambio constante que acaba siendo una simbiosis perfecta, a conveniencia, me ha atrapado.
    En el plano formal no veo nada que señalar. El lenguaje es correcto, sin faltas de ortografía, y has hecho un estupendo trabajo de narración.
    Te felicito sinceramente por tu trabajo.
    Un saludo.

    Escrito el 17 marzo 2017 a las 18:02
  3. 3. Anael dice:

    ¡Hola Berundgaar!

    Interesante texto, después de llerlo dos veces sigo dándole vueltas. Yo tampoo estoy muy segura de si lo he comprendido del todo ^^’

    A continuación te señalo los detalles que me han gustado y alguna sugerencia, que como las lentejas, si la quieres la tomas y si no la dejas 😉 :

    1. “que significa «por debajo» y se compone”
    El texto que está entre comillas dentro de otro que ya está entrecomillas va entre un tipo diferente de comillas. Es como los paréntesis y los corchetes. Por lo tento,si tienes un texto entre comillas latinas, lo que va dentro que quieresentrecomillar se pone entre comillas dobles o inglesas “, y si quisieras meter algo más dentro de las comillas inglesas haciendo ya un tercer nivel, sería con comillas sencillas ‘. Por eso, ese “por debajo” va entre comillas inglesas, porque ya está contenido en unas comillas latinas y es un entrecomillado de segundo nivel.

    2. “hasta que, a base de mucha observación llegué a perfeccionarlo.”
    “a base de mucha observación” creo que es una acotación, por lo que debería ir completamente entre comas o sin niguna coma. Así:
    a) hasta que, a base de mucha observación, llegué a perfeccionarlo.
    b) hasta que a base de mucha observación llegué a perfeccionarlo.

    3. “Y lo mejor de todo es que podía disponer de unas u otras características según lo que necesite”.
    Supongo que es “según lo necesitase, para ir acorde con el tiempo del narrador.

    4. El lenguaje, como siempre, cuidado y trabajado. El ritmo ágil, una trama que engancha y te mantiene en vilo todo el rato, y el reto opcional perfectamente logrado. Gran trabajo.

    5. El final me ha costado digerirlo, creo que no termino de entenderlo. Me gusta, es aleccionador, pero… deja con la perpetua sensación de que no se ha entendido bien.

    Tengo la sensación de que tu mentiroso es el narrador. El relato empieza en presente y luego pasa al pasado. Así que sí, tiene que ser eso. La historia no es real y por eso se puede desdoblar el personaje en dos. Esto es para lo que da mi comprensión lectora en tu historia. Tiene que ser algo así…

    Me ha gustado tu cuento, me ha hecho pensar, y me deja con la pregunta, ¿quién es el mentiroso? ¿El personaje o el narrador? Si lo pienso bien veo que la respuesta es los dos. Creo. 😀
    Muy buena historia, enhorabuena 🙂 Espero que las sugerencias te sean útiles, aunque pocas lentejas necesitas 😉

    Si tienes tiempo, me encantaría que te pasaras por mi historia a repartir las collejas literarias que consideres necesarias 😉 https://www.literautas.com/es/taller/textos-escena-42/7495

    ¡Un abrazo, nos leemos!

    Escrito el 17 marzo 2017 a las 19:26
  4. 4. Bea dice:

    Hola Berundgaar:

    Primero de Todo, gracias por pasarte por mi relato. Me toca devolverle el favor así que aquí me tienes.
    Tu texto me ha gustado mucho la verdad.
    Me ha parecido muy dinámico por la forma en la que lo has escrito, lo e leído del tirón con un ansia constante por saber que le sucedería a ese mentiroso compulsivo.
    El personaje me ha encantado también. Lo has descrito perfectamente, con muchos matices y una complejidad que lo redondea.
    En definitiva, ¡buen trabajo!

    ¡Nos seguimos leyendo!

    Escrito el 17 marzo 2017 a las 20:00
  5. 5. Yoli dice:

    Hola Berundgaar.
    Gracias por tu comentario. El tuyo me ha gustado mucho, porque aunque entiendes del porqué el personaje se comporta así, se hace un poco odioso. El final me gusta, me parece muy tierno y me ha gustado que el personaje se haya liberado, aunque sea de una manera tragica. No he encontrado fallos ortográficos.
    Saludos.

    Escrito el 18 marzo 2017 a las 10:40
  6. 6. ANGEL CLIMENT dice:

    Hola Berundgaar, buen relato, me gusto, tiene ese punto que te hace leerlo para ver como va acabar y que al acabarlo se te que da en la cabeza, recordandoló y dando vueltas sobre él.

    Escrito el 18 marzo 2017 a las 11:11
  7. Hola.

    Anael ya te ha comentado lo de las comillas anidadas y lo de las la acotaciones (el uso de la coma)  En la RAE te lo explican todo muy bien.

    Hay párrafos sin un solo verbo ‘ser’ (lo que está muy bien), y de repente otros inundados, como el cuarto (una sola línea y tres seres). Intenta evitar siempre ese verbo comodín y verás cómo el texto gana en vistosidad.

    Pasa algo similar con los modeles —mente. Evítalos siempre.

    Algunas comas bailan. Se me hace (en mi opinión) que están mal colocadas y me rompen el ritmo. Por ejemplo, el párrafo sexto yo lo dejaría así (cambio comas, quito —mentes, agilizo las estructuras de las frases): ‘Luego la mentira evolucionó, maduró. Para cuando me adentré en la adolescencia ya había desarrollado un personaje lo bastante duro como para evitar los abusos escolares. Admito que durante los primeros años me costaba mantener la pose. Pero a base de mucha observación la perfeccioné, llegando a convertirse en algo innato.’

    ¿Qué he hecho? Por ejemplo no repetir el esquema ‘circunstancia temporal + consecuencia’. Lo usas en ‘Al llegar la adolescencia, mentí para crear […]’ y en ‘Durante los primeros años me costó, hasta que […]’. He metido un ‘admito que’ en el segundo, involucrando más al personaje y atenuando el mero componente temporal. Se trata de simples ejemplos de cómo conseguir un texto fluido y menos reiterativo.

    Me choca esta frase: ‘Ahí empecé a perder la perspectiva de las cosas. Aprendí de la vida, aprendí de las personas, observando, medrando’. A mi entender si aprendes de la vida, de las personas, si observas… si haces todo eso GANAS perspectiva vital, no la pierdes. En mi opinión, ojo.

    El final tramposo, que usa lo irracional, me recuerda a algunos relatos de Matheson. Equivale a decir que ‘vale todo con tal de sorprender y desconcertar al lector’. ¿De verdad? A mi gusto NO. ¿Qué tiene esos desenlaces de malo, al menos para mí? Que el hecho de recurrir a lo irracional muchas veces equivale a la salida fácil, al huir hacia delante: el autor no sabe cómo acabar el cuento desconcertando al lector (vamos, que no sabe jugar con lo que ha narrado hasta ese momento) y tira por la tangente, huyendo de lo que hasta entonces ha narrado. Eso en fantasía queda más o menos bien, si desde el primer momento le dejas claro al lector que estás en un mundo irreal donde puede ocurrir casi cualquier cosa, y si se inserta BIEN, algo que no es trivial. Pero meter esa irracionalidad en el mundo real (como el 90% de tu cuento) hace que la historia previa se desinfle. ¿Para qué me cuentas todo eso de las mentiras de antes (una historia creíble, dura e incluso cruel), si luego te sales por peteneras y te sacas un doppelganger de la manga?

    No digo que el cuento no me haya disgustado, sino que como historia tramposa tampoco me ha apasionado. Fíjate en el cuento de Alfonso Besada: a ti no te ha gustado y en cambio a mí sí. Y mucho. ¿Por qué? Porque el giro final, aunque sorpresivo, no tiene nada de engañoso sino todo lo contrario: le da una crueldad terrible a toda la historia.

    No me enrollo más.

    Un saludo.

    PD: y si quieres te pasas por mi cuento, que está justo encima del tuyo. Aviso: se trata de fantasía alocada. Pero creo que incluso así no me ha quedado un texto con trampa final. Creo 😉

    Escrito el 19 marzo 2017 a las 01:13
  8. 8. Henar Tejero dice:

    Hola Berundgaar,
    Narras la historia de un mentiroso compulsivo, al que la mentira lo va persiguiendo en todas las etapas de la vida. Me gusta en concreto la explicación de la palabra `subterfugio´.
    Aunque está bien redactado, coincido con Juan en que la primera parte se hace un poco pesada, pues hay muchas generalizaciones y pocos ejemplos concretos. Ésto nos adentraría más en el personaje.
    El final si que me ha gustado. La verdad prevalece por encima de todo.
    Salvo algunas mejoras que ya te he señalado, tu relato me ha gustado.
    Estoy un poco más arriba, en el 18.
    Nos leemos!!!

    Escrito el 19 marzo 2017 a las 09:03
  9. 9. Laura dice:

    Hola Berungdaar
    Me ha encantado tu relato. Me ha quedado un poco extraño que sea él mismo el conductor del autobús.
    Por todo lo demás, me ha encantado.
    No he encontrado nada que señalar. De todos modos Anael ha hecho un importante trabajo al respecto.
    Tan sólo…sigue escribiendo.

    Escrito el 19 marzo 2017 a las 21:51
  10. 10. Coral Mané dice:

    Hola Berundgaar, me temo que llego un poco tarde, pero aun así intentare aportar mi granito de arena… Aunque la verdad, poco puedo decirte. En el aspecto formal, con una lectura rápida, no ha habido nada que me llame la atención (para mal, se entiende). Si nos ponemos exquisitos, fallos le podemos sacar, pero mis compañeros ya han hecho una gran labor y yo poco mas puedo añadir.
    En cuanto al tema de contenido, difiero con la opinión de otros lectores. Que importancia tiene si no es creíble, si es un artificio un poco precipitado, si resulta que el mentiroso es el narrador… Para mi lo importante es que es un texto que se lee fácilmente, que resulta entretenido y que tiene un final rompedor. ¿Qué más le podemos pedir?
    Por tanto, felicidades. Me ha gustado mucho.
    Si te apetece pasarte, mi relato es el 31 y recientemente he abierto mi blog de escritura, te dejo por aquí el link por si quieres echar un vistazo… Todos las visitas son bien recibidas, y más si se está empezando!
    Un saludo y… ¡nos leemos!
    https://escribiendoloinefable.wordpress.com

    Escrito el 20 marzo 2017 a las 18:02
  11. 11. LUIS dice:

    Hola, Berundgaar, soy Luis(21). Llevas bien el relato, pero yo al final me he liado. Un abrazo

    Escrito el 22 marzo 2017 a las 18:35
  12. 12. MOT dice:

    Hola Berundgaar.
    ¡Flipo! Fíjate lo que he tardado en contestarte, lo habré leído una docena de veces, y todavía ahora sigo pensando en tu relato. Grandioso final, digno del mismísimo David Lynch… Me ha encantado el rollo “dopelganger” (de lo mejor que he leído acerca del mito del doble, de la dualidad), puesto que es un tema que me atrae mucho.
    En fin, ENHORABUENA, es magistral… Saludos MOT

    Escrito el 26 marzo 2017 a las 16:19
  13. 13. Alfonso Besada dice:

    Hola, Berundgaar. Voy a intentar ser breve. Ya te han sacado todos los fallos excepto uno, y confieso que he tenido que asegurarme antes de hacerte la corrección pertinente. Y que conste que sólo es por ser quisquilloso. El relato es claro y sin faltas ortográficas, excepto la palabra “bótox”, que se te ha pasado la tilde.

    Éste es otro relato que he tenido que leer varias veces. La primera vez está bien. Los compañeros no tienen una idea clara acerca de la historia, sobre quién es el mentiroso, si el final surrealista convence o no convence. Yo te voy a dar una opinión muy personal de lo que me ha parecido tu relato y espero que te sirva. Al fin y al cabo, los escritores somos como los pintores: dibujamos líneas en un lienzo, dejándonos llevar por nuestros pensamientos; pero lo que nuestras historias transmitan a los lectores no tiene que parecerse ni por asomo a nuestras pretensiones. Cada uno interpreta el arte según lo entienda.

    Ahora, empecemos. En la primera lectura, a mí no me ha costado trabajo identificar al narrador con el protagonista. El texto está escrito en primera persona, y trata sobre las vivencias del narrador, por lo tanto, narrador y protagonista son la misma persona. Si lo vuelvo a leer, entiendo que aunque la historia tiene un contexto realista, en el fondo no lo es, y es debido al final “tramposo” al que hace referencia Juan F. Valdivia. Que yo puedo estar equivocado, ojo, o incluso podemos tener razón ambos, dependiendo de la perspectiva. Desde mi punto de vista, el protagonista hace un resumen de lo que ha sido su vida, con la mentira de trasfondo. Es como un Dorian Gray. Me da la sensación de que es una persona que se siente invisible, hasta que descubre que mientiendo y engañando, consigue sobresalir. Ve la mentira como una lanzadera. Inteligente como es, apuesta por la personalidad triunfante y mentirosa, y desechá la que él considera que lo hace débil. Pero llega un día en que muere. Muere y sigue relatando su historia. Esto es lo que me da que pensar que el narrador está muerto, es el espíritu de un muerto, o algo así. Por tanto, la historia desde el principio tiene su toque sobrenatural, así que no veo que el final tan enrevesado. Yo estoy harto de oír hablar del famoso túnel o la luz blanca al final del mismo, cuando uno casi muere. En mi opinión, el protagonista no ve ni el túnel ni la luz blanca, sino así mismo, a su verdadero “yo”, su personalidad original; atropellando, matando a su “yo” mentiroso. No sé, pero yo veo dos muertes: una física, arrollado por el autobús, y otra espiritual, la muerte de una personalidad a manos de la otra. Y todavía, si analizo la frase en la que describe a la mujer que la acompaña, y la última del relato, me lleva a pensar que al final de su vida, justo antes de morir, siente añoranza por como era antes, veo cierto rechazo hacia la personalidad mentirosa. Describe a la mujer como rubia y espectacular (adjetivos superficiales), vacía, llena de silicona y bótox, tonta. No parece que hable de un ser humano. No demuestra sentir nada por ella. Da a entender que se encuentra atrapado en una vida que no le pertenece, y de la que no puede escapar. Percibo alivio cuando exhala sus últimas palabras: “Gracias, hermano”. Cuantas más vueltas le doy, más apoteósico me resulta el final.

    ¿Podría tener un final más creíble, más realista, siguiendo la línea argumental del resto de la historia, como dice Juan F. Valdivia? Claro que sí, pero como he dicho, todo depende de la perspectiva con que cada uno cojamos la historia. A mí este final, me vale y me gusta. Es lo que la historia transmita a cada uno. Y hasta aquí mi comentario, Berundgaar. Ojalá te ayude. Un saludo.

    Escrito el 28 marzo 2017 a las 23:20
  14. 14. José Torma dice:

    Hola.
    Tu relato me ha parecido muy bueno, atrapante. Tiene algunos detalles que ya te mencionaron y yo no machacaré. El problema mayor, al menos para mi, es que el final parece Deux ex machina. Salió de la nada y como único propósito de terminar la historia. Yo he utilizado el recurso en varios relatos, pero creo que la diferencia ha sido, que siempre voy dejando pistas, pequeñas migajas que hagan que al final todo cobre sentido.
    De ahí en fuera me ha parecido muy bien.
    Saludos

    Escrito el 3 abril 2017 a las 19:42

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