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El mentiroso - por Amanda Quintana

Antes de salir revisé otra vez la cartera; llevaba un pequeño diccionario de latín, una vieja entrada de cine que guardaba de un encuentro para recordar y un antifaz. Esa noche, iba a una fiesta de mentirosos.

No soy mentirosa. Ok, ya estoy mintiendo… Bueno, no importa, lo cierto es que, entre varios participantes de Buenos Aires, decidimos organizar encuentros una vez al mes que respondan a las consignas de Literautas, con el objeto de recrear escenas para luego escribirlas. La de esa noche fue “El mentiroso”. El mes anterior fue más difícil; tuvimos que reunir varios objetos y nos encontramos en un sitio donde sonara un tango y hubiera una escalera. Todo un desafío, pero fue divertidísimo.

La propuesta fue un bar temático cerca del centro. Los elementos del reto servirían para identificarnos entre nosotros; el antifaz era lo único que debíamos llevar puesto, ya que el lugar, aquella noche proponía un encuentro “enmascarado”. Dicho sitio suele hacer ese tipo de fiestas, con temáticas raras pero muy divertidas.

Caminé entre las mesas buscando diccionarios de latín y entradas de cine distintivas. Llevaba en mente al personaje que iba a interpretar, como todos los demás lo harían. La mezcla prometía ser un disparador creativo genial.

Llegué a una mesa donde había varios hombres y mujeres con diccionarios y entradas de cine a su lado. Pronto descubrí que allí había un ex magnate de Wall Street, una mujer que leía la mente de las personas, un poeta que escribía poemas de amor por encargo, un astronauta que alunizó una docena de veces en la última década, una facilitadora de PNL que podía descubrir gente mentirosa a través del lenguaje del cuerpo, un político que trabajó en el gobierno anterior y una vendedora de parcelas de tierra en un cementerio privado. Me presenté como la actriz que convocaron para representar a Irene en “El secreto de sus ojos”, pero que rechacé la propuesta porque tuve una oferta mejor de Almodóvar.

La reunión fue divertidísima; lo que surgió de aquel crisol de personajes mentirosos fue brillante. Al final de la charla, cuando el mozo nos trajo la cuenta, el ex magnate de Wall Street dijo que él invitaba. Todos pensamos que era parte de su interpretación, pero el hombre se negó a recibir nuestro dinero. Tratamos de convencerlo de que no hacía falta, pero el ex magnate insistió con vehemencia.

El astronauta, la psíquica, el político, la vendedora y la facilitadora de PNL salieron a la puerta a fumar un cigarrillo, mientras que el poeta y yo nos quedamos acompañando al magnate, que revisaba sus bolsillos, buscando la tarjeta de crédito. Al darse cuenta de que su billetera quedó olvidada en el auto, se levantó para ir a buscarla. Fue entonces que el poeta y yo quedamos solos. Ninguno de los que salieron a fumar regresó, como tampoco el magnate. Entonces, el poeta me hizo una seña y me di vuelta; desde la ventana, el astronauta nos hacía señas que salgamos corriendo.

Los ojos de aquel hombre eran de sorpresa y yo comencé a temblar. El poeta me preguntó si estaba bien, me vio un poco pálida. Se puso de pie y se acercó a mi silla. Apoyó una mano sobre mi frente. —¡Estás hirviendo de fiebre!— Me dijo. Me dejé caer en sus brazos, desmayada. El poeta me puso de pie y me arrastró hacia la puerta pidiendo ayuda a los demás que estaban afuera, para subirme a un automóvil y llevarme al hospital más cercano. La puerta estaba cerca de la mesa, por eso todo sucedió en cuestión de unos pocos segundos, aprovechando que el sitio estaba atestado de gente. Algunos nos miraron pasar y otros se acercaron para ofrecer ayuda, pero los que estaban en la puerta nos asistieron enseguida. Me subieron a un auto y salimos a gran velocidad. Al alejarnos, vimos que dos mozos salieron a la puerta con las manos en alto, seguidos por el encargado del bar.

Los tres automóviles se detuvieron a unas diez cuadras. Cada personaje se bajó para preguntarse qué fue eso; fue una escena fea, jugada y muy comprometida. El ex magnate estalló en risas contagiosas.

—Estaba todo arreglado con el bar, les dejé mi tarjeta de crédito antes de que llegaran

Nos quedamos atónitos, pero un instante después estallamos en risas y sobre él, una lluvia de aplausos cayó con efusividad. El mentiroso más grande hizo su mejor jugada. Ahora, todos teníamos mucho para escribir.

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6 comentarios

  1. 1. Ebea dice:

    Hola Amanda, soy tu “vecina de arriba”, es la primera vez que me toca comentar un texto tuyo y, la verdad, no puedo estar más encantada por tu trabajo.

    La idea de reuniones presenciales temáticas de Literautas me ha sacado la sonrisa, es una ocurrencia de lo más ingeniosa.
    Los personajes son también curiosos, aunque debo reconocer que no sé muy bien qué es o cuál es la finalidad de una facilitadora PNL.
    Si debo reseñar algo que me guste especialmente, éste es sin duda el giro argumental del final, ya que he pasado desde la sorpresa por un categórico y bien orquestado “Simpa” a una jugada planificada magistral.
    Así con todo, me queda la sonrisa de saber si el ex-magnate es un mentiroso y realmente ha sido un simpa o una mera charada.

    ¡Sencillamente Magnífico!

    Tengo poco que decir de tu escrito, ciertamente, pienso que sólo habrá que revisar los diálogos pues creo que se ha colado uno en medio de un párrafo:

    “…. Apoyó una mano sobre mi frente. —¡Estás hirviendo de fiebre!— Me dijo. Me dejé caer en sus brazos, desmayada. El poeta me puso de pie y me arrastró hacia la puerta pidiendo ayuda a los demás …”

    Pienso que debería ser;

    “…. Apoyó una mano sobre mi frente.

    —¡Estás hirviendo de fiebre!— Me dijo.

    Me dejé caer en sus brazos, desmayada. El poeta me puso de pie y me arrastró hacia la puerta pidiendo ayuda a los demás …”

    Creo que la trama está bien desarrollada y finalizada. No me parece detectar fallos de tiempos verbales ni tampoco incongruencias argumentales.

    La verdad es que con mi nivel tampoco puedo pulir ninguna otra cosa, así que mi más sincera enhorabuena por tu escrito.
    Continúa así, espero seguir leyéndonos.
    ¡Saludos!

    Escrito el 18 marzo 2017 a las 17:27
  2. 2. Alohomora dice:

    Hola Amanda. Muy divertido y original tu texto. Mantiene la intriga, y se lee de manera muy fluida.
    “el astronauta nos hacía señas que salgamos corriendo” es la única frase que no me ha sonado del todo bien. Todo lo demás, chapó. Aunque no soy ninguna experta, me ha gustado leerte.
    Mi relato es el 123, por si te apetece. Un saludo.

    Escrito el 21 marzo 2017 a las 10:44
  3. Hola Ebea y Alohomora, gracias por sus comentarios, me alegro que les haya gustado. He leido los suyos, me encantaron, tambine les deje mi comentario.
    Espero seguir leyendonos!

    Gracias por tomarse el tiempo de leer y escribir…

    Escrito el 22 marzo 2017 a las 18:39
  4. 4. José A. Algarra dice:

    Hola Amanda, soy el 124.
    Tu texto es muy original, y sorprendente. Me ha gustado el desarrollo que haces de la idea y vas tejiendo una trama a pesar de lo corto del texto, con un desenlace muy coherente con la historia.
    Creo que la manera de de escribir se adecua bastante a la historia, con un ritmo rápido.
    Quizás evitaria expresiones como “divertidisimo , divertidisima, creo que el texto ganaría, se hace extraño cuando repites en poco espacio estas dos palabras, ademas de “muy divertidas”. También me choca la frase “estalló en risas contagiosas”.
    Por lo demás es relato me parece genial. Enhorabuena.
    Un saludo.

    Escrito el 22 marzo 2017 a las 23:32
  5. 5. Laura dice:

    Hola Amanda
    Tu texto ha resultado muy bueno, original en su temática.
    ¿Cómo hizo la protagonista para hervir de fiebre? ¿Llevó algo para aumentar su temperatura? Porque creo que más de uno, en esa situación, más bien queda congelado, pero es una consideración más que nada personal.
    Tal vez podía preverse el final, pero nada que le quite mérito. Demasiado explicativo el último párrafo, un poco innecesario para mí, ya que estaba todo dicho desde antes.
    De todos modos, felicitaciones. La idea estuvo muy buena.

    Escrito el 26 marzo 2017 a las 00:06
  6. Hola José y Laura, muchas gracias por sus comentarios. Laura, la protagonista nunca tuvo fiebre de verdad… 😛
    He pasado por sus relatos y les dejé también mi comentario.
    Gracias y suerte.

    Escrito el 29 marzo 2017 a las 14:40

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