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El mentiroso - por Jesús A. Telles S.

Web: https://www.facebook.com/jesus.telles1

Era miércoles por la mañana y ya se sentía ajetreado porque no había estudiado nada. Tener que levantarse a las cinco de la mañana y aguantarse un sermón de una hora en la misa, sin dormirse, no era cosa sencilla.
—¡Hola, Joaquín! —le dijo sonriendo Alirio, un compañero de clases—. ¿Estudiaste para el examen?
—¡Hola, Alirio! Sí. Estudié muy bien. Tú sabes que me encanta estudiar —mintió con fingida simpatía.
Somnoliento y con marcadas ojeras, se encontraba sentado en un viejo e incómodo pupitre de madera ya descolorida. Mientras, el anciano profesor Matusalén, con voz chillona, dictaba los puntos del examen a evaluar.
—Traduzca del latín al español las siguientes oraciones… —Y comenzó a citar frases de san Agustín, de la Vulgata Latina y de Cicerón.
Joaquín apenas tenía un año en el seminario “Juan Pablo II” y no estaba aún acostumbrado a la vida eclesiástica. Las clases de filosofía lo aburrían demasiado; las lecciones de ética lo fastidiaban; el latín era, para él, demasiado complicado; y, por eso, agradecía a Dios que ya fuera una lengua muerta.
Definitivamente, Joaquín era de esos jóvenes que entran al seminario no por vocación, sino por escapar de su status quo, única frase latina que conocía bien. Él pensaba que la vida del seminario lo alejaría de las continuas discusiones en su hogar; de presenciar, noche tras noche, cómo su padre llegaba a casa, completamente borracho, y golpeaba a su estúpida madre que nada hacía para defenderse. Por eso, la resolución de colocarse un antifaz de ‘santo seminarista’, diciendo que Dios lo llamaba a servirle en su Iglesia, fue fácil de tomar. Con tal de escapar de casa, lo demás sería sencillo.
Aunque, indiscutiblemente, ese antifaz no lo protegería de sus contradicciones espirituales; pues, en su interior, seguía siendo un joven mundano, que gozaba de los placeres de la vida y que quería huir de aquella monotonía santurrona en la que se hallaba.
Esa mañana, en la clase, deseaba hacer trampa en el examen, copiándose de las respuestas de alguno de sus compañeros; pues, ni tiempo tuvo de hacer su secreta ‘ficha de apoyo’. Pero, estaba seguro de que los demás estudiantes estaban en la misma situación que él; salvo Alirio, el sabelotodo de la clase, que estaba sentado muy lejos de Joaquín.
Así que tomó su diccionario de latín, y comenzó su infructuosa labor estudiantil.
—¿Cómo demonios se traduce esta oración? —pensaba exasperado, dando golpes con el lápiz a la página del examen, mientras que el tiempo pasaba y deseaba escaparse para ir a su cita.
En efecto, el examen fue un fracaso. Al cabo de una hora, el viejo Matusalén había pasado por los pupitres recogiendo los cuestionarios, y Joaquín escasamente había podido “traducir” dos oraciones. ¡Ninguna tenía la expresión status quo!
Cuando hubo terminado, tomó su mochila y sin despedirse de nadie, salió por la puerta del aula de clases con prisa. Se fue del instituto a hurtadillas para que ningún compañero soplón lo viera y tomó un taxi hacia el centro comercial. Allí lo esperaba su cita.
Una preciosa joven que tenía la piel blanca como la nieve, tan lisa como la porcelana; lindos ojos azules de mirada profunda como el mar; larga cabellera de color castaño brillante, y silueta escultural, esperaba con ansias a Joaquín en la entrada del cine del centro comercial.
Apenas lo vio llegar, corrió a su encuentro.
—¡Mi amor! —Lo abrazó y le dio un beso en la boca—. Ya estaba preocupada porque no llegabas.
—Tranquila, Lucía. Ya estoy aquí. Es que estaba en casa con mi mamá, que está enfermita. Estaba cuidándola y haciéndole la comida, y se me pasó el tiempo sin darme cuenta —mintió ágilmente con cara de pesar—. Pero, en cuanto pude, vine corriendo para verte.
—¡Ay, tan lindo tú, mi amor! —dijo conmovida—. Y, ¿qué película vamos a ver?
—Una romántica, por supuesto, mi reina —dijo él, al mismo tiempo que la abrazaba fuertemente y le daba un apasionado beso en la boca.
Joaquín compró una entrada de cine para Lucía y otra para él; y, juntos, tomados de la mano, vieron la película, besándose de vez en cuando.
Al atardecer, se despidió de su novia, prometiendo que la vería al día siguiente. Se fue directamente al seminario y entró a la capilla porque ya era la hora de rezar, fervorosamente, las vísperas.

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16 comentarios

  1. 1. Luna Paniagua dice:

    Hola Jesús, bonita, entretenida y original historia; con ritmo y muy bien escrita.
    Lo único, cuando describes a la chica: “blanca como la nieve”, “lisa como la porcelana” y “mirada profunda como el mar”; son expresiones muy típicas y usadas y le daría más riqueza al texto otras no tan oídas.
    Pero me ha gustado mucho tu relato.
    Un saludo,
    Luna

    Escrito el 18 marzo 2017 a las 10:29
  2. 2. Jesús A. Telles S. (Barquisimeto - Venezuela) dice:

    Hola Luna. ¡Gracias por tu observación!
    En efecto, al describir a la chica, me vi en ese aprieto; pues no supe qué otras metáforas usar para la descripción.
    Espero poder mejorar en eso en el futuro próximo.
    ¡Saludos!

    Escrito el 18 marzo 2017 a las 14:59
  3. Hola Jesús.
    Muchas gracias por haber pasado por mi texto y haberlo comentado.
    El tuyo es un trabajo muy correcto en su aspecto formal. Me ha hecho mucha gracia que le pusieras a un viejo profesor “Matusalén. Ciertamente evoca a la perfección esa cualidad.
    Está bien escrito. Como soy del otro lado del charco me chirrían muchas expresiones, como “clases” en vez de “clase” y dudo de si estarán bien empleadas. Por eso les doy el beneficio de la duda geográfica.
    Cuidado con expresiones como “estúpida madre”. Son bastante ofensivas, sobre todo teniendo en cuenta el contexto. Sé que lo piensa el protagonista, pero quizá habría que remarcar mucho más el hecho de que lo piensa él y no tú.

    Por otro lado, aunque la historia en sí tiene mucha miga, yo creo que habría que darle un par de vueltas para mostrarla más interesante. Para mi gusto le falta chicha.

    Nos seguimos leyendo.

    Un saludo.

    Escrito el 18 marzo 2017 a las 16:05
  4. 4. Isan dice:

    Hola Jesús:

    Primero te indico algunas cosas que para mi gusto cambiaría.

    Señalas que participas en el reto opcional, pero no lo haces ya que no encuentro la palabra disfraz. Podías haberlo hecho ya que pones ANTIFAZ cuando le pegaba mejor disfraz, pero la literalidad es así.

    Según cuando pones distintas comillas, dobles o sencillas. Por ejemplo en “Juan Pablo II” y en ‘ficha de apoyo’ (vulgarmente llamada chuleta). Además creo que en ambos casos sobran las comillas. Comillas que sí habría que haber puesto en estatu quo (sin la ese como le pones en dos ocasiones), ya que se trata de un latinismo como bien dices. Normalmente estas expresiones van con letra cursiva, pero este formato de Literautas no lo acepta, así que se sustituye por las comillas que, dicho sea de paso, se prefieren las latinas («») a las inglesas (“”) que tú pones.

    “…sus contradicciones espirituales;” sobra el punto y coma.

    “…un joven mundano, que gozaba…” sobra la coma.

    “…deseaba hacer trampa en el examen, copiándose de…” Sobra la coma y el reflexivo SE.

    “…alguno de sus compañeros; pues, ni tiempo tuvo …” sustituiría el punto y coma por coma y suprimiría la siguiente coma.

    “…Pero, estaba seguro…” sobra la coma.

    A mitad del relato aparece un tal Joaquín de quien no se tenía noticia. Posteriormente se sabe que es el protagonista, pero no hasta ese momento. Tal vez habría que haberlo nombrado antes.

    Los párrafos y los diálogos habría que separarlos con doble espacio.

    En cuanto al fondo.

    Coincido con Jean Ives en el calificativo de la madre como estúpida. Tal vez lo sea, no lo dudo, porque así te la has imaginado y le va bien para que el hijo abandone la casa, pero lo debería haber dicho Joaquín no el narrador.

    Parece que estamos ante un mentiroso compulsivo. Miente en el seminario, miente en casa, a la novia, a Dios (supongo) y a él mismo.

    Me ha sorprendido la facilidad para ser seminarista y con novia. Me los imaginaba más cerrados. No de clausura pero más de control. En cuanto a la falta de vocación, es decir, ingresar para huir de casa, del ambiente, para optar a otro ESTATUS (este sí con ese final) al que de otra forma no se podría optar, no me ha sorprendido. Siempre ha sido así.

    Bueno, relato entretenido con un tema que da para mucho más, pero a la forma le falta un poco de enjundia.

    Hasta otra.

    Escrito el 18 marzo 2017 a las 18:42
  5. 5. Isan dice:

    Perdón por mi metedura de pata respecto al antifaz. Está correcto, tal vez mi error venga por no haber participado en el reto opcional.

    Escrito el 18 marzo 2017 a las 20:43
  6. 6. M.L.Plaza dice:

    Hola Jesús.
    Has escrito una historia muy original. Me ha llamado la atención el dinero que maneja el seminarista que puede invitar a su novia todos los días.
    “Con tal de escapar de casa, lo demás sería sencillo.” Esa frase me suena mal pero también le doy la duda geográfica.
    Pones dos veces centro comercial muy seguido.
    Aunque la historia es muy interesante me parece que la has graduado mal. Dedicas mucho tiempo al examen de latin y poco a la vida en el seminario y a la relación con la novia. A mí personalmente, me asombra que un seminarista pueda quedar todas las tardes con su novia. Me parece mucho más interesante que el examen. Por supuesto, no es más que una opinión personal.
    Me ha gustado leerte.
    Saludos

    Escrito el 19 marzo 2017 a las 02:27
  7. 7. Jesús A. Telles S. (Barquisimeto - Venezuela) dice:

    Muchas gracias por sus observaciones.
    Pido disculpas a los lectores cuyo español es distinto del mío, es lo malo de la geografía.
    Sí, en efecto, por ser una historia ficticia no hice mucho hincapié en cómo era su vida de seminarista y cómo hacía para poder salir con su novia todos los días. En parte, me dejé llevar por cómo la imaginación me lo sugería.
    En cuanto a la madre del seminarista, ¿podrían ilustrarme para tener más claro cómo hacer para que se vea que es el protagonista el que la trata de “estúpida” y no yo?
    ¡Y las comillas! Me cuesta mucho escribir las latinas porque, si soy sincero, no sé cómo escribirlas en mi computadora. Ruego me disculpen.

    Escrito el 19 marzo 2017 a las 20:24
  8. 8. Pilar dice:

    Hola Jesus:
    Encuentro tu texto muy correcto, se deja leer y está bien redactado. El problema que le veo es que le falta El Segundo punto de giro (disculpa las mayúsculas, mi tablet se volvió loca). Es decir, todo relato tiene que tener 3 partes, exposición, nudo y desenlace, y dos puntos de giro entre ellas. Tu nos cuentas un trozo de la vida de Joaquin, pero no hay ningún cambio significativo que haga avanzar el relato, es como si estuviera sin terminar.
    Una buena opción sería que el padre Matusalén le pillara con la novia y le expulsara del seminario. Por ejemplo.

    Espero haberme explicado bien, el tema es complejo.

    En fin, es sólo una opinión. Un saludo.

    Escrito el 19 marzo 2017 a las 23:51
  9. 9. Táctico dice:

    Buenas Jesús A. Telles S.

    En primer lugar, agradecer tu comentario en mi historia.

    Dado que nuestros compañeros ya te han dicho bastantes cosas, voy a intentar aportar algo nuevo. Digo intentar porque ya está todo prácticamente dicho, y tu texto carece de errores de carácter ortográfico. El resto de la forma ha quedado bien cubierta en el resto de comentarios.

    El relato en sí me ha gustado mucho. Imagino que a Joaquín le interesa “repetir curso” en el seminario eclesiástico para que el voto de castidad, así como las complicaciones que éste le pueda ocasionar en su vida sentimental, queden bien lejos.

    Coincido con Isan en cuanto a la separación de los diálogos y párrafos.

    En lo que respecta al calificativo de la madre. Imagino que el problema que ven nuestros compañeros es que parece que el narrador lo dice en lugar del personaje.

    Sin embargo, yo creo que has usado un narrador equisciente. Un narrador en tercera persona que lo ve todo subordinado, o restringido, a lo que Joaquín es capaz de sentir y percibir. Incluso así, si esto todavía te preocupa, podrías cambiar el narrador a uno en primera persona desde la perspectiva de Joaquín. De ese modo no habrá duda posible sobre quién hace el juicio de valor sobre la madre.

    No obstante, insisto en que no veo tanto problema como mis compañeros en que uses un narrador equisciente, como pareces haber hecho en la historia. Pues me resulta lógico que éste tenga la misma subjetividad a la hora de evaluar el entorno que el personaje.

    Un Saludo

    Escrito el 21 marzo 2017 a las 19:00
  10. 11. Ane dice:

    Hola Jesús A. Téllez:

    Lo primero gracias por pasarte por mi relato.

    En segundo lugar, por la tardanza en proceder a comentar el texto observo que en su mayoría está todo dicho, si acaso por añadir algo, decir que quizás hay demasiadas comas lo que conlleva a que en diversos momentos la lectura peque de fluidez.

    En el global me ha parecido un relato interesante y entretenido.

    Saludos.

    Escrito el 21 marzo 2017 a las 20:31
  11. 12. Jesús A. Telles S. (Barquisimeto - Venezuela) dice:

    Muchas gracias por sus aportes. Realmente aprecio mucho vuestras correcciones.

    Escrito el 22 marzo 2017 a las 03:05
  12. 13. Arnia dice:

    Hola, Jesús:

    Te devuelvo la visita, aunque tarde.

    Ya está todo dicho, no veo nada nuevo que pueda aportar.

    Por lo que me queda incidir en cosas que ya te han dicho y comparto.

    La parte del examen es anecdótica y ocupa demasiado, para el tema que has elegido, hubiera sido mas interesante que incidieras en la parte de la relación con Lucía.

    En cuanto a que su madre sea estúpida, creo yo, personalmente, hubiese puesto un pensamiento del protagonista entre comillas donde lo hubiese expresado.

    El relato me ha gustado, creo que está escrito muy bien.

    Saludos

    Escrito el 22 marzo 2017 a las 10:36
  13. 14. Isan dice:

    Hola Jesús:

    Vuelvo por aquí y leo lo de la madre. “golpeaba a su estúpida madre que nada hacía para defenderse.” Yo, por ejemplo, lo resolvería así: golpeaba a su madre que no hacía nada por defenderse y a quién consideraba estúpida o golpeaba a su madre a quien consideraba estúpida y que no hacía nada por defenderse. Trasladas una apreciación subjetiva a quién así lo considera que es el hijo.

    Un saludo.

    Escrito el 23 marzo 2017 a las 09:21
  14. 15. SanJuanDweller dice:

    Hola Jesús,

    Gracias por tus comentarios. Ya los demás te han dicho varias observaciones con las cuales coincido en su mayoría.

    Lo único que podría añadir es que después que tu protagonista dice una mentira, no hay que recalcarlo, pues el lector se da cuenta de lo que está haciendo Joaquín.

    —¡Hola, Alirio! Sí. Estudié muy bien. Tú sabes que me encanta estudiar —mintió con fingida simpatía.

    Sugerencia: contestó con fingida simpatía

    Estaba cuidándola y haciéndole la comida, y se me pasó el tiempo sin darme cuenta —mintió ágilmente con cara de pesar—

    Sugerencia: dijo ágilmente con cara de pesar—

    Oye, ¡Joaquín se salió del lío de su casa para meterse en otro en el seminario y la noviecita! Me da curiosidad de ver hasta qué punto puede continuar así antes de que estalle la situación. Mi madre me ha dicho: -el que miente, tiene que tener buena memoria, para no repetirse o contradecirse.

    Éxito.

    Escrito el 25 marzo 2017 a las 06:32
  15. 16. Laura dice:

    Hola Jesús.
    Adhiero a quienes acotan la calificación de la madre. Sé de muchos casos en que la violencia de género no es resuelta de modo alguno y la situación económica lleva a aceptar situaciones de violencia, llegando la víctima a justificar al victimario.
    Pero se trata posiblemente de un adolescente, que puede considerarse dueño del mundo, del destino y que con su sola voluntad puede dar vuelta a todo. Menudos golpes que se va a dar.
    Con respecto al resto del relato: desde lo formal bastante se ha señalado. Me ha resultado muy acertada la elección del nombre del profesor, aunque bien podía ser también la forma de nombrarlo por su avanzada edad.
    Hemos quedado todos con curiosidad por las posibles andanzas de tu Joaquín.
    Te espero el próximo mes.

    Escrito el 26 marzo 2017 a las 12:55

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