Cookie MonsterEsta web utiliza cookies. Si sigues navegando, entendemos que aceptas las condiciones de uso.

Do you speak english?

¿If you prefer, you can visit the Literautas site in english?

Apuntes, tutoriales, ejercicios, reflexiones y recursos sobre escritura o el arte de contar historias

<< Volver a la lista de textos

El mentiroso - por Miriam Torres

Web: https://historiasdethaisite.wordpress.com/

"Interrumpimos la programación con una noticia de última hora. Un empleado del hotel Hilton Garden ha encontrado muerto al juez Jonathan Law, en la suite de lujo en la que se alojaba. El magistrado era miembro del Tribunal Supremo y se encontraba en la ciudad para celebrar el juicio por el 'caso Fairfield'. Les mantendremos informados."

*****

—¡Estoy hasta los cojones de filtraciones a la prensa! —grita el inspector, al recibir una llamada de sus superiores— ¡No quiero a nadie metiendo el hocico en esta habitación, ¿entendido?! ¡Y diles a tus chicos que se pongan las pilas, Joe!

—Cálmate George, estás muy alterado —responde el aludido.

—¡¿Alterado?! —exclama, encendiéndose un cigarro ante las miradas de desaprobación del resto de agentes— ¡Vale! Me lo fumaré en la ventana, ¿de acuerdo? —dice, levantando las manos, mientras sale de la habitación farfullando.

—Seguid trabajando —dice Joe, antes de correr tras él.

Joe Jackson, Inspector Jefe de la Policía Científica de Manhattan, y George Joy, Jefe de la Brigada Criminal; son viejos conocidos, manteniendo un estrecho vínculo entre lo profesional y lo personal.

—Estoy jodido… —dice Joy, dando una honda calada al cigarro en la escalera de incendios, volviendo la cabeza hacia la suite— ¡Que nadie se asome al puto precinto, joder! ¡Es la escena de un crimen! —grita, al ver que alguien del servicio de habitaciones se acerca demasiado, alejándose al ser reprendido— ¡Quiero a dos hombres en el pasillo, ya!

—Vamos, George, cálmate. Debemos tener la cabeza despejada.

—¿Sabes quién era ese tío? —pregunta, a lo que su colega asiente con la cabeza. Da otra ansiosa calada— Estaba bajo protección… —suspira— Tengo los huevos sobre la mesa.

—No es culpa tuya que el protocolo haya fallado —dice Joe, intentando hacerle entrar en razón.

—Pero ahora hay un asesino por las calles de Manhattan —le interrumpe.

Apuraron los cigarros y regresaron a la suite 115. Los agentes de la Científica continúan con la toma de huellas y Joy se detiene a observar la escena del crimen. No es de lo peor que ha visto a lo largo de su carrera. De hecho, se ha encontrado con verdaderas carnicerías; pero éste le resulta especialmente impactante. Quizá por el peso mediático de la víctima o por lo ordenada que se encuentra la habitación.

—¿Qué tenemos, Kate? —pregunta Jackson a su ayudante.

—La víctima no presenta signos de violencia, ni rastros de forcejeo —dice, acercándose a ellos—. Tampoco ha sido trasladado a la cama desde otro lugar, la muerte se produce en decubito supino y, seguramente, manteniendo relaciones sexuales —Joy no puede evitar mirar extrañado a la joven forense, que le responde sin vacilar—. Aunque podría tratarse de una erección postmortem, se han encontrado restos de semen y fluidos.

—¿Un móvil sexual? —plantea Jackson.

—O un encuentro sadomasoquista que acabó mal —dice Joy, apuntando al detalle del antifaz que cubre los ojos del juez.

—Por el momento, no podemos descartar ninguna hipótesis. A pesar de no presentar marcas por ligaduras en los tobillos ni en las muñecas, propias de ese tipo de práctica; alrededor del cuello hay signos de estrangulamiento con lo que parece una cadena, que podría corresponder al objeto que sostiene —dice Kate.

—¿Hablamos… del arma homicida…? —los colegas se miran, sin salir de su asombro.

—A falta del análisis toxicológico, sí.

El inspector está cada vez más convencido de que nada es casual. Ni el modus operandi, ni los detalles, como aquel reloj de cadena parado a las diez y diez, entrelazado meticulosamente entre los dedos de su mano derecha, o el diccionario de latín que sostiene sobre el pecho con la mano izquierda.

—¿Y la sangre?

—El asesino ha dibujado la palabra "mentiroso" en el pecho de la víctima con un objeto de precisión, quizá un bisturí, y ha manchado sus manos con ella—afirma—. Tenemos que analizar si los cortes se produjeron antes o después de la muerte, y otros detalles que no debemos pasar por alto —dice, poniéndose unos guantes para retirar el tomo, abrirlo y ver el contenido. Una entrada de cine del año 2006 a modo de marcapáginas, con una sesión para la película V de Vendetta, les conduce a la palabra "iustitĭa" marcada con un trazo de sangre.

«Qué habrás hecho para que tu mierda me salpique…», piensa Joy, sabiendo que tiene mucho trabajo por hacer y poco tiempo.

¿Te ha gustado esta entrada? Recibe en tu correo los nuevos comentarios que se publiquen.

6 comentarios

  1. 1. Cesar Henen dice:

    Hola Miriam, un gusto para mi leerte y comentarte.

    Solo encontré algunas palabras mal sin acentuar; pero nada grave.
    Me gustan las historias de móviles policiales, haz logrado una escena de crimen muy bien dibujada, donde la escena en si da para una continuación del relato. ¡Muy buen relato! ¡Saludos!

    Escrito el 18 marzo 2017 a las 00:52
  2. 2. Polilla dice:

    Hola Miriam!
    En dos palabras: ME ENCANTÓ!
    No hace mucho que participo del taller pero, hasta ahora es lo mejor que leí!
    Me sentí en ese lugar, como si estuviera viendo una película o una serie.
    Agradezco esa magia que tiene la lectura: el poder instalarse en una escena sin moverse del sitio.
    Me gustó muchísimo y, en lo personal soy muy exigente con mis gustos en cuanto a lo que leo.
    El relato tiene muy buen comienzo y mejor final.
    Saludos!

    Escrito el 18 marzo 2017 a las 13:32
  3. 3. Luis Ponce dice:

    Hola Miriam:
    Una trama bien armada, el típico thriller policial, aunque hay detalles que me confunden:
    1.- ¿Puede un Juez cambiar de jurisdicción para atender un caso en otra ciudad? podía haber muerto en su casa y no cambiaba nada.
    2.- ¿Cómo la víctima puede no presentar rastros de forcejeo después de ser estrangulada?
    3.- Los relojes no están sincronizados al corazón de los propietarios, mal puede haberse parado a la hora del deceso el reloj del Juez.
    4.- «Qué habrás hecho para que tu mierda me salpique…», no sería ¿QUE HABRÉ HECHO?
    Por lo demás, me parece bien escrito, es intrigante y mantiene el interés del lector de principio a fin.
    Te felicito

    Escrito el 18 marzo 2017 a las 23:01
  4. 4. Tavi oyarce dice:

    Hola Miriam
    Un relato policial estructurado en base a diálogos muy bien concebidos; lo que no es fácil conseguir. Tienes dominio de los tiempos y del tono y en ningún momento se rompe la tensión de la historia. Dominas el género policial.
    El final abierto deja la sensación de un “continuará”.

    Te felicito, saludos

    Escrito el 19 marzo 2017 a las 13:39
  5. 5. beba dice:

    Hola, Miriam: Al margen de todas las dudas lógicas de Luis Ponce, me pareció un relato inteligente y bien moldeado dentro del género.
    Sólo te señalo para mejorar, la incoherencia en los tiempos verabales cuando escribes “Apuraron los cigarros y regresaron”, en pasado, mientras que toda la acción viene en presente, y así sigue.
    Un saludo.

    Escrito el 25 marzo 2017 a las 23:26
  6. 6. Laura dice:

    Hola Miriam.
    Me anoto a tu lista de los que queremos saber cómo sigue.
    Maravillosa inclusión del diccionario de latín y del anfitfaz.
    Espero tu relato del próximo mes

    Escrito el 26 marzo 2017 a las 22:04

Deja un comentario:

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.