El mentiroso - por Lorena Cerdá Valenzuela

El autor/a de este texto es menor de edad

"El mentiroso"
Lorena Cerdá Valenzuela, 11 años

Ya era lunes de nuevo en el colegio Santiago. Un nuevo y brillante día más en la semana cultural, donde todos trabajaban en equipos sobre un tema concreto, por medio de manualidades. No sólo se divertían, sino que además aprendían.
Laura, una inteligente niña de sexto de primaria, pertenecía a un equipo de cinco niños, además de ella. Raúl, uno de los componentes de su equipo, decidió un día gastarle una broma, aprovechando que estaban juntos. Se hizo paso entre las mesas llenas de cartulinas y folios de papel hasta llegar al lado de Laura. Ésta, enrojecida, le apartó el enorme diccionario de latín que estaba tirado en el suelo, para abrirle camino.
"¿Qué ocurre? ¿Alguna pregunta?", quiso saber, extrañada.
"¿Te apetecería venir conmigo al cine esta tarde? Podríamos ver cualquier película… la que a ti más te guste", respondió Raúl, mostrándole una entrada de cine.
Laura, enamorada como estaba de Raúl, no dudó, contendiendo su emoción,en asentir ampliamente con la cabeza.
"Pues en eso quedamos. Te espero a las seis y media en la plaza para que vayamos juntos".
La chica no podía creerlo. ¡Una tarde entera con el chico que le gustaba! ¿Era acaso real?

A las seis Laura se preparó, se peinó, se vistió con ropa nueva. Hasta se pintó los labios. Y corrió directa a la plaza, eufórica. Por más que otra amiga le rogó que le acompañara para que fueran juntas, ella se negó. ¡Nada ni nadie estropearía aquella importante cita!
Así que a las seis y media ya estaba ella en la plaza, mirando su reloj azul, esperando a Raúl, pero, minuto tras minuto, la paciencia de Laura se iba alterando. Su amigo no llegaba, era tarde y no quedaba mucho para que la película comenzara en el cine municipal. Entonces, una persona vestida con un antifaz en la cara, pasó de largo la fuente de la plaza y se colocó al lado de la chica, la cual dio un respingo y gritó:
“¿Tú quién eres?”
“Soy tu cita, Laura.”
“¡Eh, no mientas! ¡Tú no eres Raúl! ¿Quién eres?”
“Laura, mejor nos vamos al cine juntos y lo dejamos estar, ¿vale?”
Todos en la plaza comenzaron a parlotear y a soltar sonoras carcajadas.
“¿Qué rayos está pasando aquí?”
Tras estas palabras, todo el mundo se echó a reír, y fue cuando la chica se puso realmente nerviosa. ¿Por qué razón todos se estaban riendo? Entonces apareció bajando las escaleras Raúl.
“¡Raúl! ¿Quién eres tú entonces?”, gritó, girándose hacia el desconocido con antifaz.
Se quitó la máscara el chico y pudieron ver todos los allí presentes que se trataba de Jonathan, un compañero de clase que sentía un especial aprecio por Laura. Raúl se acercó a ellos y comenzó a reírse también.
“Verás, Laura; Jonathan quería pasar una tarde contigo, pero sabía que por más que te lo pediría no lo ibas a aceptar”, explicó entonces. “Sin embargo, si yo te lo pedía no podrías negarte… Así que hicimos un trato, yo te mentiría para que él fuese feliz, y Jonathan me subía de arena ocho a arena diez en Clash Royale el juego que está tan de moda para móviles.
Laura, por más que intentó reírse y hacerle la gracia a Raúl, no pudo hacerlo. No pudo contenerse más.
“¡Se acabó!”, gritó, y todo el mundo se le quedó mirando. “¡Para eso prefiero salir con alguien que de verdad me aprecie y me respete, no con alguien que sólo quiere que le pasen un juego!”
Se acercó cariñosamente a Jonathan.
“No tienes por qué utilizar una máscara. ¡Sé tú mismo si quieres caerme bien! Ser otra persona no hará que me gustes. Vamos, ¡tú y yo aprovecharemos la entrada de cine!”, le dijo, y, repentinamente, le cogió del brazo y ambos se marcharon, felices, directos a ver la película al cine, juntos.
Raúl se quedó pensativo.
“¡Bah, al menos pasaré a arena diez!”
Acto seguido, todos comenzaron a abuchearle y a lanzarle pipas, y salió corriendo tanto como podía de allí. ¡Así aprendería la lección!

FIN