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Apuntes, tutoriales, ejercicios, reflexiones y recursos sobre escritura o el arte de contar historias

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El mentiroso - por Ane

Metí la llave en la cerradura y abrí.

—¿Miguel, eres tú? —escuché decir a una voz al final del pasillo.

—Si madre —contesté.

Crucé la galería hasta llegar al salón y dispuse sobre la mesa la bolsa de comida junto con el diccionario de latín.

—Madre no es necesario que espere mi llegada, no son horas para usted —dije mientras me acercaba.

—Hijo, los viejos dormimos muy poco. El tiempo que nos queda preferimos pasarlo despiertos —contestó con voz cansada—. ¿Cómo te ha ido la clase? —preguntó.

Giré la cabeza, la inocente pregunta de todas las noches me martilleaba.

—Bien —solté—. Ahora debe descansar, le acompañaré a la habitación.

Madre caminaba con dificultad. A sus ochenta y tres años conservaba la mente clara, no así su cuerpo que arrastraba los achaques propios de la edad. Tras desvestirle con sumo cuidado, subí sus brazos e introduje el camisón por la cabeza dejando caer la pieza hasta su completa extensión. A continuación me senté a su lado y le observé en silencio.

—¿Miguel, pasa algo? —dijo preocupada.

—No madre, solo que —vacilé—, es que…vaya, que cada vez la veo más joven.

—Siempre tan cumplidor —y me regaló una sonrisa.

Estiré sus finas piernecitas e introduje aquel cuerpecito indefenso bajo las mantas. Me incliné para darle un beso y salí.

Me dirigí al salón y abrí la ventana, con el ánimo de ocultarme tras la suave brisa que entraba por la cabida. Eché mano del bolsillo derecho del pantalón y saqué el monedero que portaba. Corrí la cremallera y tras observar su interior lo cerré, de vuelta al lugar de partida.

Al día siguiente continué con la rutina. Tras levantar, asear y dejar a madre al cuidado de mi vecina, salí a la calle a sentarme en el banco para observar como quien adquiere una entrada de cine, la proyección de una película que no era la mía. Y veía pasar a niños jugando, a transeúntes apurados, la vida circulaba con la tranquilidad de quien no ve discurrir más allá de la orilla.

Alentado por la llamada del hambre hice acopio de alimentos en el comedor social. Después regresé al banco a esperar la hora de regreso.

La puerta se oyó como todas las tardes con mis pasos cruzando el umbral. Al final del pasillo, el leve haz de luz de la lamparita atestiguaba la siempre fiel presencia de mi anciana madre. Y como cada día, dejé sobre la mesa la comida que de alimento surtiría, así como el diccionario que alentaba la mentira.

—Hola hijo, ¿qué tal las clases?

Sentí unas enormes ganas de arrojar la ira latente en un rincón de mi alma, y vaciar la mochila cargada de falacias con la que viajaba. Ya bastaba de formar parte de una patraña. Había llegado la hora en que debía despojarme del antifaz bajo el que me ocultaba. Busqué y rebusqué en cada recoveco de mi mente intentando hallar las palabras adecuadas, y me volví decidido.

-Madre –mi voz temblaba. ¿Qué clase de hijo es capaz de participar a su madre de la pobreza en la que habitaban? ¿Cómo confesar que llevaba años sin pisar las aulas?

Sus risueños ojos ahora tras una coraza, bloqueaban todo mensaje que dolor garantizara.

—¿Usted…usted es feliz? -las palabras pronunciadas no fueron las elegidas, pero se adelantó el subconsciente incapaz de la acometida.

—Soy feliz, viéndote a ti feliz —respondió con esa voz de porcelana y con su tierna y protectora mirada.

Una lágrima solicitó permiso para iniciar recorrido por mi mejilla. El silencio permaneció en reposo disfrutando de un delicioso instante de amor fraterno. Porque hay miradas que hablan, y dicen, lo que no pueden contar las palabras.

Observé que de la repisa un sobre asomaba. Me levanté curioso. Madre, al percibir mi movimiento recordó.

—Ha llegado esta mañana.

Confuso la abrí.

"Estimado Señor Miguel Leza:

Nos complace comunicarle que la Dirección Facultativa de la Universidad de Navarra, ha decidido desistir del expediente de regulación de empleo y ha procedido a readmitirle al puesto de docente en lengua clásica, a impartir dentro del Grado de Filología para el próximo curso.”

Pasé mis dedos por la tinta impresa y cerré los ojos aliviado por fin, de la incertidumbre que me acompañaba.

—Miguel, ¿qué ocurre? —dijo madre extrañada.

Me fijé en su adorable rostro ajeno a lo que fueron mis miedos, hallando por fin respuesta. Hay mentiras que no merecen ser contadas, porque en si mismas son como lecciones de vida.

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16 comentarios

  1. 1. Jesús A. Telles S. (Barquisimeto - Venezuela) dice:

    ¡Me encantó tu relato! En cada palabra podía sentir lo que sentía Miguel. De verdad, una hermosa y emotiva narración.
    ¡Gracias por tu creación!
    Mi relato es el 135. Si puedes, léelo y dame tu opinión al respecto.
    Saludos.

    Escrito el 18 marzo 2017 a las 15:47
  2. 2. Ane dice:

    Hola Jesús, gracias por tus palabras. En breve me paso por tu relato.

    Saludos

    Escrito el 18 marzo 2017 a las 16:15
  3. 3. Juan Sauce dice:

    Hola, Ane. Me gustó mucho tu relato del mes pasado, por eso he venido a comentar este.
    Veo que te has atrevido con un texto tierno, de esos que emocionan mostrando las dificultades de gente sencilla en la vida real.
    Esa manera intimista de narrarlo es perfecta para el objetivo que se pretende conseguir. La historia llega de manera natural.
    Y en cuestiones ortográficas o gramaticales no tengo nada que decir; se lee muy fluido.
    El mentiroso resultó ser una gran persona.
    ¡Felicidades!
    Si te quieres pasar, estoy en el 68.

    Escrito el 20 marzo 2017 a las 00:53
  4. 4. Ane dice:

    Hola Juan, gracias por pasarte por este rincón.

    En cuanto tenga un hueco te hago una visita.

    Saludos.

    Escrito el 20 marzo 2017 a las 08:12
  5. Hola, Ane.
    Un texto muy humano, plasma con realismo las sensaciones de los protagonistas. Buenas descripciones y un diálogo que hace fluir la lectura.
    un final reconfortante.
    Me gustó tu relato y me colmó de emociones.
    Un saludo.
    Liliana tu compi del 89.

    Escrito el 20 marzo 2017 a las 09:15
  6. 6. Ane dice:

    Hola Liliana, me satisface que te haya llegado.

    Durante esta semana me paso a leerte.

    Saludos.

    Escrito el 20 marzo 2017 a las 11:10
  7. 7. Marikiya dice:

    Hola Ane;
    Gracias por comentar mi relato, me alegra que te haya gustado.
    En relación al tuyo, me ha parecido una espectacular y muy emotivo.
    Consigues enganchar al lector desde el principio con un texto dinámico y fluído.
    El personaje denota sensibilidad y la incertidumbre de su vida queda patente en cada párrafo.
    El lenguaje que empleas me ha resultado excelente y cumples con el reto perfectamente.
    Me has hecho sentir y has conseguido que se me erice la piel.
    ¡Gran trabajo!
    Un saludo.

    Escrito el 21 marzo 2017 a las 04:50
  8. 8. Ane dice:

    Hola Mariluz, tus palabras animan a seguir con la escritura.

    Un saludo.

    Escrito el 21 marzo 2017 a las 07:29
  9. 9. Verso suelto dice:

    Hola Amé.
    Me ha gustado la trama, muy ingeniosa la forma de incluir todas las palabras del reto.
    Algunas expresiones me han extrañado, por ejemplo “la brisa que entraba por la cabida”. Entiendo que cabida es sinónimo de hueco, nunca lo había oído.
    Felicidades.

    Escrito el 22 marzo 2017 a las 10:14
  10. 10. Ane dice:

    Hola Verso Suelto:

    Tienes toda la razón, ni lo oiras pues se escribe “cavidad” como sinónimo de hueco, error grave por otro lado.

    Gracias por pasarte por aqui

    Saludos.

    Escrito el 22 marzo 2017 a las 10:29
  11. 11. charola dice:

    Hola Ane!

    Tu relato me ha gustado mucho. Está escrito con ternura. Es muy agradable. Ágil, fácil de leer. Un final inmejorable, desarrollado con una prosa poética. Me encantó.

    Te hago llegar algunas sugerencias en la forma con todo respeto. Puedes tomarlas en cuenta o no, pero va con mucho cariño:
    1)—¿Miguel, eres tú? —escuché decir a una voz al final del pasillo.
    —Miguel, ¿eres tú? (No pondría nada más porque la respuesta del siguiente párrafo lo dice todo y te ahorrarías palabras).

    2) —Si madre —contesté.
    —Sí, madre —contesté.

    3) —Hijo, los viejos dormimos muy poco. El tiempo que nos queda preferimos pasarlo despiertos —contestó con voz cansada—. ¿Cómo te ha ido la clase? (—preguntó. Esto ya no, porque el siguiente párrafo engloba esta palabra).

    4) A continuación, (coma) me senté a su lado y le observé en silencio.

    5) —¿Miguel, pasa algo? —dijo preocupada.
    —Miguel, ¿pasa algo? —dijo preocupada.

    6) En vez de “cabida”, podría ser “estancia”

    7)Me parece que este párrafo es solo pensamiento, porque no logra decirlo. Entonces debería ir así:
    «Madre», pensé temblando de ira. «¿Qué clase de hijo es capaz de participar a su madre de la pobreza en la que habitan? ¿Cómo confesar que llevaba años sin pisar las aulas?». (lo cambié por habitan porque es el presente)

    8) —Usted…usted, ¿es feliz?
    Las palabras pronunciadas no fueron las elegidas, pero se adelantó el subconsciente incapaz de la acometida.

    9) señor con minúscula.
    10) en sí mismas (sí con tilde)

    Felicitaciones por tu relato. En cuanto a la forma, no te preocupes tanto, poco a poco aprendemos a que nuestro texto mejore.

    Nos estamos leyendo. Un abrazo.

    Escrito el 24 marzo 2017 a las 01:48
  12. 12. Ane dice:

    Hola Charola:

    Muchas gracias por tus consejos. Toda sugerencia es siempre bienvenida.

    Te agradezco que hayas pasado por aquí a comentar el relato.

    Saludos

    Escrito el 24 marzo 2017 a las 07:39
  13. 13. PerePaella dice:

    Hola Ane,gracias por comentar mi relato.
    Me ha gustado mucho tu relato, tierno, humano, has sabido imprimirle los sentimientos y emociones necesarias para que conectemos con el, y eso no és fácil.
    El lenguaje que usas acompaña muy bien a la historia.
    Enhorabuena por el relato y nos seguimos leyendo.

    Escrito el 24 marzo 2017 a las 15:29
  14. 14. Ane dice:

    Hola Pere Paella:

    Me alegra de veras que te haya gustado.

    Gracias por comentar y saludos.

    Escrito el 24 marzo 2017 a las 16:15
  15. 15. Laura dice:

    Hola Ane.
    Me ha encantado tu relato, profundamente delicado, con expresiones maravillosas, y un final que me ha dejado con una sonrisa.
    Felicitaciones.
    Aspectos técnicos ya se han señalado, por lo que no iré a ese punto.
    Sigue escribiendo

    Escrito el 24 marzo 2017 a las 21:34
  16. 16. Ane dice:

    Hola Laura:

    Muchas gracias por comentar. Me alegra que el relato haya logrado plasmar la sensibilidad que una situación como la que presenta conlleva.

    Saludos.

    Escrito el 24 marzo 2017 a las 21:44

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