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El mentiroso - por Eloína Calvete García

El intento de disfraz de Holmes resultaba ridículo, se había limitado a ponerse un antifaz; ya se lo avisó Watson, pero Sherlock no le escucho. Cuando entró en el salón de baile todos le miraron sorprendidos, era una fiesta ‘romana’, por eso los invitados vestían togas de la más diversa índole y color. El traje del detective desentonaba escandalosamente pero él parecía no darse cuenta. Se paseaba entre la gente con total tranquilidad, disfrutaba siendo el centro de las miradas.
Se acercó a la orquesta y la hizo callar, sacó un libro de uno de sus bolsillos, levantó la voz y comenzó a leer. Repetía lo mismo una y otra vez, algo del tomo que tenía en la mano:

– “mendax-mendacis: mentiroso, engañador, engañoso…”

¡El libro era un diccionario de latín! La gente no salía de su asombro, escuchaban al detective y se miraban unos a otros perplejos y confundidos.

– “mendax-mendacis: mentiroso, engañador, engañoso…”

Alguien pidió a la orquesta que volviera a tocar, la música ahogaba la voz de Holmes cuando uno de los invitados se abalanzó sobre él y le quitó el diccionario de las manos. Ambos se enzarzaron en una agria disputa, comenzaron a empujarse y terminaron rodando por el suelo mientras se golpeaban. Cuando pudieron separarlos, los dos lucían magulladuras y arañazos en el rostro. Sin antifaz uno, y sin careta el otro, se dirigían furibundas miradas de odio.

– ¡Mentiroso, mentiroso, mentiroso!- gritaba Holmes

– ¡Estúpido, presuntuoso, farsante!- contestaba el desconocido

Ambos fueron expulsados de la fiesta y se acabó el espectáculo. A la mañana siguiente toda la prensa se hacía eco del encontronazo de Holmes con un desconocido. El devoto Watson se apresuró a salir en defensa de su amigo, según explicó a los periodistas que esperaban delante de la casa de Sherlock, aquel hombre no era otro que el depravado profesor Moriarty. Un disoluto donjuán que conquistaba a mujeres maduras, las seducía para después chantajearlas. Explicó que su última víctima era una vieja amiga del detective que le había pedido ayuda. De ahí el enfrentamiento en la fiesta. Pese a las preguntas, Watson se negó a dar nombres; se despidió de los chicos de la prensa agradeciéndoles su interés e instándoles a recabar datos sobre el desalmado profesor.
En realidad, la última víctima del Moriarty había sido la señora Hudson, la fiel ama de llaves del detective. La pobre mujer se había dejado embaucar, y ahora tenía que pagar religiosamente a Moriarty para que no revelara su desliz. Holmes lo descubrió de manera casual; encontró una entrada de cine en el suelo de la cocina y le preguntó a la señora Hudson sobre la película que había visto. Al principio, ella negó rotundamente que la entrada fuera suya, pero Sherlock sabía que no podía ser de otra persona. Ni él ni Watson eran partidarios del nuevo invento, el cinematógrafo; preferían el teatro. El nerviosismo de su ama de llaves alertó al detective, no tardó en descubrir lo que ocurría. Estaba al tanto de los manejos del conquistador, incluso conocía a la dama con la que jugueteaba por aquellas fechas, pero nunca pensó que se hubiera atrevido a acercarse a la señora Hudson. Se maldijo a sí mismo por haberse dado cuenta antes, las lágrimas de su leal servidora le hicieron sentirse mal, muy mal; enseguida comenzó a idear un plan de ataque. Moriarty tendría que vérselas con él.
Tras varias semanas enviando cartas al pérfido conquistador, siempre con las mismas palabras: “mendax-mendacis: mentiroso, engañador, engañoso…”, en la última misiva Holmes le anunciaba su intención de desenmascararle en la celebración de carnaval que ofrecería cierta dama. Sabía que Moriarty acudiría persiguiendo una nueva conquista amorosa, le ofrecía la oportunidad de escapar de la vergüenza. Pero el presuntuoso galán no aceptó que el detective le ganara la partida, acudió al festejo convencido de que Holmes no se presentaría.
La puesta en escena de Sherlock incluía el ridículo antifaz, que le aseguraba la atención de todos; y el diccionario de latín, para que al mal llamado profesor no le quedara la menor duda de sus intenciones. Moriarty se lanzó sobre él antes de que iniciara su acto final, le había amenazado con revelar su verdadera identidad y descubrir sus supercherías. Holmes aun desconocía la verdadera identidad del profesor, pero la argucia funcionó. También ignoraba el detective londinense que se había creado un más que peligroso enemigo; pasados unos meses tendría ocasión de comprobarlo.

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5 comentarios

  1. 1. Laura dice:

    Hola.
    Has comenzado con un relato y terminaste con un resumen de una situación inicial.
    Me gustó cómo incluiste el diccionario de latín y el antifaz,y la oración final, donde das como inicio a la relación entre el detective y el malvado profesor.
    Nos leemos el próximo mes

    Escrito el 17 marzo 2017 a las 21:10
  2. 2. Pilar dice:

    Hola Eloína:
    Me ha divertido tu relato, me ha parecido ingenioso y me ha hecho sonreír.
    Lo que más me ha gustado: Está bien expresado, la redacción es impecable. Los personajes, al ser conocidos, hacen que el relato te agrade y te llame la atención, aunque eso es un arma de doble filo. El texto fluye, no se te hace pesado.
    Lo que veo que flojea: La trama está un poco cogida por los pelos, todos conocemos a Holmes y eso de que ataque a Moriarty llamándole mentiroso en público, no se sostiene. También conocemos a Moriarty y no era un simple don Juan era mucho más peligroso. Si utilizas personajes conocidos estos deben actuar de manera acorde a su personalidad.
    Pero vaya, no deja de ser una opinión como otra cualquiera. El relato tiene su gracia.

    Escrito el 18 marzo 2017 a las 23:13
  3. 3. SanJuanDweller dice:

    Intriga ver qué historia se desenvuelve con estos amados personajes de la literatura. Me costó un poco seguir la trama, pero entendí mejor después de una segunda lectura. Ojo con el uso (o no uso) de la coma, punto y coma. ¡Éxito! Nos leemos.

    Escrito el 19 marzo 2017 a las 05:35
  4. 4. Eloína Calvete García dice:

    Gracias por vuestros comentarios, tomaré nota de tus sugerencias, Pilar.

    Escrito el 23 marzo 2017 a las 11:44
  5. 5. Eloína Calvete García dice:

    Gracias por vuestros comentarios, tomaré nota de tus sugerencias, Pilar. Y vigilaré el uso de las comas, SanJuan.

    Escrito el 23 marzo 2017 a las 11:45

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