Cookie MonsterEsta web utiliza cookies. Si sigues navegando, entendemos que aceptas las condiciones de uso.

Do you speak english?

¿If you prefer, you can visit the Literautas site in english?

Apuntes, tutoriales, ejercicios, reflexiones y recursos sobre escritura o el arte de contar historias

<< Volver a la lista de textos

El mentiroso - por Xavier

Me siento como debió sentirse el abate Vella. Un falso conocedor de una antigua y misteriosa lengua extranjera. No me tomé el trabajo de refinar la impostura con falsificaciones monumentales, me valí de un simple diccionario de latín y de las letanías aprendidas de memoria, a fuerza de repetición incomprensiva, en un año en la escuela católica. ¡Ha, Pero como es de condescendiente el espíritu humano frente a aquello que desconoce y maravilla! Lo sé y le he sacado partido cuando se ha presentado la oportunidad. Siempre me ha parecido más aprovechable la ignorancia que el conocimiento, y me he aprovechado de la ignorancia de los padres de Amelia. Al menos mi motivación es más sublime, o eso quiero creer. Tarde o temprano será evidente que soy tan falso como moneda de cuero, y espero no ser juzgado como un ramplón mentiroso, sino como un confundido enamorado, aunque para ello debo también creerlo. ¿Cómo llaman a eso?.. En fin, La mejor forma de mentir con credibilidad, es creyendo en la mentira, pero no puedo asegurar si he llegado a sentir amor por Amelia, y por ello he mentido, o si he querido amarla para justificar mi mentira. Sea cual sea la respuesta, lo cierto es que he actuado temerariamente, y la razón para ello debe ser muy poderosa, aunque no la comprenda. Al principio creí que su ternura juvenil me había seducido, que había caído en ese lugar común en el que los hombres de cierta edad se encuentran especialmente atraídos por lo que en otra época llamaban “Muchachas en flor”. No soy precisamente un hombre maduro, pero nos separan casi dos décadas, y es recurrente en las conversaciones con hombres de mi edad, con mis amistades masculinas, las alusiones lujuriosas hacia muchachitas como ella, en las que se exalta el vigor juvenil y la terneza de la piel; la alusión vulgar de un deseo fragoroso por las jovencitas, por lo que me creí presa de un fragor igual que me llevo a montar esta impostura del tutor de latín. Sin embargo, a medida que avanzaban las clases privadas algo diferente surgió. Creo que tuvo que ver el hecho seguro, de que ella notaba que yo no era tan versado en latín como pretendía hacerlo creer, y no obstante, seguía el juego con el mismo animo alegre y concentrado que mostro desde un principio. llegó Incluso, a corregir mi pronunciación o el tiempo inadecuado con el que conjugaba un verbo, pero percibiendo mi reacción nerviosa y confusa ante la evidencia de mi ineptitud, no volvió a corregirme aun cuando, yo notaba, ella veía que yo cometía verdaderos atropellos a esa lengua muerta. ¡Ha, esa complicidad!, ¿acaso hay algo más seductor para un mentiroso que la complicidad con su parodia? Fue en ese momento cuando dejó de llamarme “profe Rodrigo”, para llamarme “Rodri”. -Ex amore veritatis, rodri, no veritae-, seguido de una risilla ligeramente burlona y ojos indulgentes. Fue la primera vez que me llamo Rodri, y desde entonces me estremece escuchar el diminutivo en sus diminutos labios. ¡Cuanta sutileza! A solas pienso con deleite en esa presteza para dar cuentas favorables a su padre respecto a los avances en sus estudios, -Si papá, con Rodri, el latín es como ir al teatro. Hablando de eso papá, he visto anunciada una película en donde hay muchos diálogos en latín, me gustaría verla en compañía de Rodri, si te parece bien-. El padre, quien por supuesto había notado algo fuera de lugar en la forma como me llamaba Amelia, fue disuadido de sus prevenciones por la madre de Amelia, a quien ella había convencido previamente, argumentando que en esta época las relaciones entre maestros y alumnos ya no se regían por esa reverencial distancia que imponían la educación tradicional. De acuerdo a ella, yo era un profesor vanguardista que no encontraba ofensa en ser llamado por mi nombre. Así pues el mismo padre de Amelia nos proporcionó las entradas para cine, luego para el teatro, para el parque de atracciones mecánicas… en fin, al parecer de Amelia se puede aprender latín en cualquier parte. ¡Amelia!, Ahora no decido si, al igual que el abate Vella, deba escalar la mentira y decorar el antifaz que presento a tu familia. Pero la misma fuerza que me llevó hasta la intimidad de tu habitación, surge con intensidad redoblada en mi interior, sumada a la incertidumbre de tu nuevo capricho, ¿te cansaste de tu profesor de latín y por eso quieres ahora aprender portugués?

¿Te ha gustado esta entrada? Recibe en tu correo los nuevos comentarios que se publiquen.

5 comentarios

  1. 1. Nicolás Falcón dice:

    Hola. ¿ qué tal, Xavier?

    he leído tu texto. La verdad me quedo con una buena sensación: Me ha

    gustado. Creo que tiene un buen ritmo, y eso no es fácil.así que te felicito.

    Ahora te comento algunas apreciaciones que he visto en el relato, que a mi modo de ver, pueden ser mejoradas. Siempre desde la humildad de alguien como yo, que no sabe escribir.

    En el renglón 19, cuando dices: la alusión vulgar de un deseo fragoroso por las jovencitas, por lo que me creí presa de un fragor igual que me llevo a montar esta impostura del tutor de latín.

    Dices “fragoroso”, y luego vuelves a decir “fragor”. Creo que sobra la redundancia en textos, como: el relato, o el cuento; por ser éstos narraciones “breves”.

    En la línea 22, dices: . Creo que tuvo que ver el hecho seguro, de que ella notaba que yo no era tan versado en latín como pretendía hacerlo creer, y no obstante, seguía el juego con el mismo animo alegre y concentrado que mostro desde un principio.

    cuando pones la palabra: como pretendía “hacerlo” creer. tendría que ser “hacer”. “mostro” va acentuada, ya que va en pasado; por tanto: “mostró”.

    En la línea 30: Fue la primera vez que me llamo Rodri, y desde entonces me estremece escuchar el diminutivo en sus diminutos labios.
    para mi vuelves a ser reiterativo con “diminutivo” y “diminutos”.

    Por cierto, y esto, creo que es de suma importancia: échale un vistazo al tema “como se escriben los diálogos”. Tanto si los quieres hacer directos como indirectos. Lo digo porque he visto que has metido la forma del diálogo directo, solo que en mitad de la línea: -Si papá, con Rodri, el latín es como ir al teatro. Hablando de eso papá, he visto anunciada una película en donde hay muchos diálogos en latín, me gustaría verla en compañía de Rodri, si te parece bien-.
    Debería de estar al inicio del margen izquierdo.

    En mi opinión, creo que deberias de espaciar un poco los párrafos, en relación con los saltos temporales.

    Y para terminar, si yo no me equivoco, creo que, en lo que se refiere al reto, la parte donde haces referencia a las entradas: “Así pues el mismo padre de Amelia nos proporcionó las entradas para cine, luego para el teatro, para el parque de atracciones mecánicas… en fin, al parecer de Amelia se puede aprender latín en cualquier parte”.

    Me parece recordar que no iba en plural, sino, en singular: una entrada de cine.

    Aun así, sigo diciendo que me gusta tu historia. hilvanas mejor que muchos que he leído; incluyendome yo, ¡por supuesto!

    Felicidades Xavier. Un fuerte abrazo.

    Escrito el 17 marzo 2017 a las 21:35
  2. 2. Sofia b dice:

    ¡Hola Xavier! Tu texto me gustó mucho. Tiene un lindo giro al final y mantiene un ritmo constante. Un bello vocabulario, pequeños errores ortográficos (te faltan algunas tildes como en aún o verbos en pasado) y algunas repeticiones pero realmente algo que no se encuentra todos los días. ¡Felicitaciones!

    Escrito el 17 marzo 2017 a las 22:47
  3. 3. Laura dice:

    Hola Xavier.
    Tu texto, excepto algunos detalles ya señalados, escapa de lo común.
    Coincido con Nicolás Falcón con sus acotaciones, por lo que no voy a volver a ellas.
    Lo único que repetiré con quienes me anteceden: me gustó. Sigue escribiendo

    Escrito el 20 marzo 2017 a las 11:07
  4. 4. ZU VAZQUEZ dice:

    Hola Xavier
    No quiero ser repetitiva, pero el mayor detalle que le veo a tu relato es el tema de los espacios en los párrafos, y también separar un poco las lineas de los diálogos, en lo personal se me hace un poco cansado de leer si todo esta junto.
    Saludos

    Escrito el 21 marzo 2017 a las 20:51
  5. 5. María Esther dice:

    Hola Xavier, tu texto me resulta interesante, distinto. Tomas el latín como tema central y logras desarrollar la historia en base a ello con coherencia y creatividad.
    Lo que encuentro que podría tener es más acción o más fuerza, mostrando una actitud contradictoria de la chica frente al aprendizaje del latín, o su aplicación en el mundo de hoy, para justificar su cambio al interesarse por el portugués.Es un romance pasajero,que no llega a concretarse con solidez, quizás por la diferencia en la madurez, o el comienzo incierto que tuvo o simplemente que su débil luz se extinguió.
    En cuanto a la forma ya te han hecho comentarios acertados.
    Sigue escribiendo que nos encontraremos más adelante, porque este mes no participé.
    Saludos Maritel

    Escrito el 26 marzo 2017 a las 15:58

Deja un comentario:

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.