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El mentiroso - por Alfonso Besada

Web: http://www.alfonsobesada.es

George aguardaba el momento, sentado en su sillón. Miraba a su esposa, que recogía la cocina o fingía hacerlo. Emily no podía ocultar su decepción. George cambió la vista al frente, a un punto indeterminado, con semblante serio y reflexivo. Un minuto más tarde, se abrió la puerta de la calle. Era Greg, el hijo. Llegaba del entrenamiento.
—Papá, mamá, ya estoy en casa.
El chico se dirigía a las escaleras para subir a su habitación a soltar la mochila.
—Gregory, acércate.
En la cara de Greg se dibujó una mueca de disgusto. Todo el mundo lo llamaba Greg, salvo su padre, cuando tenía que regañarlo por algún motivo.
—¿Ocurre algo, papá?
—Tu madre cree que tienes algo que contarnos.
El chico dudó un instante y a continuación negó con la cabeza. Emily suspiró, consternada. George se levantó de un salto y se encaró con su hijo. Le dedicó un mirada severa, amenazadora. Trataba de intimidarlo y hacer que confesara. Pero por muy asustado que estuviera, Greg se mantenía firme en su respuesta. El padre bajó la cabeza hasta el cuello del chico y comenzó a olfatearlo.
—Papá, ¿qué haces?
—Tu madre tenía razón. ¡Apestas a tabaco!
—¡Que no fumo! Os lo he dicho cientos de veces. Algunos de mis amigos fuman pero yo no. Jay Hopkins y Stan Kerrington, por ejemplo. Paso junto a ellos muchas horas al día. Es normal que si ellos fuman, el humo se me pegue a la ropa.
—¡Calla! —gritó George—. ¿También les guardas el tabaco a tus amigos? Tu madre ha encontrado esto —le recriminó, mostrándole un paquete de cigarrillos medio vacío— escondido detrás de un diccionario de latín en tu estantería. Que yo sepa, tú no estudias latín. ¿Vas a reconocerlo ya?
Emily, viendo a su hijo acorralado ante las evidencias, se secó las lágrimas e intervino para suavizar la dureza con la que su marido reprendía al chico.
—Cariño, hemos hablado mucho del tema contigo. ¿No te hemos dicho ya lo malo que es esto para ti, para tu salud? ¡Sólo tienes trece años!
Greg tragó saliva tras oír las palabras de su madre y el tono con el que salían de su boca. Esas palabras, además, sirvieron para aplacar su creciente ira.
—Mamá, os juro que nunca me he acercado un cigarro a la boca. ¿De dónde sacaría el dinero para costearlo? Me he gastado lo último que me quedaba de mi paga en una entrada de cine y un antifaz para la fiesta del cumpleaños de Martha. Hay que ir disfrazado.
—A eso quería yo llegar —tartamudeó George—. ¿De dónde sacas el dinero para comprar tabaco? Espero que no hayas cogido dinero de casa porque si no…
Greg no pudo más. De un violento tirón, le arrebató a su padre el paquete de cigarrillos de la mano y lo aplastó delante de su cara hasta convertir la cajetilla en una bola. Sin desviar la mirada de la de su padre, fue hacia la cocina y se aseguró de que George observara cómo tiraba la bola a la basura, al tiempo que se defendía gritando.
—¿Ves lo que me importa a mí el tabaco? Si lo que queríais era probarme, no era necesario llegar a tanto.
Greg subió corriendo a su habitación, cerró la puerta y se metió en la cama. Ni siquiera respondió cuando su madre le insistió para que bajara a cenar.
Era ya bien entrada la noche. Emily dormía. Sin embargo, George no paraba de dar vueltas en la cama. Miró el despertador de la mesilla. Marcaba las dos de la madrugada. Se levantó . Entró en el cuarto de Greg, se acercó a su hijo y lo besó en la frente. Antes de abandonar la habitación, caminó de puntillas hasta la estantería y tanteó detrás del diccionario. Bajó las escaleras hasta la cocina. Rebuscó en la basura. Abrió la puerta de la calle y se sentó en el banco a tomar el aire. Miró su mano, desenrolló la cajetilla de tabaco y la sacudió un par de veces. Tomó uno de los dos cigarrillos que todavía quedaban intactos y lo prendió con el mechero. Le dio una calada mientras miraba al infinito. Así siguió hasta acabar el cigarrillo. Después subió de nuevo y entró en el baño. Se lavó las manos y la boca y tiró de la cisterna para que el agua se llevara la colilla. Finalmente, se volvió a acostar, como hacía cada noche.

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11 comentarios

  1. 1. Berundgaar dice:

    Hola, Alfonso. Me gusta tu relato, pero encuentro que le falta algo, una conclusión, un desenlace.
    A lo mejor lo tiene y no me he dado cuenta… o a lo mejor está tan escondido que no se ve.
    De todas formas, el ritmo es muy realista, te vas metiendo sucesivamente en la piel de uno y otro personaje y te quedas con ganas de más.
    No he visto faltas ortográficas.
    En conjunto me parece muy bueno, el relato.
    Un saludo. Nos leemos.

    Escrito el 17 marzo 2017 a las 15:47
  2. 2. Bea dice:

    Hola Alfonso:

    Tu relato me ha gustado mucho pero coincido con el compañero en e que le termina de faltar algo, una sorpresa final que impacte un poco más, un cliffhanger o algo así.
    Por lo demás me ha gustado, la forma en la que lo has escrito lo hace muy natural, le da un muy buen ritmo al relato, convirtiéndolo en una típica escena cotidiana.

    Si te apetece pasarte estoy en el 26.

    ¡Felicidades, nos leemos!

    Escrito el 17 marzo 2017 a las 20:25
  3. Hola, Alfonso.

    Al contrario de lo que dice Berundgaar, a mí no me parece que le falte nada al relato. El desenlace está ahí: el hijo de punta frente al supuesto mentiroso. Sí que hay sorpresa, escondida en una frase de dieciséis palabras, con una coma tras la quinta de ellas 😉

    No me gusta el realismo (para que veas la diferencia radical de estilos y temáticas ‘mentirosas’, te invito a pasar a mi cuento). Pero pese a ello debo admitir que el relato está bien, tanto en forma (no he encontrado nada relevante) como en el fondo (esquema argumental muy bien centrado en una sola escena, visual y directa, con otra adicional de ruptura/desenlace).

    Bueno, se me ocurre una detallito: en el párrafo ‘En la cara de Greg se dibujó una mueca de disgusto. Todo el mundo lo llamaba Greg, salvo su padre, cuando tenía que regañarlo por algún motivo’ me sobra casi todo. Con la primera frase, y conociendo las relaciones padre/hijo normales, la segunda frase sobra del todo.

    En definitiva, un relato muy por encima de la media. Y quien me conoce sabe que no soy NADA dado al halago fácil.

    Enhorabuena.

    Un saludo.

    Escrito el 18 marzo 2017 a las 15:10
  4. 4. Laura dice:

    Hola Alfonso.
    Qué terrible relato. Me ha transmitido la tensión de la situación narrada.
    Un relato cerrado, de principio a fin, impactante, nada sutil, sin desperdicios.
    Felicitaciones.

    Escrito el 19 marzo 2017 a las 21:55
  5. 5. Luis Oyor dice:

    Hola Alfonso,
    Me ha gustado tu relato, en particular por lo fluido de su lectura (se agradece, de verdad, que un relato corto se pueda leer sin llegar a “perderse”)
    Los diálogos son creíbles y el desenlace resulta atractivo por lo que sugiere del padre.
    Si te apetece pásate por el mío(soy el “mentiroso 51”)
    Gracias por tu trabajo y te anoto para seguir leyéndote.
    Un saludo

    Escrito el 20 marzo 2017 a las 13:00
  6. Antes de nada, gracias a todos por vuestros comentarios.

    Berundgaar y Bea: mi idea era dar un giro al final del relato donde se mostrara que el personaje que en realidad fuma es el padre (ahí es cuando uno se queda con las patas colgando), a escondidas de la madre y el hijo, al cual tiene pensado culpar si lo pillan. La historia se basa en eso, en el momento en que es descubierto por su mujer, y el modo en que se defiende. No sé si esperabais un final más cerrado, o yo lo he dejado demasiado abierto. Podría, y habría sido interesante, entrar en la mente de ese hombre, en sus emociones; en qué piensa mientras espera a su hijo en el sillón, mientras reprende a su hijo por lo que él hace, en cómo se siente como padre al llevar a su hijo al límite, en qué piensa mientras se fuma el cigarro al final del relato… Son cosas que sin duda darían para mucho más, pero también necesitaría más de 750 palabras para hacerlo. Por otro lado, me parece una forma de implicar al lector, hacer que se meta en la piel del padre mentiroso, que trate de entenderlo o sentir lo que él siente, y saque sus propias conclusiones.

    Juan F. Valdivia, tienes razón en lo de ese párrafo. Cuanto más lo leo, más prescindible me parece la segunda parte. Es como explicar un chiste; pierde la gracia.

    Leeré vuestros relatos y los comento. Nos vemos por aquí. Saludos.

    Escrito el 22 marzo 2017 a las 12:22
  7. 7. Maria Jesús dice:

    Hola Alfonso, tu relato me gusta, es de los míos, situaciones cotidianas, que se entienden fácilmente, que no necesitas releer para entender lo que quieren trasmitir. Lo único que el padre mas que un mentiroso es un mezquino, acusando a su hijo de algo que él hace. Buen, buen relato para mi gusto.
    Si te apetece yo estoy en el 101. Un saludo.

    Escrito el 23 marzo 2017 a las 20:59
  8. 8. Wester dice:

    Buenas Alfonso,

    Me parece que tu relato está muy bien escrito y desarrollado. No he visto faltas de ortografía y los diálogos me parecen perfectos, muy naturales y cotidianos. Has buscado frases sencillas y casi siempre cortas, lo que es un acierto y facilita la lectura.
    Para mí no falta ni sobra nada y bajo mi punto de vista sí que hay desenlace.
    Como ha dicho un compañero de arriba, creo que está por encima de la media. Y he leído unos cuantos.

    Saludos

    Escrito el 24 marzo 2017 a las 00:21
  9. 9. Yoli dice:

    Hola, Alfonso.
    Gracias por pasarte por mi relato. Poco te puedo decir ya de lo que te han dicho, solo que me ha gustado, lo he encontrado fácil de leer y está entrenenida.
    Saludos.

    Escrito el 25 marzo 2017 a las 11:51
  10. 10. Juan Sauce dice:

    Hola Alfonso. Es el primer relato tuyo que leo.
    ¡Menudo morro que tiene el padre! La historia está muy bien, en tono costumbrista y has desarrollado muy bien el tema del “mentiroso”. Está muy bien escrita, se entienden muy bien los sentimientos de los personajes y uno visualiza la escena perfectamente.
    Si me pongo quisquilloso, solo en la frase “¿No te hemos dicho ya lo malo que es esto para ti, para tu salud?” quitaría el “para ti” para no sonar repetitivo.
    El final me ha parecido bueno (de hecho, ahí está la “gracia”, la sorpresa final). Leyendo tu respuesta a los primeros comentarios, no creo que sea buena idea añadir los pensamientos a una historia que se desarrolla con diálogos. Lo que sí sería bueno es que el padre añadiera algún sermón acerca de cuánto le costó a él dejar de fumar, o que tome ejemplo de él, que no ha fumado nunca. Esto sería para darnos a entender que -ante su familia- él no es fumador. Así el desenlace coge más fuerza. Pienso que por eso a algunos no les ha acabado de cuadrar.
    En fin, un buen texto, bien escrito y bien narrado. Yo estoy en el 68, si te quieres pasar.

    Escrito el 25 marzo 2017 a las 12:14
  11. 11. MOT dice:

    Hola Alfonso.
    Magnífico, muy bueno tu relato. Yo soy dado a los finales “bomba”, en plan sorpresa final, y por ello opino que te ha salido un muy buen final, al que llegas después de un “in crescendo” muy bien llevado. Enhorabuena…Saludos MOT

    Escrito el 26 marzo 2017 a las 16:23

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