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El mentiroso - por Ratopin Johnson

El Padre Jacinto escuchó un ruido al otro lado del confesionario, y se dispuso a cerrar el ejemplar de Suma Teológica que había cogido de la biblioteca. Entre sus páginas halló un trozo de papel. Era una entrada de cine que alguien debía haber dejado hacía años y que uitilizó de marcador. «La última tentación de Cristo», leyó, y se dijo con sorna : «¡Mira tú!». Cerró el libro.

—Ave María purísima — dijo la voz.

—Sin pecado concebida — respondió él —. Dime hijo mío.

— Padre, confieso que he mentido.

— Entiendo — contestó sin demasiada emoción.

— Sí, la peor de las mentiras— continuó el hombre—. Mentirse a uno mismo.

Esto llamó un poco más la atención del Padre Jacinto.
—¿Cómo es eso, hijo mío?

El hombre suspiró.

— Cuando uno lleva viviendo una vida que no quiere, trabajando en algo en lo que no cree…, ¿sabe a lo qué me refiero?.

—Sí. ¿No te gusta tu trabajo?

—Hace tiempo que no estoy a gusto, ya no creo en lo que hago. No confío en mi jefe ni en lo que dice —afirmó.

­—Ya veo. ¿Y tu vida personal?. La familia, ¿estás casado?

El hombre calló por unos segundos.

—Se podría decir que sí— contestó finalmente.

—No sé si te sigo.

—Estoy enamorado de una mujer y no puede ser.

El Padre Jacinto se dijo con la seguridad que da los años de oficio: «Habla de otra entonces…Adulterio, culpabilidad». Ya lo había oído antes.

—Hijo mío, no me tengo por ingenuo, supongo que has tenido relaciones carnales con esa mujer.

— !No Padre, no!— dijo un tanto alarmado—. No ha ocurrido nada.

El Padre Jacinto se sintió tranquilo pero a la vez un poco decepcionado al salirse el hombre de la norma habitual.

—Por tu tono, está claro que te arrepientes. ¿Tu esposa, compañera sabe algo de esa otra mujer?.

Silencio nuevamente.

— ¿Me arrepiento? Me torturo Padre… Se me aparece en sueños.

—¿En sueños?

—¡Sí!—el hombre parecía exaltarse. — Es un sueño recurrente. Está en ropa interior. Lleva un antifaz pero sé que es ella. Sobre una mano sostiene un diccionario de latín y sobre la otra una Biblia, y me conmina severamente: «¡Paenitemini et credite evangelio!¡Arrepiéntete y cree en el Evangelio!».

El Padre Jacinto calló porque se había quedado sin palabras.

—Hijo mío —se recobró—. En circunstancias así el Señor nos dice que nos refugiemos en la familia. Allí se te irán de la cabeza esos pensamientos.

—¿Cómo se puede luchar contra el deseo Padre? ¿La familia? Eso es lo mismo que dice mi jefe.

—¿Tú jefe? – inquirió sorprendido—. Bueno, pues se preocupa por tí y quiere tu bien.

—Padre, no se si quiero esta vida nunca más. Me costó llegar hasta aquí, es verdad. Tampoco sé si quiero renunciar a todo por esa mujer. Quiero creer que sí, pero en el fondo, no lo sé. Se que dañaré a mucha gente si tomo ese camino. Sin embargo, no puedo seguir fustigándome de este modo, mintiéndome todo el tiempo.

El padre Jacinto pensó: «dañar, gente». Vino a su mente un hogar, una familia destrozada.

—Dime, ¿te casaste por la Iglesia? – preguntó como quién apunta certéramente.

Otro silencio un poco más largo.

—No.

—Entonces, la cosa cambia un poco. No os casastéis ante Dios. No puedo tratar el asunto de igual modo – dijo, y pareció sentirse en cierto modo aliviado. Fue como decir «bueno, esto ya no tiene tanto que ver conmigo».

El hombre pareció meditar por unos segundos y luego prosiguió. Estaba irritado.

—¿Soy el único que se miente a sí mismo y a los demás en este mundo de locos?…Los veo todos los días delante de mí. Sé qué marido engaña a su mujer, qué mujer engaña a su marido, quién roba dinero de la caja del ayuntamiento, quién gasta su sueldo en alcohol y pega a su mujer mientras sus niños pasan hambre, quién visita asiduamente el prostíbulo y luego pasa como decente. Todos aparentan, todos delante de mí. En cada banco hay uno de ellos. Un mentiroso.

Y con el tono más gélido que el Padre Jacinto había oído jamás, dijo:

—No Padre, no me casé por la Iglesia. Me casé con la Iglesia.

El Padre Jacinto, estupefacto, abrió los ojos de par en par. El libro que tenía en las manos, se le resbaló y cayó al suelo, provocando un ruido que rebotó por las paredes de la vacía capilla.

—Entonces, tú… – masculló. Pero antes de que pudiera continuar, escuchó el ruido de unos pasos. El hombre había desaparecido.

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16 comentarios

  1. Excelente trabajo Ratopin, aunque hay que reconocer que desde la primera frase de diálogo se ve el rabo bajo la sotana, perdón por la irreverencia.
    Personalmente no creo en el Dios de los judíos, respeto por igual todas las creencias, y en el mismo altar se puede adorar al venerable Buda, al Dios del islam y a la diosa blanca.
    Por otro lado, es un relato sobre la culpa, el perdón y el castigo, por qué si no se dirige hacia el confesionario?
    Sobre esos tres pilares edificó el señor Nietzsche su diatriba contra la institución de la iglesia.
    Un placer leerte de nuevo.

    Escrito el 19 marzo 2017 a las 00:39
  2. 2. Marikiya dice:

    Hola Ratopin;
    Tu relato me ha gustado mucho. Estoy de acuerdo con Pepe en que el final era predecible pero la forma en que narras la secuencia engancha
    Se deja ver la hipocresía general del ser humano en cada párrafo.
    ¡Buen trabajo!
    Un saludo.
    Estoy en el 112 por si quieres pasarte.

    Escrito el 20 marzo 2017 a las 05:59
  3. Caramba, siento me hayan robado los argumentos pero ya se vislumbra gato encerrado desde el principio; a pesar de ello lo he leído con interés. (No te marco ande estoy)salu2

    Escrito el 20 marzo 2017 a las 23:20
  4. 4. Ratopin Johnson dice:

    Gracias Amílcar,
    tengo que decirte que te leí hace un par de días. Ese ensayo sobre la mentira. Me pasaré a comentarte.
    Por cierto, que yo diría que vivimos en la misma ciudad (yo no nacido sino adoptado).

    Saludos

    Escrito el 20 marzo 2017 a las 23:39
  5. 5. Doralú dice:

    Hola Ratopin Jhonson!

    He leído varios relatos tuyos y consideró que son muy buenos en cuanto a forma y contenido. Nada que decir en cuanto a ortografía y reglas de escritura.
    A diferencia de los otros compañeros, descubrí al personaje casi al final de la lectura.
    Excelente relato.
    Un abrazo!

    Escrito el 21 marzo 2017 a las 00:20
  6. 6. Arnoldo Supiar dice:

    Hola Ratopin Johnson:
    Muchas gracias por tu comentario. He de reconocer que es forzado lo del antifaz y tu solución es muy buena. Mi intención era integrar lo del antifaz en el relato y creo que salí del paso. Me imagino el antifaz como algo que le cubre toda la cara, excepto la parte de los ojos. Así el camuflaje era completo y el agobio al ver a sus camaradas muertos le lleva a quitárselo, en consecuencia es descubierto por otro francotirador. Si lo quito se me viene toda esta parte para abajo. Se hace lo que se puede y tampoco tengo tanta imaginación. Muchas gracias por tus observaciones.
    Un saludo,
    Arnoldo.

    Escrito el 21 marzo 2017 a las 11:41
  7. 7. Otilia dice:

    Hola Ratopin Johnson,
    Gracias por leer y comentar.
    Me preguntas por el mentiroso, pues es el teniente de Melilla, heredero de los Anaya y padre biológico del joven con el que come, va al cine y se saca la foto que robará su nieta Manuela descubriendo el secreto.
    En cuanto a tu relato, me gusta que esté escrito mediante diálogos y aunque ya te han dicho que el final es predecible, para mi no quita que sea un buen relato. Felicidades.
    ¿Por qué algunas rayas del diálogo son más cortas?
    Repites mucho padre y siempre con mayúscula, ¿tiene qué escribirse así?
    Nos leemos. Saludos.

    Escrito el 21 marzo 2017 a las 16:49
  8. 8. Ratopin Johnson dice:

    Gracias Pepe, siempre bienvenido. No pensaba yo que fuera tan predecible, pero ya sois varios. Sí, podría ser, sobre la culpa, el castigo, hay algo también de desahogo o de revancha en la confesión del cura, de odio a lo que es, o ha sido. También me gusta lo que apunta Marikiya, hipocresía.

    Gracias Marikiya, mi relato al principio contaba además con una mujer que iba a confesarse (que estaba enamorada del cura y él de ella), pero era un lio y se extendía mucho. Preferí esta versión en la que el deseo no llega nunca a cumplirse.

    Gracias Doralú por tus palabras y por leerme, yo sí he encontrado algún fallo. Un “tú” que en realidad es “tu”; “pareció sentirse” y “pareció meditar” demasiado seguido, a lo mejor “Padre” se repite un poco, como dice Otilia, y alguna cosilla que ahora mismo no veo.

    Gracias Arnoldo, en eso del antifaz y las palabras del reto, a veces tengo la duda, de si tiene que aparecer el objeto en cuestión, o simplemente la palabra. Sería el ejemplo que te propuse para tu relato, en el que la prenda en sí no aparecería, pero sí la palabra. No seí si esto se ha llegado a preguntar alguna vez a Iria. Yo opto por una cosa o por otra, como me viene.

    Y gracias Otilia por pasarte, las rayas de los diálogos más cortas es un error mío, porque lo que hago muchas veces es escribir la del word, que es la corta, y luego voy a google, busco el largo, el bueno, lo copio y lo reemplazo allí donde sale el corto. Y esta vez me he dejado alguno, por pasarme de listillo. En cuanto a la palabra “Padre” yo creo que en este caso sí es con mayúsculas, y es verdad que la repito mucho. Tengo que decir que lo pensé, pero me parecía que eso acentuaba la posición de superioridad por el lado del que confiesa y de servilismo por el otro, el que se confiesa, que me gustaba para la historia.

    Saludos a todos, a ver si os leo a los que no lo he hecho.

    Escrito el 21 marzo 2017 a las 20:58
  9. 9. Osvaldo Mario Vela Sáenz dice:

    Hola Ratopin,Te felicito. Tu trabajo es uno de esos textos en el que el autor juega al gato y al ratón con el lector.

    Primero presentas a un confesor y a un pecador frente a frente; no creo que haya nada tan atractivo para un buen lector que el conocer los pecados ajenos.

    En este punto introduces un dialogo entre ambos que por cierto es algo predecible pero bastante suspicaz. Excelente.

    Tu trabajo me recordó el de la azafata que le preguntó al capellán de vuelo que si gustaba alguna bebida. El cura entonces le inquirió que a cuantos pies iban volando, a lo que la bella tendiente le contestó a treinta y cuatro mil pies. la respuesta del sacerdote fue inmediata, mejor hija mía tráeme un jugo de naranja el Patrón anda muy cerca. Enhorabuena.

    Escrito el 23 marzo 2017 a las 04:09
  10. 10. charola dice:

    Hola Ratopin!

    Me gustó tu relato. Estuviste bien en los diálogos, el final llegó cuando ya se deseaba que llegara y aunque no hubo sorpresa, me gustó. Lo único que ralentiza tu relato es la cantidad innumerable de faltas de ortografía. Quizás no es de tu interés o no has tenido tiempo de darle una mejor limpieza, pero debes hacerlo porque eso hace que uno se pare y nos siga leyendo. Te diré poco a poco lo que está mal escrito:
    1 Uitilizó (utilizó)

    2 sorna : (le diste un espacio antes de los dos puntos, debe ir sin espacio)

    3 —Ave María purísima — dijo la voz. Debe ser:
    —Ave María purísima —dijo la voz.

    4 —Sin pecado concebida — respondió él —. Dime hijo mío. Debe ser así:

    —Sin pecado concebida —respondió él—. Dime, hijo mío.
    En todos los demás diálogos se sigue el mismo error.

    5 ¿sabe a lo qué me refiero?. (Sin punto después del signo de interrogación.

    6 ¿Y tu vida personal?. (Volviste a ponerle punto, Debe ser sin punto)

    7 «Habla de otra entonces…Adulterio, culpabilidad. Debería ser así:
    «Habla de otra entonces… adulterio, culpabilidad.

    8— !No Padre, no! (Debes abrir el signo de interrogación. Jeje este es un descuido tuyo)

    9 El Padre Jacinto se sintió tranquilo, (coma después de tranquilo)

    10 esa otra mujer?. (no debe ir el punto después del cierre del signo de interrogación)

    11 —¡Sí!—el hombre parecía exaltarse. — Es un sueño recurrente. Debería ser así:
    —¡Sí! —El hombre parecía exaltarse—. Es un sueño recurrente.

    12 ti (no lleva tilde) sé (debe ser con tilde, pusiste dos veces)

    13 —Dime, ¿te casaste por la Iglesia? – preguntó como quién apunta certéramente. Debería ser:
    —Dime, ¿te casaste por la Iglesia? —preguntó como quien apunta certeramente.

    14 casastéis (casasteis)

    15 locos?…Los veo todos los días (locos?… los veo todos los días)

    16 —No Padre, no me casé por la Iglesia.
    —No, Padre. No me casé por la Iglesia.

    17 —Entonces, tú… —masculló.

    Nos seguimos leyendo. Saludos.
    Estoy en el #3

    Escrito el 24 marzo 2017 a las 06:37
  11. 11. Ratopin Johnson dice:

    Hola Charola,

    Gracias por tus comentarios. Sí que tengo interés, sí.
    El error número 1, es un desliz de dedos evidentemente, más que una falta ortográfica. Lo debí ver al repasar, no obstante.

    El 7, dices:
    7 «Habla de otra entonces…Adulterio, culpabilidad. Debería ser así:
    «Habla de otra entonces… adulterio, culpabilidad.
    Mayúsculas y minúsculas tras puntos suspensivos:

    Cuando los puntos suspensivos coinciden con el final de la frase, no se añade el punto de cierre (siguen siendo tres) y la siguiente palabra, al pertenecer a una oración distinta, se escribirá con mayúscula: «Este fin de semana iremos a… Mírame, que estoy hablando contigo»; mientras que se escribirá minúscula si continúa la oración precedente: «Este fin de semana iremos… ¡a casa de los primos!».
    Yo esto no lo tengo tan seguro, me voy a la página 96 del ejemplar de “El camino” de Miguel Delibes (que estoy leyendo):

    Así que esto lo veo un poco subjetivo (el espacio después de los tres puntos sí que me lo he comido), pero quizá tienes razón.
    El 15 es el mismo error que este pero al revés, así que digo lo mismo, claro.
    Y el 16, no lo sé tampoco, veo que de las dos maneras puede ser.
    Con el resto nada que objetar.

    Saludos, gracias

    Escrito el 25 marzo 2017 a las 21:46
  12. 12. Ratopin Johnson dice:

    Perdón, antes me he dejado una parte de lo que estaba escribiendo. (Respecto a mayúscula o mínuscula, despuués de puntos suspensivos)
    Yo esto no lo tengo tan seguro, me voy a la página 96 del ejemplar de “El camino” de Miguel Delibes (que estoy leyendo):

    —A ver tu las que aguantas, Mochuelo—le dijo de repente a Daniel.
    —Si no sé…No he probado nunca.

    ¿Es distinta frase?, ¿es continuación de la precedente?.
    Según la regla sería distinta, ya que está con mayúsucula, pero si uno lee, podría decir que no es continuación de la anterior?.
    Es decir, ¿estaría mal “—Si no sé…,no he probado nunca.” Creo que en esto cuenta la intención del autor también.

    Saludos

    Escrito el 25 marzo 2017 a las 21:53
  13. 13. charola dice:

    Hola Ratopin!

    Menudo lío en que me has metido también jajaja.

    A ver, se escribe con mayúscula después de los puntos suspensivos cuando el enunciado se da por cerrado, como en:

    Pues no sé… Pásese por aquí mañana por si le podemos informar.

    Entonces el 15, estaría bien.

    En cambio, se escribe minúscula si el enunciado únicamente queda suspendido para retomarse a continuación:

    Los jueves… a mí… no es que me venga muy bien.

    Entonces el 7 tuyo no está bien. Incluso podrías poner puntos suspensivos al final de culpabilidad.

    Vamos, que este taller se ha hecho para aprender y ser más limpios en nuestros escritos.

    Nos vemos Ratopin. Saludos.

    Escrito el 26 marzo 2017 a las 02:29
  14. 14. Laura dice:

    Hola Ratopin
    Felicitaciones, un relato muy bueno. No descubrí al personaje hasta ir por la mitad, pero no importa. Está muy bien narrado.
    No reiteraré detalles que para mí sólo son detalles.
    Nuevamente felicitaciones.

    Escrito el 28 marzo 2017 a las 10:54
  15. 15. Ratopin Johnson dice:

    Gracias Osvaldo por tu visita, muy bueno ese cura en el avión “…no vaya ser que me el patrón me vea”.

    Gracias Laura por tus comentarios.

    Saludos a los dos

    Escrito el 2 abril 2017 a las 11:53
  16. 16. marazul dice:

    Ratopin, amigo, perdona la tardanza en pasarme. Ya sabes que nunca es tarde si la dicha es buena y eso es lo que me ha pasado al leer tu relato. El tema encaja muy bien con las palabras del reto y con el título. Yo no sospeché el final como han dicho otros. En realidad me sorprendió, pero me gustó mucho ese mensaje que conlleva: el de la hipocresía, como ha dicho Marikiya. Los pensamientos del confesor son tan lógicos y naturales que contrastan con la profundidad de pensamiento del que se confiesa.
    Un relato que nos hace pensar muy bien escrito
    Un saludo

    Escrito el 4 abril 2017 a las 21:51

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