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Lo que queda después - por alvifos

Susana esperaba sentada en un banco del cementerio a recuperar las fuerzas; desde luego, ya no era tan joven como ella desearía. Todos los días acudía al cementerio a visitar de la lápida de su Marcos, el único hombre al que había amado, con quien compartió más de cincuenta años de su vida y que la dejó sola hacía ya más de 6 años.

A pesar del tiempo que hacía que su marido había muerto, todavía conservaba costumbres arraigadas después de toda una vida juntos, como dormir acurrucada en su parte del colchón. Marcos era un hombre grande y que se movía sin parar durante toda la noche cuando se dormía, así que si no quería llevarse un par de codazos en la cara, más le valía apartarse todo lo que podía, aunque ella se vengaba pegándole alguna que otra patadita en las piernas cuando se ponía a roncar.

Recordaba perfectamente el día en que conoció a Marcos: iba a realizar las compras que su madre Encarnita le encargaba a diario, ella estaba demasiado ocupada con las tareas domésticas, cuidando de sus seis hermanos pequeños y vigilando que su marido no se bebiese hasta la última gota de whiskey de la casa; Susana siempre recordaría a su padre con un vaso de alcohol en la mano. Marcos trabajaba como mozo de almacén en el mercado local, todos los días se quedaba mirándola cuando pasaba con su cesta en la mano y su vestido de florecitas, el que a ella tanto le gustaba y que sabía que le quedaba muy bien. Un día, después de un par de meses esperando a que ese chico tan mono del súper le dijese algo, Susana fue directa hacia él y, dándole un par de golpecitos en el hombro, dijo:

– Bueno, ¿vas a quedarte toda la vida mirándome rojo como un tomate o vas a pedirme que salga contigo?

Marcos se puso todavía más rojo y se puso a abrir y cerrar la boca como un pez fuera del agua, sin llegar a articular palabra. Susana puso los ojos en blanco, y aguantándose la risa, le soltó:
– Me llamo Susana, ¿y tú?
– Ma…aa… Marcos.
– Hola Marcos. ¿Cuándo termina tu turno?
– Aaaa a las seis.
– Perfecto, pues a las seis y cuarto en la plaza de la iglesia, ¿vale? ¡Hasta luego!

Se fue de allí hacia el interior del Mercado antes de que él dijese más, con la cabeza alta y moviendo de forma consciente sus caderas, sabiendo que él no le quitaba los ojos de encima. Se volvió para comprobarlo y efectivamente, Marcos la miraba con la boca abierta y todavía rojo.

Y desde ese día, no se habían separado. Se casaron un año después y tuvieron cinco hijos: María, Carlos, Pilar, Manuel y Alejandro. Tuvieron altibajos en sus muchos años de vida juntos, pero nunca se fueron a dormir enfadados y se amaron hasta el último día. Se le vino el mundo encima el día en que Marcos se desplomó en casa; llevaba semanas diciéndole que se encontraba mal, pero pese a la insistencia de Susana, no quiso ir al médico. Era de esa clase de persona a la que le asusta ir al hospital.

Aquel fue el día en que su mundo empezó a derrumbarse: los médicos le dijeron que Marcos tenía cáncer de hígado y le habían encontrado metástasis en los huesos; no le quedaba mucho. Nunca había llorado tanto en toda su vida. Desde ese día no se movió del hospital, sus hijos se encargaban de traerle todo lo que necesitase. Se mantuvo junto a su cama hasta que, tres meses después, Marcos murió. Y su vida murió con él. Sintió un dolor en su interior como jamás creyó que pudiese llegar a experimentar. El hombre que la completaba, que la entendía, su mejor amigo, su confidente, su amante, ya no estaba; y nunca volvería a tenerla entre sus brazos ni a besarla. Ya nada tendría sentido.

No tenía recuerdos claros de lo que pasó en los días posteriores a la muerte de Marcos, sus hijos se encargaron de organizarlo todo. Sólo un par de meses después, ante la insistencia de su hija Pilar, empezó de nuevo con su vida, sin él. Y ahora no le quedaban nada más que sus recuerdos y la visita a su tumba todos los días.
Suspiró, y levantándose para continuar su camino, pensó que ojalá no le faltase mucho tiempo para volver a reunirse con él.

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3 comentarios

  1. 1. Ana Belen dice:

    En la segunda frase has puesto un de que suena mal: Todos los días acudía al cementerio a visitar (de) la lápida.
    Marcos se puso todavía más rojo y se puso a abrir y cerrar la boca como un pez fuera del agua, sin llegar a articular palabra. Susana puso los ojos en blanco. Ahí hay tres puso en tan solo dos líneas, y suena muy repetitivo, quizás se podría poner: Marcos, rojo como un tomate, empezó a abrir y cerrar la boca como un pez fuera del agua. Susana puso los ojos en blanco.
    Esta frase me sonaba un poco mal:
    Marcos trabajaba como mozo de almacén en el mercado local, todos los días se quedaba mirándola cuando pasaba con su cesta en la mano y su vestido de florecitas, el que a ella tanto le gustaba y que sabía que le quedaba muy bien.
    Quizás pudiera mejorar (aunque tampoco lo he conseguido mucho) poniendo:
    Marcos trabajaba como mozo de almacén en el mercado local.(Es que ahí una coma me quedaba muy mal) Todos los días se quedaba mirándola cuando pasaba con su cesta en la mano y su vestido de florecitas que tanto le gustaba y sabía que le quedaba tan bien.
    Aunque admito que tampoco me suena muy bien como yo la he escrito, jeje, aunque algo mejor.
    El final del texto me deja un poco corta, podrías haberle dado un poco de intriga diciendo:
    -No te preocupes, Marcos, no me falta mucho para volver a reunirme contigo.
    Así, después de haber explicado su vida y su historia con Marcos, das a entender que va a morir pronto, no solo que lo desee.

    La historia está bastante bien y, aunque no es el tipo de historias que suelo leer cuando busco libros, está bien escrita. Muy bonita la relación que tienen Susana y Marcos, desde bien pequeños, aunque apenas haya espacio para explicarla bien (malditas 750 palabras, jeje)
    Mi texto es el 185, por si quieres echarle un vistazo. 😉

    Escrito el 17 abril 2017 a las 16:17
  2. 2. M.L.Plaza dice:

    Hola Alvifos.
    Me ha parecido una historia muy bonita y bien narrada.
    En el segundo párrafo hay demasiados -ía muy seguidos. Al leerlo en alto hacen rimas raras.
    Cuando hablas de la muerte de Marcos, los dos murió seguidos me parecen bien si acabas ahí la frase. Me parece muy enfático. Pero luego hablas de dolor, yo lo quitaría porque ella murió con él. O mueres o sientes dolor.
    Que conste que solo son opiniones personales.
    Me ha gustado mucho leerte.

    Escrito el 19 abril 2017 a las 19:44
  3. 3. Amilcar Barça dice:

    Si piensas ganar el Nobel, aprende de los demás. Pero nunca dejes de ser tú mism@ o estarás acabad@. No me busques, no he escrito nada, he entrado a animarte vistas las pocas visitas recibidas.

    Escrito el 27 abril 2017 a las 18:51

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